“Todo divide a los Estados y todo une a los municipios”, fue la frase que pronunció Edouard Herriot, alcalde de la ciudad de Lyon, el 28 de enero de 1951 en lo que podría considerarse el inicio de lo que hoy conocemos como Ciudades Hermanas, una estrategia pensada desde 1947 por los ideólogos Lucien Sargent, Jean Bareth, Umberto Serafíni y Jacques Chaban.

El objetivo de esa iniciativa era crear una red de ciudades y municipios – Consejo de Municipios y Regiones de Europa (CMRE)–, unidos por el objetivo de evitar cualquier conflicto y promover el ideal de un continente basado en la autonomía y que, dados sus resultados positivos, ha podido extenderse al mundo entero.

HERMANAMIENTO DE CIUDADES Y DIPLOMACIA CIUDADANA Otro gran hito de este modelo fue el movimiento de Ciudades Hermanas Internacional creado en 1956 por el presidente de Estados Unidos, Dwight D. Eisenhower en la conferencia de la Casa Blanca sobre la diplomacia ciudadana.

Eisenhower imaginó una organización que pudiera ser el eje de la paz y la prosperidad mediante la creación de vínculos entre personas de diferentes ciudades de todo el mundo. Al convertirse en amigos, el presidente Eisenhower pensó que personas de culturas diferentes pueden celebrar y apreciar sus diferencias, en lugar de excluir o generar tensiones que acaben en nuevos conflictos o guerras.

El movimiento de Ciudades Hermanas Internacional (Sister Cities International), desde ese entonces ha creado relaciones basadas en la cultura, la información educativa y los intercambios comerciales, la creación de amistades de por vida que proporcionan la prosperidad y la paz por medio de la “diplomacia ciudadana”.

A medida que el concepto de Ciudades Hermanas ha ido evolucionando y ha tenido una mayor acogida, han surgido dos figuras legales que responden a la misma filosofía: los convenios de hermanamiento y los de cooperación.

Los hermanamientos son mediados y logrados por los concejos municipales, los convenios de cooperación son realizados directamente por los alcaldes y aunque en términos protocolarios son iguales, se ejecutan de forma diferente.

Mientras los primeros abarcan la totalidad del plan de desarrollo, los segundos se concentran en proyectos específicos como la gestión del agua, el ecosistema de innovación, la planeación urbana, el cuidado del patrimonio, etcétera.

Para que los hermanamientos entre ciudades trasciendan, algunos municipios crean entidades o comités encargados de definir las funciones y los intereses de la relación en cuestión.

Tanto convenios de hermanamiento como de cooperación se realizan atendiendo a la oferta y la demanda de las ciudades.

Con el fin de que las ciudades obtengan recursos externos, sean monetarios o de aprendizaje, se requiere que se acojan a modelos de cooperación internacional. Uno de esos modelos es el bilateral, que funciona entre gobiernos nacionales y sus planes de desarrollo. Otro modelo es el multilateral, gestionado por organismos de las Naciones Unidas, como el Banco Mundial.

Actualmente existen muchas instituciones que tienen como principal objetivo fomentar el hermanamiento de ciudades, buscando en este hecho una reducción de los riesgos de guerra y sobre todo la realización de vínculos culturales. Lo cierto es que el hermanamiento es un modelo efectivo de cooperación y una evidencia de que la unión hace la fuerza y permite crecer juntos, lo que se convierte en un activo importante para las ciudades.

Ciudades hermanas de Buenos Aires Publicado el 6 de Junio de 2012 por Carlos Szwarcer

Brasilia 1986 / 1997

Río de Janeiro 1996

Miami 1978

Lima 1983

Montevideo 1975

Bogotá 1986

Santiago de Chile 1992

Santo Domingo 1991

Berlín 1994

Andalucía 2001

Bilbao 1992

Cádiz 1975

Guadix 1987

Madrid 1975

Oviedo 1982

Sevilla 1974

Vigo 1992

Génova 1991

Nápoles 1990

Región de Calabria 1987

Toulouse 1990

Atenas 1992

Belgrado 1990

Kiev 1993

Moscú 1990

Praga 1992

Rótterdam 1990

Varsovia 1992

Beijing 1991 / 1993

Damasco 1989

Osaka 1990

Seúl 1992

Tel Aviv 1988

El Cairo 1992