Apostar por la integración. Sólo será válida aquella decisión o proceso que se integre en el cuerpo social, pues la que fomente conflictos innecesarios no es una buena decisión. Cuidar y ejercer nuestras capacidades de expresión y de decisión con gran sensibilidad y responsabilidad. Rechazar las soluciones fáciles, tentaciones populistas, juicios simplistas, maniqueos y culpabilizadores. Rechazar los discursos del odio, la xenofobia, el racismo, las fobias de género, los nacionalismos exagerados o excluyentes y el trato de los adversarios como “enemigos”. Orientarse siempre con los grandes principios con claridad: democracia participativa, cultura de la ley, capacidad de pacto, papel de los poderes públicos para redistribuir y regular los mercados, capacitación de las personas para alcanzar la propia autonomía. Tener una visión de conjunto planetaria y de largo plazo. La solidaridad es interterritorial, interclasista e intergeneracional. Avanzar en conciencia ecológica y controlar el cambio climático y sus efectos. Evaluar siempre las decisiones desde esta “cuenta de resultados” económicos, sociales y ecológicos. ¿Cuánto cuesta esto (en términos económicos), a quiénes afecta más (personas y grupos sociales) y qué efectos tiene en la tierra (en términos ecológicos)? Fortalecer el cuerpo social, crear y recrear el capital social y desarrollar las capacidades de las personas y grupos, facilitando el acceso de las personas y grupos sociales a los recursos y bienes públicos materiales e inmateriales y remover los obstáculos que lo dificulten. Invertir recursos en investigación básica y aplicada, en educación y en innovación social. Potenciar el desarrollo del tejido institucional. Crear, impulsar y acompañar procesos que generen cambios. Reconocer y apoyar a los pensadores de reflexión profunda y las minorías de choque proféticas que preparan los cambios urgentes y, por ello, necesarios. En la disyuntiva entre grandes causas y personas, elegir siempre a las personas, sobre todo las más débiles, empobrecidas o descartadas. Proponer un nuevo humanismo abierto y personalista, superador del individualismo. Generar amistad cívica en todos los medios, comunidades, redes e instituciones. Discernir desde el ejercicio de la imaginación social. Tratar siempre a los otros como fines, nunca como medios. En resumen, apostar por un desarrollo humano integral, solidario, inclusivo y sostenible.