Los cambios que están ocurriendo son tan radicales que precisamente por eso su demarcación es necesaria y tal como lo describieron la Dra. Diana Durini y el Dr. Jáuregui nos invitan a reflexionar

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Por eso agradezco a la Dra. Diana Fiorini y a las instituciones y autoridades que han apoyado esta iniciativa y les felicito por su pionerismo y su coraje.

Aunque sea una obviedad es bueno que recordemos que estamos viviendo un mundo pandémico pero que ya antes de la pandemia según el sociólogo Zygmunt Bahuman estábamos viviendo en un MUNDO VICA, un mundo cuyas características pueden sintetizarse con sigla VICA volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad. Estamos en un entorno VICA en el que se han desvanecido las certezas, estamos en un mundo líquido donde comenzamos a navegar en mares desconocidos.

¿Cómo lograr ese cambio? ¿Por dónde comenzar?

Hay lugares donde vivir mucho es un acto supremo de sabiduría, en estas culturas la vejez es aspiracional, la gente quiere envejecer, quieren llegar a viejas porque consideran que es una etapa vital de plenitud y de cosecha, se lo vive como un logro, donde se las respeta por sus años, se las toma en cuenta y se las ubica en un lugar positivo de la sociedad. Son culturas donde cada persona se esmera a lo largo de toda la vida por lograr la excelencia y adquirir maestría.

Aquí es importante enfatizar que, envejecer bien, tener una buena vejeztud, no es solamente algo individual es también un hecho colectivo. Envejecer no tendría que costarnos tanto esfuerzo en el plano individual, y no tendría que generar tanta confusión, miedo y rechazo en el plano colectivo. Es urgente y necesario aceptar todos los ciclos de la vida. Valorar todas las edades.

Estamos explorando, trabajando en esa línea y estamos comprometidos con la construcción de una sociedad que promueva una cultura del cuidado para todos. Porque nuestra sociedad ensalza la juventud pero la excluye, y al igual que a las personas mayores, les empuja a los bordes de la segregación y a la falta de propósito social. Entonces lo primero es reconocer que hay modelos distintos de vejez, hay opciones que nos permiten inspirarnos para imaginar cómo queremos que sea nuestra vida y hacia dónde queremos navegar. Estamos habilitados a hacernos nuevamente la clásica pregunta ¿qué quiero ser cuando sea grande?

LO SEGUNDO es RECONOCER QUE ESTAMOS VIVIENDO LA REVOLUCIÓN DE LA LONGEVIDAD QUE ES SILENCIOSA E IMPARABLE, PERO LO MÁS IMPORTANTE ES QUE PODEMOS APRENDER A GESTIONARLA

Aquí en Argentina, ya dijimos se verifica el silencio, el rechazo y temor por la vejez, porque hay un panorama básicamente, erróneo. La vejez no es una desgracia. Es un proceso vital que tendría que sostenerse en un modelo social que permitiera vivirlo con equidad y en armonía. Por eso, en nuestro país es necesario tener conversaciones sinceras sobre lo que hemos aprendido a través de las rápidas transformaciones demográficas. Gestionar la longevidad de manera positiva implica cambiar, significa modificar nuestros marcos conceptuales, significa incorporar nueva información

¿Qué es esto de incorporar nueva información?

Lo más interesante es que surge una nueva generación que puede y debe seguir aportando. Es un grupo que todavía tiene ilusión, capacidad y fuerza para seguir aportando a la sociedad, pero con otra vinculación y dedicación con el trabajo que venían. Es una nueva etapa de la vida que puede llegar a ser (si actuamos en consecuencia) una auténtica revolución de las canas. La sociología nos advierte cada vez hay más jubilados laborales pero no sociales. Este es un buen concepto para entender lo que debe ser esta etapa vital de los nuevos retirados que viven 20 años más que sus padres y que deben ser parte activa de las decisiones sociales

TERCERO PARA GESTIONAR LA LONGEVIDAD DE MANERA POSITIVA CONVIENE RENOVAR LA PERSPECTIVA ECONÓMICA Y DE LAS EMPRESAS COMO UNA HERRAMIENTA ESTRATÉGICA FUNDAMENTAL

Justamente, hace unas semanas atrás, desde el Centro de Innovación Social de la Universidad de San Andrés presentamos el libro “La Revolución de las Canas” y realizamos una reflexión profunda y comprometida sobre los cambios que resultan necesarios comenzar a promover en Argentina. La revolución de las canas fue escrita por Antonio Huertas un exitosos empresario y por Iñaki Ortega, un reconocido académico e intelectual español. El sumario del libro nos marca los ejes en los que nuestra sociedad tiene que comenzar a transitar para gestionar una longevidad positiva: 1. Nueva vida. La longevidad 2. Nueva edad. La generación de las canas. 3. Nuevos trabajos en una nueva economía AGEINGNOMICS 4. Nuevo mundo, nuevas ciudades 5. Nuevo liderazgo y una nueva capacitación. Estos temas nos muestran algunos aprendizajes

Aprendimos que nuestras capacidades básicas permanecen extraordinariamente estables en la madurez. Es más, podemos observar el desarrollo de nuevos talentos en las personas mayores, y el economista Sebastián Campanario muestra el avance de los seniors en el campo del emprendedurismo y la innovación. Sabemos que la madurez modifica los hábitos de vida y el consumo pero, en nuestro país, esto no es tomado en cuenta ni siquiera por la publicidad y el marketing. En el área de los negocios, de la salud, de la educación nos manejamos con supuestos no verificados porque la vejez asociada a la vitalidad es en nuestro medio un campo prácticamente inexplorado.

Tenemos que tomar en cuenta a la economía plateada, economía de las canas o silver economy en inglés incluye todas aquellas actividades económicas, productivas, y los servicios destinados a satisfacer los intereses y las necesidades de las personas mayores. • Es la parte de la economía que se ocupa de la longevidad como oportunidad para la innovación, el emprendimiento y la inclusión de las personas mayores. Keynes dijo que “la dificultad no surge con las nuevas ideas, sino con escapar de las viejas” Ahora, siguiendo a Keynes, la superación de una economía que envejece solo podrá hacerse jubilando las ideas caducas que nos alarman sobre la nueva demografía la idea es que viviremos muchos más años y, además, disfrutaremos de altos grados de bienestar gracias a los avances técnicos.

Estamos llamados todos a superar la perspectiva centrada en la juventud porque el 40% del consumo mundial lo realizan las personas mayores de 65 años.

Algunos recordamos a Marco Tulio Cicerón escribió De Senectute, (Acerca de la vejez), traducida como “El arte de envejecer”. Cicerón desarrolla algunos argumentos destinados a despojar a esta etapa de la vida humana de su carga denigrante y desmoralizadora. En su De senectute politica, el helenista Pedro Olalla Allí Olalla, reformula las preguntas de Cicerón y nos desafía a contestarlas:

¿Qué hacer con la vejez en unas sociedades en las que la esperanza de vida se ha duplicado con respecto a los años en los que Cicerón escribía su tratado? ¿Podemos seguir considerando viejos a personas que mantienen indemnes o que incluso han acrecentado las cualidades y aptitudes que han ido acumulando a lo largo de sus vidas? ¿Qué papel otorgamos a ese colectivo, cada vez más numeroso, en la vida social, económica y política?

Olalla propicia redefinir necesariamente el concepto de vejez y resituar en profundidad el papel que esta desempeña en nuestras sociedades. Porque es necesario gestionar nuestra longevidad pero al mismo tiempo colaborar con la gestión de la longevidad colectiva. Para lograr una buena vida, nos diría hoy Cicerón, no basta con ser un buen autor de la biografía propia, sino también ser coautor, y bueno, de la autobiografía colectiva»