Enrique Valiente Noailles


Enrique es Licenciado en Filosofía por la Universidad de Buenos Aires, con una tesis sobre la semejanza entre el pensamiento de Spinoza y Nietzsche. Publicó Paralelas en Ramo, La metamorfosis argentina, una reflexión sobre la sociedad y la política de los años 90, y Les Exilés du dialogue, un diálogo con el sociólogo y filósofo francés Jean Baudrillard, traducido y publicado a varios idiomas. Fue colaborador en el Cahier de L´ Herne dedicado a Jean Baudrillard. Ha sido, a su vez, colaborador en diversos libros de ensayo colectivo, como Ensayos y Debates, el Diccionario de pensadores contemporáneos, y Reinventar la Argentina. Ha sido profesor universitario. Fue becario de la Fundación Eisenhower en los EEUU y miembro del Directorio del Instituto Cultural Argentino Norteamericano (ICANA). Ha sido Presidente del Grupo de Fundaciones y Empresas, institución que promueve la inversión social en la Argentina; consejero de la Fundación Compromiso y líder de la Fundación AVINA. Fue miembro del Consejo Académico del Observatorio de la Deuda Social de la UCA. Ha sido presidente de Cippec (Centro de Implementación de políticas públicas para la equidad y el crecimiento). En 2010 fue distinguido por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires con la medalla del Bicentenario. Actualmente es Presidente de la Fundación Navarro Viola, colaborador del diario La Nación y miembro del Consejo Presidencial Argentina 2030


IDEAS Y OPINIONES PUBLICADAS- NOTAS, ENTREVISTAS


Los Exiliados del Dialogo Jean Baudrillard - Enrique Valiente Noailles Sudamericana DEBATE (2006) ISBN 10: 9871117221 ISBN 13: 9789871117222-COMO NUEVO 153 pp. Traducción de Domecq Chantry.No hace tanto tiempo, dos amigos, Jean Baudrillard y Enrique Valiente Noailles, se encontraron en París. Uno venía de Buenos Aires, el otro de ninguna parte. Conversaron largamente, sin objetivo preciso, era más bien un modo de rozar la metafísica, sin riesgo de contagio.

Las salvajes escenas ocurridas fuera del Congreso fueron provocadas por un grupo de delincuentes, frente a los cuales los poderes de la democracia no deben tener la menor vacilación en actuar. La democracia tiene que saber demostrar que es más fuerte que la violencia. Se le ha dado el monopolio de la fuerza para que no dude en ejercerla contra quienes exhiben el argumento de los morteros. Es importante dejar atrás la culpa que arrastra el Estado, en un contexto de democracia y legalidad, de ejercer pleno poder contra quienes atentan contra la paz. Parte de la violencia proviene de la desesperación de comprender que no es un gobierno, sino la mayoría de la sociedad la que decidió cambiar su destino. Y lo que se quiso cambiar está representado por los hechos del lunes.

Aun así, lo sucedido nos recuerda que la Argentina está atravesada por diversas edades: de la prehistoria en que los conflictos se resolvían con palos y piedras al medioevo que tiene capturadas algunas provincias, hasta la modernidad que exhiben sectores sumamente desarrollados. No es sólo la esporádica irrupción de violencia, sino la lucha entre los diferentes estadios de madurez lo que hace crujir a la Argentina. Y esto tiene que ver con lo que ocurría dentro del Congreso. La madurez se adquiere cuando se comprenden y aceptan las propias restricciones, junto al ejercicio de priorización que ellas exigen. Un país en el que todos creen que tienen derecho a todo necesita acelerar el desarrollo de esta conciencia.