Compilado por MercedesJones

Fernando fue médico psiquiatra, psicoanalista y maestro. En sociología -en la materia de Psicoanálisis que dictaban los Basombrío - estudié su libro sobre Psicología Institucional. Fue mi terapeuta y con el correr del tiempo -con su enorme generosidad- quizás aceptaba, a veces, ubicarse en la categoría de amigo. A aquell@s que no lo conocieron les invito a navegar la Web y leer las entrevistas y homenajes donde se registra su genialidad y profundidad profesional y humana.

En algún sentido, estaba más allá del bien y del mal. Disfrutaba de la vida e insistía en que quería que la muerte lo encontrara vivo. Así fue. No vivió hacia la muerte. Vivió hasta su muerte.

Michel Onfray es un socialista libertario. En un cumpleaños de Ulloa rescaté la frase que copio abajo y se la mandé. Después le regalé el libro. Para mí Fernando era un virtuoso del tiempo y la oportunidad. Aunque suene algo rebuscado, era un domador de energía, un maestro del Kairos y un gladiador del Cronos. Onfray lo dice mejor:

“El arte del virtuoso reside en la capacidad para extraer agudezas del tiempo: la agudeza es la eminencia de la duración, su excelencia concentrada. Se manifiesta en gestos o palabras, situaciones o silencios. Su cualidad consiste en un chispazo y una ineludibilidad a toda prueba. Quien la produce es un artista del tiempo, dueño de la oportunidad. Su ancestro es el filósofo al acecho del kairos del momento propicio. El sofista se distingue por esta aptitud: observa, comprueba, mide la situación, planea, decide y pasa al acto. Su método es dinámico y entraña una inscripción en la movilidad del tiempo que pasa. La palabra debe ser dicha en el instante en que da en el blanco y produce un vuelco. La agudeza provoca un movimiento, orienta hacia nuevas direcciones: a partir de ella, los datos son modificados. Táctica y estrategia producen sus efectos para desconcertar, encantar, seducir, rematar, mostrar el menos que uno dispone de medios para plegar la realidad a su voluntad. Lo mismo sucederá con los gestos o actos cuyos efectos residirán en la producción de un poder. El hombre del Kairos es un domador de energía, el gladiador del Cronos.”Op. cit Pág., 40 Onfray, Michel “La construcción de uno mismo” Buenos Aires, Perfil. Pág. 224