El campo de la sociedad civil se recorta en nuestra sociedad como un espacio que nació con vocación por vincular y articular personas transformadoras. De allí que actualmente se reconoce como una tendencia mundial lo que hace tiempo se practica a nivel local, y en todos los ámbitos de la sociedad civil, se trata de minimizar y resolver los problemas de macro-escala (ambientales, epidemias, violencia y terrorismo, etc.) con mayor conectividad, comunicación y organización.
Junto con esta tendencia aparece de manera muy fuerte la valoración por las redes de cooperación. Es por eso que la construcción, facilitación y gestión de vínculos de cooperación, colaboración, intercambio y TrabajoAsociado es algo crítico más allá de que adopten una forma u otra (red, alianza, formas de trabajo en grupos, equipos, foro virtuales, entre otras) y cada una de ellas tenga características e implicancias diferenciadas.
Es evidente que para cualquier entidad del Siglo XXI,la gestión de vínculos de cooperación tanto en lo interno como en lo externo es de vital importancia y asumirlo en profundidad posibilita superar problemas de escala y transitar con mayor comodidad el camino de excelencia en el que cada una de las organizaciones elige sostener su rumbo.
No se puede dejar por fuera del análisis el hecho de que el importante crecimiento en cantidad y heterogeneidad de organizaciones de la sociedad civil, muchas de ellas ubicadas en la misma ciudad o región, no den garantía de que éstas se (re) conozcan y menos aún articulen actividades. Esto da por resultado la pérdida de fuerza como colectivo social y la disminución de potencia en sus estrategias y resultados. La desarticulación de acciones hace que la posible cooperación se transforme en superposición de actividades, competencia por el acceso a los recursos, debilitando la cohesión social y la confianza de las entidades voluntarias frente a otros actores.
En síntesis, como afirma Carlos Lozares,(http://seneca.uab.es/antropologia/ars/paperscarlos.rtf) en la línea de Colmeman 1988 y Granovetter 1985 que han estudiado Redes sociales y afirman que conviene sean vistas como un capital social a partir del cual los actores pueden seguir su propios fines o intereses e influir sobre otros en el sistema de acción.
Por lo cual, asumimos la importancia de relevar y distribuir prácticas y herramientas que promuevan el fortalecimiento de las redes existentes y la conformación de nuevos organismos asociativos.