Josep Maria Esquirol ---- * Josep Maria Esquirol, filósofo: "Cuando una sociedad no está bien, multiplica las normas" * 15 jun 2024 * Los tiempos de la desorientación y de la sociedad pantallizada invitan a buscar refugio y guía para aprender a vivir, porque vivir a veces cansa. No hay manual de autoayuda ni youtuber de moda a la altura de un buen libro de filosofía, como los que escribe Josep Maria Esquirol (Sant Joan de Mediona, 1963), premio Nacional de Ensayo por 'La resistencia íntima'. A base de verbo pausado, ideales claros, verdades como puños y vuelta a los básicos, Esquirol se ha convertido en una autoridad, tanto para los neófitos de la filosofía a los que encadila como para los especialistas a los que agita el intelecto. Su última obra, 'La escuela del alma', es una reflexión sobre la forma de educar –"la enseñanza es un modo de orientar la mirada"– y la manera de vivir. En este lugar, cuya puerta siempre está abierta para todos –sin que importe la edad–, se cuida y cultiva el alma, que empieza a hacer camino. También se entrena el prestar atención. Solo puede ser maestro quien vive y quien puede y debe enseñar desde el deseo y la pasión. Jamás desde la frialdad, sostiene Esquirol. El también autor de 'Humano, más humano' asegura que para crecer siempre es necesario juntar. Sepan que si entran en su escuela del alma, querrán quedarse. * https://www.youtube.com/watch?v=NbAKeUk3Lh8 * ---- * Josep Maria Esquirol jmesquirol@ub.edu Catedrático de Filosofía Coordinador Josep Maria Esquirol (Mediona, 1963) es catedrático de Filosofía de la Universitat de Barcelona. Dirige el grupo de investigación Aporia y es coordinador del programa de doctorado «Filosofía Contemporánea y Estudios Clásicos». ---- * EL MOVIMIENTO MÁS HUMANO ES CUIDARNOS * https://aprendemosjuntos.bbva.com/especial/el-movimiento-mas-humano-es-cuidarnos-josep-maria-esquirol/ * Vivir, pensar y amar son, según Josep Maria Esquirol, los “infinitivos esenciales”. La obra de este filósofo, escritor y profesor responde a preguntas aparentemente sencillas para ahondar en la condición humana. “Amar y pensar son los verbos que hacen que la vida humana sea todavía más humana”, reflexiona. * Esquirol es uno de los referentes de la filosofía en España. Este catedrático de Filosofía de la Universitat de Barcelona —donde ha impartido filosofía política y pensamiento contemporáneo— también es el director del grupo de investigación Aporía, dedicado al análisis del pensamiento contemporáneo para elaborar un discurso antropológico, ético y político. El pensador ha publicado más de una decena de libros y ha participado en más de setenta trabajos colectivos y en numerosas revistas. En su propuesta filosófica, la “filosofía de la proximidad”, reivindica lo cotidiano, la diferencia o la resistencia. Un pensamiento lleno de ricos matices que, con lenguaje comprensible y evocador, podemos explorar en obras como ‘La resistencia íntima: Ensayo de una filosofía de la proximidad’ y en su más reciente ‘Humano, más humano: Una antropología de la herida infinita’. El trabajo de Esquirol ha sido merecedor de prestigiosos galardones como la Distinción a la Investigación otorgada por la Generalitat de Catalunya o el Premio Nacional de Ensayo. “La educación debe tener como finalidad principal ayudar a que las personas jóvenes sean cada vez más reflexivas y eliminar todo atisbo de frialdad”, concluye el pensador. 00:06 * Josep Maria Esquirol. Hola, me llamo Josep María Esquirol. Soy profesor de Filosofía en la Universitat de Barcelona y procuro dedicarme a la vida de estudio, a la docencia y a escribir mi camino de pensamiento. 00:28 * Marta. Hola, Josep Maria. Mi nombre es Marta. Soy «coach» de familia y trabajo en el mundo de la educación. Estoy encantada de estar aquí contigo hoy para hablar de un tema tan interesante como la filosofía. Me gustaría preguntarte qué es para ti la filosofía. Porque he leído que dices que la filosofía es simplemente pensar. Entonces, ¿qué es pensar? 00:55 * Josep Maria Esquirol. Bueno, a veces lo que ocurre es que conviene regresar una vez y otra a lo más básico. «A lo más básico» significa «a lo más fundamental». Solemos hablar de la filosofía con un nombre, con un sustantivo. Sin embargo, siempre lo más básico es el verbo. Entonces, ¿a qué verbo corresponde el sustantivo «filosofía»? Pues al verbo «pensar». ¿Por qué pensamos y qué significa pensar? Pensamos porque buscamos el sentido de las cosas. Porque la situación, digámoslo así, básica, es una situación donde el sentido no está dado y, por lo tanto, tenemos que buscarlo. Esta búsqueda del sentido es lo que solemos llamar «la orientación». Buscamos orientarnos en la vida, tener puntos de referencia que nos permitan actuar, que nos permitan situarnos. Y por tanto, el pensar es este movimiento fundamental de búsqueda de orientación. A veces también utilizamos otro verbo que es muy… A mí me gusta muchísimo porque es muy plástico, que es el verbo «reflexionar», pensar o reflexionar. Este verbo, reflexionar, indica una flexión. Reflexionar es flexionarse. Y es… Esta reflexión es para buscar un poco más de claridad. Es decir, quien reflexiona intenta que se pueda producir… Gracias a esta reflexión, se pueda producir mayor claridad sobre nuestra situación o lo que también llamamos mayor comprensión. Es decir, entender mejor las cosas, entender mejor nuestra ubicación en medio de las cosas, entender mejor nuestra relación con los demás. 02:55 * Y también entender mejor qué es aquello que realmente vale la pena, aquello que merece la pena. Entonces, la idea es que cuando se piensa, cuando se reflexiona, en cierto modo nos acercamos o podemos acercarnos a las cosas más sensatas. Es decir, a las cosas que tienen sentido. Y también podemos acercarnos, que es otra manera de decir lo mismo, a aquello que es más bello, a aquello que es más precioso. Y esta cercanía con lo más precioso, con lo más bello, incluso podríamos decir con lo más verdadero, es algo que, en cierto modo, se degusta, se puede degustar. Y que nos alimenta. Alimenta nuestra vida. Nuestra vida personal, nuestra vida anímica. Este es el motivo por el cual, no por casualidad, el sabio es el que sabe degustar. Es decir, el sabio es aquella persona, a veces anónima, que incluso puede no tener ningún estudio académico, pero sin embargo sabe acercarse a lo valioso para degustarlo y de esta manera dar mayor sentido a su vida y a sus experiencias. * "Pensamos porque buscamos el sentido de las cosas" * Josep Maria Esquirol 04:14 Marta. En tu libro ‘La resistencia íntima’ hablas sobre el concepto de «filosofía de proximidad». ¿Nos puedes explicar un poco en qué consiste? 04:24 Josep Maria Esquirol. En general, evito un poco las etiquetas, pero sí que es verdad que conviene a veces dar alguna indicación de la manera como tú estás recorriendo un camino. Entonces creo que, en cierto modo, pues esta idea de la proximidad es como un rasgo bastante definidor del tipo de camino que estoy llevando a cabo. ¿Qué significa proximidad? Significa, en primer lugar, una cierta prevención respecto a todo lo que es abstracto y desconectado de lo más concreto. No es que rehúya cualquier abstracción, cualquier concepto abstracto, pero sí que me parece que, si este concepto no está conectado con lo más vital, con lo experiencial, entonces no sirve para pensar. No sirve para situarnos mejor, no sirve para orientarnos mejor. Digamos que la idea de la proximidad y de la filosofía de la proximidad es una cierta reivindicación de lo concreto, como por ejemplo puede ocurrir cuando tú te das cuenta de la riqueza que tiene la vida cotidiana, lo que podríamos llamar… Lo que se llama la «cotidianidad». Es decir, lo relativo al día, a los hábitos del día. Y también lo relativo a las relaciones con los demás. Por ejemplo, uno puede utilizar, no hay problema, la palabra «sociedad» o la palabra «humanidad». O la expresión «género humano». 06:13 Josep Maria Esquirol. Son abstracciones. ¿Dónde está la concreción? La concreción está en cada uno de nosotros. Es decir, en el nombre propio que indica, como el dedo índice, indica una persona y otra persona y otra persona. Entonces, ¿dónde está la base? La base, lo más básico. En la pluralidad de las personas con nombre propio. Pero eso no es una reivindicación de lo individual como individual, sino que es una reivindicación de las relaciones, de las relaciones concretas, que es lo que cuenta. Es decir, lo que cuenta son las relaciones de amistad, las relaciones de amor, las relaciones de compañerismo. Eso es lo más básico. Una filosofía de la proximidad es una filosofía que tiene ahí su punto de partida y su punto de llegada. ¿De acuerdo? Esta sería un poco la primera razón del uso de la palabra «proximidad». Y la segunda, siempre dando importancia al verbo, porque entiendo que, respecto a lo más fundamental, el pensar es un movimiento que intenta siempre conseguir una cierta cercanía, una cierta vecindad, pero que nunca llega a alcanzar y a dominar eso más profundo. El movimiento de pensar, el movimiento de la reflexión, es un movimiento reiterativo, repetitivo. ¿Sobre qué? Sobre lo más fundamental, sobre lo más profundo que nunca se llega a dominar, pero que, sin embargo, la cercanía, es decir, la proximidad con respecto a esto más profundo, es ya algo nutritivo. Es algo que en cierto modo ya nos cambia, nos transforma a nosotros mismos. 07:57 Marta. Cuando pensamos en lo cotidiano, le damos un sentido, quizá un poco negativo, porque nos suena un poco a rutinario, monótono. Sin embargo, una de tus reivindicaciones es lo cotidiano. ¿Qué es para ti de importante lo cotidiano? 08:17 Josep Maria Esquirol. Es cierto que hay algunas rutinas o algunas repeticiones que son grises, que son mediocres, que son banales. Sin embargo, hay algunos gestos cotidianos, algunas situaciones cotidianas, que son simples y, sin embargo, a la vez muy profundas. Es decir, hay una sencillez que se conjuga con la profundidad. El hecho de saludarse, el hecho de comer junto con los demás, de compartir la mesa. El hecho de esforzarse para realizar bien un oficio. Ahí no hay nada de banal. Eso es extraordinario. En cierto modo, es extraordinario. Este es el motivo por el cual hago esta reivindicación de la cotidianidad. Es decir, de lo que tiene que ver con el día, con el día cotidiano, lo de cada día. Si lo pensamos mínimamente, veremos que el solo hecho de que cada día salga el sol nos orienta. Es decir, nos orienta porque sale por oriente. ¿Qué significa que algo nos orienta? Pues que nos ayuda, nos protege. La cotidianidad, en este sentido, es algo que nos ayuda y nos protege, nos ayuda y nos ampara. Y hablamos de la orientación de nuestras vidas. Pero esa vida es como una vida, digamos, regular y orientadora por la pausa. No está acelerado. Lo que nos desorienta, lo que a veces nos crea una cierta inquietud y desasosiego es la aceleración. Y luego está el hecho pues… Eso, que en esa vida cotidiana hay momentos que parecen sencillos, y lo son, pero que esconden a la vez una enorme hondura. Es algo, por ejemplo, muy significativo que cuando una persona enferma, que cuando una persona está, por ejemplo, durante unas semanas en el hospital por circunstancias diversas, se entienda que lo mejor que puede ocurrir es que, cuanto antes, se recupere esta cotidianidad. Porque es señal de salud, es señal de orientación y es señal también de amparo. Hay una anécdota muy bonita de un sabio griego, ya conocido en el mundo de la filosofía, que se llama Heráclito. Heráclito era una persona que ya en su tiempo tenía fama de sabio. Es decir, que era un hombre reconocido como un auténtico sabio y que valía la pena escuchar y tener en cuenta. 11:18 Hubo unas personas que querían conocerle personalmente. No vivían en su ciudad y fueron de viaje para conocerle. Cuando llegaron ahí donde vivía Heráclito, preguntaron por su casa y unos vecinos les dijeron: «Id por ahí y encontraréis la casa de Heráclito». Y cuando se acercaron al portal vieron cómo Heráclito, en el fondo, se estaba calentando al lado de una estufa. En sus rostros se reflejó no una decepción, porque quizá esperaban ver a Heráclito de una manera mucho más especial, mucho más espectacular, y se encontraron con un hombre ya mayor, sentado sencillamente al lado de una estufa. Heráclito, que realmente era muy sabio, al darse cuenta de esa significación en los rostros de sus visitantes, inmediatamente les dijo: «Pasad, pasad, que aquí también están presentes los dioses». Claro, eso es lo que significa que en algo tan sencillo como estar viviendo y calentándose junto a una estufa es ya una maravilla. Prestar atención a eso es darse cuenta de esta hondura que reside, que anida, en la vida cotidiana. --12:54 Marta. Josep Maria, como educadora, me interesa mucho tu idea sobre la educación. He leído que dices que educar es «enseñar a vivir en la intemperie». ¿Nos podrías explicar un poco esta idea? 13:09 Josep Maria Esquirol. Antes de entrar directamente en este gesto educativo, que es también básico y fundamental, tengo que decir algo sobre el concepto de intemperie. Nosotros estamos en la intemperie, ¿qué significa que estamos en la intemperie? Significa que la situación más fundamental, más básica del humano, es estar al descubierto, es estar sin protección. Este es el motivo por el cual, precisamente, la acción más notable, la acción más significativa que hacemos los humanos, es la de protegernos, la de ampararnos. Si no hubiese esta intemperie básica, el gesto de cuidar y de ampararnos no tendría sentido. Sin embargo, tiene todo el sentido. Es lo que más tiene sentido de todo lo que tiene sentido. El gesto este de protegernos se puede también simbolizar. A mí me gusta muchísimo simbolizarlo a través del verbo «casar». «Casar» o «juntar», ¿no? Es decir, cuando se casan elementos, cuando se unen piezas, lo que se produce es un espacio en cierto modo protegido. Cuando hablamos de una casa, ¿qué es una casa? Una casa es un espacio protegido por las paredes y por el techo. Pero sin embargo, lo importante de la casa no es solo el elemento material, es el elemento anímico humano. Es decir, hay casas hospitalarias, hay casas cálidas. ¿Por qué? Porque la juntura, porque la juntura humana, porque el casamiento humano es muy eficaz y es real y es verdadero. Entonces, cuando se entiende que la intemperie básica es la que da pie a este gesto fundamental del casamiento, del ayuntamiento, para crear espacios de calidez, se puede luego hacer también una lectura de qué es en lo que debería consistir… De qué es aquello en que la escuela tiene un papel, digámoslo así, decisivo. La escuela es el lugar en el que, de forma, digámoslo así, primera, segunda si se tiene en cuenta el ámbito familiar como primer lugar, en donde se tiene que producir esta iniciación al cuidado. Esta iniciación a las relaciones, a las interrelaciones. A eso le podemos llamar «compañerismo». A eso le podemos llamar «nosotros». Nosotros. Que, por cierto, es una palabra muy bonita. «Nosotros» significa «yo y los otros». Lo que quiero decir es que, en la intemperie, nadie se sostiene en pie solo. Es decir, que habría que llegar a comprender, y yo creo que ya comprendemos, que el hecho de depender unos de los otros, es una suerte. Es como un don, un regalo. La escuela tiene que intentar tener este horizonte como el más mayúsculo de todos. El más mayúsculo. 16:29 Josep Maria Esquirol. Para verlo, desde mi punto de vista, para verlo todavía con más nitidez, puede ser interesante o es interesante ver cuál es lo contrario. Es decir, cuál sería el sentido contrario que mostraría la perfecta deshumanización o la perfecta desubicación, digamos, del sentido de la escuela. Hay un texto muy incisivo de un filósofo contemporáneo, que se llama Adorno, y que escribió al poco tiempo de… A los pocos años del desastre de la Segunda Guerra Mundial con todo lo relativo a los campos de concentración y de exterminio. Ese texto de Adorno se titula «Cómo educar después de Auschwitz». Este texto, con ese título tan expresivo, uno podría quizá creer que contiene un programa muy exhaustivo de recomendaciones y de contenidos de lo que debería ser la educación. Y no. Es un texto demasiado sabio como para decir demasiadas cosas. Entonces, la sabiduría tiene que ver con esta austeridad y esta prudencia. Por lo tanto, ¿qué se encuentra en ese texto? ¿Qué se dice? Se dicen básicamente solo dos cosas: Que la educación tiene que tener como finalidad principal el incrementar, como decíamos al principio, este movimiento reflexivo, es decir, ayudar a que las personas jóvenes sean cada vez más reflexivas, que incrementen la claridad sobre su propia situación; y, y este es un elemento clave, que se evite tanto como sea posible todo atisbo de frialdad. Todo atisbo de frialdad. Porque la frialdad es lo más inhumano de todo lo inhumano que uno pueda imaginarse. La frialdad. ¿Qué es la frialdad? La frialdad es la indiferencia. Es estar al lado de los demás sin darse cuenta de los demás. Es considerar a los demás como puras cosas o simplemente no considerarlos. No mirarlos, no atender a ellos. Es una especie de egocentrismo, de hipertrofia de sí mismo que hace que uno esté cerrado, esté, digamos, inmune al rostro del prójimo. Yo en eso estoy totalmente de acuerdo. Es decir, que creo que lo esencial de la educación es el incremento de la claridad y de esta especie de calidez que podemos llamar «no indiferencia». El movimiento más fundamental y más humano es el de cuidarnos. "Lo que nos enriquece es la diferencia" Josep Maria Esquirol 19:58 Marta. Afirmas que existir es resistir. ¿A qué te refieres con esto? ¿Y qué papel jugaría la resistencia en el ámbito educativo? 20:10 Josep Maria Esquirol. A ver, las palabras «resistir» y «existir» tienen la misma raíz relativa al ser. Entonces, existir y resistir indican movimientos diferentes. Existir, la «ex», indica este movimiento. Es decir, exterioridad, expansión. Este es el movimiento de la existencia. Este movimiento se subrayó muchísimo en estos planteamientos existencialistas de mediados del siglo XX. Y a mí me parece oportuno. Es decir, que es obvio que en la vida humana, pues… Eso juega un papel determinante. El de poder decir, el de poder afirmar, el de poder decidir. Pero a mí me parece también que hay que subrayar otro movimiento que no es solo este, sino es este. Es decir, se parece más al abrazo, ¿no? Al cuidado como abrazo. Entonces, resistir es como una especie de movimiento complementario al de existir. Resistir significa que, en la intemperie, que nunca se supera, hay elementos que nos disgregan. Hay elementos que nos erosionan. Por ejemplo, una de ellas de siempre es la que llamamos «el tiempo». El paso del tiempo deja en nosotros señales inequívocas de envejecimiento, de enfermedad, etc. Ante eso que nos disgrega, que nos desgasta, ¿cuál es el gesto adecuado? El gesto adecuado es el de resistir. La resistencia es resistencia ante lo que nos disgrega. ¿Para qué? Pues para que nos disgregue menos. Para que nos erosione menos. Para que nos nihilice menos. Por ejemplo, uno puede decir: «Bueno, tú no puedes vencer el paso del tiempo». No, no puedo vencerlo, pero mientras me cuide y cuide a los demás, mientras nos cuidemos, resistiremos mejor. Y, por lo tanto, a pesar del paso del tiempo, a pesar del paso del tiempo, este cuidarnos mejor permitirá en nosotros mayor vitalidad y por tanto podremos generar cosas. Digamos que la madurez, que es el poder dar fruto, es gracias a la resistencia. Cuando tú proteges, por ejemplo, una planta, es para que esa planta pueda crecer, madurar y dar fruto. ¿Que al final esa planta morirá? De acuerdo, morirá. Pero si tú la proteges, vivirá siendo generadora. Pues en nosotros, lo mismo: hemos de resistir en este sentido, porque esta resistencia tiene todo el sentido. 23:18 En el caso de la escuela, ¿la resistencia qué forma adquiere? Pues yo creo que adquiere la forma de una especie de marginalidad. De marginalidad en el sentido siguiente: Hoy hablamos de lo que ocurre debido a una sociedad tan tremendamente consumista. El consumismo también nos desgasta. Eso es lo que domina. Bien. ¿Qué es lo que tiene sentido? Lo que tiene sentido es resistir ante lo que domina. ¿Eso domina? Sí, sin duda domina. ¿Pero qué tiene sentido? Lo que tiene sentido es que haya espacios, haya instituciones, en donde eso que domina no domine. Uno puede darse cuenta de que hay otros valores muy distintos de estos que se juegan en eso que domina. Hay otros valores que son muy preciosos y que tienen que ver con, como decía antes, por ejemplo, con la compañía, que tienen que ver con la colaboración, que tienen que ver con el amor, que tienen que ver con la admiración, que tienen que ver con la pasión por lo bello. Eso que tiene todo el sentido puede ocupar un lugar marginal. Lo marginal es como un lugar en donde se preserva, se guarda… Se guarda no en un cajón, sino se guarda vitalmente, se guarda apasionadamente, se guarda algo valioso, esperando momentos oportunos en los cuales eso marginal pueda incidir mayormente en el conjunto de la sociedad. Yo creo que la escuela en este sentido es como uno de estos lugares marginales. Marginales. Es decir, es un lugar que debe mantener su especificidad, es un lugar que no debe ser una mímesis de lo central, no debe asimilarse a lo que domina. Cuando oigo a algunos, digamos, responsables políticos hablar de educación y dicen que la universidad o que las escuelas y los institutos tienen que estar al servicio de la sociedad, pues a mí me parece que no han pensado bien eso, no. No están bien orientados, están desorientados. ¿Por qué? Porque cuando dicen eso, primero, imaginan la sociedad como una especie de cosa independiente de lo que son las escuelas, por ejemplo. Y respecto a lo cual la escuela tiene que asimilarse. Tú tienes que parecerte, tienes que copiar lo que domina. No, eso no va por ahí. Porque, precisamente, si se va por ahí, se produce una especie de homogeneización de la sociedad, que es lo peor. Lo peor es la falta de diferencia, porque lo que nos fecunda, lo que nos enriquece, es la diferencia. Y sin embargo, no es que esté en contra de la idea de que la escuela tenga que estar al servicio de la sociedad. Lo que cuestiono es que este estar al servicio consista precisamente en copiar. No, estar al servicio significa mantener la diferencia, mantener la singularidad de este espacio, saber que cuando uno entra en la escuela respira un aire diferente. O sea, la escuela y la universidad son como espacios sagrados. Es decir, es algo que no se asimila a lo demás. Es algo en donde ha de verse otra manera de vivir. Se ha de vivir de otra manera. El umbral tiene que ser realmente revelador. El umbral de la puerta de una escuela o de una universidad. Y en este sentido, me parece que la palabra «resistencia» es muy oportuna. Es decir, son lugares de resistencia, son lugares preciosos de resistencia, en donde merece mucho la pena no perder esta pasión por lo diferente, que es valioso.--