La revolución de la longevidad, herencia de finales del siglo veinte, sumada al rápido crecimiento de la población en la primera mitad del siglo veintiuno, muestra en el horizonte de la transformación demográfica mundial que agregó más de veinte años, algunos investigadores afirman que treinta años, en la expectativa de vida de sus habitantes. Desde otra perspectiva es un mundo que envejece, con profundas consecuencias para cada uno de los aspectos de la vida individual y comunitaria, nacional e internacional. Estas repercusiones se proyectan, a su vez, a todas las dimensiones de la existencia humana, social, económica, política, cultural, espiritual y psicológica.

Este hecho inédito para la humanidad, por su complejidad y por sus derivaciones presentes y futuras, produce condiciones de incertidumbre y requiere que los actores sociales significativos –como las universidades y los centros académicos pero también las empresas, los gobiernos y las organizaciones sociales- generen propuestas conducentes, relacionadas con las estrategias de afrontamiento de la vejez y el envejecimiento, y con el desarrollo de productos, servicios y capacidades para gestionar estas dimensiones dentro del sistema empresario, de la sociedad civil y del Estado.

Debido a la complejidad y variedad de perspectivas que existen en los temas de la longevidad, la prolongación de la vida, la vejez y el envejecimiento -el Centro de Innovación Social de la Universidad de San Andrés- https://www.udesa.edu.ar/centro-de-innovacion-social está promoviendo una nueva longevidad. Para lo cual realiza diversas exploraciones y acciones de intercambio, articulación y gestión del conocimiento.