Malleus Maleficarum

El Malleus Maleficarum o el “Martillo para golpear a las brujas y sus herejías con poderosa maza” es un libro de 1486 que contribuyó a inventar la brujería como herejía y justificar la violencia contra las mujeres. El libro fue escrito por dos monjes inquisidores dominicos, Heinrich Kramer de Alsacia y Jacob Sprenger de Basilea, ambos del Sacro Imperio Romano Germánico, hoy Suiza e intentaba explicar sin sustento verídico las causas de las desgracias que azotaban a la Edad Media.

“Las prácticas brujeriles con frecuencia no son más que la respuesta popular a lo ininteligible de la liturgia, incapaz de satisfacer las expectativas populares de trascendencia o defensa frente a las dificultades de la vida”, escribe Miguel Jiménez Monteserín, doctor en historia por la Universidad de Estrasburgo, y quien tradujo al español en el 2004 el Malleus Maleficarum.

La única razón por la que el libro se imprime en días modernos, explica Monteserín, es para dar cuenta de la persecución realizada contra las mujeres acusadas por brujería y los razonamientos que la justificaron. La caza se dio principalmente durante la baja Edad Media, una época infestada de males, epidemias, hambruna y tempestades. En esa época, la Iglesia Católica Romana, la máxima autoridad política y moral en la Europa del siglo XIV, encontró en la incertidumbre de estos tiempos una oportunidad para plantear su credo como única certeza y señalar a su contraparte, Satán, como el responsable de las tragedias que aquejaron a la sociedad.

“La comprobación de la penetración del diablo como agente del mal se encuentra al alcance de cualquiera que mire a su alrededor, pero el diablo, por ser espíritu necesita de instrumentos humanos que le secunden en su obra destructora del mundo material”, dice Miguel Jiménez Monteserín sobre la personificación del demonio en figuras humanas.

Con el Malleus Maleficarum es la primera vez en la historia que aparecen integrados en un mismo escrito el origen del mal, sus manifestaciones y la criminalística como método para descubrirlo en la práctica. En una época de incertidumbre y crisis institucional hablar sobre los agentes del demonio es hacer referencia a los actores que están desvirtuando a la sociedad, por lo tanto, a Satán también se le adjudican las contravenciones del “orden sexual tradicional”. “Como en tantas otras circunstancias de cambio social, la familia como elemento clave de la ordenación social está entrando en crisis y no cabe más que pensar que el diablo mismo es el responsable auxiliado por sus incondicionales”, escribe Monteserín.

Satán, entonces, es culpable de la pérdida de valores éticos y lo responsabilizan por la libertad sexual a la que cualquier individuo podría aspirar. “Quien pretende contribuir de este modo a la destrucción del género humano viciando el sucio origen que cualquier hombre arrastra. Que la relación sexual, de por sí reprobable, queda manchada”, explica Miguel Jiménez sobre los argumentos que se usaban durante el medievo.