La acción política debe considerar tanto sus medios, fines y consecuencias. De este modo, la combinación de una 'ética de la convicción', orientada a los fines, y una 'ética de la responsabilidad', orientada a los medios y consecuencias, resultan en un liderazgo político sólido, que resuelve éticamente el problema de "la violencia legítima en manos de las asociaciones humanas" (Weber 1996: 171). Ver en: http://mingaonline.uach.cl/scielo.phppid=S071817952009000100002&script=sci_arttext
* Antes de explicar todos estos hechos, veamos, aunque sea sumariamente, los significados de estos dos conceptos, y la relación entre ellos.
Obediencia y autoridad son términos correlativos: uno explica al otro, y uno no puede existir sin el otro. Obedecemos "a toda persona que nos parece revestida de autoridad"(1).
En toda sociedad existen la autoridad y la obediencia, pero cuando ambas se dan en exceso tiene lugar el autoritarismo, es decir el exceso de autoridad.
Según Bourricaud, "la autoridad supone en quienes se ejerce una actitud de confianza hacia quienes están investidos de ella"(2). Si falta la confianza y persiste la obediencia, no hay autoridad sino autoritarismo. Ver en: http://biblioweb.tic.unam.mx/valores_distantes/c3Obeauto.htm