Hoy es 2 de febrero de 2020, es domingo, y gracias a un nutrido y lúcido intercambio que se venía dando entre amigas respecto del arte -eso sí, por wspp- me encontré en la situación ideal. Tenía algo de tiempo y sentía un enorme placer con la idea de participar y compartir algunas reflexiones con ellas.

A medida que escribía me di cuenta que me estaba saliendo de la escala wspp para pasar a la de documento y, por último, cuando quise incluir una imagen de la remera de la Primera Bienal de Arte Joven me di cuenta que sobrepasaba la escala documento para llegar a la variante de esta página wiki.

Aquí además de compartir un borrador de reflexiones, tenemos la ventaja de que estas ideas quedan abiertas para cambios y agregados. Es posible que en otro momento sea útil incluir los intercambios del wspp que dieron lugar a mi texto, que copio abajo.

Gracias Luz, Florencia, Inés, las dos Teresas, a mi colega Paddy y a Alicia. Cada una de ustedes es un lujo y con todas compartimos uno de los regalos que nos da la vida: el disfrute permanente de ampliar el círculo de nuestras amigas.

"Lo hermoso es feo, y lo feo, es hermoso. ¡Revoloteemos por entre la niebla y el aire impuro!" William Shakespeare, Macbeth

Cuando tenía esa edad indefinida entre “chica y jovencita” -en la que uno ya se siente grande aunque los demás no tengan la menor evidencia- ocurrió que mis padres me dieron a leer un libro sobre cómo mirar un cuadro.

Recuerdo de manera algo imprecisa que su autor (Jorge Romero Brest) argumentaba que la apreciación del arte se fundamentaba en un proceso cuya base era la exposición a las obras de arte de manera sistemática.

El autor recomendaba a qué distancia convenía mirar un cuadro, qué elementos había que tener en cuenta, y muchos otros consejos interesantes. Pero, lo que me impactó hasta el día de hoy es que el autor insistía en que al contacto con ellas, las obras de arte, promovía una transformación, y allí si uno era persistente comenzaba un pasaje definitorio. La persona dejaba de ser espectadora. Había un corrimiento de los sentidos y de manera casi imperceptible se salía del “no me gusta”, o del “no lo entiendo” y se llegaba a la mera contemplación. Ese instante donde el juicio se suspende y comienza la experiencia estética. Como toda práctica de lo intangible resulta compleja, y a veces inútil, su clasificación.

Por eso, en la dimensión del arte, tengo una serie de cuestiones para compartir que circulan más por el nivel de las preguntas que por afirmaciones sobre lo que podría considerarse bello, valioso o solamente provocador.

En 1989 fui la directora de la Primera Bienal de Arte Joven de nuestro país. La organizamos desde la Sub-secretaría de la Juventud de la Ciudad de Buenos Aires. Esta experiencia en su totalidad daría para escribir un libro. Pero, lo que me interesa rescatar aquí es un ejemplo que fue revelador. Había sido seleccionada con el primer premio de teatro una obra en la que la protagonista actuaba con el torso desnudo. Algo que hirió las susceptibilidades de la época y, ya en el primer día de la Bienal, hubo encendidas quejas. Sobre todo de grupos familiares. Algunos propusieron que –aunque los horarios tenían una grilla equitativa para todas las obras- se diera la obra cuestionada solo en el horario nocturno. Otros insistieron en cambiar el vestuario y cubrir a la protagonista. Por último, se decidió simplemente poner un cartel en la entrada de la sala anunciando que no era una obra para todo público y que quedaba bajo la responsabilidad de los padres el ingreso con menores de edad.

Frente a la precariedad de las definiciones de arte de cada época, frente a las mutaciones estéticas de cada cultura, sólo queda priorizar la libertad. En nuestro caso fue respetar los horarios acordados y sobre todo, respetar la decisión de autores y jurados sobre el valor de esa expresión artística, de esa obra de teatro en particular,tal como fue diseñada. Es la libertad la que pone en juego la responsabilidad individual y colectiva y es la posibilidad de una exposición sistemática a las obras de arte la que facilita -o no- una experiencia estética.

Creo que es en ese diálogo entre la estética y nuestros valores, que surge la diversidad y riqueza de las experiencias artísticas. Idea que resume Romero Brest en la frase: “Dime qué arte prefieres y te diré quién eres”. Por eso, desde las pinturas rupestres hasta hoy, el arte es una experiencia abierta que va más allá de su clasificación individual, colectiva, histórica o contemporánea. Siempre nos invita al asombro y al horror, entre la niebla sigue revoloteando la pregunta sobre la belleza y la fealdad, sobre nosotros mismos y nuestra época.

Gracias grupo Sopla Señor por permitirme compartir con ustedes estas ideas.

MercedesJones

* http://www.academia.edu/35394901/La_Primera_Bienal_de_Arte_Joven_de_Buenos_Aires._Cuerpos_indumentaria_y_espacio_p%C3%BAblico_en_la_primavera_alfonsinista

VOLVER A

• MercedesJones

• Página inicial: http://www.gestion-del-conocimiento.info/

• ReflexionesAtemporales (Está el listado de temas de la página)