Tobías Belgrano


Un futuro incierto

* Tobías Belgrano. Lic. Ciencias Políticas (UCA) y Maestría en Gobierno (UBA). Profesor de Gobierno y Administración de la República Argentina (UCA). Los Herederos de Alberdi Los actuales herederos de Alberdi proclaman defender las ideas de la libertad que el padre de la constitución nos legó, pero detrás de los eslóganes se esconde un populismo conservador. DIARIO PERFIL 01-03-2022

¿Cristina 2023? La coyuntura política actual del Frente de Todos obliga a la Vicepresidenta a tomar una decisión: apostar al todo o nada el año próximo con ella a la cabeza, o hacerse a un lado y arriesgarse a volver al llano.- DIARIO PERFIL- 20-04-2022

Y es que, en las últimas demostraciones de poder de la Vicepresidenta, se encierran algunos de los enigmas que acosan con insomnios a algunos funcionarios del Frente de Todos. La Vicepresidenta es totalmente consciente del efecto de sus palabras, particularmente en este momento de gran crispación interna dentro de una fuerza que reclama orden. Si bien en varias oportunidades la Dra. Kirchner afirmó que el poder formal de la Presidencia no necesariamente implica un poder real, hablar de que “no se hacen las cosas que hay que hacer” es demostrar nuevamente su disconformidad frente a las políticas que se están llevando a cabo.

Las dificultades experimentadas por el gobierno de Alberto Fernández para controlar la inflación, las diferencias internas y los pases de factura, dan a muchos la impresión que en el 2023 los destinos del país serán tomados por la oposición. Cosa que la Vicepresidenta, no está dispuesta a tolerar, perder en 2023 puede significar un retroceso del que sería muy difícil recuperarse. Ella eligió a su sucesor y, a diferencia de Perón o Hugo Chávez, vivió para verlo ejercer el poder. Desde lo personal, perder tampoco es una opción. Cristina no puede volver a poner en riesgo su libertad personal ni la de sus hijos en un rally de causas que la convoquen desde Comodoro Py. Más allá de la percepción particular de cada lector respecto a la veracidad de dichas causas, el desgaste en su fuero familiar no puede volver a ser lo que fue. Desde una perspectiva política, Cristina tampoco puede volver a arriesgar su capital político nombrando a alguien en su nombre. El solo hecho de proponer otro Presidente, que no ponga su impronta, o que perjudique su capital político, sobre todo tras lo vivido, es causa suficiente para descartar dicha posibilidad. Por último, el año 2023 cuenta con la mística que Cristina Kirchner suele aprovechar para construir su relato político. El muy posible regreso de Lula Da Silva en Brasil, la reciente asunción de Boric en Chile y la conmemoración de 20 años de la asunción de Néstor Kirchner en 2003, actúan como la materia prima perfecta para la construcción de la narrativa cristinista. En el caso, obviamente de que efectivamente se presente a la elección. En la Semana Santa de 1987, hace 35 años, el Raúl Alfonsín, sin la necesidad de obsequiar ningún libro, desactivó una insurgencia militar contra un gobierno democrático que se encontraba en una situación de fragilidad. Esperemos que, tras estas Pascuas, el orden llegue dentro de la casa del Frente de Todos. * Tobías Belgrano. Lic. Ciencias Políticas (UCA) y Maestría en Gobierno (UBA). Profesor de Gobierno y Administración de la República Argentina (UCA).

¿"Ordem e progresso" en 2022 para Brasil? El 2022 será un año de alto voltaje para el principal aliado comercial de la Argentina, la elección traerá definiciones a una Nación que transita una crisis política desde 2016. DIARIO PERFIL 19-01-2022 19:03 El gobierno ultraconservador de Jair Bolsonaro, experimenta sus horas mas difíciles. Los índices de aprobación del Presidente han caído perforando su puntuación más baja desde 2019. La mala gestión de la pandemia, la falta de logros económicos y la creciente inflación están haciendo que el buque insignia del “capitão” se hunda en el océano más profundo. Del otro lado del mar, el expresidente, Luis Inacio "Lula" Da Silva, lidera la carrera para las elecciones de 2022 casi duplicando la intención de voto del oficialismo. Según Datafolha con un 55% de intención de voto para Lula contra un 32% para la coalición gobernante, los números de un ballotage amargan las posibilidades de la derecha brasileña. Sin embargo, la elección de Lula en 2022, en cuyo gobierno Brasil se convirtió en la 8° economía del mundo, no garantiza el regreso al podio internacional. La inestabilidad política en Brasil inició mucho antes de la llegada de Bolsonaro al poder, remontándose a 2016 cuando Dilma Rousseff fue destituida mediante un polémico proceso, donde el actual presidente le dedicó el voto a su torturador. Causas estructurales de la inestabilidad. Más allá del espectáculo político de 2016, si analizamos la gestión de Lula, podemos calificarla de excepcional debido al crecimiento de los precios de las materias primas como la soja y el petróleo. Con este boom de ingresos y una situación económica sólida tras las crisis de finales de los 90, el crecimiento se disparó a principios de los 2000 y el Petismo utilizó estos ingresos para construir, y mantener en el poder a una coalición que en 2002 incluía a casi 13 partidos. El autor Vicente Palermo en "¿Cómo se gobierna Brasil?" da algunas pistas sobre las complejidades del sistema político brasileño, que lo hacen estructuralmente propenso a la inestabilidad. Estas incluyen: El federalismo brasileño, un sistema de partidos fragmentado y un presidencialismo con poderes concentrados. El federalismo brasileño. Brasil tiene una fuerte tradición en la que las élites locales concentran el poder económico y político de las regiones que conforman el país. Esta herencia se remonta al Imperio y la Primera República, donde los lideres estaduales controlaban la producción de determinados recursos, y se turnaban en el control de la Presidencia. La fortaleza del sistema federal garantiza la dispersión de poder en el territorio que combinado con su sistema de partidos generan un caldo de cultivo para el caos. Sistema de partidos fragmentado. Una organización federal combinada con un sistema electoral proporcional, donde se eligen a los diputados a través de listas abiertas, resulta una combinación compleja donde los electores no comprenden del todo las lealtades partidarias de sus candidatos. Asimismo, la disciplina partidaria resulta ilusoria, elevando el número efectivo de partidos al más alto del mundo, siendo casi diez los partidos relevantes en Brasil. Esto impacta en la composición de las cámaras legislativas generando un Congreso diverso e híper-heterogéneo, donde la relación de fuerzas cambia casi mensualmente, debido a la prioridad de intereses locales por sobre la agenda nacional. Los legisladores son menos propensos a seguir la línea de los liderazgos nacionales, que operan mediante partidos “catch all” o (atrápalo todo). Los últimos carecen de públicos definidos y apelan a diferentes clases sociales e ideologías políticas a nivel regional. La fragmentación, además genera la falta de una agenda legislativa nacional, obliga al poder ejecutivo a intervenir vía decretos para conseguir algún tipo de iniciativa. Sin embargo, esta herramienta en manos del presidente genera tensión con el congreso debido a su exclusividad en la iniciativa legislativa. Sistema presidencialista. Otra consecuencia de esta volatilidad es la complejísima negociación por Ministerios debido a la cantidad de socios de las coaliciones. Asimismo, la dinámica cambiante de los intereses regionales y la volatilidad de los actores políticos, traen la inestabilidad del congreso al Gabinete del Presidente. Palermo describe al sistema como un Presidencialismo dotado de fuertes poderes proactivos, pero con fuertes restricciones institucionales. Debido a la realidad política de las instituciones brasileñas, y manteniéndose la estabilidad en los precios de las materias primas, el gobierno elegido en 2022 carecerá de recursos económicos para construir y sostener coaliciones políticas que garanticen la gobernabilidad de la nación sudamericana. Si Lula es electo, las herramientas utilizadas en el pasado para construir estabilidad no serán aplicables. Y en un contexto de elecciones polarizadas, el líder del PT podría necesitar construir una nueva agenda política y económica tocando los intereses de un congreso fragmentado. Independientemente de quién resulte elegido, la estabilidad política de Brasil continúa siendo un campo minado.

* Tobías Belgrano. Lic. Ciencias Políticas (UCA) y Maestría en Gobierno (UBA). Profesor de Gobierno y Administración de la República Argentina (UCA).