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¿Por qué los humanos gobernamos la Tierra?

Hace 70 000 años nuestros ancestros humanos eran animales insignificantes, preocupados solo por sus propios asuntos en algún rincón de África junto al resto de los animales. Pero ahora pocos dudarían de que los humanos dominan el planeta Tierra. Poblamos todos los continentes y de nuestras acciones depende el destino de otros animales, y, puede que, incluso de la Tierra. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? El historiador Yuval Noah Harari propone una extraordinaria explicación para el ascenso de la humanidad.

Pero, además, el libro está escrito de modo provocador, irónico, atractivo y de fácil lectura. Me resultó de esas obras atrapantes y que ayudan a pensar de manera crítica sobre temas que no cuestionamos y sobre los que ni siquiera nos permitimos dudar.

Ver un pantallazo del libro aquí: De animales a dioses - Yuval Noah Harari.pdf

Ver un Ted aquí: https://www.ted.com/talks/yuval_noah_harari_what_explains_the_rise_of_humans?language=es

Leer entrevista de Astrid Pikielny- 17 de enero, 2016: http://www.lanacion.com.ar/1862270-yuval-noah-harari-la-revolucion-cognitiva-fue-la-capacidad-humana-de-inventar-ficciones

Ver conferencia en la Universidad de Oslo, que me envió Santiago Korin: https://www.youtube.com/watch?v=eUcyaeH3oqk

ALGUNAS IDEAS DE NOAH HARARI

De simios sin importancia a amos del mundo. De animales insignificantes, una especie más entre todas las especies que habitaban la Tierra, a la fuerza más poderosa del planeta. Esta es la historia de la humanidad que relata Yuval Noah Harari a puro vértigo en las 500 páginas de un libro que recorre, de modo didáctico y atrapante, 13.500 millones de años.

De animales a dioses. Breve historia de la humanidad (Debate) fue escrito, cuenta Harari, mientras dictaba un curso de introducción a la historia en la Universidad Hebrea de Jerusalén. "Eso me permitió testearlo con los estudiantes y esmerarme para ser claro, accesible y entretenido", dice. El resultado de ese esfuerzo rindió sus frutos: el libro se tradujo a veinte lenguas y se convirtió en un fenómeno editorial con más de un millón de ejemplares vendidos en todo el mundo. Y cuando el libro ya era un éxito planetario de ventas, Mark Zuckerberg, el fundador de Facebook, lo recomendó entre sus millones de seguidores y potenció de esa manera un fenómeno que ya se había puesto en marcha.

El investigador israelí, que en la actualidad viaja por el mundo dictando conferencias, vive y enseña en Jerusalén. La pregunta sobre cómo es ser ateo -como alguna vez declaró ser- y vivir en un lugar donde se muere y se mata por la religión se impone naturalmente.

Harari lo explica de este modo: "Cuando vives en un lugar como Jerusalén, no puedes ser neutral. O crees fuertemente en esas historias o las rechazas, porque ves a tu alrededor gente que se vuelve completamente loca, y se atreve a matar o causar destrucción y sufrimiento porque cree en esa historia sobre Dios y el Cielo y el Infierno. Entonces, uno no puede permanecer neutral. Aunque yo obviamente elegí ser más crítico de estas ficciones, al mismo tiempo esto me permitió darme cuenta de cuán poderosa es la religión para los seres humanos y para su historia. Estas ficciones son las que unen a millones de personas". Según Harari, son las historias y las "ficciones" creadas por el hombre (la religión, la nación, el dinero) las que dieron origen al descomunal poder de los humanos en la Tierra.

Hace 100.000 años la Tierra estaba habitada por varias especies de humanos. Sin embargo, es el Homo sapiens el que sobrevive y desarrolla una "revolución cognitiva". ¿Qué es lo que impulsa esta revolución?

Los humanos aparecieron en la tierra hace 200.000 años, pero durante buena parte de ese período eran animales insignificantes. No tenían realmente un impacto importante en el mundo ni en el sistema ecológico. Si algunos extraterrestres hubieran venido del espacio exterior hace 200.000 años, no habrían tenido motivos para focalizarse en los humanos. La revolución cognitiva que comenzó hace 70.000 años transformó al Homo sapiens de un simio insignificante de África del Este al animal más importante y poderoso de la Tierra, pero por qué sucedió esta revolución en el Homo sapiens y no en los neandertales, eso realmente no lo sabemos. Una mutación en el ADN del Homo sapiens cambió la estructura interna del cerebro y le dio nuevas habilidades cognitivas para imaginar, hablar, comunicar. Esto le permitió conquistar el mundo, pero hoy realmente no sabemos por qué esas mutaciones genéticas se dieron en el Homo sapiens y no en otras especies.

¿Qué es lo que sí se sabe del Homo sapiens?

Sabemos que tenían mejores habilidades sociales y una mayor disposición para cooperar en grandes escalas, en comparación con otras especies humanas como los neandertales, que sólo podían cooperar en pequeños grupos de 30 o 50 de ellos. Ésta fue una de las claves de la conquista del mundo por parte del Homo sapiens.

Usted marca algo interesante en su libro , que es el desarrollo del lenguaje y la función de la conversación: la conversación como una de las formas del chisme y el cotilleo. Es decir, la conversación como una necesidad para hablar con los otros acerca de los otros.

Solemos pensar que el chisme es algo malo y poco importante, pero actualmente muchos científicos creen que el lenguaje humano evolucionó sobre todo para chusmear y cotillear, que la función central del lenguaje humano era hablar de las otras personas. Esto tiene sentido si uno piensa en la supervivencia y en que no basta con saber sobre el tiempo, sobre los leones o los peligros del entorno. Como los humanos son seres sociales, su supervivencia depende de la cooperación con otras personas de su tribu. Salen a cazar con los otros, pelean juntos contra otra tribu, compiten por los recursos. Conocer a los demás miembros de tu grupo es una información importante para no estar en verdadero peligro.

Un uso de la conversación que se mantiene hasta nuestros días.

Así es, los antropólogos y sociólogos realizaron estudios y confirmaron que la inmensa mayoría de los mensajes de la comunicación humana son los chismes, no sólo en la comunicación interpersonal, sino también en Internet, radio, televisión. Entonces, desde esta perspectiva, el chisme no es algo marginal y poco importante, sino la actividad más relevante de los humanos y una de las razones que nos permiten construir redes sociales. Lo que pasó con la revolución cognitiva y el desarrollo de la conversación es que el hombre obtuvo la habilidad de crear ficciones.

¿A qué se refiere específicamente?

A la capacidad de crear y contar historias y comunicarse de una forma determinada que permita construir largas redes de cooperación. Las ficciones son muy importantes para esto, porque todas las formas de cooperación humanas en gran escala están basadas en contar ficciones, sea en la religión, en la economía, en la política. Todas las corporaciones humanas están basadas en historias ficticias: mientras todos crean en la misma ficción -sobre Dios, sobre la nación, sobre el dinero-, todos pueden cooperar. Esto es algo que sólo los humanos pueden hacer. Los humanos son los únicos que tienen religiones, que se reúnen y construyen catedrales y mezquitas. Y lo hacen porque creen en una historia.

¿Es el dinero la más poderosa y universal de las ficciones?

Absolutamente, porque es la historia en la que todos creen. Es más grande que la religión: no todos creen en Dios, incluso si creen en Dios, no todos creen en el mismo dios. Algunos creen en Jesús, otros creen en Alá. Pero el dinero hoy es la única historia en la que todo el mundo cree. Todos creen en el dólar. Osama bin Laden no creía en la política norteamericana, pero sí creía en el dólar norteamericano. Entonces, cuando capturaron las ciudades de Siria e Irak, destruyeron todos los símbolos de los gobiernos previos, destruyeron el arte, los tesoros arqueológicos, pero no destruyeron los dólares. Por el contrario, cuando fueron a los bancos y encontraron esos dólares, los tomaron. Aun Estado Islámico cree en el dólar. El dólar no tiene un valor objetivo. No puedes comerlo, por ejemplo. Pero todos creen que ese pedazo de papel tiene valor. El dinero es sólo una historia, pero mientras grandes cantidades de personas crean en la misma historia, los humanos pueden cooperar y crear redes. Por eso creo que la revolución cognitiva es el surgimiento de la capacidad de inventar ficciones y convencer a todos para que crean en ellas.

¿Adónde cree que nos lleva la revolución científica que comenzó hace 500 años?

La revolución científica, que todavía continúa, fue otro gran salto en el poder humano. La innovación básica, la esencia de esa revolución, fue el descubrimiento de la ignorancia ante los ojos de la ciencia. Todas las culturas humanas estaban convencidas de que tenían las respuestas a las más importantes preguntas de la humanidad y que esas respuestas estaban en la Biblia, en las Sagradas Escrituras, en el Corán. No había grandes incentivos para buscar nuevos conocimientos. En la revolución científica, la gente se dio cuenta de su ignorancia y de que había muchas preguntas para las que no encontraban respuestas. Pero si uno estudia e investiga, si invierte tiempo, dinero y esfuerzo, es posible acceder al conocimiento y por lo tanto, adquirir más poder. Por ejemplo, mediante el estudio del ADN y del genoma humano y la posibilidad de la ingeniería genética y la manipulación genética.

Pero hay miedos e interrogantes que permanecen inalterables, sin respuesta, aun con el paso del tiempo y la revolución científica. Por ejemplo, la angustia y la certeza de la finitud del ser humano.

Sin embargo, ahora los científicos y los empresarios están comenzando a pensar en el envejecimiento y la muerte como un problema técnico que puede ser solucionado como cualquier otro problema técnico. Durante buena parte de la historia, para los cristianos y musulmanes la muerte era un tema metafísico, era algo importante e incluso positivo: desde la perspectiva religiosa, la vida estaba atada a la muerte, y después de la muerte, serías juzgado por tus buenas o malas acciones y en función de eso ibas al cielo o al infierno. La muerte era algo importante e inevitable. Ahora la ciencia dice no, "la gente no muere porque Dios lo desea o lo quiere, la gente muere por un problema técnico. Un paro cardiaco, un cáncer son un problema técnico". Y la ciencia dice que para cada problema técnico hay potencialmente una solución técnica. Si el corazón deja de bombear sangre, le daremos electro shocks, le daremos el corazón de otro o crearemos un corazón nuevo.

¿Usted quiere decir que dentro 50 o 100 años será posible superar el problema técnico de la edad o de la muerte?

Así lo sostienen los investigadores y los científicos. Creen que es posible dar a los humanos -por lo menos a los ricos que puedan pagarlo- la vida eterna. Esto puede sonar a ciencia ficción, pero científicos y empresarios muy serios están trabajando en eso con inversiones de billones de dólares. Los científicos creen que en 100 o 200 años, los humanos podrán superar el problema de la muerte con soluciones técnicas. Hasta el día de hoy no teníamos la tecnología para revolucionar el mundo de la manera en la que se nos ofrece ahora. Durante toda la historia las personas manipularon y cambiaron la economía, la geografía, la cultura, pero no tenían la capacidad de transformarse a ellos mismos. Todavía tenemos los mismos cuerpos, los mismos cerebros, las mismas mentes que teníamos 20.000 años atrás. Ahora estamos adquiriendo la habilidad, la capacidad de comenzar a cambiar no sólo la realidad exterior, sino también nuestros cuerpos y mentes. Ésa sería la más importante revolución de la historia. Desde esta perspectiva, los cuerpos, los cerebros, las mentes serán el principal producto del siglo XXI. Y eso abre nuevas preguntas. Como historiador creo que, si no entendemos lo que se viene y cuál es nuestro lugar en el mundo, no seremos capaces de tomar decisiones sabias sobre qué es lo que debemos hacer con estas habilidades asombrosas. Ésta es la agenda del siglo XXI: la manipulación genética, la bioingeniería, el diseño inteligente, la biotecnología.

Usted considera que los humanos se han convertido de animales en "dioses insatisfechos e irresponsables". ¿Por qué los caracteriza de esta forma?

Los humanos somos muy buenos para adquirir poder, pero realmente no sabemos qué hacer con todo ese poder y en particular no sabemos cómo traducir ese poder en felicidad. Entonces es obvio que somos mucho más poderosos que lo que éramos hace mil años, pero no parece que la gente estuviera hoy más satisfecha que hace mil años, ni con sus vidas ni con sus condiciones de vida. Los humanos siguen estando insatisfechos y por eso pusieron en marcha una revolución. Pero sucede que ahora también están insatisfechos con sus resultados.

¿Cuáles son las 21 lecciones para el siglo XXI?

Harari, que se doctoró en Oxford y cuya especialidad inicial es la historia bélica medieval, se convirtió también en un showman que viaja por el mundo dando charlas. Y se encuentra con los poderosos: el 6 de septiembre, por ejemplo, compartió escenario con Christine Lagarde.

Los artículos están agrupados en cinco secciones.

Las reseñas de 21 lecciones... fueron dispares. The New York Times cedió su espacio a Bill Gates, que calificó el libro de "fascinante". Pero The Guardian y New Statesman criticaron su amplísimo alcance y su estilo inconcluyente. Harari, ciertamente, abusa de las extrapolaciones e incurre en anacronismos casi risibles, como cuando especula con que soldados robots, en su eficiencia, hubieran hecho imposible la Revolución francesa.

Ver más en: https://www.lanacion.com.ar/2180906-el-nuevo-guru-global-del-pasado-y-del-futuroresenas

Otros comentarios: https://www.businessinsider.com/silicon-valley-loves-sapiens-2019-2#we-may-have-been-better-off-before-the-industrial-revolution-harari-writes-2

¿Cuáles son las destrezas que necesitaremos para el resto de nuestras vidas?

https://www.infobae.com/america/mundo/2020/09/27/las-dos-unicas-destrezas-que-necesitaras-tener-para-el-resto-de-tu-vida-segun-yuval-noah-harari/?outputType=amp-type La revolución tecnológica es el tema indiscutible del siglo XXI: aun en un mundo polarizado como el contemporáneo, al menos sobre eso existe un acuerdo. Sin embargo, y paradójicamente, es quizá el tema que peor se comprende, observó Yuval Noah Harari.

Tanto para los optimistas como para los pesimistas, la revolución tecnológica parecería ser un acontecimiento que ponga al mundo de cabeza, tan concreto como la Revolución Francesa. Hasta podría tener una fecha. “Pero ese escenario es altamente improbable”, objetó el historiador y filósofo israelí.

"La revolución de la inteligencia artificial y la automatización no será un evento único, sino una cadena de revoluciones cada vez mayores. Así que la verdadera gran pregunta —argumentó— es psicológica: como seres humanos, ¿tenemos la estabilidad mental y la inteligencia emocional para reinventarnos repetidamente?”

Si se piensa en la rigurosa educación formal del siglo XX, con sus distintos niveles académicos de gran costo y exigencia, estas dos destrezas, que ni siquiera se enseñan, parecen poca cosa. Sin embargo, insistió Harari, en diálogo con Tom Bilyeu, marcarán la diferencia entre los que se adaptan y los que sucumben al escenario de variabilidad constante que presenta el siglo XXI.

Tanto para los que juegan en el equipo de Los Supersónicos —quienes siempre soñaron con un porvenir radiante de máquinas— como para los que advirtieron sobre un destino más similar a 1984 y otras distopías futuristas, la fantasía de la Gran Revolución presenta una crisis, un período de reajuste y una nueva armonía. “Todos los conductores de camiones, los taxistas, los médicos, lo que sea, se quedan sin trabajo en 2025”, puso como ejemplo Harari; pasamos unos años difíciles, hasta que nos acostumbramos y finalmente llegamos a un mundo feliz de inteligencia artificial, con un nuevo equilibrio”.

Final. Dichoso o amargo, pero final.

Difícilmente suceda de ese modo, argumentó el autor de Sapiens: De animales a dioses, de Homo Deus: Breve historia del mañana y de 21 lecciones para el siglo XXI, tres volúmenes sobre la evolución de la humanidad “que se leen como una trilogía”, elogió Bilyeu, orador motivacional y cofundador y CEO de Impact Theory University. Porque “no estamos siquiera cerca del potencial máximo de la inteligencia artificial”. “La velocidad a la que se desarrolla solo se va a acelerar, probablemente. Así que lo que realmente vamos a enfrentar es una sucesión de revoluciones en el mercado laboral, en las relaciones, en la política y en otros ámbitos de la vida”. Una serie: “Tendremos una gran perturbación en 2025, sí. Y tendremos una mayor en 2035, y tendremos una aun mayor en 2045. Y así”.

Harari —uno de los pensadores más originales, a la vez que accesibles, del presente: sus libros superaron los 27,5 millones de ejemplares en 60 idiomas— cree que los individuos y los Gobiernos ignoran cuestiones cruciales como esta y ha asumido, como su misión, “traer más claridad a la conversación pública sobre lo que sucede en el mundo”, explicó a Bilyeu para un episodio de Impact Theory que ya vieron 1,5 millones de personas.

“Creo que demasiado de nuestra conversación pública se aboca a los temas equivocados o es en extremo confusa y opaca", siguió. "Nos inunda una cantidad enorme de información y no sabemos cómo entenderla. Para mí es importante orientar la atención de la gente hacia las preguntas principales. Trato de brindar algunas respuestas, también, pero no me importa mucho si no concuerdan conmigo en lo que respecta a las soluciones. Lo que importa es que estemos de acuerdo en las preguntas”.

El historiador y filósofo israelí tiene la singularidad de ser uno de los pensadores más originales y respetados del presente y a la vez uno de los más accesibles y populares

Entre ellas se destacan las macrohistóricas, porque este profesor de la Universidad de Jerusalén es, por su formación original, un historiador: la relación que hay entre el desarrollo de la humanidad y la biología del hombre; la diferencia entre el Homo sapiens y otros animales; el vínculo entre la tecnología, la cultura y la naturaleza; la deriva de la historia y la realización del individuo; los desafíos de la sociedad contemporánea, sobre todo la guerra nuclear, el cambio climático y las perturbaciones sociales que causan los saltos tecnológicos.

En esta conversación de 40 minutos destacó cinco asuntos que son, en su opinión, las claves del porvenir inmediato de la humanidad.

1) Nadie sabe cómo será el trabajo en 2040

Cuando Bilyeu le preguntó por el futuro del mercado laboral en esas circunstancias, Harari ironizó que si alguien se las da de gurú y asegura que será de tal manera y hay que prepararse haciendo determinada cosa, conviene aplicar un poco de sano escepticismo. “Lo primero que tenemos que comprender es que nadie sabe realmente cómo va a ser el mercado laboral en 2040”, dijo.

“Tú eras un conductor de camiones y ya no eres necesario —siguió—, pero se creó una nueva demanda de instructores de yoga”. Y así el camionero de 40 años se reinventa, aplica los saberes que le puedan servir de su experiencia antigua y adquiere nuevos conocimientos. “Es muy difícil, pero de algún modo lo logras”, agregó. “Entonces, 10 años más tarde, ya no hacen falta instructores de yoga”.

En efecto, en la “cadena de revoluciones cada vez mayores” que se avecinan, es muy difícil no pensar que surgirá una aplicación perfecta, conectada al cuerpo mediante sensores biométricos que controlan la actividad completa del organismo en la secuencia de poses de una práctica de yoga. “Ningún instructor humano de yoga puede competir con eso. Te quedas sin trabajo”, imaginó el escenario más probable.

“Te tienes que reinventar otra vez, como diseñador de juegos virtuales. Y de algún modo lo logras. Pero 10 años más tarde… también esto se ha automatizado. Te tienes que volver a reinventar".

2) La casa de bloques de piedra vs. la carpa

Bilyeu quiso saber, dado que es imposible estimar qué demandará el mercado de trabajo en apenas 20 años, qué puede hacer una persona para prepararse. Pero Harari reorientó su inquietud: ya no existe, como a comienzos del siglo XX, una opción segura de profesión. Se sabrá sobre la marcha, aventuró; mientras tanto, la mejor inversión no es en —por ejemplo— una carrera determinada, sino “en inteligencia emocional y en equilibrio mental, y en esta clase de habilidades sobre cómo continuar cambiando, como seguir aprendiendo".

“No estamos siquiera cerca del potencial máximo de la inteligencia artificial”, dijo Harari. “Lo que realmente vamos a enfrentar es una sucesión de revoluciones en el mercado laboral, en las relaciones, en la política” (Nicolás Stulberg) ¿Y eso cómo se adquiere? En principio, no se estudia: “No tenemos una universidad de flexibilidad mental”. Son herramientas para cultivar curse uno derecho o ballet: “Hay que tener presente que mucho de lo que hoy aprendemos podría dejar de ser relevante en 20 o 30 años, así que, sea lo que sea aquello que uno haga, también tendría que invertir en el desarrollo de la inteligencia emocional, el equilibrio mental y la capacidad de mantenerse cambiando y aprendiendo y reinventándose a lo largo de la vida”.

Ofreció una imagen como comparación: “Si en el pasado la educación se parecía a construir una casa de materiales sólidos, como la piedra, y con cimientos profundos, ahora se parece más a construir una carpa que se pueda doblar y llevar a otro lugar con rapidez y sencillez”.

3) El ser humano ya es un sistema hackeable- Ver más en: Yuval Noah Harari en el programa Impact Theory https://www.youtube.com/watch?v=01eKd7FFLnk

Harari destacó que otra gran consecuencia de la aceleración tecnológica es que el ser humano se ha convertido en “un animal hackeable”. Es algo que ningún sistema totalitario del siglo XX logró: “Aun si el KGB o la Gestapo te seguían 24 horas por día, escuchando cada conversación que tenías, observando a cada persona con la que te encontrabas, no tenían el conocimiento biológico suficiente para comprender qué sucedía dentro de ti. Y por cierto no tenían el poder de computación necesario para entender siquiera los datos que sí lograban obtener”.

Hoy, en cambio, existe la tecnología que permite descifrar a los humanos como sistema, “saber qué pensamos para anticipar nuestras elecciones, para manipular nuestro deseos humanos de maneras que nunca antes fueron posibles”, sintetizó.

¿Qué hace falta para hackear a un ser humano? Solamente dos cosas, aunque son dos cosas complejas: “Un montón de datos, en particular datos biométricos, no solo sobre dónde vamos y qué compramos, sino qué sucede dentro de nuestros cuerpos y dentro de nuestras mentes, y mucho poder de computación para comprender todos esos datos”, enumeró.

“Esto nunca antes fue posible en la historia”, subrayó. Pero aquello que el KGB o la Gestapo no lograron, que fue entender de verdad a una persona, al punto de predecir sus elecciones y manipular sus deseos, hoy es posible. “Lo que el KGB no pudo hacer, hoy las corporaciones y los Gobiernos comienzan a poder hacerlo”, argumentó.

“Lo primero que tenemos que comprender es que nadie sabe realmente cómo va a ser el mercado laboral en 2040”, dijo Harari, por lo cual la flexibilidad es una característica clave a cultivar “Esto se debe a la fusión entre la revolución en biotecnología (por la que cada vez somos mejores a la hora de entender lo que sucede dentro de nosotros, en el cuerpo y en el cerebro) y la revolución simultánea en tecnología informática (que nos da el poder de computación necesario). Cuando sumamos las dos cosas, logramos la capacidad de crear algoritmos que me entienden mejor de lo que yo me comprendo a mí mismo. Estos algoritmos no solo pueden predecir mis elecciones: también pueden manipular mis deseos y, básicamente, venderme cualquier cosa, ya sea un producto o un político".

4) Conócete a ti mismo (porque el algoritmo ya te conoce bien)

A diferencia de la mente humana, que “es una máquina que produce relatos constantemente” —y sobre todo un relato muy importante, que es la identidad—, la tecnología recoge datos del sistema humano. Eso hace que, más temprano que tarde, los algoritmos puedan conocer a una persona mucho más de lo que ella se conoce a sí misma, algo que tampoco había sucedido nunca antes en la historia, subrayó.

“El yo es un relato, no es algo real”, resumió. “Si tomamos el perfil que la gente crea sobre sí misma en Facebook o Instagram, debería ser obvio: no refleja su existencia real. Por ejemplo, el porcentaje de tiempo que uno aparece sonriendo en la cuenta de Instagram es mucho mayor al porcentaje de tiempo que uno sonríe en la vida real”.

En esa forma de “tercerización del cerebro”, como describió a la mejora en la capacidad de construir relatos que ofrecen las plataformas sociales, se produce una separación significativa: allí donde los algoritmos solo ven datos, el ser humano “tiende a cometer un error fundamental”, calificó, que es pensar que él realmente es ese relato que ha construido.

Aquello que el KGB o la Gestapo no lograron, que es hackear a una persona, hoy es posible. “Hoy las corporaciones y los Gobiernos comienzan a poder hacerlo”, argumentó Harari “Una de las cosas más importantes de mi vida, y creo que más importantes de mi carrera científica, fue comprender de lo poco que sé sobre mí mismo”, puso como ejemplo. “Yo tenía 21 años cuando finalmente comprendí que era gay, y cuando lo pienso me resulta completamente asombroso, porque tendría que haber sido algo obvio a los 16 años, a los 15 años, y un algoritmo lo habría advertido rápidamente”. Y hoy se podría crear un algoritmo como ese, que —por ejemplo— siga el movimiento ocular cuando una persona ve a otras, y sistematice dónde va su mirada, en quién se concentra. “Debería ser muy sencillo. Un algoritmo así podría haber dicho, cuando yo tenía 15 años, que yo era gay”, agregó.

Las implicaciones de eso son extraordinarias. Y no son solamente positivas, ni remotamente de dirección única. “Realmente depende de dónde vive uno y qué se hace con esa información. En algunos países, uno puede meterse en problemas con la policía y con el Gobierno”, señaló por caso. Y en otros, quizá una persona no sabe que es gay pero las corporaciones sí, “y lo quieren entender porque necesitan saber qué clase de publicidades mostrarle”.

Ante esos costados negativos, ante las consecuencias múltiples de la pérdida de privacidad —y hasta de intimidad de pensamientos y emociones de profundidad extrema—, ¿por qué querría la gente continuar con este progreso tecnológico?

5) Nuevos enemigos: la salud y la privacidad

La respuesta es simple, arrojó Harari como un golpe de realidad: “Porque tiene un lado bueno, mejorar el cuidado de la salud”. Que es lo más parecido que puede haber a la inmortalidad: comprar años de vida y de calidad de vida.

"Hoy es posible crear algoritmos que me entienden mejor de lo que yo me comprendo a mí mismo", alertó Harari. "Pueden predecir mis elecciones y manipular mis deseos" (Nicolás Stulberg) “Es tremendamente tentador —desarrolló— porque la tecnología nos puede brindar el mejor cuidado de la salud de la historia, algo que va realmente mucho más allá de cualquier cosa que hayamos visto hasta ahora. Esto puede significar que quizá en 30 años la persona más pobre del planeta puede obtener mejor atención médica en su teléfono celular que la persona más rica de hoy obtiene en los mejores hospitales y con los mejores médicos”.

Dio el ejemplo de la detección temprana del cáncer.

“El proceso usual sucede por medio de la mente, no se lo pueda tercerizar. En la mayoría de los casos hay un momento crucial, cuando uno siente que algo en su cuerpo está mal, y va aun médico y a otro, y hace un estudio y otro hasta que finalmente se descubre que tiene cáncer. Como se basa en nuestros propios sentimientos —en este caso, de dolor— con mucha frecuencia cuando comenzamos a percibirlo es tarde, el cáncer se ha expandido. Y acaso no es demasiado tarde, pero tratarlo va a ser costoso y doloroso y complejo”.

"En 30 años la persona más pobre del planeta puede obtener mejor atención médica en su teléfono celular que la persona más rica de hoy obtiene en los mejores hospitales y con los mejores médicos”, ilustró Harari ¿Qué pasaría si se pudiera tercerizar esa percepción, emplear un algoritmo que controle la salud 24/7 mediante sensores biométricos? “Podría descubrir este cáncer cuando es apenas un puñado de células que comienzan a dividirse y proliferar”, postuló Harari. “Y es mucho más fácil, y barato e indoloro, ocuparse en esa instancia que de dos años más tarde, cuando ya es un gran problema. Creo que todo el mundo aceptaría esto”.

Y en eso, cree, radica la gran tentación, aunque tenga un reverso oscuro. “Una de las grandes batallas del siglo XXI se va a librar entre la privacidad y la salud”, aseguró. “Y creo que la salud va a ganar. La mayoría de la gente va a estar dispuesta a renunciar a una importante cantidad de privacidad a cambio de un mejor cuidado de la salud”.

Y allí, arriesgó, es donde el sapiens vuelve a intervenir con las herramientas de la historia, que lo distinguen: “Necesitamos tratar de disfrutar de ambas cosas, de crear un sistema que nos dé gran cuidado de la salud pero sin poner en peligro nuestra privacidad”. Y Harari concluye, como es característico de su pensamiento, con un interrogante: “Que podamos, o no, lograr ese equilibrio, es una pregunta política enorme”.

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¿QUÉ APRENDIMOS EN UN AÑO DE PANDEMIA? (COVID19) https://www.infobae.com/america/mundo/2021/02/27/yuval-noah-harari-que-aprendimos-en-un-ano-de-pandemia/ Yuval Noah Harari por INFOBAE PENSABA ¿CUÁL ES LA DIFERENCIA ENTRE UN PENSADOR Y UN FILÓSOFO? NO LA TENGO TAN CLARA, PERO ENTIENDO QUE HARARI ES UN PENSADOR, MÁS QUE UN FILÓSOFO. QUIZÁS PARA SANJAR LA PREGUNTA PODRÍAMOS DECIR QUE ES UN INTELECTUAL PÚBLICO.

La política no parece estar a la altura de la ciencia.

Entonces, ¿por qué más de 6.687.859 millones de muertos en el mundo? ¿Por qué economías enteras colapsadas y hasta países cerrados? Durante la peste negra no se sabía qué la producía, aunque la ciencia había avanzado sucedió lo mismo en la gripe de 1918, no se sabía qué la producía, las medidas siguieron el camino del ensayo y el error y, por lo tanto, se avanzó a ciegas y no se logró la vacuna. Los esenciales. Comercio minorista, seguridad, repartidores ·se convirieton en la delgada línea roja que mantuvo viva la civilización.

Corresponde a los políticos más que a los ingenieros hallar el equilibrio adecuado entre la vigilancia útil y las pesadillas distópicas.

ALGUNAS REGLAS BÁSICAS • DATOS PERSONALES sobre lo que sucede en el cuerpo de alguien, se deberían usar para ayudar a esa persona y no para manipularla, controlarla o hacerle daño. • IMPEDIR LA CONCENTRACIÓN DE LOS DATOS. Que los tenga la autoridad sanitaria y no la policía • VIGILANCIA DE DOBLE VÍA- Si se aumenta la vigilancia sobre los individuos, la vigilancia vertical de arriba hacia abajo, simultáneamente debería incrementarse la vigilancia hacia los gobiernos y las grandes corporaciones. La necesidad de transparencia sobre lo que se hace con los fondos públicos destinados a paliar la crisis durante la pandemia.


Biografía

Yuval Noah Harari nació en 1976 en Haifa, Israel. Doctorado en Oxford, se especializó primero en historia militar y medieval. Hoy es profesor en la Universidad Hebrea de Jerusalén y se dedica a los procesos macrohistóricos. Se hizo conocido mundialmente con su libro De animales a dioses, traducido a veinte idiomas.LA FOTO. Puesto a elegir un objeto o espacio significativo para su trabajo, Harari opta por un bosque, un lugar en el que, según cuenta, busca y encuentra inspiración. Vive en Mezilat Zion, cerca de Jerusalén.



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GUERRA UCRANIA

“Eso es una completa mentira: Ucrania es una nación con más de mil años de historia, y Kiev ya era una gran metrópolis cuando Moscú ni siquiera era un pueblo. Pero el déspota ruso ha dicho su mentira tantas veces que aparentemente él mismo se la cree”, escribió, en referencia al mandatario, el autor de Sapiens, de animales a dioses.



Enviado por AlejandroDrucaroff

"…esta idea de la información centrada en el poder y profundamente escéptica no es un fenómeno nuevo ni la inventaron los antivacunas, los terraplanistas, los bolsonaristas ni los partidarios de Trump. Se propagaron opiniones similares mucho antes de 2016, incluso por parte de algunas de las mentes más brillantes de la humanidad. A finales del siglo XX, por ejemplo, intelectuales de la izquierda radical como Michel Foucault o Edward Said afirmaron que instituciones científicas como hospitales y universidades no buscan verdades atemporales y objetivas, sino que, al servicio de las élites capitalistas y colonialistas, hacen uso del poder para determinar qué se considera verdad.


"El argumento principal de este libro es que la humanidad consigue un poder enorme mediante la construcción de grandes redes de cooperación, pero la forma en que se construyen dichas redes las predispone a hacer un uso imprudente del poder. Nuestro problema, por lo tanto, tiene que ver con las redes. Más concretamente, es un problema de información. La información es el pegamento que mantiene unidas las redes. Pero, durante miles de años, los sapiens construyeron y mantuvieron grandes redes al inventar y expandir ficciones, fantasías, ilusiones: sobre dioses, sobre palos de escoba encantados, sobre la IA y sobre muchas otras cosas. Mientras que cada individuo humano suele interesarse por conocer la verdad acerca de sí mismo y del mundo, las grandes redes ponen en contacto a sus miembros y crean orden al generar dependencia en ficciones y fantasías. Así es como, por ejemplo, vimos surgir el nazismo y el estalinismo. Estas eran unas redes poderosísimas sostenidas por ideas excepcionalmente equivocadas. Tal como afirmó con acierto George Orwell, la ignorancia es fuerza." "…El hecho de que los regímenes nazi y estalinista se fundaran sobre fantasías crueles y mentiras cargadas de cinismo no los hizo excepcionales desde el punto de vista histórico, ni los predestinó al hundimiento. El nazismo y el estalinismo han sido dos de las redes más poderosas jamás creadas por el ser humano. A finales de 1941 y principios de 1942, los poderes del Eje estaban a punto de ganar la Segunda Guerra Mundial. Al final, Stalin se erigió como vencedor de la guerra,[1] y en las décadas de 1950 y 1960 tanto él como sus sucesores manejaron una probabilidad razonable de ganar la Guerra Fría. En la década de 1990, las democracias liberales tomaron la delantera, pero ahora esta se nos antoja una victoria transitoria. En el siglo XXI, cualquier nuevo régimen totalitario podría tener éxito allí donde Hitler y Stalin fracasaron, creando una red todopoderosa que evite que las generaciones futuras traten siquiera de destapar sus mentiras y ficciones. No deberíamos dar por sentado que las redes ilusorias están destinadas al fracaso. Si queremos evitar su triunfo, tenemos un trabajo duro por delante." "…muchas cosas han cambiado desde 2016 (se refiere a esa fecha porque entonces publicó Homo Deus, obra donde advertía sobre los riesgos del desarrollo tecnológico). La crisis ecológica se ha agudizado, las tensiones internacionales se han incrementado y una oleada populista ha socavado incluso la cohesión de las democracias más sólidas. El populismo también ha orquestado un desafío radical para la idea ingenua de la información. Líderes populistas como Donald Trump o Jair Bolsonaro, movimientos populistas como QAnon y teorías de la conspiración como las de los antivacunas han aducido que toda institución tradicional que ve reforzada su autoridad bajo el argumento de recopilar información y descubrir la verdad simplemente está mintiendo. Burócratas, jueces, médicos, periodistas convencionales y expertos académicos forman parte de una camarilla de élite que no tiene ningún interés por la verdad y que, de manera deliberada, difunde desinformación para obtener poder y privilegios a expensas del «pueblo». El auge de políticos como Trump y de movimientos como QAnon se produce en un contexto político específico, propio de las condiciones de Estados Unidos durante los últimos años de la década de 2010. Pero el populismo como una visión antisistema del mundo es muy anterior a Trump y es relevante para otros muchos contextos históricos actuales y futuros. En resumen, el populismo considera la información como un arma. En sus versiones más extremas, el populismo postula que en absoluto existe una verdad objetiva, y que cada cual tiene «su propia verdad», de la que se sirve para derrotar a sus rivales. Según esta opinión, el poder es la única realidad. Toda interacción social es una lucha por el poder, porque lo único que interesa a los humanos es el poder. Decir que nos interesa algo distinto —como la verdad o la justicia— no es más que una estratagema para alcanzar el poder. Allí donde el populismo divulga con éxito la idea de la información como un arma, el propio lenguaje se ve debilitado. Sustantivos tales como «hechos» y adjetivos como «exacto» y «verdadero» se vuelven imprecisos. No se considera que estos términos señalen una realidad objetiva común. En su lugar, cualquier conversación sobre «hechos» o «verdad» está destinada a que por lo menos ciertas personas pregunten: «¿A qué hechos y a qué verdad se está refiriendo usted?»." "…esta idea de la información centrada en el poder y profundamente escéptica no es un fenómeno nuevo ni la inventaron los antivacunas, los terraplanistas, los bolsonaristas ni los partidarios de Trump. Se propagaron opiniones similares mucho antes de 2016, incluso por parte de algunas de las mentes más brillantes de la humanidad. A finales del siglo XX, por ejemplo, intelectuales de la izquierda radical como Michel Foucault o Edward Said afirmaron que instituciones científicas como hospitales y universidades no buscan verdades atemporales y objetivas, sino que, al servicio de las élites capitalistas y colonialistas, hacen uso del poder para determinar qué se considera verdad. En ocasiones, estas críticas radicales llegaron a afirmar que los «hechos científicos» no son sino un «discurso» capitalista o colonialista, y que en realidad aquellos que ocupan el poder nunca estarán interesados en la verdad ni se puede confiar en que reconozcan o corrijan sus errores. Esta línea de pensamiento izquierdista radical se remonta a Karl Marx, que en el siglo XIX adujo que el poder es la única realidad, que la información es un arma y que las élites que afirman servir a la verdad y la justicia en realidad persiguen angostos privilegios de clase. Tal como se afirma en el Manifiesto comunista, de 1848, «la historia de toda sociedad hasta nuestros días no ha sido sino la historia de la lucha de clases. Hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos, nobles y siervos, maestros y oficiales; en una palabra, opresores y oprimidos, en lucha constante, mantuvieron una guerra ininterrumpida, ya abierta, ya disimulada». Esta interpretación binaria de la historia implica que toda interacción humana es una lucha por el poder entre opresores y oprimidos. Por consiguiente, siempre que alguien diga algo, la pregunta no ha de ser «¿qué ha dicho? ¿Es cierto?», sino más bien «¿quién lo dice? ¿A qué privilegios sirve?». Desde luego, es poco probable que populistas de derechas como Trump y Bolsonaro, que de hecho se presentan como antimarxistas furibundos, hayan leído a Foucault o a Marx. También difieren mucho de los marxistas en las políticas que proponen en materia de impuestos y de prestaciones sociales. Pero, en esencia, su opinión sobre la sociedad y la información es sorprendentemente marxista, pues ven toda interacción humana como una lucha por el poder entre opresores y oprimidos." "…los populistas están erosionando la confianza en las instituciones a gran escala y en la cooperación internacional precisamente cuando la humanidad se enfrenta a retos existenciales como el colapso ecológico, la guerra global y la pérdida de control sobre la tecnología. En lugar de confiar en instituciones humanas complejas, el populismo nos aconseja lo mismo que el mito de Faetón y la fábula de «El aprendiz de brujo»: «Confía en Dios o en el gran brujo para que intervengan y lo corrijan todo». Si aceptamos este consejo, es probable que pronto nos encontremos bajo el control de la peor clase de humanos sedientos de poder y que a largo plazo sean unos nuevos jefes supremos de IA quienes nos controlen. O puede que no nos encontremos en ninguna parte, con la Tierra convertida en un lugar inhóspito para la vida humana." "…Si no queremos ceder el poder a un líder carismático o a una IA inescrutable, primero hemos de entender mejor qué es la información, cómo ayuda a construir redes humanas y de qué manera se relaciona con la verdad y el poder. Los populistas tienen razón al sospechar de la idea ingenua de la información, pero se equivocan al pensar que el poder es la única realidad y que la información siempre es un arma. La información no es la materia prima de la verdad, pero tampoco es una simple arma. El espacio entre estos dos extremos es suficiente para proporcionarnos una visión más matizada y optimista de las redes de información humanas y de nuestra capacidad para manejar el poder con sensatez. Este libro se dedica a explorar ese terreno intermedio."

"…Si no queremos ceder el poder a un líder carismático o a una IA inescrutable, primero hemos de entender mejor qué es la información, cómo ayuda a construir redes humanas y de qué manera se relaciona con la verdad y el poder. Los populistas tienen razón al sospechar de la idea ingenua de la información, pero se equivocan al pensar que el poder es la única realidad y que la información siempre es un arma. La información no es la materia prima de la verdad, pero tampoco es una simple arma. El espacio entre estos dos extremos es suficiente para proporcionarnos una visión más matizada y optimista de las redes de información humanas y de nuestra capacidad para manejar el poder con sensatez. Este libro se dedica a explorar ese terreno intermedio." "…La parte I se inicia con un examen de dos principios que han sido esenciales para las redes de información humanas a gran escala: la mitología y la burocracia. Los capítulos 2 y 3 describen el modo en que las redes de información a gran escala —desde los reinos de la Antigüedad hasta los estados actuales— se han basado tanto en creadores de mitos como en burócratas. Los relatos de la Biblia, por ejemplo, fueron esenciales para la Iglesia cristiana, pero la Biblia no habría existido si los burócratas de la Iglesia no hubieran seleccionado, editado y diseminado dichos relatos. Un dilema complicado para toda red humana es que los creadores de mitos y los burócratas tienden a tomar direcciones opuestas. Numerosas instituciones y sociedades se definen por el equilibrio que consiguen establecer en la pugna entre las necesidades de sus creadores de mitos y las de sus burócratas. La propia Iglesia cristiana se dividió en iglesias rivales, como la católica y la protestante, que alcanzaron equilibrios de varios tipos entre la mitología y la burocracia. A continuación, el capítulo 4 se centra en el problema de la información errónea y en las ventajas y los inconvenientes de mantener mecanismos de autocorrección como tribunales independientes o revistas científicas revisadas por pares. Este capítulo compara instituciones basadas en mecanismos débiles de autocorrección, como la Iglesia católica, con instituciones que han desarrollado fuertes mecanismos de autocorrección, como las disciplinas científicas. A veces los mecanismos de autocorrección débiles conducen a calamidades históricas, como la caza de brujas que tuvo lugar en Europa a principios de la Edad Moderna, mientras que en ocasiones los mecanismos de autocorrección sólidos desestabilizan la red desde dentro. Si se considera en términos de longevidad, extensión y poder, la Iglesia católica tal vez haya sido la institución más exitosa de la historia de la humanidad, a pesar —o quizá a causa— de la relativa debilidad de sus mecanismos de autocorrección." "…La parte histórica del libro es esencial para entender los acontecimientos del presente y los supuestos del futuro. Puede afirmarse que la aparición de la IA es la mayor revolución de la información que ha conocido la historia. Pero no la podremos comprender a menos que la comparemos con sus predecesoras. La historia no es el estudio del pasado, sino el estudio del cambio. La historia nos enseña lo que se mantiene inmutable, lo que cambia y cómo cambian las cosas. Esto es tan relevante para las revoluciones de la información como para cualquier otro tipo de transformación histórica. Así, entender el proceso por el que la Biblia, supuestamente infalible, fue canonizada nos proporciona importantes conocimientos acerca de la infalibilidad que hoy se atribuye a la IA. De modo similar, episodios como la caza de brujas de inicios de la Edad Moderna y la colectivización de Stalin ofrecen a cualquiera que los estudie duras advertencias sobre lo que podría ir mal si concedemos a la IA un mayor control sobre las sociedades del siglo XXI. Asimismo, un conocimiento cabal de la historia es vital para comprender qué novedades ofrece la IA, en qué se diferencia de la imprenta y de la radio, y de qué maneras específicas una futura dictadura de la IA podría ser muy distinta de lo que hemos conocido hasta ahora. El libro no defiende que estudiar el pasado nos permita predecir el futuro. Tal como se subraya en repetidas ocasiones a lo largo de las páginas que siguen, la historia no es determinista, y las decisiones que tomemos en los años venideros servirán para moldear el futuro. La escritura de este libro tiene como objetivo principal que, al tomar decisiones bien fundadas, prevengamos el peor de los desenlaces. Si no podemos cambiar el futuro, ¿por qué perder el tiempo hablando de él?"


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MercedesJones

EnciclopediaRelacionalDinamica: HarariYuvalNoah (última edición 2024-10-05 20:56:19 efectuada por MercedesJones)