Juan José Sebreli nació en Buenos Aires en 1930. Es ensayista de temas sociológicos, de historia contemporánea, de filosofía política y de crítica literaria; en esta variedad, donde hay sin embargo una unidad, se vislumbra su tendencia a las relaciones interdisciplinarias. Su prosa comunicativa le ha permitido llegar a un público más amplio que el habitual en esta temática. Al margen de los círculos académicos y de la universidad oficial dirigió a numerosos grupos de estudio que durante la dictadura formaron lo que se dio en llamar la "universidad de las sombras". Intervino en las dos revistas culturales más importantes de su tiempo, Sur y Contorno. Formó parte del primer grupo existencialista en Buenos Aires y fue el introductor de Alexander Kojève y de Tran Duc Thao. Colabora con el diario La Nación y otras publicaciones. Entre sus obras destacan Martínez Estrada, una rebelión inútil (1960), Buenos Aires, vida cotidiana y alienación (1964), Mar de Plata, el ocio represivo (1970), Los deseos imaginarios del peronismo (1983), La saga de los Anchorena (1985), Las señales de la memoria (1987), El asedio a la modernidad (1991), El vacilar de las cosas (1994), Escritos sobre escritos, ciudades bajo ciudades (1997), La era del fútbol (1998) y El tiempo de una vida (2005) autobiografía. Es "doctor honoris causa" de la Universidad CAECE y ha sido traducido a varios idiomas. -------- * Hoy 3 de noviembre 2020 Juan José Sebreli cumple 90 años. Creo en el homenaje a Sebreli de aquellas personas que como yo fueron siguiendo sus mutaciones intelectuales, su valentía y -como dice él mismo- el espíritu libre, negativo pero no nihilista con el que escribe que provoca siempre la atracción y el rechazo. * Descubrí en su obra "Buenos Aires, vida cotidiana y alienación" la función de un sociólogo crítico y tareas como las que Sebreli emprende, acompañan mi inalterable amor por la sociología. Este espíritu que ahora renovamos con varios colegas, con el nombre de sociología amable, una sociología para la gente. * Pensar la ciudad como un sistema abierto es reconocer el conflicto como elemento de equilibrio, el disenso y el consenso como partes inseparables; promover el cambio si destruir lo recuperable del pasado, acrecentar las libertades sin perder los lazos de unión, entrelazar, en un mismo espacio de vida, lo privado y lo público, lo individual y lo social, lo subjetivo y lo objetivo, lo local y lo universal. * La función del intelectual público y Sócrates el tábano de ATENAS. Sócrates quería mejorar la sociedad en la que vivía, y pensaba que la clave para lograrlo era la educación, puesto que según afirmaba: “la ignorancia es la causa de la maldad”. * Hoy en día también se le recuerda por su célebre consejo: “conócete a ti mismo” símbolo de su fe en la educación, y más en la propia, como medio para ser mejor ciudadano. ----- 31.10. 2022 * Descubrí en tu obra "Buenos Aires, vida cotidiana y alienación" la función de un sociólogo crítico y tareas como las que fuiste emprendiendo, acompañan mi inalterable amor por la sociología. * El libro original se perdió en alguna biblioteca familiar o de amigos, pero en 2003 compré la versión de los "cuarenta años después" y ya en su prologo me encontré con la frase de Sartre que vos hacés tuya: He cambiado en el interior de una permanencia. ¿Qué elementos de tu ideario destacarías porque tienen cierta permanencia? * Vos dijiste que "tu modelo había sido Sartre, representante del tipo humano del intelectual libre, apartado de las instituciones oficiales y de los partidos políticos, que solo hablaba en su propio nombre." ¿Es algo que seguís sosteniendo o has generado un modelo propio de intelectual público con otras características? * Hay una gran cantidad de personas que, como yo, hemos ido siguiendo tus mutaciones intelectuales, tu valentía y -como vos mismo decís- "el espíritu libre, negativo pero no nihilista" con el que escribís y que provoca siempre la atracción y el rechazo. ¿Qué podés decirnos de tu atracción y tu rechazo por algunas figuras emblemáticas de la cultura de nuestro país como Victoria Ocampo? ---- Hay una frase de Simone de Beauvoir "cuando uno envejece el mundo se despuebla" que me resultó reveladora pero al mismo tiempo pareciera que has logrado establecer relaciones de amistad que son todavía perdurables. ¿Es así? ------- * Juan José Sebreli en "Los 7 Locos" - 10.09.2022 - https://www.youtube.com/watch?v=nu32DsINUS0 "Entre Buenos Aires y Madrid" El ensayista argentino estuvo en el programa conducido por Cristina Mucci para conversar sobre su último libro, "Entre Buenos Aires y Madrid", escrito en coautoría con Blas Matamoro. * Genio y Figura sobre Victoria Ocampo lo escribió Blas Matamoro * De una generación a otra son como cortinas de hierro. * Celeste y Colorado un artículo politico que gusto mucho. * María Rosa Oliver era comunista y escribía en Sur * Con Sur, publicaba porque lo invitó Murena. * Murena era muy amigo de Girri y de Pepe Bianco secretario de la Revista Sur. Era la única persona de clase media que publicaba en la Revista Sur, y luego entré yo. * Escribió un artículo muy positivo sobre Miguel Angel Esperoni, peronista y no les gusto y lo echaron. Los hermanos Canto que eran muy integrantes. * En aquel momento era comunista y simpatizante de los peronistas. Pero, después lo llamó Pepe Bianco. Le dijo no podés publicar más en Sur. * A Viñas se le ocurre la revista Contorno, y Sebreli escribió algo que quedó como el manifiesto de la revista, Correa, y Masot luego Blas Matamoro. * Eran existencialistas, marxistas y un poco peronistas, famosos en las pocas cuadras de Viamonte desde Maipú al Bajo. ------- * Entre Buenos Aires y Madrid, un diálogo no solo entre Sebreli y Pascal sino entre el pasado y entre le futuro * Dos pensadores actualicimos que están hablando BlasMatamoro ESCRITOS SOBRE ESCRITOS, CIUDADES BAJO CIUDADES * Hablás del un escepticismo moderado alegará que dudar de todo es una defensa contra el dogmatismo, la intolerancia y el fanatismo y hacés referencia al "escepticismo moderado de Borges" que es también dogmatismo porque es la afirmación indudable de la imposibilida de decidirse entre la afirmación y la negación" ¿8jjCómo definirías, en todo caso, tu propio escepticismo? BUENOS AIRES, CIUDAD EN CRISIS * Allí, hay un subtítulo que a Marta seguramente le generará una fuerte adhesión, hablás de los PRISIONEROS DEL RUÍDO. ---- SEBRELI, SARLO Y LANATA * Sebreli, Sarlo y Lanata: el legado de la rebeldía * Encarnaron, cada uno en su campo y a su modo, la verdadera independencia del intelectual; preservaron siempre su espíritu crítico, su mirada díscola y su libertad para pensar * 2 de enero de 2025 * Luciano Román para La Nación * https://www.lanacion.com.ar/opinion/sebreli-sarlo-y-lanata-el-legado-de-la-rebeldia-nid01012025/ * La muerte, en apenas sesenta días, de Juan José Sebreli, Beatriz Sarlo y Jorge Lanata, instala una sensación de orfandad en el debate público argentino. Entre los tres, sin embargo, dejan también una brújula que tal vez sirva para orientarnos en un país que, por momentos, parece haber extraviado la vocación de discutirse a sí mismo y de convivir con el otro sin procurar destruirlo. * Más allá de una huella material que se encuentra en libros, documentales, ensayos, investigaciones, artículos y entrevistas, Sebreli, Sarlo y Lanata dejan algo simbólico e intangible: el legado ético de la rebeldía. Encarnaron, cada uno en su campo y a su modo, la verdadera independencia del intelectual. Preservaron siempre su espíritu crítico, su mirada díscola y su libertad para pensar más allá de su propia conveniencia y de los vientos circunstanciales de la opinión pública. Mantuvieron una resistencia estructural a formar parte del rebaño y asumieron, en el plano de las ideas, el riesgo de nadar contra la corriente. * La ironía del destino quiso que sus voces se apagaran casi al mismo tiempo. Pero sin bordear siquiera el misticismo, tal vez podamos rastrear en sus ausencias un mensaje y un sentido. Con altibajos, diferencias y contrastes, los tres encarnaron valores que se vieron desdibujados en la Argentina de las últimas décadas. * Simbolizaron, por un lado, la construcción de carreras y trayectorias basadas en los pilares de aquel país virtuoso: el esfuerzo, el estudio, el trabajo; la individualidad, pero también el equipo; el riesgo y el atrevimiento, pero a la vez la rigurosidad y la constancia. Ninguno de los tres provenía de entornos privilegiados. * Se hicieron a sí mismos; Sarlo en la academia, Sebreli y Lanata en las bibliotecas, en las redacciones y en la calle. Con distintos estilos, y en medidas diversas, se encontraron con el reconocimiento y la fama. Eso fue, de alguna forma, una consecuencia. No buscaban la notoriedad por sí misma, aunque los guiaba, seguramente, el afán de la excelencia y no eludían la vidriera. Tuvieron alta exposición, pero también trabajo arduo y silencioso. No se durmieron en los laureles de sus primeros éxitos. Siempre fueron por más. Produjeron, crearon, escribieron y discutieron hasta su último aliento. Hicieron mucho, pero les quedó mucho por hacer: eran infinitos en la gestación de ideas y proyectos. * Ver en la nota una imagen publicada en X por el profesor Álvaro Zicarelli. Aparece él junto a Sarlo, Sebreli y Lanata * Los tres simbolizaron la capacidad y la valentía de revisarse a sí mismos y de mudar sus creencias y opiniones. Desafiaron el statu quo y los clichés. Incomodaron al poder y a las burocracias políticas e intelectuales. Pero tuvieron la integridad y el coraje de incomodarse antes a sí mismos, de correr riesgos, de contradecir las oleadas de unanimidad y hegemonía que han impregnado distintas épocas de la Argentina contemporánea. Se resistieron a los corsets ideológicos y batallaron contra sus propios prejuicios. * En un país donde el llamado progresismo ha preferido muchas veces callar o hacer la “vista gorda” frente a la corrupción y al autoritarismo; donde muchos fueron cómplices por conveniencia y cedieron a la tentación del subsidio o del halago oficial, las tres figuras que acaban de irse seguirán en la memoria por todo lo contrario: se arriesgaron, incluso, al repudio de sus propios grupos de pertenencia por no callar ni hacerse los distraídos. Pagaron el precio de ser incluidos en secretas listas negras que fueron tácitas pero implacables durante el largo ciclo kirchnerista. * Con ideas firmes y convicciones nítidas, defendieron los principios del diálogo, la interrogación y la duda. Reivindicaban el valor de la pregunta en una época en la que tiende a dominar el exceso de certezas y buscan imponerse verdades absolutas. Cultivaron el arte de la conversación en un contexto en el que muchos se aferran a los monólogos y los relatos inflexibles. No evitaban el debate áspero y frontal, pero reconocían en el adversario a un interlocutor; cuanto más sólido, mejor. Se habían convertido, de algún modo, en referentes contraculturales: el pensamiento crítico y la vocación de escucha parecen languidecer en un ecosistema en el que se naturalizan, incluso, la bajeza, el mal gusto y la miseria ética de festejar en las redes sociales el final de una vida o de subrayar y exaltar el rechazo por el otro en la hora de su muerte. ¿Hay peor ruptura de los códigos de convivencia que quebrar el silencio o el respeto ante el duelo de los demás? La pregunta alude a activistas del actual oficialismo que suelen derrapar en algo peor que el exabrupto. * Tal vez por su propia formación y sus propias experiencias, Sebreli, Sarlo y Lanata se formaron escuchando a otros antes que a sí mismos. También representaron, en ese aspecto, un valor en vías de extinción. Hoy parece imperar la idea de callar y descalificar al oponente, como si el coraje y la autenticidad se confundieran con la agresividad y el atropello. * Los tres tuvieron otra coincidencia: navegaron contra la corriente de las simplificaciones y los dogmas. Exploraron los matices e incluso las contradicciones. Combatieron distintas formas de demagogia y facilismo, porque si algo sabían era que el mundo es mucho más complejo, más ancho y más diverso de lo que vemos delante de nuestras narices. También más insondable y misterioso. * Fueron intelectuales, pero también fueron ciudadanos comprometidos con la acción. En el caso de Sarlo y de Sebreli, nunca se encerraron en la torre de marfil de la academia, aunque podrían haberlo hecho. Algo los unió al talento y la pasión del periodista: se expresaron con sencillez, con claridad, con un lenguaje franco y accesible. No apabullaban ni se paraban en la loma: les hablaban al hombre y a la mujer de a pie. * Hay una foto del cruce entre Beatriz Sarlo y Orlando Barone en el programa 678 de la TV Pública * A cada uno se le podrán adjudicar, por supuesto, errores y posturas al menos discutibles. Como decía Borges, de un hombre pueden escribirse infinitas biografías, cada una basada en aspectos distintos de su vida, y nos costaría reconocer que hablan de la misma persona. Eran imperfectos, claro. Tal vez hayan caído en excesos y alguno haya tenido actitudes o reacciones que en algún momento pueden haber resultado chocantes o altaneras. La exuberancia y el egocentrismo suelen ser características de los individuos fuera de serie. Pero no se les puede negar la honestidad intelectual con la que participaron siempre del debate. * Pusieron la cara y el cuerpo. Nunca se escondieron. Fueron ariscos y cuestionadores cuando resultaba más confortable, y acaso era un mejor negocio, practicar la condescendencia y plegarse a la manada. * Nunca confundieron las causas nobles con la manipulación y la impostura a la que muchas de ellas fueron sometidas. Creían en los derechos humanos, en el feminismo, en la inclusión social y, por supuesto, en el respeto a las minorías. Pero cuestionaron la utilización de esas banderas por intereses económicos, facciosos o políticos. No compraban eslóganes ni relatos: “Conmigo no, Barone”. La frase de Sarlo condensó, con la cortesía de la sencillez, ese contraste entre la actitud de un librepensador y la del que se arrodilla, obediente, frente al poder de turno por un salario jugoso. Aquella reacción espontánea simbolizó, también, la frontera entre la ideología y la impostura, entre lo genuino y lo falso. * Cuando el precio era la obsecuencia, nadie podía contar con ellos. Defendieron su independencia no solo como un activo profesional, sino como un capital ético. * Foto Bajo el lema "¡Queremos preguntar!", Lanata convocó a un centenar de periodistas para reclamar durante el kirchnerismo el acceso a conferencias de prensa * Para muchos que no los conocimos ni tuvimos con ellos ningún trato personal, que simplemente los seguimos como parte de una audiencia silenciosa, a veces con acuerdos y otras con discrepancias; que los leímos, aunque no con la profundidad ni con el método del estudioso, pero que siempre nos interesaron sus aportes en uno u otro campo, que disfrutamos de su lucidez y su talento a la distancia, que valoramos su coraje, los respetamos y los admiramos, sin haberlos por eso idolatrado ni subido a ningún pedestal, la ausencia simultánea de Sebreli, de Sarlo y de Lanata nos deja un gran vacío. * Pero nos deja también una enseñanza: el valor de la rebeldía, del inconformismo y de la independencia en los liderazgos intelectuales de una sociedad democrática. En un país donde los fanatismos de un signo o de otro han tendido a anestesiar el espíritu crítico, el legado de esas tres figuras nos puede marcar un rumbo: no dejemos de dudar, no nos atemos a dogmas ni a verdades reveladas, no confundamos convicciones con rigidez, sospechemos siempre de la unanimidad y de los excesos de entusiasmo colectivo. Con ligeras variaciones, eso es lo que nos dijeron Sebreli, Sarlo y Lanata a lo largo de fecundas trayectorias que, sin duda, mejoraron a la Argentina y dejaron una huella. * Por Luciano Román