Borges creía que toda civilización comienza con el diálogo.

Borges, el amor y la palabra.

"...un colega académico me tomó un día aparte y me dijo inquieto: ¿qué puede significar ese poema titulado `Al iniciar el estudio de la gramática anglosajona'? Intenté hacerle entender que para mí el anglosajón era una experiencia tan emocionante como admirar una puesta de sol o enamorarme". -¿No estará exagerando un poco? dijo, ¿Usted piensa que la aventura de una palabra es tan importante como una aventura amorosa? ¬En todo caso es mucho más larga, ¿no? ¡Dura siglos!

Cuando escribo lo hago para, digamos, aliviarme, para liberarme de un tema. Yo no busco los temas, los temas me buscan. Cuando el tema insiste yo trato de escribirlo, y una vez que lo he escrito ¬eso me cuesta mucho, tengo muchos borradores detrás de cada página que escribo¬ lo publico para pensar en otras cosas. Y cuando publico un libro lo olvido. Su éxito no me interesa. Pienso siempre en lo que voy a escribir. Lo que he escrito lo dejo atrás, son borradores simplemente.

Borges, ¬Hablando del premio Nobel. Eso puede venir. Todo es posible. El porvenir es infinito.

¬Usted ve en ello una especie de... simetría mágica,

¬Hay algo mágico: yo continúo comprando libros. No puedo leerlos, pero la presencia de los libros me ayuda... esa gravitación silenciosa, sentir que están ahí...

Bernard Pivot, conductor del célebre programa de televisión Apostrophe, conversó con Borges en París en 1980. sem-borges.html



A SEGUIR CON BORGES

http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/borges/dialogo_sobre_un_dialogo.htm

Diálogo sobre un diálogo [Cuento. Texto completo.]

Jorge Luis Borges

A- Distraídos en razonar la inmortalidad, habíamos dejado que anocheciera sin encender la lámpara. No nos veíamos las caras. Con una indiferencia y una dulzura más convincentes que el fervor, la voz de Macedonio Fernández repetía que el alma es inmortal. Me aseguraba que la muerte del cuerpo es del todo insignificante y que morirse tiene que ser el hecho más nulo que puede sucederle a un hombre. Yo jugaba con la navaja de Macedonio; la abría y la cerraba. Un acordeón vecino despachaba infinitamente la Cumparsita, esa pamplina consternada que les gusta a muchas personas, porque les mintieron que es vieja... Yo le propuse a Macedonio que nos suicidáramos, para discutir sin estorbo.

Z (burlón)- Pero sospecho que al final no se resolvieron

A (ya en plena mística)- Francamente no recuerdo si esa noche nos suicidamos.

FIN


EN DIÁLOGO. Jorge Luis Borges, Osvaldo Ferrari Editorial Sudamericana, 1998 -

En los ultimos tres años de su vida Jorge Luis Borges mantuvo inolvidables dialogos en encuentros radiales en el escritor Osvaldo Ferrari. No fueron reportajes o entrevistas, sino estrictamente conversaciones nacidas del placer de tratar temas con los que ambos, a pesar de las diferencias de edad, tenian afinidades.

Frases del prólogo: "Unos quinientos años antes de la era cristiana se dio en la Magna Grecia la mejor cosa que registra la historia universal: el descubrimiento del diálogo. La fe, la certidumbre, los dogmas, los anatemas, las plegarias, las prohibiciones, las órdenes, los tabúes, las tiranías, las guerra y las glorias abrumaban el orbe; algunos griegos contrajeron, nunca sabremos cómo, la singular costumbre de conversar. Dudaron, persuadieron, disintieron, cambiaron de opinión, aplazaron. Acaso los ayudó su mitología, que era como el Shinto, un conjunto de fábulas imprecisas y cosmogonías variables. Esas dipersas conjeturas fueron la primera raíz de lo que llamamos hoy, no sin pompa, la metafísica. Sin esos pocos griegos conversadores la cultura occidental es inconcebible. Remoto en el espacio y en el tiempo, este volumen es un eco apagado de esas charlas antiguas.


Borges nació Jorge Francisco Isidoro Luis Borges Acevedo y en un prólogo de María Kodama en el que revela una carta de Borges a Abramovich reconociendo que el apellido Acevedo está asociado con judíos sefardíes, es decir, aquellos con raíces en España.

“No sé cómo celebrar esta corriente de sangre judía que corre por mis venas“, escribió Borges a su amigo.

YO JUDÍO- Jorge Luis Borges https://identidades.com.ar/yo-judio-jorge-luis-borges/

Como los drusos, como la luna, como la muerte, como la semana que viene, el pasado remoto es de aquellas cosas que pueden enriquecer la ignorancia. Es infinitamente plástico y agradable, mucho mas servicial que el porvenir y mucho menos exigente de esfuerzos. Es la estación famosa y predilecta de las mitologías.

¿Quien no jugó a los antepasados alguna vez, a las prehistorias de su carne y su sangre? Yo lo hago muchas veces, y muchas no me disgusta pensarme judío. Se trata de una hipótesis haragana, de una aventura sedentaria y frugal que a nadie perjudica,ni siquiera a la fama de Israel, ya que mi judaísmo era sin palabras, como las canciones de Mendelssohn.

Crisol, en su número del 30 de enero, ha querido halagar esa retrospectiva esperanza y habla de mi ”ascendencia judía maliciosamente ocultada” (el participio y el adverbio me maravillan).

Borges Acevedo es mi nombre. Ramos Mejía, en cierta nota del capítulo quinto de Rosas y su tiempo, enumera los apellidos porteños de aquella fecha para demostrar que todos, o casi todos, “procedían de cepa hebreo portuguesa”. Acevedo figura en ese catálogo: único documento de mis pretensiones judías, hasta la confirmación de Crisol.

Sin embargo, el capitán Honorio Acevedo ha realizado investigaciones precisas que no puedo ignorar. Ellas me indican el primer Acevedo que desembarcó en esta tierra, el catalán don Pedro de Acevedo, maestre de campo, ya poblador del “Pago de Arroyos” en 1728, padre y antepasado de estancieros de esta provincia, varón de quien informan los Anales del Rosario de Santa Fe y los documentos para la historia del Virreinato; abuelo, en fin, casi irreparablemente español.

Doscientos años y no doy con el israelita, doscientos años y el antepasado me elude.

Estadísticamente los hebreos eran de los mas reducidos. ¿Que pensaríamos de un hombre del año cuatro mil, que descubriera sanjuaninos por todos lados? Nuestros inquisidores buscan hebreos, nunca fenicios, garamantas, escitas, babilonios, persas, egipcios, hunos, vándalos, ostrogodos, etíopes, dardanios, paflagonios, sarmatas, medos, otomanos, bereberes, britanos, libios, cíclopes y lapitas.

Las noches de Alejandría, de Babilonia, de Cartago, de Menfis, nunca pudieron engendrar un abuelo, sólo a las tribus del bituminoso Mar Muerto les fue deparado ese don.

Revista Megáfono, 3, Nro. 12, pag. 60, Buenos Aires, Abril de 1934

Servicio judío de opinión e investigación periodística www.identidades.com.ar

BORGES Y LA LIBERTAD.

—Desdichadamente para los hombres, el planeta ha sido parcelado en países, cada uno provisto de lealtades, de queridas memorias, de una mitología particular, de derechos, de agravios, de fronteras, de banderas, de escudos y de mapas. Mientras dure este arbitrario estado de cosas serán inevitables las guerras y se verán coartadas las libertades de los hombres. Soy un cosmopolita que atraviesa fronteras porque no me gustan (El otro Borges, Buenos Aires, editorial Equis, agosto de 1997).

BORGES Y EL ORDEN DE LAS COSAS

Este texto cita “cierta enciclopedia china” donde está escrito que “los animales se dividen en a] pertenecientes al Emperador, b] embalsamados, c] amaestrados, d] lechones, e] sirenas, f] fabulosos, g] perros sueltos, h] incluidos en esta clasificación, i] que se agitan como locos, j] innumerables, k] dibujados con un pincel finísimo de pelo de camello, l] etcétera, m]que acaban de romper el jarrón, n] que de lejos parecen moscas”. En el asombro de esta taxonomía, lo que se ve de golpe, lo que, por medio del apólogo, se nos muestra como encanto exótico de otro pensamiento, es el límite del nuestro: la imposibilidad de pensar esto. Así, pues, ¿Qué es imposible pensar y de qué imposibilidad se trata? (Foucault 2002: 1)

El problema principal, afirma Foucault, no reside tanto en la enumeración sin relación ni sentido sino en “el espacio que las hace vecinas” (Foucault 2002: 1), aunque sea el lenguaje el que las enuncia como lo único común que permite que las cosas se encuentren una al lado de otra. El pensador francés muestra que este desorden es más que una simple incongruencia, es el reflejo de que no hay un criterio epistémico de ordenamiento.

B: Bueno, Macbeth, desde luego.

–¿Para usted la literatura es más real que la Historia?

B: La que llamamos Historia, está hecha de memorias y de imágenes. El que usted ha mencionado es un personaje de la memoria, salvo que yo nunca pienso en él. A la larga todos nos convertimos en personajes de la memoria ajena. Macbeth lo es. Rosas también.

-¿Y Perón?

B: También, salvo que yo prefiero no mencionarlo. Ponga Rosas, que es lo mismo.

EL ESPEJO Y LA MÁSCARA

Literature_courses@yahoo.com

EL JARDÍN DE LOS SENDEROS QUE SE BIFURCAN

La idea de que el universo tiene múltiples historias puede sonar a ciencia ficción, pero actualmente es aceptada como un hecho científico. Fue formulada por Richard Feynman… Ahora trabajamos (los físicos) para combinar la teoría general de Einstein y la idea de Feynman de las historias múltiples en una teoría unificada que describa todo lo que ocurre en el universo.

Como el universo va lanzando los dados para ver qué pasará a continuación, no tiene una sola historia, como se podría esperar, sino que debe de tener todas las historias posibles, cada una de ellas con su propia probabilidad.

Debe de haber una historia del universo en que Belice ganara todas las medallas de oro de los Juegos Olímpicos, aunque quizá la probabilidad de ello sea muy baja.

De ahí las contradicciones de la novela. Fang, digamos, tiene un secreto; un desconocido llama a su puerta; Fang resuelve matarlo. Naturalmente, hay varios desenlaces posibles: Fang puede matar al intruso, el intruso puede matar a Fang, ambos pueden salvarse, ambos pueden morir, etcétera. En la obra de Ts’ui Pên, todos los desenlaces ocurren; cada uno es el punto de partida de otras bifurcaciones. Alguna vez, los senderos de ese laberinto convergen; por ejemplo, usted llega a esta casa, pero en uno de los pasados posibles usted es mi enemigo, en otro mi amigo. Si se resigna usted a mi pronunciación incurable, leeremos unas páginas.

Llueve

¿En qué ayer, en qué patios de Cartago,

cae también la lluvia?

[1] Una de las afortunadas consecuencias del desafortunado fin de “Hoja por Hoja” es que Tomás Granados Salinas aplicó sus dotes de editor en el CONACULTA, en donde logró publicar una serie de libros sobre matemáticas, en donde “Matemáticas e Imaginación” fue nuevamente puesto en circulación.

Tags: Edgar Amador, Jorge Luis Borges, Richard Feynman, Stephen Hawking



Jodernos

(Entrevista a Jorge Luis Borges. Revista Siete Días, Buenos Aires, 1973)


EL TIEMPO





TEXTO PORTER- AGUSTINA BAZTERRICA El espejo es el elemento central alrededor del cual giran la composición y sus significados. Su presencia en este grabado se refiere a las líneas de Arte poética en las que Borges afirma: "el arte debe ser como ese espejo / que nos revela nuestra propia cara". Pero en este poema Borges, también, realiza una reflexión profunda sobre el tiempo: “Mirar el río hecho de tiempo y agua / y recordar que el tiempo es otro río, / saber que nos perdemos como el río / y que los rostros pasan como el agua” y lo nombra a Ulises, paradigma del viaje: “Cuentan que Ulises, harto de prodigios, /lloró de amor al divisar su Itaca /verde y humilde. El arte es esa Ítaca /de verde eternidad, no de prodigios”. El poema encierra algunas de las claves de lectura de las obras de Porter. Borges define como poesía a la acción de comparar el tiempo y nuestra vida con un río que corre, ver la vida como el sueño de la vigilia, y la muerte como el dormir, y transformar el sufrimiento en música, literatura y arte. La poesía, escribe Borges, es inmortal, humilde y cíclica. Aunque el tiempo transcurra, aunque seamos frágiles y fugaces el arte es una aventura que nos transforma. REPITO: La poesía, escribe Borges, es inmortal, humilde y cíclica. Aunque el tiempo transcurra, aunque seamos frágiles y fugaces el arte es una aventura que nos transforma.


BORGES Y LA MEMORIA


para el sujeto como así también para los pueblos.

A continuación me dispongo a diferenciar cuatro memorias: del esplendor, del rencor, del pavor y del dolor. Sus diferencias resultan ser elocuentes y sus efectos suelen determinar, en gran medida, la identidad del individuo y de los pueblos. En la memoria del esplendor los recuerdos de la historia vigorizan las tres dimensiones del tiempo. El esplendor de esta memoria se basa en el hecho de que la dimensión del pasado ilumina con su resplandor al presente y, al mismo tiempo, el futuro se reabre con un sentimiento oceánico y mágico a la vez. Podemos pensar que la memoria del esplendor guarda cierta semejanza con la imagen borgeana del Aleph. Es un acontecimiento témporo-espacial, en el que conviven en un momento y espacio de fulgor y felicidad los tres tiempos cronológicos sin aparente superposición ni contradicción.


LOS JUSTOS

Jorge Luis Borges



Rodolfo Walsh Rodolfo Walsh

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El 16 de mayo de 1974, un jueves, Rodolfo Walsh caminó al sur de Beirut entre ruinas, restos y rocas. Algunas aldeas habían sido bombardeadas el día anterior, lo mismo que siete campos de refugiados palestinos. Jets F-4E Phantom: una respuesta israelí al acto de Ziad, Ali y Ahmed, miembros del Frente Democrático para la Liberación de Palestina cuyos apellidos no se difundieron, que habían tomado rehenes en una escuela en Ma’alot y habían desatado un baño de sangre. El ministro de Defensa israelí, Moshe Dayan, con su célebre parche negro cubriendo la cavidad del ojo perdido en batalla, había dicho que el sur del Líbano se iba a volver inhabitable si el gobierno local no contenía la insurgencia, y los aviones despegaron.

Rodolfo Walsh, un enviado especial de Montoneros al corazón de Medio Oriente, había viajado ya por Argel, Damasco y El Cairo: en esos sitios acaso había sido visto como un diplomático, más que como un periodista. Pero en Beirut no. En Beirut, Walsh estuvo en el lugar de los hechos y habló con desplazados que, a pesar del idioma tan distinto, se expresaban con claridad. Walsh entrevistó a Abu Hatem, un vocero de Fatah, la organización armada palestina. Escuchó y tomó notas con su caligrafía algo barroca, en la que la C parecía una espiral. El vínculo de Montoneros con Fatah sería fluido en los años siguientes. A su regreso a la Argentina, este periodista (que ya había escrito Operación masacre y que se había convertido en un referente para los peronistas jóvenes) publicaría en Noticias –el diario de Montoneros– “La revolución palestina”, un reportaje en siete entregas aparecidas entre el 13 y el 19 de junio de 1974, y hoy reproducidas en el libro El violento oficio de escribir.

Borges también había viajado a Medio Oriente, como Walsh. En su caso, a Israel. En 1969 y en 1971

El mismo jueves 16 de mayo de 1974, mientras Rodolfo Walsh se movía por Beirut, Jorge Luis Borges comía en la casa de su amigo Adolfo Bioy Casares, un piso de más de 700 metros cuadrados en Recoleta, y hablaba sobre la publicación en Emecé de sus Obras Completas, ese libro de tapa verde que fue un favorito de varias generaciones. El año anterior, 1973, Perón había vuelto al poder y Borges había renunciado a la dirección de la Biblioteca Nacional. No quería otra ofensa como la que había padecido en 1946 cuando, siendo director de una biblioteca municipal –y principalmente, siendo antiperonista– había sido enviado a inspeccionar aves. Así que desde 1973 Borges se replegó en un exilio personal: su casa, la casa de Bioy Casares, los hoteles, los viajes. De alguna manera, todo eso podía ser una trinchera.

* * *

Borges también había viajado a Medio Oriente, como Walsh. En su caso, a Israel. En 1969 y en 1971. La primera vez viajó invitado por el exprimer ministro David Ben Gurion; la segunda vez fue a recibir el premio Jerusalén.

En el aeropuerto de Ezeiza, un cronista televisivo lo entrevistó antes de que él subiera al avión que lo llevaría a Israel en aquel primer viaje. “No hacen falta calificativos… ¡es la gloria de la literatura mundial contemporánea!”, lo presentó.

Borges levantó las cejas. Como siempre, parecía estar pensando en otras cosas.

‘Esa pasión mía por Israel es algo que se encuentra a lo largo de toda mi obra‘, dijo Borges al partir hacia Medio Oriente

En la pista, un grupo de adultos y de niños se ponían en puntas de pie para ver a ese escritor famoso, de traje, que llevaba un bastón en sus manos inquietas y que de repente sonreía con algo de curiosidad.

–Señor Borges, viaja.

–Sí, he sido muy honrosamente, para mí, invitado por el gobierno de Israel –dijo, con una cadencia entrecortada–. En cuanto a mi actitud en los hechos últimos, creo que no puede haber ninguna duda: recuerdo que Adolfo Bioy Casares y yo firmamos una declaración a favor de Israel el primer día de la guerra. Y recuerdo también, sin mencionar a nadie, precisamente porque no puedo mencionar a nadie, que no se consiguieron otras firmas. Las firmas llegaron después de la victoria. Pero la nuestra fue anterior”.

–¿Qué va a hacer usted en Israel?”.

–Espero ante todo el diálogo con Israel. Mejor dicho, espero continuar ese antiguo diálogo que empezó cuando mi abuela inglesa nos leía la Biblia… Y que luego ha proseguido a través de la lectura de los cabalistas, de Spinoza, de Martin Buber, de [Gershom] Scholem, del libro de [Joshua] Trachtenberg sobre las supersticiones hebreas. Esa pasión mía por Israel es algo que se encuentra a lo largo de toda mi obra. Uso la palabra obra entre comillas porque no sé si puede llamarse obra a una serie de páginas que han ido escribiéndose solas a lo largo de mis 70 años.

Jorge Luis Borges Jorge Luis Borges Ulf Andersen - Hulton Archive Pasó diez días en Tel Aviv y en Jerusalén. Volvió “con la convicción de haber estado en la más antigua y la más joven de las naciones”, según anotó famosamente en su “Autobiographical Essay”. Agregó allí, sobre la Guerra de los Seis Días: “Mientras el resultado todavía no estaba asegurado, escribí un poema sobre la batalla. Una semana más tarde, escribí otro sobre la victoria”.

Se refiere a “Israel, 1969”, un canto vindicativo. También escribió los poemas “Israel” y “A Israel”.

* * *

Solemos ver a Walsh como el ejemplo más claro de lo que es un intelectual comprometido, aquel sujeto tan reclamado por las décadas de 1960 y 1970. Autor también de ¿Quién mató a Rosendo?, entregó su vida el 25 de marzo de 1977 al intentar rechazar una emboscada que el grupo de tareas 3.3.2 le tendió en la esquina de San Juan y Entre Ríos, cuando él acababa de despachar una decena de copias de su “Carta Abierta de un escritor a la Junta Militar”, a la que Gabriel García Márquez veía como una “obra maestra del periodismo”. Su desenlace fue consecuente con una vida que bien podría resumirse en el call to action de Cadena Informativa: “Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad. Derrote el terror. Haga circular esta información”.

Borges, a su manera, también abre una pregunta por el compromiso: con su apoyo a Israel, decidió estar de un lado de la historia.

Quizás no eran tan tremendamente distintos como parecían.

En 1999, la editorial Alfaguara hizo una encuesta entre escritores y críticos para que eligieran el mejor cuento argentino del siglo XX: “El Aleph”, de Borges, quedó en segundo lugar. “Esa mujer”, de Walsh, en el primero. Hoy, en 2025 y a causa de la trágica guerra en Gaza y en Israel, “La revolución palestina” e “Israel, 1969” se leen como si hubieran sido escritos recién y no hace más de 50 años.

* * *

“Borges amalgama el judaísmo con el Estado de Israel; de ahí viene esta actitud tan positiva que tiene”, dice Ruth Fine, directora del Departamento de Español y Estudios Latinoamericanos de la Universidad Hebrea de Jerusalén.

En un ensayo titulado “Israel desde Borges: en torno a la fe y otras paradojas”, Fine escribió que la aventura de la creación del Estado de Israel puede entenderse como la concreción de un acto de fe inspirado en un libro, la Biblia. O, más directamente, como la materialización de ese libro en otro artefacto más complejo: un país.

Agrega, por otro lado, Mario Goloboff: “Hay cuentos de él adonde toda la temática judía está puesta de manifiesto, como ‘La muerte y la brújula’ o ‘El Aleph’. Borges habla permanentemente de sus simpatías con los judíos”.

Ya en 1934 había escrito un ensayo titulado “Yo, judío”.

* * *

Lo de Walsh parece ser más terrenal. De hecho, en ese viaje a Medio Oriente conoció la experiencia de la agencia palestina de noticias WAFA, que en el futuro lo animaría a crear Ancla, la Agencia de Noticias Clandestina. En 2018, Pablo Robledo publicó un libro fundamental para entender una época: Montoneros y Palestina. De la revolución a la dictadura. En estas páginas, el jefe montonero Roberto Perdía dice, sobre Walsh: “No viaja una persona cualquiera [a Beirut]. Viaja lo mejor que teníamos a nivel periodístico”.

Pero si Walsh fue a Beirut guiado por tal interés estratégico, entonces ¿qué fue a hacer, exactamente?

La fama de Walsh como desenmascarador resultó uno de los motivos por los cuales él se convirtió en un enviado perfecto: la misión era fortalecer el vínculo incipiente entre Montoneros y la OLP

“En 1974, las dos organizaciones político-militares, guerrilleras o como quiera uno llamarlas, las dos más importantes del mundo eran Montoneros y la OLP –dice Pablo Robledo, el autor de Montoneros y Palestina–. Y Beirut era el epicentro de la revolución mundial. No creo que el viaje de Walsh haya sido improvisado y, de hecho, lo que él escribe en el diario Noticias después tiene proyección”.

La fama de Walsh como desenmascarador resultó uno de los motivos por los cuales él se convirtió en un enviado perfecto: la misión era fortalecer el vínculo incipiente entre Montoneros y la Organización para la Liberación de Palestina, la OLP (encabezada por Fatah). Este vínculo existía desde 1972 (según cuenta Robledo en su libro), cuando Rodolfo Galimberti inició el diálogo y viajó –junto a Roberto Ahumada y a Rodolfo Urtubey, portando una carta de presentación personal escrita por Perón–, para buscar apoyo político, armas y explosivos.

Las notas que componen “La revolución palestina” tuvieron eco y la Embajada de Israel envió una respuesta oficial al diario Noticias. Walsh después contraargumentó a esa respuesta.

“Montoneros buscaba el contacto con la OLP porque quería legitimarse como organización a nivel internacional”, explica Martín Gras, un abogado que actuaba en el peronismo de la década de 1970 y que conoció a Walsh en el diario Noticias. Años más tarde, en 1977, Gras fue secuestrado por un grupo de tareas. En la ESMA, adonde estuvo detenido desaparecido, vio el cadáver de Walsh y vio también sus papeles de trabajo, entre los que había un último cuento.

* * *

Para discutir contra el Estado de Israel y contra el sionismo, Walsh se toma todo el espacio que necesita en “La revolución palestina”. Borges estaba parado en la vereda opuesta. El golpe de Estado de 1976 los encontraría apoyando dos ideas de país: Walsh en la clandestinidad, pronto a ser asesinado; Borges, almorzando con el general Videla aunque en 1980 firmaría una solicitada por los desaparecidos y en 1985 iría a una audiencia del Juicio a las Juntas.

Sin embargo, no siempre habían sido tan enconadas las cosas para estos dos hombres. “Walsh, borgeano al fin…”, escribe María Moreno en su libro Oración. Hubo un tiempo en que Borges y Walsh se admiraron mutuamente.

Ocasionalmente, en esos años se veían en la Facultad de Humanidades de La Plata, adonde Borges dictaba una serie de conferencias sobre literatura fantástica

Fue en 1953. Walsh editó una antología, Diez cuentos policiales argentinos, con “El jardín de los senderos que se bifurcan”, de Borges. Después, en la Antología del cuento extraño (de 1956, el mismo año en que ocurren las ejecuciones clandestinas que pronto llevarán a Walsh a escribir Operación masacre), Walsh incluyó “El milagro secreto”, otro relato de Borges.


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MercedesJones

EnciclopediaRelacionalDinamica: BorgesJorgeLuis (última edición 2025-07-07 03:25:58 efectuada por MercedesJones)