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YO JUDÍO
https://identidades.com.ar/yo-judio-jorge-luis-borges/
Yo judío
Jorge Luis Borges

Como los drusos, como la luna, como la muerte, como la semana que viene,
el pasado remoto es de aquellas cosas que pueden enriquecer la ignorancia.
Es infinitamente plástico y agradable, mucho mas servicial que el porvenir y mucho menos exigente de esfuerzos.
Es la estación famosa y predilecta de las mitologías.

¿Quien no jugó a los antepasados alguna vez, a las prehistorias de su carne y su sangre?
Yo lo hago muchas veces, y muchas no me disgusta pensarme judío.
Se trata de una hipótesis haragana, de una aventura sedentaria y frugal que a nadie perjudica,ni siquiera a la fama de Israel, ya que mi judaísmo era sin palabras, como las canciones de Mendelssohn.

Crisol, en su número del 30 de enero, ha querido halagar esa retrospectiva esperanza y habla de mi ”ascendencia judía maliciosamente ocultada” (el participio y el adverbio me maravillan).

Borges Acevedo es mi nombre.
Ramos Mejía, en cierta nota del capítulo quinto de Rosas y su tiempo,
enumera los apellidos porteños de aquella fecha para demostrar que todos, o casi todos, “procedían de cepa hebreo portuguesa”.
Acevedo figura en ese catálogo: único documento de mis pretensiones judías, hasta la confirmación de Crisol.

Sin embargo, el capitán Honorio Acevedo ha realizado investigaciones precisas que no puedo ignorar.
Ellas me indican el primer Acevedo que desembarcó en esta tierra, el catalán don Pedro de Acevedo, maestre de campo, ya poblador del “Pago de Arroyos” en 1728, padre y antepasado de estancieros de esta provincia,
varón de quien informan los Anales del Rosario de Santa Fe y los documentos para la historia del Virreinato; abuelo, en fin, casi irreparablemente español.

Doscientos años y no doy con el israelita, doscientos años y el antepasado me elude.

Estadísticamente los hebreos eran de los mas reducidos.
¿Que pensaríamos de un hombre del año cuatro mil, que descubriera sanjuaninos por todos lados?
Nuestros inquisidores buscan hebreos, nunca fenicios, garamantas, escitas, babilonios, persas, egipcios, hunos, vándalos, ostrogodos, etíopes, dardanios, paflagonios, sarmatas, medos, otomanos, bereberes, britanos, libios, cíclopes y lapitas.

Las noches de Alejandría, de Babilonia, de Cartago, de Menfis, nunca pudieron engendrar un abuelo, sólo a las tribus del bituminoso Mar Muerto les fue deparado ese don.

Revista Megáfono, 3, Nro. 12, pag. 60, Buenos Aires, Abril de 1934

Servicio judío de opinión e investigación periodística
www.identidades.com.ar

Borges creía que toda civilización comienza con el diálogo.

Borges, el amor y la palabra.

"...un colega académico me tomó un día aparte y me dijo inquieto: ¿qué puede significar ese poema titulado `Al iniciar el estudio de la gramática anglosajona'? Intenté hacerle entender que para mí el anglosajón era una experiencia tan emocionante como admirar una puesta de sol o enamorarme". -¿No estará exagerando un poco? dijo, ¿Usted piensa que la aventura de una palabra es tan importante como una aventura amorosa? ¬En todo caso es mucho más larga, ¿no? ¡Dura siglos!

Cuando escribo lo hago para, digamos, aliviarme, para liberarme de un tema. Yo no busco los temas, los temas me buscan. Cuando el tema insiste yo trato de escribirlo, y una vez que lo he escrito ¬eso me cuesta mucho, tengo muchos borradores detrás de cada página que escribo¬ lo publico para pensar en otras cosas. Y cuando publico un libro lo olvido. Su éxito no me interesa. Pienso siempre en lo que voy a escribir. Lo que he escrito lo dejo atrás, son borradores simplemente.

Borges, ¬Hablando del premio Nobel. Eso puede venir. Todo es posible. El porvenir es infinito.

¬Usted ve en ello una especie de... simetría mágica,

¬Hay algo mágico: yo continúo comprando libros. No puedo leerlos, pero la presencia de los libros me ayuda... esa gravitación silenciosa, sentir que están ahí...

Bernard Pivot, conductor del célebre programa de televisión Apostrophe, conversó con Borges en París en 1980. sem-borges.html



A SEGUIR CON BORGES

http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/borges/dialogo_sobre_un_dialogo.htm

Diálogo sobre un diálogo [Cuento. Texto completo.]

Jorge Luis Borges

A- Distraídos en razonar la inmortalidad, habíamos dejado que anocheciera sin encender la lámpara. No nos veíamos las caras. Con una indiferencia y una dulzura más convincentes que el fervor, la voz de Macedonio Fernández repetía que el alma es inmortal. Me aseguraba que la muerte del cuerpo es del todo insignificante y que morirse tiene que ser el hecho más nulo que puede sucederle a un hombre. Yo jugaba con la navaja de Macedonio; la abría y la cerraba. Un acordeón vecino despachaba infinitamente la Cumparsita, esa pamplina consternada que les gusta a muchas personas, porque les mintieron que es vieja... Yo le propuse a Macedonio que nos suicidáramos, para discutir sin estorbo.

Z (burlón)- Pero sospecho que al final no se resolvieron

A (ya en plena mística)- Francamente no recuerdo si esa noche nos suicidamos.

FIN


EN DIÁLOGO. Jorge Luis Borges, Osvaldo Ferrari Editorial Sudamericana, 1998 -

En los ultimos tres años de su vida Jorge Luis Borges mantuvo inolvidables dialogos en encuentros radiales en el escritor Osvaldo Ferrari. No fueron reportajes o entrevistas, sino estrictamente conversaciones nacidas del placer de tratar temas con los que ambos, a pesar de las diferencias de edad, tenian afinidades.

Frases del prólogo: "Unos quinientos años antes de la era cristiana se dio en la Magna Grecia la mejor cosa que registra la historia universal: el descubrimiento del diálogo. La fe, la certidumbre, los dogmas, los anatemas, las plegarias, las prohibiciones, las órdenes, los tabúes, las tiranías, las guerra y las glorias abrumaban el orbe; algunos griegos contrajeron, nunca sabremos cómo, la singular costumbre de conversar. Dudaron, persuadieron, disintieron, cambiaron de opinión, aplazaron. Acaso los ayudó su mitología, que era como el Shinto, un conjunto de fábulas imprecisas y cosmogonías variables. Esas dipersas conjeturas fueron la primera raíz de lo que llamamos hoy, no sin pompa, la metafísica. Sin esos pocos griegos conversadores la cultura occidental es inconcebible. Remoto en el espacio y en el tiempo, este volumen es un eco apagado de esas charlas antiguas.


YO JUDÍO https://identidades.com.ar/yo-judio-jorge-luis-borges/ Yo judío Jorge Luis Borges

Como los drusos, como la luna, como la muerte, como la semana que viene, el pasado remoto es de aquellas cosas que pueden enriquecer la ignorancia. Es infinitamente plástico y agradable, mucho mas servicial que el porvenir y mucho menos exigente de esfuerzos. Es la estación famosa y predilecta de las mitologías.

¿Quien no jugó a los antepasados alguna vez, a las prehistorias de su carne y su sangre? Yo lo hago muchas veces, y muchas no me disgusta pensarme judío. Se trata de una hipótesis haragana, de una aventura sedentaria y frugal que a nadie perjudica,ni siquiera a la fama de Israel, ya que mi judaísmo era sin palabras, como las canciones de Mendelssohn.

Crisol, en su número del 30 de enero, ha querido halagar esa retrospectiva esperanza y habla de mi ”ascendencia judía maliciosamente ocultada” (el participio y el adverbio me maravillan).

Borges Acevedo es mi nombre. Ramos Mejía, en cierta nota del capítulo quinto de Rosas y su tiempo, enumera los apellidos porteños de aquella fecha para demostrar que todos, o casi todos, “procedían de cepa hebreo portuguesa”. Acevedo figura en ese catálogo: único documento de mis pretensiones judías, hasta la confirmación de Crisol.

Sin embargo, el capitán Honorio Acevedo ha realizado investigaciones precisas que no puedo ignorar. Ellas me indican el primer Acevedo que desembarcó en esta tierra, el catalán don Pedro de Acevedo, maestre de campo, ya poblador del “Pago de Arroyos” en 1728, padre y antepasado de estancieros de esta provincia, varón de quien informan los Anales del Rosario de Santa Fe y los documentos para la historia del Virreinato; abuelo, en fin, casi irreparablemente español.

Doscientos años y no doy con el israelita, doscientos años y el antepasado me elude.

Estadísticamente los hebreos eran de los mas reducidos. ¿Que pensaríamos de un hombre del año cuatro mil, que descubriera sanjuaninos por todos lados? Nuestros inquisidores buscan hebreos, nunca fenicios, garamantas, escitas, babilonios, persas, egipcios, hunos, vándalos, ostrogodos, etíopes, dardanios, paflagonios, sarmatas, medos, otomanos, bereberes, britanos, libios, cíclopes y lapitas.

Las noches de Alejandría, de Babilonia, de Cartago, de Menfis, nunca pudieron engendrar un abuelo, sólo a las tribus del bituminoso Mar Muerto les fue deparado ese don.

Revista Megáfono, 3, Nro. 12, pag. 60, Buenos Aires, Abril de 1934

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MercedesJones

EnciclopediaRelacionalDinamica: BorgesJorgeLuis (última edición 2024-04-09 11:02:39 efectuada por MercedesJones)