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    —Mis actos, yo no sé. La verdad es que he obrado de un modo tan irresponsable… Usted dirá que lo que yo escribo no es menos irresponsable, pero yo trato de que lo sea, ¿no? Además, tengo la impresión de vivir… casi de cualquier modo. Aunque trato de ser un hombre ético, eso sí. Pero mi vida es bastante casual, y trato de que mi escritura no sea casual, es decir, trato, bueno, de que haya algo de cosmos, aunque sea esencialmente el caos. Como puede ocurrir con el universo, desde luego: no sabemos si es un cosmos o si es un caos. Pero, muchas cosas indican que es un cosmos: tenemos las diversas edades del hombre, los hábitos de las estrellas, el crecimiento de las plantas, las estaciones, las diversas generaciones también. De modo que cierto orden hay, pero un orden… bastante pudoroso, bastante secreto, sí.     —Mis actos, yo no sé. La verdad es que he obrado de un modo tan irresponsable… Usted dirá que lo que yo escribo no es menos irresponsable, pero yo trato de que lo sea, ¿no? Además, tengo la impresión de vivir… casi de cualquier modo. Aunque trato de ser un hombre ético, eso sí. Pero mi vida es bastante casual, y trato de que mi escritura no sea casual, es decir, trato, bueno, de que haya algo de cosmos, aunque sea esencialmente el caos.
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Como puede ocurrir con el universo, desde luego: no sabemos si es un cosmos o si es un caos. Pero, muchas cosas indican que es un cosmos: tenemos las diversas edades del hombre, los hábitos de las estrellas, el crecimiento de las plantas, las estaciones, las diversas generaciones también. De modo que cierto orden hay, pero un orden… bastante pudoroso, bastante secreto, sí.

Borges creía que toda civilización comienza con el diálogo.

Borges, el amor y la palabra.

"...un colega académico me tomó un día aparte y me dijo inquieto: ¿qué puede significar ese poema titulado `Al iniciar el estudio de la gramática anglosajona'? Intenté hacerle entender que para mí el anglosajón era una experiencia tan emocionante como admirar una puesta de sol o enamorarme". -¿No estará exagerando un poco? dijo, ¿Usted piensa que la aventura de una palabra es tan importante como una aventura amorosa? ¬En todo caso es mucho más larga, ¿no? ¡Dura siglos!

Cuando escribo lo hago para, digamos, aliviarme, para liberarme de un tema. Yo no busco los temas, los temas me buscan. Cuando el tema insiste yo trato de escribirlo, y una vez que lo he escrito ¬eso me cuesta mucho, tengo muchos borradores detrás de cada página que escribo¬ lo publico para pensar en otras cosas. Y cuando publico un libro lo olvido. Su éxito no me interesa. Pienso siempre en lo que voy a escribir. Lo que he escrito lo dejo atrás, son borradores simplemente.

Borges, ¬Hablando del premio Nobel. Eso puede venir. Todo es posible. El porvenir es infinito.

¬Usted ve en ello una especie de... simetría mágica,

¬Hay algo mágico: yo continúo comprando libros. No puedo leerlos, pero la presencia de los libros me ayuda... esa gravitación silenciosa, sentir que están ahí...

Bernard Pivot, conductor del célebre programa de televisión Apostrophe, conversó con Borges en París en 1980. sem-borges.html



A SEGUIR CON BORGES

http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/borges/dialogo_sobre_un_dialogo.htm

Diálogo sobre un diálogo [Cuento. Texto completo.]

Jorge Luis Borges

A- Distraídos en razonar la inmortalidad, habíamos dejado que anocheciera sin encender la lámpara. No nos veíamos las caras. Con una indiferencia y una dulzura más convincentes que el fervor, la voz de Macedonio Fernández repetía que el alma es inmortal. Me aseguraba que la muerte del cuerpo es del todo insignificante y que morirse tiene que ser el hecho más nulo que puede sucederle a un hombre. Yo jugaba con la navaja de Macedonio; la abría y la cerraba. Un acordeón vecino despachaba infinitamente la Cumparsita, esa pamplina consternada que les gusta a muchas personas, porque les mintieron que es vieja... Yo le propuse a Macedonio que nos suicidáramos, para discutir sin estorbo.

Z (burlón)- Pero sospecho que al final no se resolvieron

A (ya en plena mística)- Francamente no recuerdo si esa noche nos suicidamos.

FIN


EN DIÁLOGO. Jorge Luis Borges, Osvaldo Ferrari Editorial Sudamericana, 1998 -

En los ultimos tres años de su vida Jorge Luis Borges mantuvo inolvidables dialogos en encuentros radiales en el escritor Osvaldo Ferrari. No fueron reportajes o entrevistas, sino estrictamente conversaciones nacidas del placer de tratar temas con los que ambos, a pesar de las diferencias de edad, tenian afinidades.

Frases del prólogo: "Unos quinientos años antes de la era cristiana se dio en la Magna Grecia la mejor cosa que registra la historia universal: el descubrimiento del diálogo. La fe, la certidumbre, los dogmas, los anatemas, las plegarias, las prohibiciones, las órdenes, los tabúes, las tiranías, las guerra y las glorias abrumaban el orbe; algunos griegos contrajeron, nunca sabremos cómo, la singular costumbre de conversar. Dudaron, persuadieron, disintieron, cambiaron de opinión, aplazaron. Acaso los ayudó su mitología, que era como el Shinto, un conjunto de fábulas imprecisas y cosmogonías variables. Esas dipersas conjeturas fueron la primera raíz de lo que llamamos hoy, no sin pompa, la metafísica. Sin esos pocos griegos conversadores la cultura occidental es inconcebible. Remoto en el espacio y en el tiempo, este volumen es un eco apagado de esas charlas antiguas.


Borges nació Jorge Francisco Isidoro Luis Borges Acevedo y en un prólogo de María Kodama en el que revela una carta de Borges a Abramovich reconociendo que el apellido Acevedo está asociado con judíos sefardíes, es decir, aquellos con raíces en España.

“No sé cómo celebrar esta corriente de sangre judía que corre por mis venas“, escribió Borges a su amigo.

YO JUDÍO https://identidades.com.ar/yo-judio-jorge-luis-borges/ Yo judío Jorge Luis Borges

Como los drusos, como la luna, como la muerte, como la semana que viene, el pasado remoto es de aquellas cosas que pueden enriquecer la ignorancia. Es infinitamente plástico y agradable, mucho mas servicial que el porvenir y mucho menos exigente de esfuerzos. Es la estación famosa y predilecta de las mitologías.

¿Quien no jugó a los antepasados alguna vez, a las prehistorias de su carne y su sangre? Yo lo hago muchas veces, y muchas no me disgusta pensarme judío. Se trata de una hipótesis haragana, de una aventura sedentaria y frugal que a nadie perjudica,ni siquiera a la fama de Israel, ya que mi judaísmo era sin palabras, como las canciones de Mendelssohn.

Crisol, en su número del 30 de enero, ha querido halagar esa retrospectiva esperanza y habla de mi ”ascendencia judía maliciosamente ocultada” (el participio y el adverbio me maravillan).

Borges Acevedo es mi nombre. Ramos Mejía, en cierta nota del capítulo quinto de Rosas y su tiempo, enumera los apellidos porteños de aquella fecha para demostrar que todos, o casi todos, “procedían de cepa hebreo portuguesa”. Acevedo figura en ese catálogo: único documento de mis pretensiones judías, hasta la confirmación de Crisol.

Sin embargo, el capitán Honorio Acevedo ha realizado investigaciones precisas que no puedo ignorar. Ellas me indican el primer Acevedo que desembarcó en esta tierra, el catalán don Pedro de Acevedo, maestre de campo, ya poblador del “Pago de Arroyos” en 1728, padre y antepasado de estancieros de esta provincia, varón de quien informan los Anales del Rosario de Santa Fe y los documentos para la historia del Virreinato; abuelo, en fin, casi irreparablemente español.

Doscientos años y no doy con el israelita, doscientos años y el antepasado me elude.

Estadísticamente los hebreos eran de los mas reducidos. ¿Que pensaríamos de un hombre del año cuatro mil, que descubriera sanjuaninos por todos lados? Nuestros inquisidores buscan hebreos, nunca fenicios, garamantas, escitas, babilonios, persas, egipcios, hunos, vándalos, ostrogodos, etíopes, dardanios, paflagonios, sarmatas, medos, otomanos, bereberes, britanos, libios, cíclopes y lapitas.

Las noches de Alejandría, de Babilonia, de Cartago, de Menfis, nunca pudieron engendrar un abuelo, sólo a las tribus del bituminoso Mar Muerto les fue deparado ese don.

Revista Megáfono, 3, Nro. 12, pag. 60, Buenos Aires, Abril de 1934

Servicio judío de opinión e investigación periodística www.identidades.com.ar

BORGES Y LA LIBERTAD.

  • https://www.vertigopolitico.com/columnas/libertad-bajo-palabra/notas/algun-dia-sabremos-o-quiza-nunca-sepamos-si-hemos-sido-libres-o-no

  • —¿Qué tanto ha influido el concepto de libertad en su vida personal?
  • —Uno siente que el Universo responde a un dibujo. Las cosas no son absolutamente arbitrarias: hay cuatro estaciones, nuestra vida va pasando por etapas: nacimiento, niñez, juventud... Podrían ser indicios de que hay una trama, de que este mundo no es caótico sino laberíntico. Es como el libre albedrío. Posiblemente no exista, pero uno no puede pensar que en este momento no es libre, ¿no? Si me dicen que todo mi pasado ha sido fatal, ha sido obligatorio, no me importa; pero si me dicen que yo, en este momento, no puedo obrar con libertad, me desespero (Borges verbal, Buenos Aires, Emecé Editores, junio de 1999).
  • —¿Cómo percibe al mundo del siglo XXI en términos libertarios?

—Desdichadamente para los hombres, el planeta ha sido parcelado en países, cada uno provisto de lealtades, de queridas memorias, de una mitología particular, de derechos, de agravios, de fronteras, de banderas, de escudos y de mapas. Mientras dure este arbitrario estado de cosas serán inevitables las guerras y se verán coartadas las libertades de los hombres. Soy un cosmopolita que atraviesa fronteras porque no me gustan (El otro Borges, Buenos Aires, editorial Equis, agosto de 1997). BORGES Y EL ORDEN DE LAS COSAS

  • http://revistadesvios.unsam.edu.ar/foucault-y-borges-el-problema-de-las-verdades-cientificas-a-traves-del-arte/ Borges demuestra una postura escéptica frente al lenguaje y a la posibilidad de que este pueda dar cuenta de algún orden en el cosmos, “resultando todo conocimiento una ilusión y una ingenuidad” (Cf. Borges 1952:127). A este escepticismo que refleja cierta imposibilidad de que el lenguaje pueda establecer su relación con aquello que quiere nombrar, lo podemos ver reflejado en el siguiente fragmento citado por el escritor:

  • En el prefacio de Las palabras y las cosas, Foucault cita este texto de Borges con el fin de examinar el problema del orden, la clasificación y el lenguaje. Este comienzo tiene una doble función: proponer problematizar el modo en que las palabras se relacionan con las cosas y trazar los objetivos generales de la obra. El filósofo francés menciona un fragmento de El Idioma analítico de J Wilkins que se refiere -en el relato- a una enciclopedia China que escribió el Dr. Khun, donde señala que los elementos que la conforman están clasificados sin criterio ni estatuto alguno:

Este texto cita “cierta enciclopedia china” donde está escrito que “los animales se dividen en a] pertenecientes al Emperador, b] embalsamados, c] amaestrados, d] lechones, e] sirenas, f] fabulosos, g] perros sueltos, h] incluidos en esta clasificación, i] que se agitan como locos, j] innumerables, k] dibujados con un pincel finísimo de pelo de camello, l] etcétera, m]que acaban de romper el jarrón, n] que de lejos parecen moscas”. En el asombro de esta taxonomía, lo que se ve de golpe, lo que, por medio del apólogo, se nos muestra como encanto exótico de otro pensamiento, es el límite del nuestro: la imposibilidad de pensar esto. Así, pues, ¿Qué es imposible pensar y de qué imposibilidad se trata? (Foucault 2002: 1)

El problema principal, afirma Foucault, no reside tanto en la enumeración sin relación ni sentido sino en “el espacio que las hace vecinas” (Foucault 2002: 1), aunque sea el lenguaje el que las enuncia como lo único común que permite que las cosas se encuentren una al lado de otra. El pensador francés muestra que este desorden es más que una simple incongruencia, es el reflejo de que no hay un criterio epistémico de ordenamiento.

  • https://borgestodoelanio.blogspot.com/2019/01/jorge-luis-borges-osvaldo-ferrari-el.html?m=1

  • —Seguramente. Una de las impresiones que uno tiene al conocer su obra y al conocerlo a usted, Borges, es la de que hay un orden al que usted guarda rigurosa fidelidad.
    • —Me gustaría saber cuál es (ríe). —Bueno, es un orden que preside, naturalmente, su escritura y sus actos. —Mis actos, yo no sé. La verdad es que he obrado de un modo tan irresponsable… Usted dirá que lo que yo escribo no es menos irresponsable, pero yo trato de que lo sea, ¿no? Además, tengo la impresión de vivir… casi de cualquier modo. Aunque trato de ser un hombre ético, eso sí. Pero mi vida es bastante casual, y trato de que mi escritura no sea casual, es decir, trato, bueno, de que haya algo de cosmos, aunque sea esencialmente el caos.
  • Como puede ocurrir con el universo, desde luego: no sabemos si es un cosmos o si es un caos. Pero, muchas cosas indican que es un cosmos: tenemos las diversas edades del hombre, los hábitos de las estrellas, el crecimiento de las plantas, las estaciones, las diversas generaciones también. De modo que cierto orden hay, pero un orden… bastante pudoroso, bastante secreto, sí.
  • EL ORDEN DE LAS COSAS- BORGES
  • Las cosas
  • El bastón, las monedas, el llavero,
  • la dócil cerradura, las tardías
  • notas que no leerán los pocos días
  • que me quedan, los naipes y el tablero,
  • un libro y en sus páginas la ajada
  • violeta, monumento de una tarde
  • sin duda inolvidable y ya olvidada,
  • el rojo espejo occidental en que arde
  • una ilusoria aurora. ¿Cuántas cosas,
  • limas, umbrales, atlas, copas, clavos,
  • nos sirven como tácitos esclavos,
  • ciegas y extrañamente sigilosas!
  • Durarán más allá de nuestro olvido;
  • no sabrán nunca que nos hemos ido.


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MercedesJones

EnciclopediaRelacionalDinamica: BorgesJorgeLuis (última edición 2024-04-09 11:02:39 efectuada por MercedesJones)