LA MUJER COMO TRANSMISORA DE VALORES
CHARLA ROTARY DOMINGO 30 DE MAYO DE 1999 11 HS.
MercedesJones, socióloga.
LA MUJER, REFLEXIÓN SOBRE LA CONSTRUCCIÓN DE NUEVOS VALORES
Agradezco al ROTARY por convocarme en el día de hoy. Me invitaron a conversar con ustedes sobre un tema de enorme interés y que genera en mi una gran responsabilidad. La mujer y los valores. Ambos elementos son de tal nivel de complejidad que pareciera que exceden ampliamente los minutos disponibles para desarrollarlos. Sin embargo creo que lo importante sería reflexionar sobre cuál es la causa de que hoy, aquí y ahora nos estemos planteando estos asuntos Conversar, aprovechando la etimología latina de esta palabra que significa dar vueltas juntos. Vamos a dar vueltas juntos alrededor del tema de la mujer y del tema de los valores. Tratando de que estas vueltas que iremos dibujando juntos, funcionen como diferentes círculos de aproximación, vueltas que nos permitan ir mirando estos temas desde distintas perspectivas.
Quizás la única pretensión que tengamos sea describir algunos elementos y brindar unos pocos datos con los que cada uno de nosotros podamos seguir dando vueltas, seguir conversando en una red interminable de conversaciones que generen transformaciones. Porque como dice HumbertoMaturana, las culturas como modos de convivir humano (entrelazamiento del lenguajear y el emocionar), son redes de conversaciones. Las distintas culturas como diferentes modos de convivencia humana, son diversas redes de conversaciones, y una cultura se transforma en otra, cuando cambia la red de conversaciones que la constituye y define. Quizás sea un dato iluminador estar conversando sobre valores, y que se los vincule con el rol de la mujer, porque podemos estar aportando un grano de arena para generar un cambio en los contenidos de las conversaciones de nuestra cultura argentina. Ahora bien, si quisiéramos sintetizar algunos de los temas de los que se ocupa hoy nuestra cultura occidental y si nos preguntaran cuáles son esos temas de las conversaciones más profundas habría algunos acuerdos , y en un primer gran círculo abarcador podríamos decir que se dice que:
- Estamos en un mundo globalizado Estamos en un momento de grandes cambios. Estamos en una encrucijada, es decir, en un momento de crisis.
Veamos que estamos diciendo en estas conversaciones. Si bien, toda época puede vivirse como una transición el mundo actual está caminando un período de cambios sin precedentes en el pasado, por su rapidez, por su intensidad, y por su extensión. Esta escala novedosa parece estar modificando de manera sustancial la vida de todos los hombres, en todas las latitudes. Por eso hablamos de un mundo globalizado.
También decimos que estamos en un momento de grandes cambios. El entramado de la tecnología y lo social tiene varios aspectos revolucionarios tanto efectos políticos como individuales. Pero sin ninguna duda estamos asistiendo a la erosión de la cultura tal cual la conocemos por una cultura, hasta ahora subterránea generada por la extensión de los medios de comunicación alternativa, como el correo electrónico o Internet. Las redes informáticas son mucho más que una infraestructura tecnológica. Son redes sociales que atraviesan las organizaciones y las transforman.
También, habría acuerdo en que estamos en una encrucijada estamos en un momento de crisis. Con respecto a las crisis es evidente que no son nuevas para la humanidad. De hecho, no se conoce un período significativo del tiempo histórico libre de crisis. Por otra parte, la historia demuestra que tarde o temprano el hombre pudo sobrellevar y superar dichos momentos. ¿ Existe, entonces, alguna razón para pensar que la crisis de este momento no podrá ser superada de una forma u otra? ¿No deberíamos confiar en que el mero fluir de los acontecimientos que funcionó en el pasado podría aplicarse como solución hoy en día? Y la respuesta es no.
Existe una amplia razón para creer que los problemas actuales no podrán ser resueltos dejando correr el curso “normal” de los acontecimientos. Primero, porque las numerosas crisis del presente existen simultáneamente y con una enorme interrelación entre ellas, tanto que no podemos darnos el lujo de pensar en manejar una crisis a la vez. Segundo, por la intensidad y el carácter global de esta crisis que difiere totalmente de la naturaleza y escala de las anteriores.
Pero básicamente si hay un factor diferencial que las separa drásticamente, son las causas. En el pasado las crisis más importantes tenían un origen negativo eran crisis por defecto, ignorancia e impotencia frente a los desastres naturales, plagas, hambrunas. En la actualidad las crisis tienen orígenes positivos, son consecuencia de intenciones y acciones humanas, crisis ambientales, de recalentamiento, desempleo, pobreza, guerras, etc. y pareciera que son los valores básicos de gran parte de nuestra cultura los responsables de muchos de los problemas con los que nos enfrentamos.
En definitiva, no se pueden resolver los problemas de hoy con los mismos valores que los han creado. En esencia, la tarea fundamental es pensar juntos como hacer para organizar la sociedad, para promover nuestra supervivencia y el desarrollo de nuestros potenciales únicos. Y debido a que tanto la tecnología como la sociedad se han vuelto más complejas, la supervivencia de nuestra especie ha llegado a ser más y más dependiente no de la dirección de nuestra evolución biológica, o tecnológica o económica, sino de nuestra evolución cultural.
Y es aquí donde los invito a dar otra vuelta, a conversar atendiendo algunos datos que nos pueden aclarar algo con respecto a los valores ya que "Durante milenios los hombres han luchado en las guerras y la espada ha sido un símbolo masculino. Eso no significa que los hombres sean inevitablemente violentos y belicosos. A lo largo de la historia registrada han existido hombres pacíficos y no violentos. El problema implícito no es el hombre como sexo. La raíz del problema reside en un sistema social donde el poder de la Espada es idealizado, donde tanto a hombres como a mujeres se nos enseña a equiparar la verdadera masculinidad con la violencia y la prepotencia, y a considerar a los hombres que no se adaptan a este ideal como "demasiado blandos" o "afeminados". En nuestro mundo actual no todas la mujeres son pacíficas y gentiles, y muchos hombre sí lo son. Claramente tanto hombres como mujeres tienen un potencial biológico para muchos tipos de conductas diferentes.
Pero al igual que la caparazón que cubre a los insectos, la organización social aprisiona a ambas mitades de la humanidad en roles rígidos y jerárquicos que obstaculizan el desarrollo armónico de todos. Durante milenios en la historia registrada, el espíritu humano ha estado aprisionado por las amarras de un conflicto artificialmente fomentado por nuestra cultura occidental, entre espíritu y naturaleza, entre hombre y mujer, entre las diferentes razas, religiones y culturas.
Antes que dejarnos abatir pensamos que existe la alternativa de abrirse camino, pensar y actuar mediante nuevas formas de estructurar la política, la economía, la ciencia y la espiritualidad, para entrar de esa manera en la nueva era de un mundo solidario. Vimos un rápidamente un contexto globalizado donde muchos de nuestros problemas se relacionan entre sí en una escala que apenas registramos y pueden ser resueltos si toda nuestra cultura deja de conversar sobre violencia, corrupción, drogadicción, deja de valorar la competencia, la agresión, y la lucha. Y comienza a conversar sobre los históricamente llamados valores femeninos que son aquellos que actualmente demuestran su eficacia , el amor, la solidaridad, la delicadeza, la compasión y la paz.
Hasta aquí el panorama global de los valores, Ahora quiero dar otra vuelta en nuestra conversación. Quiero hablar de la situación de la mujer. Ustedes saben que internacional mente se evalúa a los países de acuerdo con su desarrollo económico y que se ha comprobado que altos resultados económicos no estaban necesariamente relacionados con alta calidad de vida de la gente. Se comenzó, entonces, a medir junto con lo económico el nivel de desarrollo humano, esto es, las capacidades y oportunidades de las personas en los distintos países. Se miden, entre otras cosa, las tasas de matriculación educativa, la esperanza de vida y los ingresos.
Los datos indican que la Capital Federal y Tierra del Fuego, estarían en el puesto 20 del ranking mundial, pero el resto de las provincias bajan a los puestos 65, similar a los países más pobres de América Latina y algunos países africanos. Además, Naciones Unidas hizo un análisis de estos indicadores comparados por género, Dio como resultado que si observamos la población de los hombres y mujeres en cuanto al desarrollo humano, todas las mujeres del mundo, tenemos peores indicadores promedio. Las mujeres constituimos la mitad de la población mundial, realizamos dos tercios del trabajo mundial en términos de horas, ganamos un décimo de lo que perciben los hombres y somos dueñas de un centésimo de las propiedades que poseen los hombres. Más aún , el trabajo no pagado de las mujeres- quienes en Africa realizan la mayor parte de los cultivos de alimentos y que en todo el mundo proporcionan tantos servicios gratuitos de salud como los que proporcionan todos los sectores formales de salud combinados- se excluye sistemáticamente de todos los cálculos de productividad nacional.
El resultado, dicen algunos, es que estos cálculos son proyecciones económicas globales basadas en "ilusiones estadíticas". La Argentina está citada dos veces en dicho informe cuando bajan brutalmente los indicadores en cuanto a la situación de la mujer y las dos veces nos ponen a la par de los países islámicos. Una es con respecto a la salud, la tasa de mortalidad materna es muy alta; otra es con respecto a la participación de la mujer en el mercado de trabajo donde las cifras muestran que las mujeres cobran sueldos considerablemente menores que los hombres en igual situación y están fuertemente marginadas de los cargos de alta responsabilidad.
Si damos una última vuelta en nuestra conversación, es evidente la necesidad de trabajar con valores a partir de los que se pueda construir un futuro económico y social en el cual los roles de las mujeres y los hombres queden fundamentalmente re-equilibrados. Gradualmente, a medida que la mitad femenina de la humanidad y los valores y metas que hasta ahora eran rotulados como femeninos se integren plenamente a los mecanismos orientadores de la sociedad, tendrá que emerger un sistema político justo y económicamente sano y equilibrado. Pensamos, en definitiva, que nuestro sistema de orientación social debe sufrir una metamorfosis en las premisas culturales básicas donde actualmente se comparte una inquietud común por conquistar, matar y dominar. Donde el alto nivel de tensión interpersonal propio de una organización social de valores "masculinos" genera un estilo dominador en la crianza de los hijos basados excesivamente en el uso de la fuerza
Donde el consumismo y el derroche junto a la pobreza y la exclusión muestra que estamos culturalmente obsesionados con poseer, comprar, construir cosas, como un sustituto de las relaciones emocionales satisfactorias de las cuales se nos priva mediante los estilos de educación infantil y los valores de los adultos en el sistema actual que nos impiden tener una sociedad inclusiva, para todas las edades.
Por lo tanto, es necesario y urgente el paso a relaciones más igualitarias y equilibradas entre hombres y mujeres y el reforzamiento de conductas más benévolas, prohumanas y solícitas con los ancianos y con los niños de ambos sexos, donde no se les enseñe el temor sistemáticamente a través de cuentos de hadas en los que ellos se pierden en bosques pavorosos y las mujeres son brujas malévolas.
Tenemos entonces que cambiar nuestros valores y así, les enseñaremos nuevos mitos, se iniciarán otras conversaciones en las cuales los seres humanos podemos ser bondadosos, los hombres pacíficos, y donde se enfatizarán el poder de la creatividad y el amor, nuestra sed de conocimiento e iluminación espiritual. Nuestro anhelo de libertad y belleza serán finalmente liberados y a partir de nuestros valores primordiales tanto mujeres como hombres re-descubriremos el verdadero significado de ser humanos.
Volviendo a la pregunta inicial, ¿Cuál es la causa de que hoy -aquí y ahora- nos estemos planteando estos asuntos? la respuesta la podemos construir cada uno de nosotros, con nosotros mismos, con nuestros hijos y nuestros amigos, si a partir de nuestros valores, a partir de nuestro trabajo colectivo nos seguimos conectando en una nueva conversación social transformadora.
Muchas gracias.