Reflexiones sobre la circularidad. Cohesión social y procesos voluntarios MercedesJones


La presentación del libro de ConstanzaCilley: "Argentina Solidaria, una invitación a ser parte" (2015)

En esta obra sobre el voluntariado y la solidaridad la Magister Constanza Cilley logra derrumbar varios mitos sobre el voluntariado en Argentina y, a muchos de nosotros nos resultó Y NOS RESULTA HOY muy valiosa esta información. Pero, mo podemos menos que enfatizar el hecho de que en 1997 el Foro del Sector Social presentó la primera investigación sobre la solidaridad en Argentina liderada por MaritaCarballo y en 2015 el Foro del Sector Social tiene el privilegio de auspiciar este libro que es una actualización innovadora de los datos y de la perspectiva actual de la solidaridad liderada por ConstanzaCilley. Es un proceso circular que constituye una espiral, positiva y ascendente en la comprensión y promoción de la generosidad, cohesión y solidaridad social en Argentina.


La mejor manera de predecir el futuro es construirlo. Agustín Merello- Prospectiva

En aquella tarde de agosto de 1997, sentíamos el impulso y la satisfacción de los logros colectivos. En el Foro del Sector Social -Federación de Asociaciones Civiles y Fundaciones- se presentaban los resultados de la primera encuesta sobre solidaridad y voluntariado en Argentina. A partir de ese momento, Gallup iniciaba un proceso continuado de exploración de este fenómeno que se prolongaría hasta el día de hoy en la tarea de Voices y en la publicación de este libro.

Estos materiales, producidos a lo largo del tiempo, han sido utilizados con amplitud por la prensa, entidades académicas y organizaciones del Sector. Y constituyeron un aporte invalorable, además de novedoso, para conocer el estado de situación de la solidaridad en la Argentina. Como se adelantara, la encuesta continúa realizándose –lo cual ya constituye un valor adicional- y nos demuestra hoy que, pese a todo lo avanzado, hay todavía mucho camino por recorrer.

¿Por qué nos resultaba importante conocer la situación de la solidaridad en Argentina? Sabemos que, en las sociedades más avanzadas, la colaboración comunitaria, la participación cívica y la transparencia son consideradas elementos fundamentales que mejoran la convivencia y sustentan la democracia. Pero, acceder a una información realista sobre esos temas tenía un valor enorme porque el Foro del Sector Social (FSS/Foro) nació de la mano de un grupo pequeño, aunque significativo, de organizaciones sociales que tenían claro la calidad del trabajo por el bien común que realizaban. Pero que, también, sentían la necesidad de profesionalizar su tarea y dar a conocer su importancia. Eran fundaciones, asociaciones civiles, federaciones y redes de colaboración entre entidades sociales que no sólo llevaron adelante acuerdos duraderos sino que fueron aumentando su número y alcance geográfico mientras se propusieron -y lograron- realizar numerosas acciones conjuntas que, en breve, cumplirán veinte años de vida.

Si entonces hubiéramos podido pensar en Durkheim, hubiéramos comprendido que para que exista un hecho social es preciso que muchos individuos hayan combinado su acción y que ésta engendre algún producto nuevo. Pero, esto también implica que son procesos colectivos prolongados. No teníamos tan claro –aunque resulte un postulado para algunos científicos- que los cambios sociales son el resultado de micro-procesos. Pueden sufrir mutaciones inesperadas, pero son la sumatoria lenta de infinidad de acciones individuales sostenidas a lo largo del tiempo.

Creíamos, con un optimismo militante, que con nuestras actividades –las del FSS y las de las entidades miembro- lograríamos promover una evolución de la solidaridad, una modificación real del marco legal y fiscal que regía a las entidades de la sociedad civil, aumentaría el voluntariado y la cohesión social, se produciría una articulación transformadora de los actores sociales del gobierno y de las empresas y, sobre todo, un apoyo económico comprometido para producir estos cambios, que serían financiados por toda la comunidad.

Había una atmósfera de entusiasmo muy fuerte. Estábamos tan convencidos de que eran posibles las transformaciones, como ajenos al hecho de que estas semillas de solidaridad serían puestas a prueba de manera dramática en enero de 2002. Recuerdo el desconcierto de amanecer en un país con personas que sólo comían porque había ollas populares, con gente viviendo en la calle, clubes de trueque y un esfuerzo articulado, muchas veces de manera precaria, entre varias organizaciones de la sociedad civil para tratar de ayudar en medio de la crisis. Hubo un florecimiento de la solidaridad eventual, necesaria en los momentos críticos, pero que no sostiene procesos sociales sustantivos, ni sustentables, para la comunidad.

Justamente Durkheim hace referencia a dos tipos de solidaridad: la solidaridad orgánica y la solidaridad mecánica. La mecánica es característica de las comunidades y sociedades simples, ha existido prácticamente a lo largo de toda la historia y define un contexto social en el que los individuos son prácticamente intercambiables y se hallan fuertemente cohesionados en pequeños grupos. La solidaridad mecánica se basa en la semejanza y le corresponde el derecho represivo: ojo por ojo. La solidaridad orgánica, en cambio, es característica de sociedades más avanzadas y con una compleja división del trabajo. Se basa en la diferenciación, le corresponden las formas de derecho cooperativas y es básica en la estabilización de una sociedad moderna. Tal como lo entendía Durkheim, se necesitan ambos tipos de solidaridad para vivir en equilibrio: ser solidario con los semejantes (solidaridad mecánica) y ser solidarios con los diferentes (solidaridad orgánica).

Pareciera que, en un mundo globalizado y virtual, es necesario, también, un tercer tipo de solidaridad que incluya a las dos primeras y dé lugar a la ampliación del sentimiento del "nosotros", extendiendo la aceptación hasta aquellos que nunca conoceremos, pero que reconocemos. Este nuevo tipo de solidaridad “holistica”, que amplía el espacio y se sostiene en el tiempo, ya está entre nosotros generando confianza, crecimiento, desarrollo personal y social.

Recuerdo una diapositiva de aquellas épocas, en los inicios del FSS, en que comenzábamos a presentar el concepto de solidaridad unido al de capital social. En aquel momento, sentíamos que era algo novedoso que nos permitía despegarnos de un modelo más tradicional de la ayuda y nos ubicaba en los procesos de transformación social. Desviaba el foco exclusivo en la acción individual y nos dirigía hacia la comprensión de la tarea colectiva y la cohesión social.

Reconozco que una de las virtudes del trabajo de Constanza Cilley, que aquí se presenta, es que despliega con maestría las distintas dimensiones del capital social y nos permite comprender las relaciones, no tan evidentes, entre el voluntariado, la solidaridad y el desarrollo económico y social.

De acuerdo con los datos analizados, la sociedad argentina presenta bajos índices de participación voluntaria, donaciones, articulación en redes de colaboración y confianza social. Sin embargo, en este libro hay un llamado de atención que merece ser destacado. Se alerta sobre una situación que puede ser esperanzadora: tres de cada diez personas afirman tener interés en involucrarse en tareas voluntarias. No es un tema menor y convendría que las organizaciones sociales lo tuvieramos en cuenta.

Al mismo tiempo, existe la posibilidad concreta de promover el voluntariado entre las personas mayores. La revolución de la longevidad marca una tendencia irreversible. Nuestras poblaciones serán cada vez más longevas, lo que implica que no sólo viviremos más sino que la prolongación de la vida se dará con mejores condiciones físicas y mentales. Tendríamos que tomar en cuenta, entonces, que una considerable cantidad de personas mayores son potencialmente capaces de colaborar como voluntarias.

Todo lo cual me lleva a reflexionar sobre la circularidad. Pareciera que hay una sorprendente analogía entre aquel momento fundacional del Foro, dando a conocer la primera encuesta que se realizaba en nuestro país sobre solidaridad y voluntariado, y este libro de Cilley, que el FSS auspicia.

Pero la circularidad permite introducir los conceptos de proceso, contexto y pluralidad. Comprendemos, entonces, que no estamos en un círculo cerrado de eterno retorno, que ahora no es lo mismo que entonces. La circularidad es, más bien, una espiral donde la repetición del movimiento profundiza lo tratado, enriquece, modifica el contexto y le da un vuelo plural.

Este trabajo de la Magíster Constanza Cilley es una propuesta que adquiere trascendencia por sí misma. Ilumina decisiones que tomamos en el pasado y nos permite imaginar el futuro. Es una guía de los senderos por donde podemos aumentar nuestro capital social como país, como organizaciones y como personas. Es una puerta abierta hacia mejores experiencias solidarias en cuya base estén la equidad y la justicia.

Desde el Foro del Sector Social queremos promover el intercambio entre lo ajeno y lo conocido, entre lo diverso y lo semejante, en una cada vez más amplia espiral recursiva de solidaridad. Porque, como dice el epígrafe, la mejor manera de predecir el futuro es construirlo. Desafío y compromiso que estamos decididos a afrontar con el apoyo, juventud y empuje de personas y organizaciones como las que Cilley representa.

Dra. MercedesJones Presidente Foro del Sector Social Buenos Aires, octubre, 2015