JORGE LAPEÑA


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“Ignorancia extraordinaria” IMPERICIA, DEJADEZ O FALTA DE PERSPECTIVA DE LARGO PLAZO.

Jorge Lapeña: “YPF tambalea y tiñe a todo el sector energético”

Vaca Muerta es la estrella energética de este primer año de Gobierno, pero también de los últimos dos, casi sin diferenciar ideologías.


Tribuna

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El buen político sabe que tener energía de calidad no gana elecciones; pero no tenerla hacer perder elecciones y gobiernos. Es bien sabido que la energía es un insumo básico del desarrollo económico y social de un país. Sin un sector energético ordenado, eficiente y competitivo el país no funciona. Sin energía de calidad no puede haber ni economía nacional robusta, ni sociedad vivible. Sin energía solo hay caos económico y social; y por ende caos político. El buen político sabe que tener energía de calidad no gana elecciones; pero no tenerla hace perder elecciones y gobiernos. El mal político cree en cambio que regalar la energía suma votos, pero no comprende que el corte y el mal servicio hacen perder elecciones. Nuestro sistema energético está acorralado y sufre hoy los efectos de dos factores concurrentes: la guerra en Europa y los compromisos asumidos con el FMI que focalizaron en la Energía el ajuste de una macroeconomía desquiciada. La guerra entre Rusia y Ucrania genera escasez de gas en Europa; y la escasez de gas en Europa provocó una suba de los precios del gas natural licuado (GNL) en el mundo, que multiplicó por 5 los precios del GNL en el periodo de paz. Algo similar ocurre con el crudo. Esto afecta en forma directa a nuestro país porque, contrariamente a lo que se cree, Argentina es altamente deficitaria en gas natural y necesita importarlo en cantidades crecientes desde que perdió en 2011 su condición de país autoabastecido y excedentario. El gas natural es el combustible más utilizado, es la columna vertebral de nuestro sistema energético y mal que nos pese el 25% de ese gas es importado y esa importación que en invierno alcanza al 40 % de los suministros proviene de la zona afectada por el teatro de operaciones de la guerra. En este punto conviene puntualizar lo que los gobiernos se resisten a informar con trasparencia: el gas natural nacional viene recorriendo los 22 años de este siglo con una performance decadente prolijamente ocultada: la producción en 2021 es la misma que la del año 2000; y es 13 % inferior al máximo registrado en 2004. Las reservas comprobadas de gas –el corazón del negocio- descendieron en los últimos 22 años en un 40%, sin que se registren nuevos descubrimientos significativos. Para este año se estima que las importaciones de gas natural que el año pasado representaron 2050 millones de U$S podrían elevarse este año a unos 5000 millones de U$S. Los dólares escasean y esto hace pensar como mínimo en un invierno con posibilidades de restricciones de suministro; que según como sean administrados, podría alterar la economía o bien el funcionamiento social en el caso de que los cortes sean soportados por la población residencial. Por otro lado, la cuenta de subsidios energéticos y su evolución en el año y en los años subsiguientes van a ser un indicador del cumplimiento de las metas pactadas con el FMI. El año 2021 el sector energético recibió 11.943 millones de U$S; una cifra de alta resiliencia si se tiene en cuenta que en 2011 el sector recibió 11.804 millones de US$ por ese concepto y unos 133.000 millones en la década. Esa cifra anual representa 2,6 % puntos del PBI y debe ser reducida de acuerdo a los compromisos asumidos en 0.6% del PBI este año. Eso implica reducirlos a una cifra no mayor de 10.000 millones de US$ en este año cuando todo indica que aumentarán en forma significativa. En resumen, el sector energético argentino está en el plano táctico del día a día atrapado por una pinza que lo restringe en sus decisiones: por un lado, le complicará la adquisición del gas natural que será mucho más caro por falta de dólares; y por otro será presionado a reducir los subsidios respecto a los del año pasado. Un comentario aparte merece el extraordinario optimismo de la dirigencia política y empresarial argentina y también de parte del periodismo sobre las posibilidades hasta ahora no confirmadas de nuestro potencial gasífero. Es frecuente oír en conferencias técnicas; artículos de opinión; discursos de funcionarios energéticos que Argentina poseería la “2° Reserva de gas no convencional el mundo”; lo que alimenta la idea a ambos lados de la grieta acerca de que Argentina podría aprovechar la coyuntura de los altos precios del gas derivados de la guerra para realizar exportaciones gasíferas sin precedentes. Se trata de un optimismo infundado que debe ser corregido. En materia de Reservas Comprobadas, Argentina solo tiene contabilizado oficialmente 214.714 millones de m3 de gas no convencional en Vaca Muerta. Es una cantidad exigua que solo alcanzaría para sostener solo 4 años de consumo Argentina. Esta cifra oficial de reservas constituye un limitante para la firma de cualquier contrato de largo plazo de exportación que Argentina intente firmar de ahora en más. Por otro lado, la necesidad de construir infraestructura del Transporte, liquefacción y puertos impide considerar esta cuestión con seriedad. La certificación de reservas entonces es prioritaria y urgente. Finalmente, en esta posición desesperada en que se encuentra Argentina de “atrapado sin salida” es conveniente no incrementar los errores cometidos al decidir sin estudios completos obras complejas de infraestructura inútiles: Argentina tiene una pésima performance en la construcción de gasoductos en el último cuarto de siglo. Ningún gasoducto realizado ha recuperado la inversión realizada y algunos ni siquiera han sido terminados: son ejemplos GNEA; el Gasoducto Mesopotámico; y los gasoductos a Chile. La causa no es otra que el haber sido realizados con estudios deficientes y fuera del contexto de una consistente Estrategia Energética nacional.

Jorge Lapeña: “Nos tenemos que preparar para un invierno con importantes faltas de gas” 01-04-2022 El ex secretario de energía y presidente del Instituto Argentino de Energía “General Mosconi” advirtió sobre una escasez de gas si el gobierno no cierra con los barcos metaneros y de gas licuado. En diálogo con Jorge Fontevechia para Radio Perfil, Jorge Lapeña presidente del Instituto Argentino de Energía “General Mosconi” y ex secretario de energía, expresó no estar de acuerdo con lo comunicado por la portavoz presidencial, Gabriela Cerruti y alertó de una posible “falta de gas para este invierno”. Asimismo, destacó que todo dependerá de cómo se resuelva el conflicto Rusia-Ucrania y de cómo se reorganice el mapa del flujo energético. JF: La portavoz, Gabriela Cerruti, dijo que no iba a haber escasez de gas, ¿ considera esto factible? JL: La Argentina tiene que importar una cantidad significativa de gas en invierno. La producción argentina no alcanza a abastecer la demanda. Esto se cubre con importaciones de Bolivia, que están en descenso, ya que tienen insuficiencias para proveer las cantidades contractuales y entonces la alternativa complementaria es la importación por gas de barcos metaneros y gas natural licuado, que este año se calcula que van a ser unos 50 o 60 barcos que van a ser necesarios en los puertos de Escobar y Bahía Blanca. Esos cargamentos no están comprados todavía. Es un tema que no está cerrado, ya que no están aseguradas las cantidades. Pondría en duda la afirmación de la portavoz. JF: ¿Esto quiere decir que si estuvieran los dólares suficientes para importar no habría problemas y la cuestión es simplemente financiera, o aunque esté el dinero, por la escasez mundial, podría ni siquiera contarse con el flujo suficiente? JL: Esta segunda alternativa que usted plantea me parece que es la más probable teniendo en cuenta que el suministro de gas está afectado profundamente por la guerra. Como nosotros no sabemos cómo deriva esto y cómo el conflicto escala o se resuelve. Hay incógnitas sobre las cantidades físicas que tienen que venir. Yo diría que nos tenemos que preparar para un invierno con importantes faltas de gas tanto para el consumo residencial como para la generación de energía eléctrica. JF: Partiendo de una hipótesis de que el conflicto en Ucrania encuentre una solución diplomática ¿Usted cree que en los precios de las commodities energéticas van a descender al mismo precio de antes del comienzo de guerra o se van a establecer en un escalón superior permanente? JL: Depende de cómo se resuelva el problema de la guerra, porque una cosa sería el alto el fuego. Hay que ver si esto lleva a una paz realmente es duradera y cooperativa o si lleva a una situación de paz ficticia como sería una guerra fría. Pero si continúa ese concepto de guerra fría con bloques enfrentados de Oriente y Occidente, puede haber cambios significativos en lo que es la forma de prestar los servicios energéticos en el mundo. No hay que olvidarse que Rusia es el mayor poseedor de reservas mundiales de gas y qué abastecen la mitad del consumo de Europa. Se podría cambiar el mapa mundial de la energía. JF: ¿No cree que resulte probable que los precios puedan estacionarse por arriba del promedio anterior, independientemente de la solución de la guerra? JL: Es posible porque esta modificación de los flujos y por las sanciones a Rusia. Por ejemplo, evitar las compras rusas puede llevar a estrangulamientos en la oferta y va a tener derivaciones en los precios al alza. JF: ¿Se puede suponer que también vaya a haber un encarecimiento nominal simplemente por la inflación y que va a costar más porque todo va a aumentar? JL: Una inflación mundial tiene esos efectos. Se conoció una decisión del presidente Joe Biden de liberar petróleo de las reservas estratégicas que posee Estados Unidos en una cantidad significativa: un millón de barriles por día, lo que sería una forma de morigerar los incrementos de los combustibles por lo menos en el mercado de los Estados Unidos. JF: En ese sentido ¿no hay una gran oportunidad para el gobierno que asuma en diciembre del año próximo de convertir al país de importador a autosuficiente y exportador de energía, y generar un incremento en la incorporación de divisa que has sido siempre el problema de la Argentina? JL: Eso sería un objetivo muy interesante, que la Argentina pudiera movilizar recursos petroleros y gasíferos, y venderlos y obtener los dólares que les faltan. Para esto hay que comprobar esas reservas de hidrocarburos, que sean monetizables, y para eso tienen que estar bien definidas las cantidades de forma precisa. Es necesario interpelar a los grandes actores de la actividad petrolera y gasífera y ver en qué medida estamos en la condición de abastecer mercados importantes a largo plazo. Si nosotros dijéramos que podemos abastecer el 10% del consumo de Europa o Brasil por 20 años y comprometernos con un contrato con los precios internacionales o estamos abajo de esto. Esto es una pregunta que la Argentina no ha contestado y el gobierno no se ha preocupado por hacerla contestar. La pregunta que se tiene que hacer el gobierno a los que están en Vaca Muerta es ¿cuántos gas se puede sacar?, ¿a qué precio? en el supuesto de hacer un contrato a largo plazo con un gran comprador como puede ser un conjunto de países europeos. Mientras el gobierno no cuantifique las reservas de petróleo y de gas vamos a seguir en el plano de los deseos, pero no de la realidad.

EnciclopediaRelacionalDinamica: JorgeLapenia (última edición 2022-06-14 20:17:19 efectuada por MercedesJones)