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¿Qué es la sociedad civil?
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LAS 3 “C” PARA COMPRENDER LA SOCIEDAD CIVIL Conceptualización, Cartografía y Cuantificación de la Sociedad Civil Argentina
CONCEPTUALIZACIÓN Y CARTOGRAFÍA Se entiende por sociedad civil “El espacio social diferenciado del Estado, del mercado y la familia, construido por organizaciones y acciones voluntariamente orientadas a consumar o promover intereses comunes” (Civicus-Gadis-UCA, 2011:29)
Ref: Tomado de datos PNUD-BID y elaboración propia-
Bajo la aparente simplicidad de esta definición nos encontramos con un fenómeno sumamente complejo y multidimensional. La primera referencia que me gustaría rescatar es aquella que de manera algo simplificada nos permite visualizar al sector social como uno de los tres pilares que sostienen nuestra sociedad.
El Estado, llamado primer sector, es una agente público que tiene fines públicos. De hecho cuando un actor público tiene fines privados surge la corrupción. El Estado representa la dimensión política de la sociedad. El Mercado, el segundo sector, muestra la dimensión económica. Es un actor privado con fines privados. La Sociedad Civil, llamada tercer sector, es un actor privado con fines públicos y representa la dimensión social de una comunidad.
El Sector Social está conformado por el conjunto de organizaciones e iniciativas privadas destinadas a la producción de bienes y servicios públicos y orientadas por el principio de solidaridad. Probablemente, la palabra solidaridad es la que mejor expresa el potencial latente de las organizaciones de la sociedad civil.
El concepto de Tercer Sector surge en un intento para denominar un sector que aparece diferenciado del Estado (Primer Sector) y del Mercado (Segundo Sector).
Me interesa definir el Tercer Sector de una manera simple: El Tercer Sector está conformado por el conjunto de organizaciones privadas sin fines de lucro con propósitos de bien público. Está integrado por las organizaciones de la sociedad civil que constituyen el cauce no lucrativo, no gubernamental, no confesional, no partidario, ética y moralmente orientado por el principio de la solidaridad, a través del cual fluye la iniciativa asociativa de la gente por alcanzar el bienestar común, dar respuesta a sus necesidades y deseos de todo tipo, defender sus derechos y reconocer sus responsabilidades.
Así definido, se trata de un amplio, diverso y heterogéneo universo institucional que aparece como un actor social emergente, pero, que tiene una historia y participa de un proceso de conformación e identidad con diversas peculiaridades.
Tanto Sector Social y “Tercer Sector”, como expresiones de “Sociedad Civil”, Conjunto de: “Organizaciones sin fines de lucro”, “Organizaciones no Gubernamentales,” ” Organizaciones Asociativas”, son utilizadas entre nosotros indistintamente. Los autores nos advierten sobre esta confusión terminológica que no está indicando sólo una diferencia lingüística sino los múltiples aspectos variables y diferenciales en tamaño, financiamiento, estructura, relaciones con los otros sectores. Que a nivel mundial nos muestran que es un fenómeno complejo y en construcción.
CONTABILIZACIÓN Actualmente se estiman en 100.000 organizaciones de la sociedad civil, distribuidas en la misma proporción que se presenta en el mapa que se incluyó en el texto. Este número resulta altamente probable si se entiende que hasta 2004 había 78.563 organizaciones registradas. Existen en Argentina 105.000 Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC) registradas - según datos de la Inspección general de Justicia del Ministerio de Justicia de la Nación y las Direcciones de Inspección de persona Jurídica de todas las jurisdicciones del país-, se debe tener en cuenta la posibilidad que esto sea la punta del iceberg, ya que se desconoce el número de organizaciones no registradas que funcionan en nuestro país. .Según los datos se distribuyen de la siguiente forma: NOA, (12,6 %); NEA, (8,4%); CENTRO, ( 64, 1 %) CUYO (7,9 %); PATAGONIA (6,9%) Otros autores remiten a un número aún mayor de 150.000 entidades. Al no contar con cifras actualizadas resulta difícil afirmarlo categóricamente. De manera cauta, se podría decir, que la cifra se encuentra entre 100.000 y 150.000 organizaciones sociales. Buscando definir un perfil preliminar del sector social argentino podemos decir que existe una significativa predominancia de las organizaciones de base, un bajo nivel de articulación horizontal, y un peso relativo del trabajo voluntario en la prestación de los servicios. Con respecto a los recursos se observa un importante nivel de financiamiento obtenido por la ejecución de programas del Estado. En la actualidad, no existe prácticamente ningún área de interés de la sociedad que no se encuentre abordada por alguna organización del Tercer Sector. Esta cuestión no debe extrañar, ya que estas instituciones surgen de la misma comunidad al detectar demandas insatisfechas y se organizan para reducir la brecha existente entre la realidad y las necesidades concretas. Sus áreas de acción son: salud y educación como muy importantes pero también ciencia y tecnología, cultura, deportes y recreación, economía, justicia, vivienda, medio ambiente, ,derechos humanos, trabajo, infraestructura y servicios públicos, entre otras. Dentro de esta complejidad sus rasgos distintivos son: el voluntariado como recurso humano fundamental, su carácter multitemático y multifórmico y su actividad no lucrativa. Parte de la estructura básica y el modo de operación de las instituciones. Aquellas que conforman el "tercer sector" cumplirían con alguna de las siete características principales:
CARACTERÍSTICAS TÍPICAS Las organizaciones sociales cumplen con estas características son: Formales o institucionalizadas: Deben tener algún grado de institucionalización. Si no es a través de un registro legal, puede manifestarse por reglas de procedimiento. Privadas: No deben ser parte del aparato de gobierno ni deben estar dirigidas por mesas directivas dominadas por agentes gubernamentales. Autogobernadas: deben poseer sus propios procedimientos internos de gobierno, y no estar controladas por entidades externas. Voluntarias: Deben incluir algún grado significativo de participación voluntaria. Esta definición parecería ser entonces la que posee menos desventajas, siendo posible aplicarla a una amplia variedad de instituciones en diferentes contextos nacionales. Sin fines de lucro, distribución de beneficios: Pueden acumular excedentes, pero estos no deben distribuirse entre sus socios o directores, sino que deben ser reinvertidos en relación a los objetivos básicos de la organización. No comerciales: No deben estar organizadas principalmente para objetivos comerciales. Esto no significa que no puedan tener ganancias de sus actividades. No partidarias: No deben estar principalmente comprometidas en promover candidatos políticos, o imponer una idea política o a alcanzar el poder del Estado. Esto no significa que no puedan embarcarse en actividades políticas no partidarias. Algunos autores incluyen la característica de "no religiosas o no confesionales", en el sentido de que no integrarían el sector organizaciones, como iglesias o congregaciones, dedicadas a la práctica y difusión de un credo, lo que no excluye a las organizaciones vinculadas o promovidas por iglesias pero que se ocupan de los aspectos asistenciales y/o de ayuda a los feligreses.
¿CÓMO MEDIR LA IMPORTANCIA DE LAS ORGANIZACIONES SOCIALES? La evaluación de la importancia de la tarea realizada por las organizaciones sociales en una determinada comunidad, provincia o en nuestro país, se enfrenta con una doble dificultad, la primera la falta endémica de registros de datos y estadísticas que sufre la Argentina. La segunda, el carácter de intangibles de muchos de los activos de la sociedad civil como el tan difundido capital social. Por ejemplo, en relación con los valores a los que adhiere la sociedad civil y según el Índice Civicus (2010) las expresiones de intolerancia, racismo y violencia son relativamente infrecuentes para actores de la sociedad civil y se considera que las OSC contribuyen en general a combatir expresiones de este tipo. En otras palabras, aumentan el capital social de una comunidad.
Es decir que, aunque con algunas dificultades existen elementos que asociados de manera directa o indirecta permiten realizar algunas reflexiones sobre la importancia de las organizaciones de la sociedad civil en una comunidad específica en función de la valoración y apoyo que reciben las OSC por parte de esa comunidad.
Índice Civicus de Sociedad Civil 2010 Las organizaciones de la sociedad civil argentina registran un alto grado de confianza por parte de la comunidad.
Apoyo social a las OSC Los voluntarios conforman cerca del 82% de los recursos humanos las OSC y son quienes encarnan los valores de compromiso individual y solidaridad imprescindibles para la existencia misma de la sociedad civil. Al respecto, en el estudio de TNS-Gallup Argentina 2010 se señala que cerca de uno de cada cuatro argentinos declara estar interesado en realizar o continuar realizando actividades de voluntariado durante el próximo año. Este potencial de participación y colaboración con las OSC estaría asociado a lo que posiblemente constituye el capital más importante que tiene la sociedad civil en relación con la población, esto es el nivel de confianza en las OSC, tanto desde el un punto de vista ético, como desde el punto de vista de las expectativas para promover cambios sociales. (TNS-Gallup, 2010)
Impacto social de las OSC DEBILIDADES Y FORTALEZAS Debilidades Fortalezas Reducido alcance de sus acciones. Debilidad institucional: precarios sistemas de administración y funcionamiento. Financiamiento discontínuo. Baja visibilidad de su trabajo ante la opinión pública y los medios. Alta tasa de movilidad de su personal lo que impide acumular experiencia y transmitirla. Profesionalización incompleta. Escasa diferenciación de roles y funciones. Poca intercomunicación con otras organizaciones. Mayor conocimiento de las necesidades de la población. Alta convocatoria. Alta capacidad de trabajo. Recursos humanos con una gran especialización. Eficacia para llegar a los sectores pobres. Promueven la solidaridad y el pluralismo. Prima la lógica del bien común. Creador de fuentes no tradicionales de trabajo Generan innvación en procesos y productos.
Como reserva y productor de capital social Podemos pensar la sociedad como creadora de tres tipos de capital, además de los recursos naturales, la tecnología, infraestructura o "capital financiero", se confirma ahora que el "capital humano" y el "capital social" son centrales al desarrollo. Constituye el capital social el nivel de confianza existente entre las personas, la medida en que las personas confían entre sí y tienen expectativas firmes de comportamiento recíprocos. La capacidad de asociatividad, de generar formas de cooperación, el grado de conciencia cívica y de practicar comportamientos ciudadanos, los valores éticos predominantes en una sociedad, todo esto constituye un bien público que potencia el crecimiento. Por otra parte, el fortalecimiento de la Sociedad Civil, la participación democrática y el capital social están muy estrechamente vinculados. .El Tercer Sector es un sujeto social con una lógica de funcionamiento particular porque trabaja con valores y con un papel central en el fortalecimiento de la participación democrática, a través de la expansión de nuevas formas de asociación, cohesión, organización social y valores solidarios. Esta lógica se percibe, también, en la búsqueda de una metodología de trabajo participativa donde se incluye la perspectiva del beneficiario. Pareciera que es en el ámbito de trabajo de las organizaciones de la sociedad civil donde pueden desarrollarse aquellas pautas que tienen como base los valores de la no competencia, la solidaridad, la participación y la independencia de los ciudadanos. En otras palabras, el capital social. Pero, ¿cómo se percibe el propio sector? ¿cómo lo define el resto de la comunidad?
Impacto en el PIB y en empleo Para Mario Roiter, y otros autores, las evidencias disponibles mostraron que, para el año 1995, los gastos operativos de las entidades que conformaban el sector social en Argentina ascendieron a 11.976 millones de pesos, lo cual representaban el 5% del PIB. Si se tomaba en cuenta el valor agregado o producto del sector, comparación que desde el punto de vista técnico resultaba adecuada, éste alcanzaba a 8.260 millones de pesos, equivalentes al 3,2% del PIB. Dicha participación revelaba la importancia que habían alcanzado las organizaciones sin fines de lucro en la economía nacional con alrededor de 395.000 empleos asalariados.
A estos puestos de trabajo asalariados correspondía adicionar el aporte de los voluntarios. Si bien sólo se contó con valores estimativos, la participación de trabajadores voluntarios en el sector era considerable. La cifra total de voluntarios, excluyendo las actividades religiosas, era cercana a un millón de personas para el año 1995. Si transforma el aporte de trabajo voluntario en empleo equivalente a las horas que en promedio trabaja un empleado a tiempo completo, se obtiene una cifra que representaría una fuerza de trabajo de 115 mil empleados adicionales los que, sumados al empleo remunerado del sector, arrojaba una cifra global que superaba a un equivalente de 510 mil personas empleadas a tiempo completo. Esto representaría un 4,7 % del total del empleo no agrícola de la economía argentina. Si se adicionaban a este cálculo las entidades religiosas –que originalmente no estaban incluidas- se obtenía una cifra de 665 mil personas, lo cual representaba aproximadamente el 6% del empleo no agrícola en Argentina El trabajo voluntario, continua Roiter, suele ser valorado desde el ángulo del aporte personal para mejorar la sociedad en la que se vive, pero muy rara vez se lo ha considerado como una contribución con valor económico que aporta riqueza a los países. Con la intención de superar esta brecha, el Proyecto Comparativo Internacional de Medición del Sector sin Fines de Lucro, ha permitido obtener por primera vez evidencias empíricas en numerosos países sobre la importancia social y económica de estas entidades y sobre el significativo aporte que efectúan los voluntarios. (Roiter et al,1999; Roiter, 2001:3,4)
En la solución de los problemas sociales Según el Índice Civicus 2010 la Sociedad Civil Argentina ha podido responder a distintos desafíos y problemáticas sociales emergentes. Algunos de estos ejemplos incluyen multiplicación de organizaciones relacionadas con la pobreza y la marginalidad especialmente entre las décadas de 1990 y 2000. En general, se percibe que la sociedad civil tiene un impacto bastante elevado en las temáticas sociales según lo demuestra el cuadro
La evaluación del impacto en las temáticas sociales como pobreza, salud, promoción de derechos de grupos desfavorecidos, etc. es positiva. Incluso en la ausencia de datos- no es exagerado afirmar que ciento de miles de personas son beneficiarios directos de las actividades de la sociedad civil. Pero, se reconoce las dificultades del sector para coordinar estrategias en las temáticas en las que la escala excede el impacto de las OSC.
En otras palabras, en las consultas cualitativas realizadas por el Índice Civicus se pudo definir que aunque las organizaciones de la sociedad civil contribuyen en forma significativa en temáticas como la pobreza, educación, salud, entre otras, la escala y la complejidad de estos problemas excede por mucho a las capacidades de las propias entidades. Evaluado en forma global, el aporte de la sociedad civil sobre estos temas es considerado importante en el plano local pero si se mira el panorama nacional resulta ser un paliativo para innumerables situaciones puntuales de necesidad y vulnerabilidad, que requiere para aumentar el impacto de una respuesta articulada y una planificación de mediano y largo plazo.
Al proponerse visualizar algunas orientaciones para la acción, debe señalarse que varios de los aspectos involucrados en los temas de escala nacional quedan en parte fuera del alcance de las OSC y de la capacidad que hoy tienen de actuar conjuntamente, por ejemplo en lo que se refiere a la situación económica general del país y a los niveles de confianza interpersonal. Para mejorar los resultados actuales hay distintos dispositivos de comprobada eficacia, por ejemplo las alianzas con gobierno y empresas, la creación de redes de colaboración entre OSC, la realización de tareas de gestión asociada con la comunidad local, etc. En estos temas trabajo desde hace mucho tiempo. De todas formas, y más allá de cifras y conceptualizaciones creo profundamente en que nuestras organizaciones son agentes de cambio social. Lo vivo día a día. Me levanto con entusiasmo porque creo que con nuestra tarea hacemos una diferencia. Siempre tengo presente una frase de Peter Druker, que probablemente la he ido modificando con el tiempo, pero dice algo así: Una OSC no provee bienes o servicios. Su producto no es un par de zapatos, ni un reglamento, sino un ser humano cambiado. Nuestras organizaciones son agentes del cambio humano. Su producto es un paciente curado, una familia con vivienda, un niño que aprende, un joven transformado en emprendedor, vidas humanas enteramente cambiadas. Ese es el sentido que para mí tiene la existencia de las organizaciones de la sociedad civil.
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