Las Siete Cosas Que Me Enseñaron Mis Pacientes Antes De Morir

No importa lo grave que te parezca que es lo que pasa hoy en el trabajo; créeme que no lo es. Tu trabajo es lo que HACES, pero no es lo que ERES. Parece una obviedad, pero no lo es. Hacer identidad en el trabajo es una fuente asegurada de sufrimiento. Todo lo que sucede cuando sales del trabajo es lo que valorarás cuando se acaba todo. Eso es lo único que realmente importa. Nunca en todos los años que hace que acompaño personas a morir oí a alguien que me dijera que le daba pena morirse porque le hubiese gustado trabajar más, ganar más dinero, o tener un mejor puesto en una empresa. Nunca. Ni una sola vez. Y me cuesta creer que alguien alguna vez lo haya dicho. Con esto de ninguna manera quiero decir que el trabajo no importa. Aquel que se esforzó en su trabajo y lo disfrutó suele sentirse muy orgulloso de eso al final de su vida, pero lo que mis pacientes me transmiten una y mil veces es que lo que verdaderamente nos hace sentir vivos y plenos, lo que inclina la balanza, no es lo que pasa en el trabajo, no importa cuánto nos guste, no importa cuanta vocación tengamos. Lo que nos llevamos es lo que pasa cuando vuelves a casa.No importa cuánto ganes o cuanto creas que necesitas. Cuando se acabe todo, vas a haber querido pasar más tiempo en tu casa panza arriba mirando las estrellas, vas a desear haber pasado más tiempo cenando con tus amigos y más domingos con tus padres. Vas a desear más horas en la cama con tu pareja y más tiempo jugando en el cesped con tus nietos. El coche, la cantidad de empleados a tu cargo, las sucursales que abriste, el cuadro del empleado del mes y los metros cuadrados de tu casa te van a importar absolutamente nada. Estamos a tiempo. Pongamos el foco en lo que verdaderamente importa.

Confórmate menos (también conocido como “escúchate más”). Es muy común que mis pacientes se arrepientan de haber sostenido situaciones (personales o de trabajo) que no les hacían bien durante mucho tiempo.Somos de aferrarnos, somos de aguantar, alargamos los procesos, nos justificamos o justificamos al otro o la situación. Nos cuesta cambiar las reglas. Y cuando el tiempo que queda es poco, solemos lamentarnos del tiempo perdido. Y no tengas dudas que el tiempo es lo más valioso que tenemos. “Me tendría que haber animado” No sé por qué no mandé todo a la mierda” “no sé por qué me banqué eso todos esos años, ” o “Pospuse lo que era importante para mí”. Hay algo que no nos hace darnos cuenta de que ese tiempo no vuelve. Que es valiosísimo….es la vuelta de tiovivo que nos queda. No la desperdicies. Si hay algo que sientes con todo tu cuerpo que no te hace feliz no sigas aguantando. No importa el motivo te aseguro que te vas a arrepentir. No te aguantes por miedo a cambiar, ni por sostener una apariencia, ni por comodidad, por pereza, ni por no ir en contra de la corriente. Porque todo ese miedo y esa pereza y esa zona de confort la terminarás pagando carísima y cuando te das cuenta, ya es tarde. Así que desbroza situaciones, cambia las normas, quédate con lo bueno, lo que te hace bien, lo que te hace crecer, lo que te hace reír, lo que te hace sentirte interesado y curioso...y ¡a vivir!.

De las cosas más comunes que me encuentro diciendo a mis pacientes es... “y esto que me estas contando…alguna vez se lo dijiste a l/ella? ” Y es NO la respuesta lamentablemente más frecuente. Algunas veces, con algo de suerte, estamos a tiempo para repararlo y hablar, en la mayoría de los casos no. Ese momento ya pasó. Quien sea que teníamos algo para decirle que era importante se fue, o se murió, o ya no podemos contactarla. Ok. Ahora puedes. Y tal vez pienses que se te va a pasar o que no es tan importante o que si dices lo que quieres decir a alguien se va a ofender o temes su reacción o no te animas a quedar tan expuesto….bla bla bla. Me toca decirte que es probable que te acuerdes de eso más adelante y te arrepientas. Lo oigo todo el tiempo, créeme. Dí lo que tengas que decir.

Y basta. Te estafaron? Te pusieron los cuernos? Te mintieron? Te maltrataron? Perdónalos a todos. ¡Ya está!No estoy diciendo que te tienes que abrazar con el tipo que te faltó el respeto o la mujer que no te cuidó. No estoy diciendo que tienes que dejar pasar todo. Lo que digo es que lo tienes que soltar. De lo contrario, es como ir en un tren cargando una mochila llena de ladrillos en la espalda. Yo solo te digo que vas a viajar mejor si en vez de cargarla, la apoyas en el suelo. Lo que te pasó es parte de tu historia pero no lo cargues más. Mis pacientes me dicen “creo que me enfermó el enfado que me dio lo que me hicieron” “estuve tan triste y tan angustiada por lo que me hicieron que creo que me terminé enfermando por eso, o pase años angustiado por lo que me hicieron, perdí una década amargado en vez de disfrutar de lo que tenía.” Guardar rencor enferma (no lo digo yo, lo dicen ellos). Yo creo que la gente se enferma por muchas cosas. No creo que sea la angustia la causa de todas las enfermedades. El mundo está lleno de deprimidos saludables, pero lo que creo que lo que mis pacientes me intentan decir es que el no haber podido soltar algo doloroso que les pasó, les hizo daño. Por eso déjalo ir. Déjalo ser. Perdona a quien tengas que perdonar. Por ti, no por ellos. Aunque no te lo pidan. Todos tenemos alguien que nos hizo daño, alguna cicatriz.. Apoyemos la mochila en el suelo y miremos por la ventana, porque el tren sigue viaje. (Y como dice Charly “es mejor no estar atado a nada”)

Número 5. Di gracias todos los días.

Todos los días. Si, los 365. De las cosas más comunes que oigo son: “no me daba cuenta de todo lo que tenía, vivía pendiente de lo que me faltaba y no me daba cuenta de todo lo que tenía” o también (y creo que es la frase que más oí de todos mis pacientes en todos estos años) “me quejaba todo el tiempo por tonterias y ahora me doy cuenta de lo afortunado que era…” También es muy común oírlo en relación a la familia. “recibí miles de cosas de mis padres y me doy cuenta que nunca les dije realmente gracias”, “mi mujer/mi marido/mi hermana me acompañó en miles de cosas y creo que nunca se lo agradecí como se lo merecía”. Resumen: Tienes salud, di gracias. Tienes una familia, di gracias. Tienes un techo y agua potable, di gracias. Tienes trabajo y comida, di gracias. Tienes piernas que te llevan donde quieres ir, una genialidad, di gracias. Tienes a alguien, aunque sea una sola persona, para la que eres importante, di gracias. Pudiste ir a la escuela, di gracias. Hoy por la mañana te levantaste y no te dolía nada, di gracias. ¿Abriste los ojos por la mañana?, di gracias…Todos los días, cuando te levantes…..Gracias.

Número 6 No puedo aconsejarles que recen ni que tengan Fe

(Ok, una difícil) No puedo aconsejarles que recen ni que tengan Fe. Nadie puede hacer eso por consejo. No se le puede decir a alguien que Crea en Algo… porque la espiritualidad pertenece a una esfera de la vida que no puede seguirse como un manual. Yo solo puedo decirles que en mi experiencia de acompañar en el final, el tener una experiencia de Dios, o alguna relación con lo Sagrado, o con algo que concibamos como más importante y más grande y amplio que todos nosotros y todo el universo, hace toda la diferencia.Tal vez sea porque el haber cultivado alguna relación con algo más trascendente que nosotros, algo más importante que todo lo que hacemos y lo que somos, nos da la posibilidad de entender con el corazón que nada de lo que creemos que somos se termina realmente.Esa conexión con el “Todo” puede tener muchos modos de expresarse. Puede que sea por medio de la religión, o la práctica de la meditación o alguna filosofía o por el respeto profundo de la naturaleza o el silencio. Creo que son todos caminos diferentes pero igualmente válidos. Es solo cuestión de encontrar cual es el propio, y seguirlo.

Número 7. Da y recibe todo el amor que puedas

Cierro con una que es mucho más cursi de lo que me gustaría ser, pero tal vez sea la más importante de todas. Hay una canción muy buena que lo dice: “…messure in Love” (algo así como medí en amor) medí qué? La vida. El peso específico de la vida se mide así. Es absolutamente cierto. Hace años que lo compruebo, en cada una de las vidas que he tenido el honor de acompañar en su cierre. Haz lo que tengas que hacer, pero asegúrate de dar y recibir todo el amor que puedas. En todas las formas que puedas. En el rol que tengas, como madre, padre, hija, tía, sobrino, abuelo, amigo. Cuida con amor a alguien, y a algo, un cactus, a tu perro, o a la naturaleza en general. Dar y recibir.Y si lo pienso, todo lo que me enseñan mis pacientes son distintas versiones de esto mismo: Oírse, escucharse a uno mismo es amarse. Pasar tiempo con quienes uno ama, es amar. Ser agradecido es sentirse amado y en el “gracias” estamos amando a quien nos da. Perdonar es ver en el otro su limitación y lograr tocar esa limitación con compasión. Perdonarse a uno mismo, es una importantísima forma de amor. En el fondo…..es tan simple. Así de simple. Eso me enseñan mis pacientes. Así vamos a medir la vida. Así vamos a poner las cosas en la balanza. En resumidas cuentas, para morirse bien, es importante vivir bien. Hace poco un paciente muy querido me dijo antes de morir “trabajé tantos años para que mi vida fuera maravillosa… que ahora que me tengo que ir, me da pena dejarla…me salió tan linda….” Hicimos silencio un rato contemplando su vida juntos, sentados en ese misterio…..y me dijo “Lo hice bien. Valió la pena cada minuto”.

Eso es señores, a vivir.

“And in the end.. the love you take…is equal to the love you make” The Beatles

Para más información: https://www.facebook.com/mjacobsfb

La otra gran herramienta es practicar la espiritualidad, de un modo u otro: “Ayuda reírse de uno mismo; pensar colectivamente; no creerse todas las versiones de uno que nos rondan la cabeza; prestar atención total a lo que hacemos; hacer más silencio; soltar el miedo; abandonarse por completo a algo; ofrecer un servicio; suspender el juicio para así trascender, capitalizar y evolucionar con las circunstancias que nos toquen”. Pero si Mariana tuviera que elegir una sola cosa respecto de lo que aprendió acompañando a otros en ese período tan particular es el hecho de conservar siempre una profunda confianza en el orden mayor de las cosas. “Aun en los peores momentos, siempre tengo la confianza de que hay algo que me sostiene. Eso ayuda a navegar en la tormenta sin naufragar”.

https://expertas.supermercadosdia.com.ar/el-poder-mas-importante-es-el-amor-que-irradiamos/

EnciclopediaRelacionalDinamica: LasSieteCosasQueMeEnseñaronMisPacientesAntesDeMorir (última edición 2021-04-26 23:25:32 efectuada por MercedesJones)