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* | ----- * https://www.redalyc.org/pdf/269/26961007.pdf * Ya existe consenso acerca de que el envejecimiento, en cuanto proceso histórico-social o individual, es dinámico, extremadamente heterogéneo y particularmente contextualizado, tanto como para afirmar que cada uno envejece como ha vivido, como ha llevado el propio proceso existencial, singular, único, de „hacerse a sí mismo‰. Por ello, si bien advertimos la necesidad de re-pensar, re-significar la vejez a la luz de los cambios socio-culturales de nuestra época, también creemos que para lograrlo, acertadamente, debemos entenderla en el ciclo vital en su conjunto, en sus significados y construcciones socioculturales. En consecuencia, reflexionar sobre el envejecimiento y la vejez es reflexionar sobre la vida entendida como un continuun2 . Así, una vejez saludable y activa dependerá de una niñez, adolescencia, juventud y adultez también saludables y activas (Tamer, 1995). A nuestro entender, el término „longevidad‰ 3 refleja mejor la situación actual. Nos permite re-significar tanto el envejecimiento como proceso evolutivo como el alargamiento del ciclo vital, y nos indica el requerimiento de una reconstrucción y redefinición de la vejez, longevamente masiva, en cuanto parte de ese ciclo vital. Son muchos los estudiosos e investigadores sociales que están atentos a esta nueva perspectiva de la vida: la longevidad. Los significativos cambios en el ciclo vital y su alargamiento hacen prever importantes efectos, no sólo sobre el estado y el número de personas mayores sino también sobre todas las instituciones sociales (familia, mercado laboral, jubilación, sistema educativo, sistema sanitario y de pensiones). 2. R. Guardini (1997), en |
Norma Liliana Tamer
- Ya existe consenso acerca de que el envejecimiento, en cuanto proceso
histórico-social o individual, es dinámico, extremadamente heterogéneo y particularmente contextualizado, tanto como para afirmar que cada uno envejece como ha vivido, como ha llevado el propio proceso existencial, singular, único, de „hacerse a sí mismo‰. Por ello, si bien advertimos la necesidad de re-pensar, re-significar la vejez a la luz de los cambios socio-culturales de nuestra época, también creemos que para lograrlo, acertadamente, debemos entenderla en el ciclo vital en su conjunto, en sus significados y construcciones socioculturales. En consecuencia, reflexionar sobre el envejecimiento y la vejez es reflexionar sobre la vida entendida como un continuun2 . Así, una vejez saludable y activa dependerá de una niñez, adolescencia, juventud y adultez también saludables y activas (Tamer, 1995). A nuestro entender, el término „longevidad‰ 3 refleja mejor la situación actual. Nos permite re-significar tanto el envejecimiento como proceso evolutivo como el alargamiento del ciclo vital, y nos indica el requerimiento de una reconstrucción y redefinición de la vejez, longevamente masiva, en cuanto parte de ese ciclo vital. Son muchos los estudiosos e investigadores sociales que están atentos a esta nueva perspectiva de la vida: la longevidad. Los significativos cambios en el ciclo vital y su alargamiento hacen prever importantes efectos, no sólo sobre el estado y el número de personas mayores sino también sobre todas las instituciones sociales (familia, mercado laboral, jubilación, sistema educativo, sistema sanitario y de pensiones). 2. R. Guardini (1997), en