6 OCTUBRE 2020

13 DE OCTUBRE

Incluso si no te consideras particularmente supersticioso, probablemente digas “salud” cuando alguien estornuda, por si acaso el demonio decide robarte tu alma, como nuestros antepasados pensaban cuando estornudaban. La superstición explica también por qué muchos edificios no tienen planta 13, prefiriendo etiquetarla como 14, 14A 12B o M (la letra que representa el número 13) en los paneles de botones del ascensor, debido a las preocupaciones de inquilinos supersticiosos. En cualquier caso, el 13% de las personas aseguraron en una encuesta que alojarse en la planta número 13 les resultaría molesto y un 9% que decidirían cambiarse de habitación. El colmo de esta apreciación sobre la superstición lo alcanzan las aerolíneas, como Air France o Lufthansa, que no tienen fila número 13. Lufthansa tampoco tiene fila 17 porque en algunos países, como Brasil o Italia, el número que te trae mala suerte es el 17 y no el 13. Para mucha gente, utilizar elementos supersticiosos les proporciona una sensación de control y les reduce la ansiedad, lo cual explica por qué la superstición aumenta en momentos de estrés y angustia. Esto se observa en particular en tiempos de crisis económicas o épocas socialmente inestables (guerras o conflictos). Así pues, los investigadores han observado cómo en Alemania, entre 1918 y 1940, la amenaza económica estaba directamente relacionada con la superstición.

Tocar madera

Se ha demostrado que las creencias supersticiosas ayudan a conseguir una actitud mental positiva, aunque la superstición lleva a tomar decisiones irracionales, así como a confiar en métodos irracionales, como pueden ser la buena suerte o y el destino. Llevar amuletos, cierto tipo de vestimenta, visitar lugares asociados con la buena fortuna, preferir colores específicos o usar números concretos, son elementos supersticiosos. Y aunque estos hábitos y acciones puedan parecer triviales, para ciertos individuos pueden afectar a la hora de tomar decisiones en el mundo real. Las supersticiones también pueden dar lugar a la noción de que los objetos y los lugares están malditos. Es el caso de la Muñeca Annabelle (que apareció en Expediente Warren: the conjuring y en otras dos películas más de la misma saga), de la cual se dice que está poseída por el espíritu de una chica muerta. Un ejemplo más tradicional es la Maldición del Faraón, según la cual una maldición alcanzará a todo aquel que perturbe a la momia de una persona del Antiguo Egipto, sobre todo si es de un Faraón. Los números también pueden estar asociados con maldiciones. Un ejemplo bien conocido es el ejemplo 666 en matrículas, que se utiliza a menudo para justificar episodios de infortunios. El más famoso es el de la matrícula “ARK 666Y”, de la cual se cree que causó incendios misteriosos a ciertos vehículos y “malas vibraciones” a sus pasajeros.


MercedesJones