Sarah Jaffe

Se dice que en los primeros años de Amazon, Jeff Bezos trabajaba 12 horas por día, 7 días a la semana. No sólo eso, sino que comenzaba a las 3 am. También se cuenta que Tim Cook, el actual CEO de Apple, empieza a mandar e-mails a sus empleados a las 4.30 am, que es el primero en llegar a la oficina, y el último en irse. Hay un mito entorno a las rutinas de los multimillonarios, y cómo las largas horas de trabajo son el gran secreto de su éxito y felicidad. ¿Pero es trabajar hasta el agotamiento realmente lo que nos hará felices al resto de los mortales?

“¿Qué harías con tu tiempo si no tuvieras que trabajar?”. A Sarah Jaffe le encanta hacer esta pregunta. Sentada en una colina en Columbus, Ohio, en 2012, se enteró de que una mujer que conoció como organizadora política soñaba con ser bailarina. Cuando fue a Indianápolis y preguntó a los trabajadores de dos plantas qué harían si el dinero no fuera obstáculo, uno dijo que le gustaría ser un instructor de pesca. Otro quería más tiempo libre para pasar con su familia. Pero todos volvían al mismo tema: necesitaban dinero para sobrevivir, y para sobrevivir tenían que trabajar. El trabajo para ellos, como para casi todos, nunca había sido una elección. La mayoría de las personas no trabaja de lo que quiere, sino de lo que puede.

Jaffe es autora y periodista independiente especializada en trabajo. Hace más de una década escribe sobre las problemáticas laborales -especialmente en Estados Unidos- y se convirtió en una referente en el tema. En el 2016 publicó su primer libro Necessary Trouble: Americans in Revolt, y ahora lanzó Work Won’t Love You Back, un examen profundo de por qué “hacer lo que amas” no traerá la felicidad prometida, sino que es una receta para aceptar alegremente hacer trabajos que se apoderan de nuestras vidas.

En la edición 2020 del informe anual de la Organización Internacional del Trabajo, Perspectivas Sociales y del Empleo en el Mundo, se argumenta que, en muchos casos, los trabajadores vulnerables no tienen más remedio que aceptar cualquier tipo de trabajo, independientemente de su calidad: “Además, incluso cuando tienen empleo, las personas siguen enfrentándose a importantes barreras para acceder al trabajo decente. Esto se refleja en las altas tasas de informalidad y, sobre todo, en el hecho de que más de 630 millones de trabajadores a escala mundial no ganan lo suficiente con su trabajo para poder salir de la pobreza, ni ellos ni sus familias”.

Las notables desigualdades en el acceso a las oportunidades y los resultados en materia de trabajo decente siguen siendo una característica persistente de los mercados laborales. De esto da cuenta la autora, a través de las voces de los trabajadores en varias industrias, desde el pasante no remunerado hasta el maestro con exceso de trabajo, el trabajador de una organización sin fines de lucro e incluso el atleta profesional. Analiza y explica por qué comprender la “trampa” del trabajo del amor nos permitirá trabajar menos y exigir lo que vale nuestro trabajo. affe es autora y periodista independiente especializada en trabajo. Su último libro es “Work Won’t Love You Back” (El trabajo no te corresponderá, en español) Porque si de algo se ha hablado en la pandemia es del burnout, que la Organización Mundial de la Salud describe como “un síndrome resultante de un estrés crónico en el trabajo que no fue gestionado con éxito”, y que en el 2019 fue calificado como trastorno mental en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE). Cientos de artículos y de libros explican que estamos agotados, “burned out”, y no tenemos más un límite claro entre vida personal y profesional.

“Al mismo tiempo, nos han dicho que se supone que el trabajo en sí nos aporta satisfacción, placer, significado, incluso alegría. Se supone que debemos trabajar para el amor por él mientras luchamos por pagar el alquiler y apenas vemos a nuestros amigos”, escribe la autora. “Te dicen que si ‘haces lo que amas, nunca trabajarás un día en tu vida’. Ya sea que se trate de trabajar por la ‘exposición’ y la ‘experiencia’, o de soportar un mal trato, todos los empleados se ven obligados a hacer sacrificios por el privilegio de poder hacer lo que amamos”.

Durante una entrevista con Infobae, Jaffe explica cómo se impone la lógica del “amor por el trabajo”, y cómo la pandemia precarizó aún más a los más vulnerables, e incluso a los que tienen la suerte de “trabajar de lo que aman”.

-¿Por qué cree que, como escribe en su libro, “el trabajo del amor, en definitiva, es una estafa”?

-La respuesta corta es que, en términos generales, el trabajo ha empeorado en las últimas décadas incluso cuando la presión por “amar” el trabajo se ha intensificado. Esta contradicción está en el corazón de tantas luchas laborales en los últimos años, luchas sobre las que he informado como periodista e incluso vivido en mi propia vida. Los salarios están estancados, la vivienda es más cara, las horas se alargan y los trabajos son más precarios, y el espíritu del “trabajo del amor” se nos impone como una forma de motivarnos a seguir trabajando incluso cuando las recompensas del trabajo son cada vez menores. Podemos ver a los multimillonarios enriquecerse incluso durante una pandemia mundial, mientras que el resto de nosotros luchamos e incluso morimos en el trabajo. Quizás la respuesta no somos nosotros: es el trabajo.

-¿Cómo llegó a existir la narrativa de que amar nuestro trabajo nos hará felices y completos?

-Siempre se ha presumido que algunos trabajos están motivados por el amor: el arte y el trabajo creativo, por un lado, y el trabajo solidario, por otro. Existe la sensación de que estas cosas no eran trabajos “reales” que se han trasladado a una economía que se basa cada vez más en el servicio y el trabajo del conocimiento en lugar de la producción. Particularmente en los países del Norte Global como los Estados Unidos y Europa Occidental, la desindustrialización significó la muerte de la antigua ética del trabajo industrial, en la que aparecías y hacías el trabajo no porque te gustaba sino porque recibías un sueldo decente, probablemente con sindicato, tiempo y vacaciones. Podías comprar una casa y formar una familia. En su lugar, obtuvimos una nueva ética de trabajo: se nos prometió un trabajo más adorable, un trabajo “mejor”, un trabajo que era su propia recompensa. Fue en cierto modo un reconocimiento a las demandas de los trabajadores que se rebelaron en los años 60 y 70 en lugares como Lordstown, Ohio, o en las fábricas de Fiat en Italia, por más autonomía en el trabajo; pero al estilo capitalista típico, tuvimos que renunciar a algo. Lo que abandonamos fue la seguridad económica.

-Para las personas que han tenido la suerte de trabajar desde casa durante la pandemia, la línea entre la vida y el trabajo se ha vuelto aún más borrosa. ¿Está la gente más estresada que nunca?

-Es difícil para mí responder esto de alguna manera porque he estado trabajando desde casa durante la mayor parte de los últimos diez años. La realidad es que esto es un avance de una línea ya borrosa entre “casa” y “trabajo”. El trabajo siempre se hacía en nuestros hogares: las tareas del hogar, la limpieza, la cocina, la crianza de los hijos, el cuidado de los ancianos, muchas otras cosas son trabajo real, incluso si no están remuneradas como tales todo el tiempo. Para muchas personas, el trabajo remunerado también ocurre en el hogar, cuando contratas a un limpiador, una niñera, un cuidador. Y luego vino el auge de los dispositivos digitales que nos permiten llevar el trabajo con nosotros a donde quiera que vayamos. Pero ahora el trabajo de “oficina” ha sucedido en el hogar para cada vez más de nosotros, y eso hace que sea aún más difícil apagar, convertir el hogar, por así decirlo, en un lugar de ocio, relajación, descanso. Los estudios muestran que las personas trabajan más horas durante la pandemia en todo el mundo. Y, por supuesto, aunque su jefe no está físicamente allí -¡lo que de hecho puede ser un alivio!-, es posible que tengan todo tipo de formas de rastrear su productividad que, en su naturaleza muy invisible, se vuelven más estresantes. No puedes ver si alguien está mirando, pero terminas asumiendo que lo están y te esfuerzas más.

-¿Y qué ocurre con los trabajadores esenciales, como personas que trabajan en supermercados u hospitales?

-Hay tantas formas en las que el trabajo “esencial” se ha vuelto más difícil durante la pandemia... Por supuesto, existe el temor muy real de contagiarte coronavirus en el trabajo, la falta en muchos lugares de equipo de protección personal adecuado y el impulso, particularmente para los trabajadores de la salud, para lidiar con una crisis en condiciones de escasez de personal como si las cosas fueran “normales”. También existe el estrés emocional adicional, para las enfermeras cuyos pacientes no pueden recibir visitas, por ejemplo, y tienen que facilitar las llamadas de Facetime o Zoom con familiares preocupados que no pueden ver a sus seres queridos. O bien, sobre la carga adicional de cuidado de los cajeros cuando son las únicas personas con las que un cliente puede interactuar durante toda la semana. Hablé con un empleado de una farmacia en West Virginia que me dijo: “Somos las personas a las que acuden con preguntas sobre sus medicamentos; surtimos sus medicamentos, los conocemos por su nombre de pila. Por lo tanto, tiene sentido que vengan a nosotros para la interacción social también. Pero no fue lo que esperaba, hasta este punto”.

Ahora hay una ola de huelgas de enfermeras y trabajadores hospitalarios en los Estados Unidos, ya que han sido empujados al punto de quiebre: estos trabajadores de enfermería en Massachusetts están en la cuarta semana de su huelga. Muchos de ellos habían estado al borde de tal acción antes de la pandemia y la rechazaron durante la primera ola de crisis, pero sus jefes se aprovecharon de la situación.

-¿Por qué trabajar muchas horas para varias personas parece haberse convertido en un fetiche o un estilo de vida?

-Es fascinante, ¿no? En el libro muestro que no hace mucho tiempo los ricos se definían por su falta de trabajo; la frase “los ricos ociosos” ahora parece tener poco sentido, y escuchamos todo el tiempo sobre lo duro que trabaja la nueva clase de multimillonarios (Jeff Bezos y otros). La tecnología y las finanzas son particularmente culpables de esto, casi como si tuvieran que justificar la falta de trabajo físico (y, en el caso de las finanzas, el hecho de que en realidad no están produciendo nada) con horas increíblemente largas de trabajo mental. Sin embargo, no hay absolutamente ninguna razón para creer que las largas jornadas hacen a alguien más productivo. Y simplemente no hay forma física en la que Jeff Bezos trabaje miles de millones de veces más duro que, por ejemplo, tú o yo. ¡Sigue siendo humano! Pero justificamos horas cada vez más largas incluso cuando las condiciones laborales de la mayoría de las personas empeoran, como si hubiera algún nivel de trabajo al que uno llega y el éxito está asegurado. La realidad, por supuesto, es que no está asegurado, y ese es el problema. La mayoría de las personas que trabajan muchas horas no lo hace por elección.

-Muchas personas creen que si encuentran un trabajo que aman, serán al fin verdaderamente felices. ¿Cree que esto es inalcanzable?

-Creo que no importa qué tipo de trabajo tengas, sigue siendo un trabajo, y no es algo que se crea para hacerte feliz, es algo que existe para hacer ganar dinero a tu jefe. Cuando trabajaba en restaurantes, soñaba con ser escritora algún día. Ahora soy escritora, publiqué dos libros y todavía estoy exhausta, trabajo entre 60 y 70 horas a la semana y, a veces, quiero tirar mi computadora portátil al río. No quiero volver al restaurante, pero tampoco creo que tal vez haya otro cambio de carrera por ahí que pueda traer una felicidad absoluta. En cambio, trato de pensar en formas en las que puedo reducir mi carga de trabajo para poder tener más tiempo haciendo cosas que no sean trabajo.

-¿Cree que las mujeres tienen una presión adicional para prosperar en sus trabajos, subir peldaños y ser consideradas “exitosas”?

-Absolutamente. Es más difícil para las mujeres hacerlo, incluso cuando trabajamos más horas en el lugar de trabajo y fuera de él. Las mujeres todavía hacen la mayor parte del trabajo no remunerado en el hogar; este problema nunca se resolvió realmente, o se resolvió para muchas mujeres contratando a otra mujer para que venga y haga ese trabajo por dinero. Se nos dice que nuestras carreras en particular son cosas que hacemos para encontrarnos satisfechos: el argumento de Betty Friedan de que la forma de salir del trabajo doméstico era que las mujeres tuvieran una carrera. Ahora, por supuesto, solo estamos trabajando en turnos dobles.

-¿Hay esperanza en el futuro de poder trabajar menos cuando se necesita un trabajo estable para sobrevivir en esta sociedad? ¿Qué opina del plan que está implementando España de una semana laboral más corta?

-La esperanza es una disciplina, como dice mi amiga Mariame Kaba (NdR: un activista estadounidense que aboga por la abolición del complejo industrial penitenciario). Lo que deduzco de eso es que la esperanza tiene que ser parte de la práctica de cambiar el mundo; esperamos que sea parte de una serie de acciones que emprendamos. Esas acciones tienen que ser colectivas y políticas, no solo personales e individuales. Claro, todos haremos lo que sea necesario para pasar el día, pero la forma en la que realmente cambiaremos estas prácticas será a través de la acción política organizada.

Aquí es donde entra la semana de cuatro días, por ejemplo, algo que se puede hacer cumplir. Por supuesto, para muchas personas a las que se les paga por hora, simplemente recortar horas no resolverá el problema. Las personas también necesitan que se les pague lo suficiente para poder vivir. Sin embargo, las horas más cortas son un buen comienzo y también pueden ser parte de una solución al alto desempleo después de la pandemia. Distribuir el trabajo que debe realizarse entre la población, acortar las horas de trabajo de todos y mejorar las condiciones laborales de abajo hacia arriba. Esa es la forma en la que realmente mejoramos el trabajo para todos nosotros, no diciéndonos que nos esforcemos más por amarlo.

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EnciclopediaRelacionalDinamica: SarahJaffe (última edición 2022-10-03 00:33:56 efectuada por MercedesJones)