Walter Sosa Escudero


Doctor en Economía por la Universidad de Illinois,y Lic. en Economía (UBA), se especializa en econometría y estadística aplicada a cuestiones sociales. Tiene un frondoso curriculum Profesor de la escuela de economía de la UdeSA, director del dpto de economía ASus trabajos de investigación se encuentran en publicaciones nacionales e internacionales de primer nivel. Es profesor de tiempo completo en la Universidad de San Andrés, en la cual ha dirigido su departamento de Economía y sus programas de maestría y licenciatura. Es profesor titular de Econometría en la Universidad Nacional de La Plata e investigador invitado del Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales (CEDLAS). Vista recurrentemente la Universidad de Illinois, donde dicta clases de grado y posgrado. l.

BORGES, BIG DATA Y YO

INTRODUCCIÓN


—Alguna vez Borges dijo que había dos clases de mentiras: la psicología y la estadística. ¿Cómo se puede leer esa frase a la luz de tu libro? —Qué tiene que ver la estadística con Borges: bueno, uno de los temas más recurrentes de Borges es la tensión entre la realidad y su representación. En “Funes el memorioso”, Borges dice: “Intentaré resumir con veracidad las muchas cosas que me dijo Ireneo”. Y resumir con veracidad es casi una descripción de la tarea de la estadística. Es algo aparentemente contradictorio resumir y ser veraz, porque toda vez que uno quiere resumir parece estar faltando a la verdad. Pero, justamente, el objetivo de la ciencia es quedarse con la verdad a través del resumen. Pensemos en el juego que hace Borges con “Del rigor en la ciencia”, donde un grupo de cartógrafos hace un mapa escala uno a uno. La ciencia ocurre con un propósito y, si uno se lo saca, termina representando al mundo en su forma más trivial. Yo creo que una de las cosas por las que te gusta tanto Borges es su pasión por el infinito.

—En el libro digo que, si vos decís tres veces infinito, el espíritu de Borges empieza a flotar por donde estás. La estadística vive del infinito. Si pudiésemos lanzar una moneda infinitas veces, aprenderíamos que las chances de que salga cara o ceca son 0.5. Ese razonamiento, que se llama “Ley de grandes números”, pide a gritos la presencia del infinito. Y el resultado a partir del cual puedo aprender algo por replicarse infinitas veces tiene un nombre muy simpático: se lo llama “Teorema fundamental de la estadística”. Si veo cómo algo se replica entiendo su esencia. La estadística vive en esa esperanza de ver replicar las cosas infinitas veces. En la práctica no se da infinitas veces sino en un número lo suficientemente grande, pero es la esperanza del infinito lo que permite que la estadística viva. Big data te ofrece un montón de información que es interesante, pero que no es completa

¿Qué tiene que aprender Netflix de Borges?

—Es un poco contradictorio lo que puede aprender Netflix del infinito y de Borges. Porque Netflix nos ve en los senderos del jardín que hemos visitado, pero no en los otros que no visitamos. Qué quiero decir: Netflix ve un enorme derrotero de lo que estoy haciendo, pero quizá mañana camino por otro sendero, y Netflix querría mantenerme eternamente cerca de donde yo ya estaba. Lo interesante es cómo señalarle a Netflix que existimos también en otros senderos, porque parte de la esencia del ser humano es saltar rápido a otros senderos del jardín. Ese es el problema de Netflix y los algoritmos: por un lado, tienden a pensar que somos las personas más conservadoras del mundo, pero por otro lado sabe que estamos dispuestos a pegar esos saltos. Esos saltos… borgianos, si se quiere.