Sobre este último punto, la sociología debe adoptar, según Bauman, un razonamiento que se ajuste a las narrativas y a la historia de los sujetos, con el fin de comprender y promover los encuentros con el “otro”. Tiene también como tarea desplazar las naturalizaciones sociales, es decir, los elementos que conforman el sentido común. En palabras de Bauman, “la sociología es una actividad crítica, en la medida en que lleva a cabo una continua deconstrucción derridiana de la percepción de la realidad social (...)” (Bauman, 2014: 41).

Una vez que los seres humanos, además de ser los objetos de nuestro estudio, se convierten también en parte de nuestro diálogo, que es un diálogo pensado para servir a sus necesidades y responder a sus dilemas, los sociólogos pierden el lujo del que disfrutan las ciencias de lo no humano: el privilegio de ignorar cualquier opinión que tengan sus objetos de estudio, ejerciendo una plena, indivisible e inalienable soberanía profesional, a la hora de crear sentido y a la hora de decidir lo que es verdad y lo que no lo es (Bauman, 2014: 119).

Siguiendo esta misma línea, el autor aboga por la entrega de información para que cada sujeto observe su posición en la sociedad y dimensione las estructuras sociales que la moldean. A este respecto, podríamos hacer un paralelo con la propuesta del sociólogo francés Pierre Bourdieu (Bourdieu, 2006) respecto al socioanálisis, esa fórmula por la que analizamos nuestros “códigos genéticos sociales” con el fin de conocer nuestro posicionamiento y formación dentro del espacio social.

En términos generales, ¿Para qué sirve realmente un sociólogo? es un libro que permite entrever los engranajes que articulan el pensamiento de Bauman, y así comprender mejor sus reflexiones teórico-metodológicas; es también un libro que explicita los fundamentos de la sociología y sus implicaciones para el debate sobre la intervención en la sociedad y la construcción de la misma. En el texto se puede apreciar también trasversalmente el cuestionamiento del autor a los investigadores que apelan a una supuesta neutralidad de la sociología en el análisis de lo social, invocando el axioma epistemológico de la neutralidad axiológica.

Por todo lo expuesto, podemos afirmar que el presente texto permite un acceso a lo más íntimo del pensamiento de Bauman, y un recorrido grosso modo de sus planteamientos y de su posición como investigador comprometido con lo social, de donde derivan esa agudeza y responsabilidad (política) del que tendrían que hacer gala todos los científicos sociales.