JUNTO CON EL DE LEVEDAD HAY OTROS CONCEPTOS A EXPLORAR: GENTILEZA Gentileza AFABILIDAD ( Afabilidad, CORAZON LEVE (CorazonLeve ) y CartaTolerancia. Mirar el concepto de virtudes cotidianas.
DE LA LEVEDAD
¿Cuánto pesa un colibrí? Que responda esa nube Leve y suspendida Que pesa toneladas.
Jorge Cadavid
Estaba reflexionando sobre la levedad. Quizás pensando en equilibrar la densidad que experimento en el medio de situaciones cotidianas. Estoy permanentemente admirando a un tipo especial de personas. Personas de corazón leve, gentiles, que hablan con tono de voz pausada, son amigables. Asocio la gentileza con la levedad. Creo que son personas espirituales, no necesariamente religiosas aunque encontré algunas de ellas en mi colegio de monjas o en ámbitos católicos, presbiterianos, etc. Pueden ser agnósticas pero tienen un amplio desarrollo de su interioridad, percibo en ellas algo así como una conciencia ampliada.
Bueno, estaba y estoy dando vueltas a este tema de la levedad. ¿Cómo hago para ser más leve? Primero, me topé con el texto de Boff que copio abajo. Mucho más tarde encontré el poema de Cadavid. Que copié arriba. Está en Tratado de Cielo para Jóvenes Poetas. http://pedroarturoestradaz.blogspot.com.es/2009/06/poemas-jorge-cadavid-tratado-de-cielo.html MercedesJones
Corazón leve.
Por Leonardo Boff
http://www.servicioskoinonia.org/boff/
La “gente buena” tiene un corazón leve.
¿Qué es tener un corazón leve? Tal vez a través de su contrario, el corazón pesado, podamos explicarlo mejor. Tener el corazón pesado es vivir preocupado y hasta neurótico por el empleo, el salario, las cuentas que hay que pagar, la escuela de los niños, la droga, la violencia en la calle, la bala perdida. Y si se tiene negocio propio, ¿cómo hacer frente a la competencia, cómo incorporar tecnología nueva, cómo ser más eficiente en la administración? El corazón pesado no nos deja dormir tranquilos.
¿Por qué?
Para responder a esta pregunta necesitamos cavar hondo en el tipo de civilización que hemos creado y mundializado. Nuestra civilización es extremamente compleja, pero un motor escondido mueve todas sus ruedas y bielas: la voluntad de poder y ejercerla como dominación. Queremos dominar la naturaleza, llegar hasta sus últimos confines, dominar las fuerzas de la sociedad, dominar las energías psíquicas, dominar el código de la vida. Y sacar provecho de todo aunque sea con costes ecológicos funestos. Esta civilización ha producido en nosotros dos sentimientos: uno de exaltación y otro de miedo. Exaltación, por la tecnociencia que tantas facilidades ha traído a nuestra vida, haciendo que los niños mueran menos y los viejos vivan más, y que nos ha llevado hasta la Luna.
Miedo, por la capacidad de destrucción masiva que nos proporciona. El fin de la historia humana ya no es asunto de Dios, sino cosa de los seres humanos, pues hemos construido el principio de nuestra propia destrucción. Para limitar esta capacidad de demencia, hemos inventado los derechos humanos, los de los animales, los de la naturaleza, y el concepto de la dignidad de la Tierra.
Aun así, ¿cual es el resultado final y existencial de este proceso civilizatorio?
Un corazón pesado.
Hemos perdido la confianza en la vida y en el placer inocente de vivir. Nos exilamos de la Tierra y rompimos los lazos de fraternidad que nos unían a la naturaleza. Lo que más teme el ser humano es a otro ser humano. Está solo con su poder-dominación. Y cuanto más poder acumula más tensa se va poniendo su cara, más profundas se hacen las arrugas, más insegura parece su mirada. No sabemos hacia dónde vamos. Y nuestro corazón se vuelve cada vez más pesado.
¿Cómo conseguir un corazón leve?
Empezando a vivir ya desde ahora dos valores que fundan otro principio civilizatorio: la sencillez y la humildad voluntarias. La sencillez no es la espontaneidad natural del inocente. Es fruto de la madurez humana. Surge cuando alejamos lo que separa al yo respecto del otro y de la naturaleza, o sea, la voluntad de poseer y dominar. Eliminado ese obstáculo, descubrimos que todos somos hermanos y hermanas, de la estrella y de cada ser vivo. San Francisco de Asís es el arquetipo de este modo de ser. Humildad es colocarse en el mismo suelo donde están todos los seres y percibir el mismo humus del que todos vivimos.
Chuang-Tzu es el arquetipo de este valor (véase la Vía de Chuang-Tzuh: ttps://groups.google.com/forum/#!topic/neo-tao-com/Rk9tTQWKbog ). Él conseguía ver el Tao tanto en el estiércol como en el príncipe. El efecto de esta visión, para estos maestros de Occidente y de Oriente, era la conquista de un corazón leve. Tendrás un corazón leve si descubres el verde en los jardines de las calles y la flor que allí sonríe. Si al mirar hacia arriba ves, más allá de los edificios, la nube que pasa. Si al encontrar al pobre consigues llenar tus ojos con su presencia y verlo como a un hermano. Si haces todo esto, sabrás lo que es vivir con un corazón leve. No serás amargo ni interesado. Contigo comienza otro tipo de civilización. Y podrás dormir sin el peso de una piedra en el pecho. Por tener un corazón leve.
Fuente: Servicios Koinonia
Entre las muchas funciones de la teología dos son en la actualidad las más urgentes: colaborar en la liberación de los oprimidos que son nuestros cristos crucificados hoy y ayudar a preservar la memoria de Dios para que no se pierda el sentido y la sacralidad de la vida humana, amenazada por una cultura de la superficialidad, del consumo y del entretenimiento. Debemos unir siempre fe con justicia, de donde nace la perspectiva de liberación, y mantener siempre encendida la llama de la lamparina sagrada, donde se alimenta la esperanza humana de un futuro bueno para la Tierra y para la humanidad.
Fuente: www.leonardoboff.com
Habla de aquellos creyentes...
Esa piedad le ha proporcionado a Bush no sólo ese lenguaje con el que caracteriza su guerra preventiva contra quien amenace a Estados Unidos, sino que le ha suministrado también la mística para desarrollar una verdadera «cruzada» (palabra que él ha utilizado) contra el derrotado Saddam Hussein y el terrorismo mundial. Él y su círculo más íntimo creen que no está lejos la «batalla del gran día», cuando, según el Apocalipsis (16,16), los enemigos de Cristo serán exterminados en un lugar llamado Armagedón. Entonces comenzará un reinado de paz. Ellos se sienten instrumentos de esta estrategia. De ahí el sentido de misión que respira su política exterior.
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Es importante darse cuenta de que las religiones, en general, y el cristianismo en particular, históricamente, se han dejado manipular en función de intereses de los poderosos, que nada tienen que ver con los intereses de Dios y del pueblo. Concretamente, los hijos de Abraham -judíos, cristianos y musulmanes- han utilizado con frecuencia la creencia de ser «pueblos escogidos» (un mito tribalista) para someter a los demás por la violencia dulce del proceso civilizatorio, o por la violencia dura de las guerras y del sometimiento.
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Pero si dejamos a Dios ser Dios, y a la religión ser religión, y damos la centralidad que corresponde al cristianismo originario (las iglesias son al fin y al cabo traducciones culturales posteriores) entonces queda claro que la guerra y la discriminación son contrarias a la naturaleza de estas instancias. Éstas sólo tienen que ver con la búsqueda de la justicia que fundamenta la paz, con el servicio humilde a los desheredados, y con la compasión hacia los caídos de la historia.
El Dios a quien reza Bush es un ídolo. Bush y sus auxiliares directos, imbuidos de fundamentalismo religioso, son santos de madera hueca. Tanto los ídolos cuanto ese tipo de santos, son insensibles, y necesitan sangre ajena para sentirse vivos. De ahí el riesgo que representan, pues creen piadosamente en sus propias fabulaciones religiosas y políticas. Derechos a la Vida y a los medios para mantenerla con dignidad”.
¿Quién es Leonardo Boff?
Iglesia: Carisma y Poder,
“Cambio de trinchera para continuar en la lucha”: sigue como teólogo de la liberación, escritor, profesor y conferencista en los más variados auditorios de Brasil y del extranjero, asesor de movimientos sociales de cuño popular liberador, como el Movimiento de los Sin-Tierra y las Comunidades Eclesiales de Base (CEB’s), entre otros.
Actualmente vive en el Jardim Araras, región campestre ecológica del municipio de Petrópolis-RJ y comparte vida y sueños con la educadora/luchadora por los derechos a partir de un nuevo paradigma ecológico, Marcia Maria Monteiro de Miranda, convirtiéndose así en ‘padre por afinidad’ de una hija y cinco hijos, participando de las alegrías y dolores de la maternidad/paternidad responsable. Vive, acompaña y re-crea el despuntar a la vida de los ‘nietos’ Marina, Eduardo y Maira.
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