Se incluye una síntesis Libro: La nueva inocencia Autor: Raimon Panikkar Edición 1993
Nota de MaritaFontanarossa: este libro está dividido en tres capítulos denominados Relámpagos Blancos, Rojos y Azules que agrupan diversos textos. Lo que les transcribo primero es la introducción Relámpagos y luego el texto que pertenece al capítulo Blancos y se titula El hombre y su miedo.
Relámpagos
“El espíritu es Santo porque es inocente respecto al Padre y al Hijo, ya que no ha deseado producir una cuarta persona”.Ramón Llull. “Y quién hace llover y relampaguear”.Ramón Llull.
A veces son blancos y están muy lejos. No hacen ruido. El trueno ni se oye, o aparece mucho después y apaciguado. Los relámpagos blancos no dan miedo. Tampoco amenazan. Es la serenidad del pensamiento teórico. Es la meditación filosófica. Se abordan principios. Para quienes los entiendan son eficaces, pero falta mucho todavía para llegar a la práctica. Quizá el rayo ha caído en algún lugar, pero no a nuestra vera. Los intelectuales viven tranquilos….
En ocasiones son rojos. Nos tocan de cerca. Estos relámpagos hacen ruido. A veces demasiado. Eso asusta, aunque muchos no lleguen ni a caer. Nuestra sociedad, para bien o para mal, quiera o no, está (¿aún?) amedrentada o esperanzada ante el hecho cristiano. Unos quieren desembarazarse y no saben cómo. Otros se declaran indiferentes, pero en el fondo no lo consiguen. Ha unos terceros a los que les gustaría dar nueva vida a esta iglesia, pero no se les ve muy orientados. Son relámpagos de cristiana.
A veces son azules. Están muy altos. Estos rayos no caen a tierra y, desde luego no lo hacen en nuestra tierra. Es posible que algún día bajen y aquellos problemas de encuentro entre tradiciones religiosas ya no podrán dejarnos indiferentes. El mundo de las alturas está relampagueando. Los aislamientos artificiales no sirven ya. El problema del otro empieza a convertirse en el propio interrogante.
Blancos avijñatam vijatanam vijñatam avijanatam Keopanishad, II, 3 “Desconocida para quienes la conocen, conocida para quienes la desconocen”
El hombre y su miedo
Después de una introducción fundamentalmente filológica, intentaré explicar en un primer apartado la experiencia de otra cultura, la cultura de las Upanishads. En un segundo apartado seguiré una experiencia paralela con otros libros que también se llaman sagrados: los de la Biblia. Finalmente, y como conclusión, la tercera parte se basará en lo que yo llamaría la experiencia contemporánea.
Mi punto de vista es metafísico, no necesariamente psicológico. Quisiera tocar uno de aquellos puntos sobre los que nuestra conciencia permanece un poco atrofiada: se trata de lo que yo llamaría conciencia cosmológica, y no solamente psicológica. Quisiera superar esta especie de narcisismo colectivo en el que a menudo, cae la raza humana y en especial el hombre de occidente desde hace unos cuantos siglos. Me refiero a la actitud de querer reducirlo todo a la experiencia individual y a los paradigmas y parámetros de una sola cultura, de una sola sensibilidad. También me refiero a la experiencia de que los hombres no somos los únicos habitantes de este planeta, ni tampoco del universo. Pero eso hoy está fuera de nuestro tema, por lo menos centralmente. Quisiera introducir ahora el ejemplo de dos pensamientos tradicionales que como mínimo durante cuarenta siglos, han tenido importancia quizá aun sigan teniéndola: la conciencia de la cultura upanishadica y la de la bíblica. Para demostrar que se trata de un tema universal y no salir de lo concreto, quizá también por mis manías filológicas, he intentado descubrir el significado de la palabra que utilizaremos: el hombre y su miedo . Y buscando que quiere decir miedo, he encontrado que una lengua tan casera como la catalana posee al menos cuarenta y cinco palabras para referirse a él. Todas ellas connotan o denotan “miedo” entre todas forman un conglomerado que , al intentar descubrirlo y hallar en él una cierta claridad, se presenta como una selva oscura de la que el mismo Dante tendría miedo: absurdo, pavor, asco, náusea, angustia ,apocamiento, terror, espanto, susto, opresión, inquietud, desazón, agotamiento, pánico, agobio, ansiedad, aprensión, desasosiego, malestar, impaciencia, quimera, atribulación, conturbación, aflicción, alarma, cobardía, cagueta , fobia, desconfianza, recelo, pusilanimidad, temor, horror, sobresalto, temblor, etc. Tengo aquí las raíces sánscritas, latinas, griegas, góticas. Pero como dicen los franceses: je vous en fairez grâce, no las leeré ni las comentaré .La filología nos lleva principalmente a cinco metáforas radicales, de donde nace este abanico de palabras. Una, la más importante y quizás la más desconocida, es en sánscrito, cinta, reflexión, atención, pensamiento. En la filología contemporánea, desde Kierkegaard, suele hacerse la distinción entre miedo y angustia, merimna en griego. Los que conocen el Nuevo Testamento saben que se nos habla constantemente de “no tener miedo” utilizando la palabra griega merimna. Memor es memoria. El miedo tiene algo que ver con el pensamiento, con la reflexión. Los animales no tienen angustia. Tienen un sentido del miedo si es que podemos decirlo con esta palabra, pero no tienen angustia. Esta cura (Sorge) no la tienen. La primera metáfora es pues pensamiento, reflexión. La segunda es muy diferente, es “estar conmocionado”, se trata de una metáfora física. La tercera es huir, escaparse. La otra es odiar, no en un sentido exclusivamente moral: ante un peligro también odias el peligro y si puedes te escapas de él. Y la quinta es estrechez, angustia, de angustus; y angustia es estrechez. Incidentalmente es muy interesante darse cuenta de que muchas palabras sánscritas, que podrían traducirse por pecado, tienen como raíz original “estrechez” en el sentido indicado de que algo oprime porque queda estrecho. Pensamiento, temblor huida, odio, peligro estrechez. Esto nos delimitaría el campo morfológico donde este problema del miedo a todas luces universal encuentra su raíz básica. Porque si recordamos el comienzo, parece que el problema del miedo sea un problema central en el hombre. Pero no me extenderé más.