Matias_Kelly.jpg Matías me inspira con su lema "si voy a salir y dejo de jugar con mis dos hijas quiero que sea para lograr algo increíble" Matías está comenzando a trabajar en el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, en Argentina. Está a cargo de la Unidad Ejecutora De Ingreso Social Con Trabajo, que bajo este rótulo parece algo apacible y de nivel manejable. Pero, apenas Matías comienza a describir algunos de sus tareas y responsabilidades, la cantidad de personas que están trabajando en el área, los montos presupuestarios que se ejecutan y los programas que se desarrollan, la palabra desmesura asoma y se instala muy campante en la imaginación. En realidad es apenas imaginable para muchos la escala de la tarea. Al igual que la escala de los impactos que se pueden lograr. Las transformaciones posibles. Eso implica desafío, entusiasmo y en algún sentido "el sueño del pibe" hecho realidad. Me alegra profundamente que Matías tenga esta oportunidad de trabajar para la transformación social.


PARA CONOCER MÁS A MATÍAS KELLY:

"Si voy a salir todos los días de casa, que sea para cambiar el mundo", pensó Matías Kelly hace ya cuatro años, en un ataque de amor exponencial por su hija Lucía, que acababa de nacer. Y sin perder un minuto, esa semana le anunció a su socio que se despedía de la empresa de logística que habían montado juntos. Estaba agotado de la pelea entre sus dos identidades: se sentía desintegrado entre ese hombre empresario, dedicado a la entrada y salida de containers al país, y el chico scout devenido en adulto de 1,92 m que corría para ayudar en barrios carenciados los fines de semana. "Hay veces que la ficha te cae y ya no hay vuelta atrás", dice, como en esa mítica historia del viaje del héroe, que relata el trip interno de un hombre hacia el autodescubrimiento y que, al hacerlo, ya ni reconoce al que alguna vez fue. Trabajar todos los días a cambio de rédito económico -por más abultado que fuera- le dejó de alcanzar. "Decidí desde la libertad y no desde la escasez", confiesa.

Pero Matías no saltó sin red. Una amiga le había propuesto trabajar en el Gobierno de la Ciudad, donde se ocupó durante dos años de proyectos que mejoraran la vida del ciudadano -por ejemplo, la implementación del primer nivel de atención en salud con la ayuda de antropólogos y sociólogos-, hasta que, en 2013, le surgió la posibilidad de dirigir Ashoka en Argentina, una ONG global que desde hace treinta años se ocupa de promover la cultura emprendedora a partir de la innovación social. Desde ahí, detectan, seleccionan y acompañan a emprendedores, con tres requisitos: que sus proyectos tengan un fin social de alto impacto, que busquen igualar oportunidades y que lo hagan a través de una idea innovadora.

UN MUNDO MÁS FELIZ

Matías es uno de los líderes de lo que él llama "la última revolución", y como todo revolucionario, quiere cambiar la sociedad. Una de sus batallas por "un mundo más feliz" es luchar por la empatía, una habilidad que detectó en todos los emprendedores sociales a los que conoció, quienes, a partir de ponerse en el lugar del otro, de intuir lo que siente, generan proyectos salvadores. Él cree que ahí está el secreto para el cambio, en comprender al otro y en aprender a gestionar esa interdependencia porque, en el fondo, todos somos lo mismo: almas tratando de evolucionar. "Nos educan para ser independientes, cuando claramente necesitamos de otros para vivir. En cada decisión que tomamos, estamos mejorando o empeorando el mundo, por más insignificante que parezca", dice. Claro, porque cuando uno elige qué campera usar, genera un cambio concreto: apoya a una empresa ética o invisibiliza el problema de una que explota a sus trabajadores.

Esta fijación en la toma de decisiones a conciencia explica su segundo proyecto profesional, Sistema B, una organización que acompaña la génesis o la transformación de corporaciones tradicionales en "empresas B", compañías que, desde su misión, combinan el rédito económico con la solución a problemas sociales y ambientales, aspirando a ser la mejor empresa para el mundo y no solo del mundo. "Las empresas B no hacen donación de lo que sobra en el año, sino que cambian el ADN del negocio, poniendo ganancia económica y bien común al mismo nivel", explica.

LA EDUCACIÓN NOS SALVARÁ

El mundo que Matías imagina es aquel en el que todos los ciudadanos comunes seamos changemakers, o líderes de cambio social. Él dice que sólo se trata de educar a los chicos para este nuevo paradigma. "Todos traemos algo valioso al mundo que después olvidamos. Algunos lo vuelven a encontrar con meditación, psicoanálisis, una revelación o un momento cercano a la muerte, pero hay que trabajar en la educación para que cada chico pueda recordarlo en la adultez". Esa es su nueva meta: dar a conocer escuelas transformadoras para todos los que quieran preparar a sus hijos para un mundo mejor. .

PARA ALMAS EMPRENDEDORAS

En www.argentina.ashoka.org e encontrá el paso a paso para ser una emprendedora Ashoka, pero también podés nominar o colaborar en un proyecto en el que vos creas. Y si querés conocer más acerca de Sistema B, su página es www.sistemab.org: ya hay más de 1200 empresas B en el mundo.

También chusmeá Sumatoria, el último proyecto de Matías, una plataforma de financiamiento colectivo, en sumatoria.org.

¿Qué te pareció el perfil de Matías? ¿Conocés a otros hombres con sensibilidad social? Inspirate en otras propuestas para el cambio: No criemos machistas y Mensajes para ser feliz


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MercedesJones

EnciclopediaRelacionalDinamica: MatiasKelly (última edición 2016-02-17 11:01:05 efectuada por MercedesJones)