la ley caba 4892 – economía del cuidado http://www2.cedom.gob.ar/es/legislacion/normas/leyes/ley4892.html#:~:text=Ley%204892%20%2D%20Econom%C3%ADa%20del%20Cuidado%20%2D%20Impulso%20de%20Acciones%20%2D%20Objeto&text=Art%C3%ADculo%201%C2%B0.,la%20poblaci%C3%B3n%20sobre%20sus%20alcances.

Las diferencias en el uso del tiempo, que están en la base del concepto de “economía del cuidado”, “dan cuenta de la persistencia y reproducción de desigualdades”, afirma el Estudio, que basó su desarrollo en los resultados de evaluaciones piloto previas, como un cuestionario de actividades realizado en 2015 y un “diario de actividades” de 2005. La puesta en marcha de mediciones de trabajo no remunerado se desarrolla en la región desde 1995, a instancias de la Plataforma de Acción de Beijing, “que reconoce la utilidad social y el valor económico del trabajo doméstico y de cuidado no remunerado que se realiza al interior de los hogares”.

El informe recuerda que las “brechas de género en el uso del tiempo dan cuenta de la persistencia y reproducción de desigualdades”, y que esas diferencias son las que terminan teniendo impacto sobre el acceso de las mujeres a los recursos monetarios y, por lo tanto, sobre su propia autonomía. Sobre eso, señala la Dirección de Estadísticas y Censos porteña, el Estado tiene una responsabilidad nada menor. “En contextos de débil, insuficiente o inadecuada provisión de servicios públicos de cuidado, la organización del cuidado en los hogares depende principalmente del trabajo de cuidado n remunerado provisto por sus propios miembros, y de la posibilidad que tengan de adquirir servicios de cuidado en el mercado”, advierte el texto. Mientras que los hogares con más recursos “tendrán más posibilidades de comprar cuidado y con ello liberar tiempo propio (principalmente de las mujeres)”, los hogares más pobres “que habitualmente tienen además mayores cargas de cuidado, tienen más limitaciones para comprar cuidado, y con ello liberar tiempo, y por tanto no pueden generar ingresos, lo que les impide comprar cuidado, y de esa forma se reproduce la dinámica que los mantiene en esa situación”.





Por lo tanto, este estudio busca resaltar la importancia de una política de cuidado para potenciar el desarrollo humano de todas las personas y favorecer la igualdad de género, incrementando las oportunidades de desarrollo de las mujeres al distribuir de manera equitativa, a nivel familiar y entre todos los sectores, la tarea del cuidado.)

de las personas, brindando los elementos físicos y simbólicos que les permiten vivir en sociedad. Constituye, por tanto, una función social indispensable para garantizar el bienestar. Incluye el autocuidado, el cuidado directo de otras personas (la actividad interpersonal de cuidado), la provisión de las precondiciones en que se realiza el cuidado (la limpieza de la casa, la compra y preparación de alimentos) y la gestión del cuidado (coordinar horarios, realizar traslados a centros educativos y a otras instituciones, supervisar el trabajo de la cuidadora remunerada, entre otros). El cuidado permite atender las necesidades de las personas dependientes, por su edad o por sus condiciones/capacidades (niños y niñas, personas mayores, enfermas o con discapacidades) y también de las personas que podrían auto-proveerse dicho cuidado (Rodríguez Enríquez, 2005; Esquivel, 2011; ELA, 2012; Pautassi y Zibecchi, 2013). Para dar cuenta de cómo se provee este cuidado cotidiano, se puede utilizar el concepto de Organización Social del Cuidado (OSC), que refiere a la manera en que inter-relacionadamente las familias, el Estado, el mercado y las organizaciones comunitarias, producen y distribuyen cuidado.


impide a los jóvenes una efectiva participación en la sociedad y enfatizar la necesidad de contar con políticas públicas que apoyen esa función.

En Argentina, una de cada seis mujeres tiene su primer hijo antes de los 19 años. La maternidad adolescente se da mayormente en contextos de desigualdad: 7 de cada 10 madres jóvenes pertenecen a hogares de bajos ingresos. Las responsabilidades de cuidado afectan no solo a las madres, sino a un conjunto importante de jóvenes. Casi 4 de cada 10 jóvenes en el país tiene responsabilidades de cuidado, sobre todo de niños. Sin embargo, este dato oculta una gran diferencia de género: la proporción de mujeres que realiza esta importante función social duplica la de los varones. El 30% de jóvenes manifestó haber tenido que abandonar sus estudios o su trabajo debido a las responsabilidades de cuidado. Nuevamente este dato afecta mayormente a las jóvenes mujeres. Las mayores dificultades que enfrentan las mujeres jóvenes para continuar sus estudios o trabajar tiene consecuencias críticas para su autonomía, su empoderamiento y la construcción de su ciudadanía. Los lazos que genera la inclusión en las dos instituciones sociales clave (escuela y trabajo) son fundamentales para el desarrollo de las personas. Las trayectorias escolares interrumpidas confina a las jóvenes al ámbito doméstico, afectando su autonomía y posibilidad de desarrollar un capital social y cultural necesario para su desarrollo personal. Del universo de jóvenes que no estudian ni trabajan pero cuidan, el 95% está representado por mujeres. Lejos de tratarse de una población que “no hace nada” y que es conceptualizada a través de la visión peyorativa y estereotipada del término “Ni-Ni”, una parte importante de estas jóvenes realizan, de forma no remunerada, tareas de cuidado esenciales para el sostenimiento y la reproducción de la sociedad.








promovido y desplegado por la Fundación Mémora, se inscribe en el proyecto de promoción y desarrollo del modelo de Ciudades que Cuidan que lidera la fundación. 2021 Contamos, como punto de partida, con la reflexión inicial efectuada por la profesora Victoria Camps, que nos da pistas claras del papel del cuidado en la sociedad del presente y del futuro. La reflexión y el posterior debate que han efectuado los profesionales, que han participado en este foro desde sus respectivas áreas de conocimiento, da soporte a la idea sobre la que se desarrolla esta reflexión, que se expresa en la puesta en valor del cuidado como elemento que debe vertebrar la sociedad y todas las políticas que se desarrollan, especialmente en un municipio, políticas centradas en dar un amplio soporte a las necesidades de sus ciudadanos. Cada grupo de reflexión nos ofrece su punto de vista, aunque una lectura en profundidad muestra una ligazón importante entre todas y cada una de las reflexiones, comentarios y decálogos que se han publicado en este Libro Blanco de Ciudades que Cuidan donde se muestran los caminos y los temas que una ciudad debe de considerar para poder situarse en la senda de ser una Ciudad que Cuida. A modo de conclusión seleccionamos para cada grupo una primera reflexión. Desde la óptica del grupo de Ética es importante y trascendente potenciar el autocuidado, debiéndose visibilizar el cuidado como algo transversal, más allá del rol de la mujer o femenino que hasta ahora ha tenido. Todos podemos y debemos asumir un papel en el cuidado. El grupo Soledad aporta la importancia de construir la arquitectura comunitaria que fomente las redes de cuidado y de apoyo mutuo y, se considera de gran relevancia, desde el grupo de Educación la incorporación de la educación para el cuidado en el currículum escolar. A su vez, el grupo Cultura destaca el compromiso de la cultura con los retos sociales, la cultura entendida como herramienta para hacer realidad el deseo de cambio, avanzando y dando respuesta a las necesidades sociales, movilizando y llamando a la acción, generando impacto social y emocional. El grupo Envejecimiento subraya la necesidad de promover un nuevo acuerdo intergeneracional para abordar y diseñar los nuevos retos de la nueva sociedad. Tenemos tiempo, tenemos experiencia y tenemos recursos suficientes para poderlo hacer. Si agrupamos la reflexión de los grupos más vinculados al mundo de lo sanitario y social, destacamos del grupo de Salud Pública la aportación, de que la salud de uno depende del cariño y el cuidado del otro. Como síntesis, cuídate de ti mismo lo necesario para vivir plenamente y del vecindario como de ti mismo. Del grupo Modelo Sanitario se recalca la importancia de potenciar el desarrollo de redes de ayuda y de lucha contra factores que son determinantes de la salud como son la pobreza o la soledad no deseada. Por su parte el grupo Médicos define cuidar como un verbo poliédrico que nos interpela a todos, la calidad y la ética de los cuidados nos define como profesionales, también a los médicos y como sociedad en general, y este debe ser el auténtico parámetro llamado estado de bienestar. A su vez del grupo Enfermería extraemos la idea de que el cuidado no se puede entender sin una relación interpersonal, de forma que tan importante como un tratamiento farmacológico es saber acompañar, saber escuchar y es facilitar el contacto. Desde la visión del grupo Psicología y Antropología hay que reforzar las estructuras de acogida, de compasión y el cuidado, creando lo que se ha llamado una cultura del encuentro. Para ser ciudadanos compasivos, hay que proponérselo. Por último, el grupo Farmacéuticos aporta la necesidad de establecer un sistema de comunicación entre todos los agentes del sistema de salud y social que permita compartir información a tiempo real en aquellos casos donde atender y cuidar sea importante para el paciente. Los grupos coinciden en la necesidad de coordinar el mundo de lo sanitario con el mundo de lo social, en ese sentido el grupo Social enfatiza, desde la óptica de la innovación social, la necesidad de reforzar los servicios sociales como cuarto pilar del estado de bienestar y su liderazgo en la coordinación de los planes municipales de la soledad no deseada. Ya que uno de sus objetivos básicos es mejorar la convivencia y la cohesión social. El grupo Voluntariado apuesta por un nuevo poder más orientado a la atención de las personas como centro de vida de las ciudades. Un poder donde prevalgan los valores atribuidos a lo femenino y que deben ser compartidos por hombres y mujeres en un nuevo modelo igualitario con más capacidad de transformar la convivencia, la cohesión y disminuir las desigualdades. De los grupos más vinculados a la arquitectura de las ciudades, de la legislación y de las políticas, destacamos del grupo Urbanismo y Hábitat la idea de que una nueva ciudad ha de ser abierta, inclusiva y adaptable, estar pensada a la medida de las personas, tanto para los espacios públicos como para la movilidad y los servicios urbanos. El grupo Ecología y Medio Ambiente aporta la urgencia de cambiar las reglas del juego en donde las personas y las leyes de la naturaleza deben estar en el centro de las políticas de la ciudad. Por otro lado, el grupo Política Municipal nos dice que la ciudad que cuida es la ciudad de los vecinos. Es una gran alianza múltiple, es sensibilizar para la detección precoz. El cuidado no debe ser solo una actitud vital, sino que debe ser una decisión política. Desde su vertiente, el grupo Legislación defiende la ley Integral de derechos de los mayores. Con la incorporación de la figura de un fiscal específico que proteja y defienda los derechos y persiga los abusos.El grupo Economía nos propone la gestión colaborativa, apuntando la necesidad de que debemos insistir en la idea de que hay espacio para una colaboración entre lo público, lo comunitario y lo privado. Se complementa con el grupo TICs que destaca la importancia de la gobernabilidad de las tecnologías de la información, resaltando que la tecnología contribuye a mejorar la calidad de la vida en casa. A su vez el grupo Investigación defiende que hay que desarrollar un aprendizaje realizado en codiseño y cocreación de servicios que se complementa con el grupo Comunicación que defiende reducir el edadismo y garantizar la voz de los mayores en los medios de comunicación. Para finalizar el grupo Feminismo en su reflexión refiere que ha hecho falta mucho tiempo para otorgar a la palabra “cuidados” valor como concepto político en las teorías sobre justicia social. Desde la Administración y los propios servicios públicos, sea sanidad, educación o servicios sociales, la profesionalidad se ha construido desde la lógica de los saberes técnicos, de la eficiencia y la racionalidad, más que desde lógicas relacionales y de apoyo mutuo. o. La economía feminista es hoy una subdisciplina reconocida y consolidada dentro de los estudios de Economía, que se ocupa en desvelar las formas en las que la organización social del cuidado no es solo injusto y poco eficiente, sino que también es insostenible. A modo de conclusión, en la sociedad actual más envejecida con una población que muestra una larga esperanza de vida, muy superior a la que hasta hace poco se tenía, con nuevas necesidades de servicios, donde predomina el anonimato de las personas y donde es difícil de establecer relaciones sociales, aparece la soledad no deseada de las personas como un factor de gran repercusión y preocupación. Es el momento de poner en valor el cuidado de las personas, en un sentido amplio desde el autocuidado hasta el cuidado de la comunidad, de la propia ciudad y del medio ambiente y es el momento de influir en las políticas a desarrollar en los municipios.. La ciudad actúa como elemento vertebrador de las acciones que en todos los ámbitos repercuten en la vida de las personas que la habitan. Es el momento de situar al cuidado como el alma de una ciudad. Las aportaciones de este Libro Blanco de Ciudades que Cuidan van en la línea de avanzar en esa dirección.



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MercedesJones

EnciclopediaRelacionalDinamica: SociologiaDelCuidado (última edición 2024-09-19 09:59:02 efectuada por MercedesJones)