- Victoria Camps
- La felicidad es una búsqueda a lo largo de la vida de cada persona; la infelicidad, en cambio, es el abandono del deseo de seguir viviendo.
- ‘La búsqueda de la felicidad’+ Victoria Camps
- La historia de la felicidad a lo largo de miles de años de pensamiento: una alternativa filosófica a la literatura "amarilla" de autoayudaPreguntarse por la naturaleza de la felicidad equivale a cuestionar el sentido y el fin de la existencia. La felicidad es una búsqueda a lo largo de la vida de cada persona; la infelicidad, en cambio, es el abandono del deseo de seguir viviendo. Más que una meta, la felicidad es un estado de ánimo, el anhelo de una vida plena.No es objeto de la filosofía determinar en quéconsiste ser feliz, pero filósofos y pensadores, desde Aristóteles hasta Aldous Huxley, han reflexionado a lo largo de la historia sobre esta cuestión esencial: cuáles son las limitaciones de quienes aspirana ser felices; qué valor tienen la amistad, el amor, el deseo o la libertad en la consecución de la felicidad; cómo se relacionan el individuo y el grupo en este camino. La lección que se extrae de las enseñanzas de los filósofos es que la felicidad, en efecto, es el mayor bien, pero un bien que exige esfuerzo, paciencia, perseverancia y tiempo.La búsqueda de la felicidad no contiene recetas para lograr la plenitud, pero sí abundantes razones para no sucumbir al desánimo de una existencia que es paradójica, contingente y limitada, pero también rica y esperanzada.
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- Para Camps, la felicidad, la vida feliz, no es un estado, sino un proceso. Es algo que vamos construyendo a lo largo de nuestra vida y que nunca alcanzamos en toda su plenitud, más que nada porque tal plenitud no existe, sólo es posible en un mundo ideal sin imperfecciones ni contingencias. Sin embargo, sí anhelamos esa plenitud, lo que lleva a la catedrática a inferir que la felicidad parte de algo tan primario como el deseo. En este caso el deseo de vivir, con todas sus ramificaciones posibles, de vivir bien, que se identifica con la definición aristotélica de la "vida buena".
- Pero ese deseo necesita de un regulador. Si no lo controlamos, podemos hacernos daño o hacer daño a otros. Nuestra naturaleza limitada implica, obviamente, ponernos límites. Y la libertad, la libertad de elegir no sólo qué hacer, sino qué ser, es ese instrumento. Motivadas por nuestros deseos, nuestras elecciones van a condicionar la construcción de la felicidad. Que siempre será imperfecta, que estará acompañada inevitablemente por la adversidad y el dolor, pero que finalmente, si logramos un sólido edificio interior –un edificio ético y con valores, que nos defina como humanos– merecerá la pena.
- Cercana a la izquierda –fue senadora del PSOE en los años 90– Camps no obvia en su reflexión la relación entre felicidad y sistema político y económico. Parte de que sin unas condiciones materiales mínimamente dignas, nadie puede aspirar a la felicidad, precisamente porque sin ellas las personas carecerían de la condición imprescindible, la libertad de elegir qué hacer con sus vidas. Niega el derecho a la felicidad –al no ser ésta un estado fijo en el tiempo, sino un proceso nunca alcanzado– pero no el de la búsqueda de la felicidad, tal y como consagra la Constitución de Estados Unidos. Y ve esa aspiración dificultada por un universo consumista, que presiona hacia la competitividad, la productividad y la consecución del éxito material.
- Volvemos al punto de partida de los deseos: al estar estos condicionados por la publicidad y el ambiente social (consumo, éxito...) y no ser fruto de una libertad plena, producen malestar, estrés. Que a su vez tratamos de aliviar con píldoras de autoayuda y psiquiatría. A veces, incluso las propias empresas toman medidas para procurar la felicidad del trabajador, pero sólo como medio para incrementar su productividad. En opinión de Camps, estos recursos no son más que meros calmantes que no abordan las causas.
- La filósofa deja claro también que, pese a que la búsqueda de la felicidad es una construcción personal, es imposible acometerla sin el otro. Somos autónomos y dependientes al mismo tiempo. Para vivir bien, los afectos son imprescindibles (hay todo un capítulo dedicado a la amistad) y ese edificio feliz también es social. Camps desconfía de esa idea ultraindividualista que parte de la base de que cualquier ser humano puede (solo) con todo, no conoce límites. Todo lo contrario: sólo mitigamos y nos consolamos por nuestras carencias con el otro. Y con ayuda del otro.
- Camps reserva los últimos capítulos a la vejez y la muerte. Del mismo modo que en el resto de nuestra vida, la felicidad en los últimos años es también un aprendizaje, quizás más duro por las limitaciones físicas pero también más sencillo en otro sentido porque ya hemos adquirido la sabiduría que distingue lo esencial de lo accesorio. Respecto a la muerte, resalta algo obvio: es inevitable. Y algo menos obvio: seríamos menos humanos si fuéramos inmortales, porque es precisamente la muerte lo que nos impele a vivir, a intentar ser felices, a buscar un sentido a nuestras vidas, una razón, que no es universal –como fue Dios hace cientos de años– sino personal. Cada uno debe hallar y buscar ese motivo, desde la reflexión. Vivamos por él y cuando la guadaña nos aceche, que nos coja satisfechos. Al menos lo hemos intentado, viene a decir Camps.
- Victoria Camps habla de felicidad al margen de la autoayuda ANDREA ABREU para NOTICIA15.03.2019
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- En un jardín de las afueras de Atenas, al margen del ágora y el pensamiento oficial, Epicuro alentaba el debate entre personas de toda clase y condición. En aquel espacio ajeno al ajetreo de la urbe, una de las principales cuestiones de reflexión era la de la felicidad.
Epicuro pensaba que la filosofía es "una actividad que, mediante discursos y razonamientos, nos procura la vida feliz". Ahora que miles de libros regalan las claves para encontrarla, La búsqueda de la felicidad (Arpa, 2019), el nuevo libro de Victoria Camps (Barcelona, 1941) –filósofa y catedrática de Filosofía moral y política de la Universidad Autónoma de Barcelona–, es un pez nadando contracorriente.
"La filosofía no es autoayuda –asegura Camps–. La filosofía nos hace pensar, nos da argumentos, razones. No elude los problemas, a veces, incluso los agrava, los aumenta. Con respecto al tema de la felicidad, sobre todo nos pone frente a las limitaciones de la vida humana. Nos hace pensar sobre cómo superarlas y cómo mejorar nuestra manera de vivir".
- Camps recuerda que la búsqueda de la felicidad es una empresa muy individual, que no responde a fórmulas universales, a una lista de reglas aplicables a todas las personas. Uno de los principales inconvenientes que la filósofa encuentra en este tipo de textos es que, muchas veces, no incentivan el pensamiento y simplifican.
- Cuando el rendimiendo económico es el único posible "[La felicidad] tiene mucho que ver con la libertad de escoger la forma de vida que a cada cual le apetece vivir. También, con unas condiciones materiales que los estados deberían proporcionarnos", explica. Camps defiende que esa búsqueda es un derecho, como reconoce la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, y que el modelo del estado de bienestar es clave para ello.
- "El estado de bienestar se creó en Europa y es ahí donde más se ha desarrollado. Pero, en los últimos treinta o cuarenta años, ha habido una crisis importante. Se está lanzando el mensaje de que no es sostenible y que, por lo tanto, el Estado no se puede hacer cargo de la protección de las personas", dice. La escritora asegura que, desde una concepción ética, no debemos aceptar ese mensaje porque "el estado de bienestar tiene que ser sostenible".
- El mal está en conceder a la competencia y al éxito la mayor fuente de la felicidad, lo cual envenena no solo el tiempo de trabajo, sino también el de descanso. Si el gozo de vivir se puede aprender, hay que buscarlo en otra parte", se puede leer en La búsqueda de la felicidad. Tal y como está planteado el sistema de trabajo, con toda su inestabilidad, el camino hacia la felicidad de muchas personas se hace cada vez más intrincado. "La precariedad es un problema porque produce angustia, no nos ayuda a construir una vida con ciertas expectativas", cuenta la autora.
- Al final, una vida feliz es, para Camps, "aquella en la que el deseo de vivir no se desvanezca pase lo que pase". Y la precariedad no es una condición adecuada para ello. Sin embargo, la autora recuerda que una vida más desahogada, en la que solo se atiende al éxito económico, muy difícilmente permite esa búsqueda. "Los bienes materiales son también ellos mismos precarios y, por lo tanto, no son la mejor manera para acercarse a la felicidad", asevera.
- Todas esas imágenes que encontramos en Instagram y que, de forma constante, asocian el éxito vital al económico no tienen nada de nuevo para la escritora. “Todo eso viene de una sociedad muy competitiva, una sociedad de consumo, donde la vida productiva y el rendimiento económico son, básicamente, los únicos rendimientos posibles que se pueden buscar”. Dentro de una sociedad así, se olvida, por ejemplo, el rendimiento cultural, al que la filósofa dedica un espacio especial dentro de su libro.
- Una vida propia pero en compañía
- Así como Camps defiende que para aproximarse a la felicidad es imprescindible un mínimo de equidad y dignidad en el terreno de las condiciones materiales, la igualdad de género también le parece elemental. “La infelicidad de la mujer –eso que Betty Friedan llamó el problema que no tiene nombre y que describió en los años sesenta del siglo pasado, un problema ante el que se encuentran las mujeres cuando ya han criado a sus hijos, cuando se encuentran solas en el hogar sin saber que hacer– es un estado de ánimo desgraciado, depresivo. Tiene como causa el que a la mujer no había sido educada, hasta entonces, para tener una vida propia, hecha por ella misma, a su manera”.
- Ese hecho, el de tener una vida propia, es uno de los primeros para poder encontrar una vida buena. Sin embargo, Camps recuerda que dentro de esa existencia autónoma es imprescindible no excluir a los demás. El afecto, la compañía y los cuidados son básicos. Esta cuestión ha estado presente en la filosofía desde sus comienzos, con el mismo Epicuro, con los estoicos, con Aristóteles o con Platón.
- Pero, ¿si la compañía es necesaria para conseguir la felicidad, cómo hacerlo en una sociedad cada vez más sola? Esta cuestión es una paradoja para la autora, pues la esperanza de vida crece y crece y, cada vez, más gente se encuentra con la soledad al final de su vida, en ese momento en el que ya han dejado de formar parte del sistema productivo. “Esas personas empiezan a tener una serie de dependencias y a necesitar a los demás. En una sociedad muy individualista, muy egoísta, donde cada uno va a lo suyo, la consecuencia es que nadie quiere hacerse cargo de ese afecto que todos necesitamos”, explica.
- “Tanto el vulgo como los cultos piensan que vivir bien y obrar bien es lo mismo que ser feliz” es la frase con la que comienza el tratado aristotélico Ética a Nicómaco y la cita con la que parte el primer capítulo de La búsqueda de la felicidad. Para “Tanto el vulgo como los cultos piensan que vivir bien y obrar bien es lo mismo que ser feliz” es la frase con la que comienza el tratado aristotélico Ética a Nicómaco y la cita con la que parte el primer capítulo de La búsqueda de la felicidad. Para Camps, la búsqueda de la felicidad es, en esencia, una búsqueda dirigida a ser buena persona. “Consiste en la vida buena, en vivir bien en el sentido ético de la palabra. Podemos decir que se trata de una búsqueda ética, la búsqueda de una vida buena para uno mismo y para los demás”.
- Para Victoria Camps, una de las grandes figuras de la Filosofía contemporánea en España, “la felicidad no es una cuestión de fórmulas, consignas ni recetas fáciles. Es un esfuerzo constante del individuo y un aprendizaje”. Doctora en Filosofía moral y política, profesora, investigadora, escritora y experta en Bioética, en la actualidad es miembro permanente del Consejo de Estado. En los últimos años ha centrado su investigación en la gestión de las emociones, tema que aborda en su libro más reciente, ‘La búsqueda de la felicidad’.
Su trabajo ha destacado por la defensa de la democracia participativa, el Estado de bienestar y la ética como instrumento de formación ciudadana. También ha sido una firme defensora del empoderamiento de la mujer y de su participación activa en la política. Camps ha recibido numerosos premios y es una escritora prolífica. Entre sus publicaciones destacan obras como ‘Creer en la educación’, ‘El siglo de las mujeres’, ‘El gobierno de las emociones’ y ‘Elogio de la duda’.
- TRANSCRIPCIÓN
00:07 César Rollán. Hola, Victoria. 00:08 Victoria Camps. Hola, ¿qué tal? 00:09 César Rollán. Bienvenida. 00:10 Victoria Camps. Gracias. 00:13 César Rollán. Soy César Rollán, profesor de Filosofía y Lengua en Escuela Ideo; un centro que comenzó su andadura con un lema que decía: “Yo de mayor quiero ser feliz”. Te propongo que iniciemos un camino juntos en búsqueda de esa felicidad. Me gustaría saber, para empezar, cómo ha sido el recorrido de esta palabra, de este concepto tan importante a lo largo de la historia de la filosofía. Cómo ha sido el pensamiento, qué es lo que nos ha podido decir la filosofía al respecto. 00:43 Victoria Camps. La filosofía directamente de la felicidad seguramente habla poco, pero es una idea que desde el principio del pensamiento filosófico está presente. Está presente sobre todo en los pensadores griegos y está además muy vinculada a la ética, a lo que llama Aristóteles “la vida buena”. Él da por supuesto que todos los hombres buscan en esta vida la felicidad, y lo que intenta explicar a través de la ética, a través de lo que los griegos llaman las virtudes, las cualidades que tiene que ir adquiriendo la persona, es cuál es la mejor vía para llegar a la felicidad. Lo que viene a decir Aristóteles, lo que dice expresamente, es que la mayoría de los hombres piensa que la felicidad la dan las riquezas, el honor, el éxito… Se equivocan. Todo eso es importante, pero la felicidad solo la da la vida virtuosa. Luego, a lo largo de la historia del pensamiento, y eso es lo que he querido investigar un poco en el libro, el concepto va variando de significado. “Se puede vivir de muchas maneras y ser feliz en todas ellas”
Victoria Camps
02:06 Una cosa muy importante desde mi punto de vista, que es lo que da el título al libro ‘La búsqueda de la felicidad’, es que esa búsqueda se convierte en un derecho fundamental. En la modernidad, la búsqueda de la felicidad está formulada como uno de los derechos inalienables de la persona por la Declaración de Independencia de Estados Unidos. Dice que todos los hombres tienen tres derechos inalienables: la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad. Esto a mí me parece muy importante, porque es vincular la felicidad no a una forma de vida determinada, sino a la libertad de cada cual para escoger la mejor forma de vivir para cada uno. Y, además, al convertirlo en un derecho fundamental se le está pidiendo a las instituciones públicas que garanticen las condiciones materiales imprescindibles para que todos y cada uno puedan buscar la felicidad.
03:09 César Rollán. ¿Cómo definirías la felicidad? 03:12 Victoria Camps. Yo creo que no hay que definir la felicidad. No hay que definirla, precisamente por lo que acabo de decir. Si la vinculamos a la libertad de cada uno, creo que hay un cambio muy importante en este pensamiento, que es precisamente el poner de manifiesto que se puede vivir de muchas maneras y ser feliz en cada una de ellas. No hay una vida mejor que otra, una forma de vida mejor que otra ni más excelente que otra. En el mundo griego la vida política era la mejor, era la dedicación al otro. En el mundo medieval era la vida del monasterio, la vida del estudio, de la teología. En cambio, la vida moderna no. Pico della Mirandola dice que la dignidad del hombre reside en la capacidad que tenemos de escoger cómo vivir, y podemos escoger mejor o peor. Y ahí está el truco, la trampa de la libertad. Pero la felicidad se la tiene que construir cada uno. La felicidad habría que, en todo caso, definirla como el mantener esa búsqueda, que es como mantener el deseo de seguir viviendo, las ganas de vivir pese a todo, porque en la vida humana hay muchas limitaciones, muchas contingencias, muchas frustraciones. Es, pese a todo, el saber superar todas esas adversidades y mantener el deseo de vivir. 04:48 Una lección que nos dan todos los filósofos, y quizá los que más insisten en ello son los estoicos, que son los que los que hacen una filosofía más dirigida a una especie de programa de vida, un programa de vida que tiene muy en cuenta que hay muchas cosas que ocurren que no dependen de nosotros, por ejemplo, la muerte; es que, por lo tanto, hay que despreocuparse de todo aquello que nosotros no podemos modificar del todo, porque la forma de morir e incluso la forma de enfermar, o la forma de hacer frente a las enfermedades, o al dolor, lo podemos ir modificando, pero ese, precisamente, es el aprendizaje.
“La felicidad no es una cuestión de fórmulas, consignas ni recetas fáciles"
Victoria Camps
05:35 César Rollán. Entonces ¿sí que hay alguna manera de enseñar a ser feliz? 05:39 Victoria Camps. Sí, yo creo que sí. Lo que pasa es que cuando hablamos de una forma de enseñar a ser feliz parece que buscamos eso, la fórmula; o buscamos la asignatura que nos enseña a ser felices, o la píldora que nos de la felicidad. Y no se trata de eso, porque en el fondo esa vida buena, que es en la que dice Aristóteles que consiste la felicidad, es un esfuerzo constante del individuo. Es verdad que hay que poner el acento en esas dos cosas: hacen falta unas condiciones básicas, el tener satisfechas las necesidades mínimas. Una persona que solo se tiene que preocupar de la propia supervivencia difícilmente será feliz. Esa es una necesidad, una condición: que las instituciones públicas y los estados garanticen esas condiciones, pero luego el esfuerzo tiene que ser personal. Personal y colectivo, porque creo que la educación, por ejemplo, la enseñanza de saber distinguir lo que vale la pena de lo que no vale la pena, lo que merece un esfuerzo de lo que no merece un esfuerzo, lo que merece una lágrima de lo que no merece una lágrima, debe ser un tema muy actual, lo que yo he llamado “el gobierno de las emociones”: el saber gobernar los sentimientos o convertir las emociones en sentimientos que deben ser cultivados, o que no deben ser cultivados, y en qué ocasiones hay que cultivar unos sentimientos, o no. 07:31 Todo eso son lecciones que han dado los filósofos, de una forma u otra. Por ejemplo, Spinoza es un filósofo que habla mucho de los sentimientos, de la alegría y de la tristeza como lo que hay que buscar y hay que evitar en esta vida. Todo eso es un aprendizaje, a un niño, un bebé, nadie le ha enseñado cuándo debe estar alegre y cuándo debe llorar. Se le va enseñando a controlar la tristeza y también la alegría. Yo creo que ese es el aprendizaje que se necesita en la búsqueda de la felicidad.
08:13 César Rollán. Sobre lo que estás comentando de la sociedad, de cómo va organizando a las personas, volviendo a tu libro ‘La búsqueda de la felicidad’, hablas de un concepto que me ha parecido muy interesante, que es la verdadera autoayuda ¿Qué significa? 08:27 Victoria Camps. La felicidad es objeto de los libros de una literatura que cada vez es más abundante y frecuente, y que además ha desplazado a la filosofía seria, que es la autoayuda. Yo empiezo diciendo en el libro que el lector no busque fórmulas, ni consignas, ni recetas fáciles para encontrar una cosa que es cuestión de cada uno, y que, en todo caso, lo que se puede hacer desde la filosofía es enseñar a reflexionar sobre el tema y dar conceptualmente una serie de instrumentos que sirvan para esa reflexión. Pero a mí me interesaba poner mucho el acento, porque algunos filósofos también lo han hecho. Por ejemplo, Boecio, que dice que la felicidad la buscamos fuera y está en uno mismo. Claro, en uno mismo muy enriquecido, porque si uno mismo está vacío por dentro no encuentra nada por mucho que busque. Entonces, lo que digo en el libro es que la verdadera autoayuda para la felicidad es la cultura. Y creo que la cultura es un recurso fundamental, si realmente somos capaces de hacer eso que la cultura exige, que es el cultivo de uno mismo a través de la lectura, a través del teatro, a través de la música, del arte… de todo aquello que se ha convertido en un acervo cultural de la humanidad, que siempre tiene algo que decirnos y algo que enseñarnos, y que uno no adquiere si no hace el esfuerzo de aprender a adquirirlo. 10:15 Esa, para mí, es la verdadera autoayuda. Muchas veces me han preguntado: ¿por qué las humanidades tienen que ser importantes hoy? ¿Qué utilidad es la de las humanidades? Pues precisamente esa, que la cultura es un recurso importantísimo, sobre todo en una época en que la esperanza de vida crece y llega un momento en que las personas vamos dejando de poder hacer cosas que hacíamos antes. Pero la cultura la mantenemos.
10:48 César Rollán. Todo lo que es nuestra sociedad, sobre todo en Occidente, parece que en muchas ocasiones se mueve por el “postureo”, o por aquello que puedan mostrar las redes sociales. Se presentan personas felices en imágenes. ¿Qué piensa sobre esto? 11:03 Victoria Camps. Se presentan personas felices porque es una sociedad basada en el consumo, en la producción para consumir y, por lo tanto, el presentar algo como una necesidad, como un objeto de consumo, identificarlo con la felicidad es lo más fácil. Es lo que le ocurre a todo el mundo. Y además creo, aparte de esa dinámica que viene dada por el tipo de economía en el que estamos, que también hay una necesidad por parte de distintos ámbitos o colectivos de que la gente esté contenta, y eso se nota en todo. Se nota en la captación que quieren conseguir, por ejemplo, los partidos políticos, pero también pasa en la empresa, seguramente, se busca que el empleado esté contento. Seguramente pasa también en la escuela, pasa en la familia, pasa con los padres y sus hijos. Y seguramente habría que distinguir el contentar al otro de una forma fácil de darle oportunidades, ocasiones de ser feliz, que es otra cosa, más profunda, menos simple, más difícil de obtener y más personal. 12:37 César Rollán. Insistes mucho en el tema del esfuerzo, parece fundamental en esa búsqueda de la felicidad. Es verdad que cuando se mira hacia atrás, a la hora de entender cómo se tiene que llevar esa educación, se llevaba de forma muy rígida, con una disciplina muy cerrada. Sin embargo, hoy parece que estamos en el otro extremo, donde se supone que hay una autonomía por parte de los chavales y que van a ser capaces de poder llevar a cabo sus responsabilidades. ¿Qué opina sobre esta situación?
- Victoria Camps. En este tema de la educación a mí me cambió el modelo, se me dio una serie de ideas sobre ese tránsito de una educación excesivamente rigurosa y disciplinada, con un empeño en el esfuerzo a veces excesivo, dominante muchas veces, a una educación muy libre, que incluso ha tenido como consigna ‘Educar en la libertad’, que siempre he dicho que es una expresión que me parece mal construida: no se educa en la libertad sino para la libertad. Y educar para la libertad no es dejar al otro en libertad para que escoja, es orientarle. Es, como dice la palabra, educar: extraer del otro lo mejor que lleva dentro. Con lo cual, tiene que haber alguien que sepa qué es lo mejor, cómo extraerlo y cómo potenciarlo. Hay un librito de Hannah Arendt que se llama ‘Crisis de la educación’, que escribió seguramente en los años 70, que creo que es la clave para entender la crisis que tenemos hoy, que yo creo que es una crisis derivada de un cierto desconcierto, desorientación, sobre qué debe ser educar.
“Cada uno construye su propia felicidad a través de un esfuerzo constante”
Victoria Camps
14:43 Victoria Camps. Dice dos cosas, una es muy provocativa: que la educación tiene que ser conservadora, porque lo que tiene que hacer, y esto es lo segundo, lo que tiene que hacer el educador es intentar conservar aquello que piensa que debe prevalecer en el mundo. Por ejemplo, en el terreno de los valores: hay valores que hay que conservar, no podemos permitir que desaparezcan. Eso es lo que hay que transmitir. Eso es lo que el educando espera del educador, aunque no lo diga explícitamente. Arendt, al decir esto, reivindica la autoridad, no el autoritarismo, que es otra cosa, pero sí la autoridad. La autoridad del maestro, del padre, de la madre, de quien sea, del adulto, que le da una cierta seguridad con respecto al marco mental que tiene que ir construyendo, aunque luego eso la persona, el niño o la niña, el joven, lo someta a crítica y lo cambie. Todo eso implica un cierto esfuerzo. Implica una cierta disciplina, también, implica una cierta memoria, porque una educación desmemorizada, una educación que consista en aprender sin memorizar nada, es muy difícil. Todo eso no se puede abandonar del todo. Quizá hay que hacerlo de otra forma. 16:16 César Rollán. Sin embargo, es verdad que hace tiempo, cuando mis padres les tocó a estudiar, en esa época, la educación era un ascensor social. Se decía que si no tenías estudios no podrías llegar a ser nada en el mundo, en la vida. La cuestión es si hoy también la educación es un ascensor social. 16:40 Victoria Camps. Yo creo que es más ascensor social que en la época de mis padres o de mis abuelos, seguro. Yo siempre pongo un ejemplo: yo fui a un colegio de monjas, y a un colegio bastante de élite. De una clase de unas 20 niñas o jóvenes, estudiamos en la universidad tres. Hoy en una escuela de este tipo eso no ocurre; a la universidad van casi todos. Es ascensor social, lo que pasa es que, precisamente porque hoy a la escuela le exigimos, por lo menos de palabra, que sea ascensor social, lamentamos que no lo sea lo suficiente, y tenemos un problema de conexión de la formación de las personas y el mundo laboral. Cuando hablamos de precariedad, de desempleo, de la dificultad de encontrar un trabajo acorde con lo que uno ha estudiado, ponemos el foco por ejemplo en la Formación Profesional, que es una de las asignaturas pendientes que tiene nuestra sociedad todavía. Se ha hecho un esfuerzo por potenciar la Formación Profesional, por darle un prestigio que nunca ha tenido, pero parece que todavía no es suficiente. Ahí tenemos un problema, pero también hay desconexión entre el mundo de la formación y el mundo del trabajo, y esa desconexión se agudiza más con las nuevas tecnologías y con la robotización de todo, y con la pérdida de muchos trabajos en que ya dejan de ser necesarias las personas. 18:35 Por lo tanto, la realidad cambia más que el mundo de la formación, que el mundo de la educación, y creo que eso es lo que hay que cambiar. No pensamos lo suficiente sobre cómo hacer frente al reparto del trabajo en el futuro. Sí que hay una cierta alarma de que nos vamos a quedar con la mitad de los trabajos. Pero, al mismo tiempo, decimos que habrá otros nuevos. Pero tampoco sabemos quién está formando para esos nuevos trabajos, porque tampoco sabemos cuáles serán exactamente y todo eso creo que es lo que hace que el ascensor social no se note, porque es verdad que a los jóvenes les cuesta mucho más que antes. Yo salí de la universidad ya con un trabajo en la universidad, y sin embargo hoy es un privilegiado el estudiante de letras, por ejemplo, que encuentra trabajo en la universidad.
19:42 César Rollán. Tú estás ahora mismo en el Consejo de Estado. ¿Crees que la educación es el tema más importante en este país? 19:50 Victoria Camps. Debería ser un tema prioritario para la política, debería serlo. De hecho, no lo es. Yo escribí un libro que se titula ‘Creer en la educación’, poniendo de manifiesto esta paradoja: todos decimos que la educación es lo más importante, pero no demostramos creer en lo que decimos, porque no le damos el valor que deberíamos dar. No le damos el valor económico: el presupuesto destinado a educación no es muy alto, no es muy elevado, pero tampoco la sociedad parece darse cuenta de la importancia que tiene la educación, a todos los niveles. Porque cuando hablamos de educación miramos a la familia y miramos a la escuela, y se convierten en los chivos expiatorios de todos los males de la sociedad. Pero todos los adultos educan de una forma o de otra, o maleducan, por lo tanto esa debería ser una responsabilidad muy compartida. "La educación debería ser un tema prioritario para toda la sociedad, es una responsabilidad compartida"
Victoria Camps
20:56 César Rollán. Todos los ámbitos de la sociedad son lugares de educación. 20:58 Victoria Camps. Todos los ámbitos, sobre todo en una sociedad tan conectada a través de redes. Todos los que intervienen en esa conexión deberían pensar, deberían reflexionar más, sobre la influencia de lo que hacen y de lo que dicen. De cómo lo dicen y de cómo contribuyen a crear un imaginario, una manera de hacer. Es consecuencia de esa falta de responsabilidad respecto a la influencia que puede tener todo lo que hacemos y lo que decimos. 21:33 César Rollán. Otro de tus libros se titula ‘El elogio de la duda’. Desde luego, la duda es algo importante en la educación. Yo, de hecho, en clase, siempre que empezamos un tema en filosofía trato primero de que se hagan preguntas o, por lo menos, plantearles dudas sobre si tienen todo claro sobre aspectos de ética, de la vida, de moral. 21:55 Victoria Camps. Yo creo que lo más difícil es transmitir la idea de que la incertidumbre es positiva, no siempre es negativa. Cuesta mucho, y los mensajes que oímos, que son mensajes que quieren persuadir de comprar cosas, o los mensajes políticos, que son muy simples, los eslóganes, parece que quieren transmitir sólo certezas. A mí, por ejemplo, un editor me censuró, me hizo cambiar el título de un libro que yo quería titular ‘Vivir en la incertidumbre’, porque me dijo: “Ese libro no se venderá, tienes que ponerle un título positivo, no un título en negativo”, y era un libro de bioética. ¿Qué político, por ejemplo, cuando se le pregunta algo contesta: “No lo sé, lo tengo que pensar”? Ninguno. Y, sin embargo, yo creo que a la gente eso no le sentaría mal. Pensaría: “este hombre, por lo menos, piensa que esto no está lo suficientemente maduro”. Creo que eso es lo más difícil de transmitir hoy, no tienen ningún glamur la incertidumbre ni la duda. No tiene ningún glamur tampoco el matizar lo que uno quiere decir. Por eso han tenido éxito los populismos, porque las propuestas que hacen son muy simples: “la inmigración, fuera, porque lo que nosotros ganamos tiene que ser para nosotros”. Son cosas muy sencillas, volver al pasado, porque allí teníamos una seguridad que el presente no nos da. 23:42 Los medios de comunicación tienen mucha culpa, porque a los medios de comunicación los matices no les gustan, los medios de comunicación buscan titulares. Se busca provocar, se busca llamar la atención. Y claro, eso choca mucho con la necesidad de matizar las cosas, de darles más vueltas. Se dice una frase que puede sonar bien y que puede tocar la fibra más emotiva, pero que, finalmente, si rascas, ahí no hay nada. Eso por una parte y, luego, por otra parte, en los últimos años yo me he dedicado bastante a eso que se llama “la ética aplicada”, y a un ámbito de la ética aplicada que es la bioética. Por ejemplo, en el mundo de la medicina, o en el mundo de los ensayos clínicos, de la farmacología, hay farmacólogos, hay un jurista, a lo mejor unos médicos, unos clínicos, unas enfermeras y hay una persona que se dedica a la filosofía y que sabe de ética. Cuando hay un problema que plantea dudas éticas se le pregunta al ético: “¿La ética que dice?”. Y la respuesta es que la ética no dice nada.
"Hoy en día solo se emiten mensajes que buscan transmitir certezas absolutas"
Victoria Camps
25:00 César Rollán. Tiene criterios, o propone criterios. 25:03 Victoria Camps. Lo que hace es poner de manifiesto que ahí hay un problema. Esa es la actitud ética, que ahí hay un problema que no es solo científico, ni es solo jurídico, ni es sólo clínico: es un problema que va más allá, y que tenemos que resolver entre todos, porque no hay una solución buena. Por lo tanto, cada caso es distinto y no hay respuestas que sirvan para todos los casos. Eso significa que el dudar tiene que formar parte de nuestras prácticas, en todos aquellos ámbitos en los cuales no tenemos certezas científicas, que son la mayoría. 25:49 César Rollán. La cuestión entonces, en cuanto a la filosofía, sería tratar de encontrar cuáles serían esas preguntas fundamentales que se plantea la filosofía.
6:01 Victoria Camps. A mí siempre me han gustado las de Kant. Kant dice que son tres: ¿qué podemos conocer?, ¿qué debemos hacer? y ¿qué podemos esperar si hacemos lo que debemos? Yo creo que con esas tres preguntas puedes explicar toda la historia de la filosofía, no hace falta que vayas mucho más allá. E incluso, las puedes adaptar al mundo de hoy, porque Kant cuando hace la última pregunta, “¿Qué puedo esperar si hago lo que debo?”, está pensando en términos religiosos, teológicos. Pero hoy nos la podemos hacer, precisamente, desde una perspectiva agnóstica. Decir: “¿Cuál es la gratificación, si es que la hay, de hacer lo que uno debe y de no actuar como un canalla siempre?”. Porque parece que el canalla es el que sale ganando siempre. “¿Qué puedo conocer?”. Por mucho que avance el conocimiento, la incertidumbre… creo que cuanto más conocemos, más incertidumbres hay, y por lo tanto hay un potencial filosófico muy grande. “Es difícil transmitir la idea de que la incertidumbre puede ser positiva”
Victoria Camps
27:14 César Rollán. De hecho, planteas la duda como parte del pensamiento, y además para toda la vida. 27:20 Victoria Camps. Para toda la vida. 27:21 César Rollán. Porque no se resuelve. 27:22 Victoria Camps. Sí, lo de que no se resuelve… Hay que saberlo decir, porque eso desanima mucho, el pensar que hay cosas que no tienen solución. Pero, bueno, es que la vida humana no tiene solución. Es decir, nosotros venimos aquí y estamos de paso. Y eso es duro de aceptar. 27:42 César Rollán. De lo que no cabe duda, precisamente por lo que venimos hablando, es de que la educación tiene una baza importante: tratar de abrir mentes, de colocar al sujeto como protagonista autónomo y reflexivo. Y eso es algo que tenemos en nuestra mano los que nos dedicamos a la docencia. 28:02 Victoria Camps. Sí, yo creo que sí. Lo que pasa es que yo insisto en la idea de antes, que la educación es cosa de todos. Y no podemos pensar solo que los que se dedican a la docencia, o la escuela, puede tener ahí una un arsenal de material estupendo para que la gente cambie. La gente, los niños, las niñas, están en la escuela un período de tiempo pequeño y luego salen, y todo aquello tiene mucha influencia: socializan a través de muchos “inputs” que van llegando. Todo eso debería estar más en consonancia con lo que a través de la educación se quiere hacer. 28:53 César Rollán. En cualquier caso, lo que sí comentabas también es que la duda va a permitir que esta polarización en la que hoy en día nos encontramos, de opiniones tan extremas, pueda cambiarse, pueda diluir, podamos acercarnos. 29:09 Victoria Camps. Sí, lo que hay que preguntarse es: ¿cómo se puede conseguir eso? Porque yo creo que es algo que todos vemos que está ocurriendo y que no debería ocurrir, y no sabemos qué hacer para cambiar. Y creo que esto es un defecto de la forma de hacer política de hoy, que determina muchas otras cosas, incluida la forma de comunicar y también la forma simple de comunicarnos hoy. Que el “tweet”, o el mensaje rápido sea la manera de comunicarnos más habitual. Es difícil que eso nos ayude a una vida un poco más reflexiva. Que los extremos tengan el atractivo que finalmente tienen, porque finalmente tienen atractivo y se ve en los resultados de las elecciones y en la forma en que la gente alienta a los a los que están en los extremos. “Dudar nos permite mantener un pensamiento crítico”
Victoria Camps
30:29 César Rollán. Antes hablabas de la importancia de las humanidades, ese ámbito donde se toca lo que es la persona. Tengo una curiosidad: a tus hijas, o hijos, o nietos, ¿les animarías a estudiar filosofía? 30:45 Victoria Camps. No. No, porque me marcó mucho un libro de Manuel Sacristán, que se publicó en los años 60, que se titulaba ‘El lugar de la filosofía en el conjunto del saber’. Él era filósofo y decía que la filosofía deberían ser unos estudios que hoy llamaríamos de posgrado. Uno debería estudiar filosofía después de haber estudiado otra cosa, porque la filosofía enseña sobre todo a pensar, a reflexionar. Da instrumentos, da conceptos, da argumentos, da razones… pero todo eso se queda en algo muy abstracto y formal si no se aplica a algo. Y claro si se aplica, por ejemplo, al derecho, o se aplica a la física, o se aplica hoy a la economía, o a la política, a la ciencia política, o se aplica al periodismo, pues es una riqueza para el profesional de cualquiera de estas cosas. Yo me he dedicado mucho a enseñar filosofía, pero también me ha gustado poner la filosofía al servicio de otras cosas. Yo creo que hoy, que se ha masificado más la universidad, que las carreras se han diversificado tantísimo y se han especializado tanto, sería bueno tener unos primeros años que fueran más de picotear y donde la filosofía, por ejemplo, estuviera presente pero no para hacer la misma carrera que se le hace a uno que solo quiere ser filósofo. 32:34 César Rollán. Sí que hablábamos antes de la importancia que tenía o que tiene la lectura como mantenedora de la cultura a lo largo del tiempo. Me gustaría para terminar que nos aconsejaras un libro para la juventud que se quiera meter en estos planteamientos filosóficos, y ya de paso también otro título que pueda recomendarnos a los adultos que queremos entender de qué va esto de la vida y nuestro mundo. 33:04 Victoria Camps. No será tu caso. 33:05 César Rollán. Yo lo intento, claro. 33:07 Victoria Camps. Esto… no sé, quizá la respuesta… seguramente tú la darías mejor que yo, porque yo veo que la filosofía hoy… los clásicos de la filosofía deben sonar tan extraños a las mentes jóvenes que me cuesta encontrar un texto y decir: “Bueno, con esto le encontrarán gusto a la filosofía”. Yo pienso que los ‘Diálogos’ de Platón han sido la introducción a la filosofía siempre, y quizá la ‘Apología’ de Sócrates sería uno de los libros. Siempre hemos empezado por la ‘República’, porque es como un cuento, que se puede explicar bien, pero yo creo que la ‘Apología’ de Sócrates es uno de los diálogos más ricos, sobre todo para explicar lo que es el personaje, uno de los primeros grandes filósofos, Sócrates. Y ahí hay mucha materia para sacarle jugo. Y un libro que creo que debería ser muy útil para nuestra época, en que estamos en un mundo liberal, en el mejor y peor sentido de la palabra liberal, es el ‘Sobre la libertad’, de John Stuart Mill. Creo que es la mejor síntesis que se ha hecho de lo que debe significar la libertad individual. Mill lo escribe en los inicios del liberalismo y lo que dice allí es importante hoy. 34:47 César Rollán. Pues tomamos nota de ambos títulos, que sin duda nos van a servir y agradecemos mucho que hayas acudido a Aprendemos Juntos. De verdad, un placer. 34:58 Victoria Camps. Ha sido un placer también para mí. Muchas gracias.