Eleonora Barbieri Masini








ELEONORA BARBIERI MASINI ALMA DE LOS ESTUDIOS DE LOS FUTUROS

encontraban Eleonora, Alvin Toffler y John Naisbitt en un importan- te encuentro internacional. El tema del evento era identificar el prin- cipal tema a considerar para el futuro del mundo. Obviamente sus

contertulios señalaron a la economía y la tecnología como los facto- res de cambio primordiales. Pero Eleonora se inclinó por la convi- vencia multicultural como el tema fundamental para la supervivencia

de la humanidad. El público, acostumbrado como estaba al unila- teralismo norteamericano y al determinismo tecnológico, subvaloró

la propuesta de Eleonora. Pero, ¿cuánto se hubiese aprendido desde

entonces al hacer evidente la falta de preparación de las socieda- des y sus dirigentes para una auténtica convivencia de las culturas

y las religiones?

de 2001, las sucesivas guerras de Afganistán e Irak, los actuales con- flictos en el norte del África y los riesgos latentes de guerras de gran

alcance en diversas regiones del mundo nos demuestran la cegue- ra frente a las consecuencias de la falta de respeto y reconocimien- to entre las culturas, las religiones y las ideologías en la aldea global.

futuro no es simplemente un asunto de extrapolación, de proyectar las tendencias pasadas a través del presente hacia un tiempo futuro.

Más bien, dijo ella, debemos construir el futuro, construirlo median- te nuestras acciones con propósito. Ella insistió en que el futuro nos

pertenece a todos, que los valores éticos, tales como la justicia social y la igualdad, deben ser siempre tomados en cuenta en la toma de

decisiones, y que los seres humanos deben ser vistos como poseedo- res de un potencial que puede ser desarrollado. Cerca del final ella

dijo que si no pensamos en el futuro en estos términos, entonces no hay futuro.

la obligación moral de ser portadores de los reclamos de las genera- ciones futuras. Fue como si estuviese transmitiendo a cada uno de

nosotros una magnífica obsesión —el futuro bienestar de la humani- dad como el objetivo último y el desarrollo y difusión de los estudios

de los futuros como un importante camino a seguir para lograrlo.

Dator reconoce a cuatro mujeres que han sido identificadas por otros en diversos intentos de indicar a los principales futuristas, Margaret

Mead, Gro Harlem Brundtland, Hazel Henderson y Eleonora Masi- ni. Él dice que estas cuatro mujeres “están entre los más sobresalien- tes futuristas del mundo”.3

nal: la creación e implantación de “proyectos”. Éstos son, dice ella,

“declaraciones éticas, actos de voluntad, que los futuristas desean que sean traducidos en realidad [...] Los proyectos de futuros son posiciones políticas y éticas que conducen a la acción”.5

lo que me golpeó como un propósito más elevado. Conocimiento y ciencia, sí, pero al menos parte del tiempo usarlos para lograr algún propósito que contribuirá a construir un mundo mejor más allá de la creación del conocimiento en sí mismo. Eleonora fue entrenada como socióloga, igual que lo fui yo; pero, conforme se orientó hacia el campo de los futuros, le agregó al paradigma con el que trabajó. A la misión de mi profesor de crear verdad, por ejemplo, haciendo ciencia fiable y válida y desarrollando

conocimiento, le aparejó la misión adicional de marcar una diferen- cia. Eleonora agregó un propósito moral más allá de la ciencia social

convencional y un compromiso con la acción social.


las innovaciones en tecnologías de la información y las comunica- ciones, los medios sociales y el crecimiento de la cantidad de infor- mación y conocimiento, sólo para mencionar unos cuantos, han

conducido a una situación donde simplemente no podemos suponer

que una mejor vida para nuestros hijos significa crecimiento econó- mico y riqueza material. Por tanto, tenemos que evaluar el progreso

en términos completamente diferentes a los de antes. Necesitamos imaginar futuros que podrían ser tan totalmente diferentes a hoy que nuestras herramientas y métodos tradicionales de los estudios de los futuros ya no son suficientes, y necesitamos crear algo nuevo. Pero, con todo, ¿qué podría ser ese “algo”?

Como una solución, Masini12 hace un llamado en favor de méto- dos que busquen las semillas del cambio y volteen hacia quienes

capturan esas semillas del cambio, por ejemplo, aquellos que no se comportan conforme a la realidad social convencional o se ajustan

al carácter social existente: los artistas, los escritores, los persegui- dos políticos, los poetas, los filósofos y otros que nadan fuera de la

alberca social existente —niños y mujeres incluidos.

tra propia mortalidad y temporalidad y, sin embargo, debido a ello, o

quizá más bien a pesar de ello, hemos luchado por nuestra perpe- tuidad. Por tanto, siempre hemos buscado medios y métodos para

desdoblar el futuro y ver sus posibilidades y amenazas, las muchas alternativas, y luego evaluar los niveles de probabilidad de que cada una de ellas ocurra, dependiendo de lo que elijamos hacer o decidir

a continuación.

meramente, un énfasis creciente de la autosuficiencia y la libertad

de elección se combinan con poderes que debilitan las posibilidades individuales de hacer elecciones relevantes. Hablamos mucho de

responsabilidad global y ambiental, pero la responsabilidad se colo- ca cada vez más sobre individuos privados y no en, por ejemplo,

empresas y corporaciones globales. Las personas están cada vez más expuestas, empleando los términos de Bauman,22 a una “cacofonía

de presiones sociales”. Por ejemplo, la propensión a aceptar y expre- sar heterogeneidad y diferencias individuales existe simultáneamente

en la sociedad con tendencias para crear nuevos valores colectivos.23

La propia esencia de nuestro tiempo es, por una parte, evitar expli- caciones holísticas y no ambiguas y, por otra, hacer la vida más sim- ple, más lenta, más fácil y más básica.

acciones no pueden explicarse meramente con modelos causales,

dado que la causalidad como tal no siempre es inmutable —la cau- sación no siempre es predecible—. Cambios abruptos e inesperados,

así como las consecuencias inesperadas de acciones y elecciones son

típicos de periodos transitorios, como la fase que está experimentan- do nuestro mundo de hoy.

prendidos con la ayuda de la lógica borrosa... Más aún, si realmente

confiásemos en las teorías del cambio causal en la realidad social, le dejaríamos muy poco espacio a la acción proactiva. Ello, por su parte, conduciría a un creciente fatalismo y al enfoque de “esperar a

ver” como la alternativa más sabia en la mayor parte de las situacio- nes de elección, dado que cualquier cosa que sea lo que ocurra aho- ra o en el futuro es debido a decisiones y acciones no modificables

tomadas en el pasado. La otra conclusión sería que los expertos de

los modelos deterministas serían vistos como los mejores para cono- cer el futuro. A final de cuentas, el destino estaría fuera de y sería

inalcanzable para los corazones, manos, pensamientos y aspiracio- nes de los individuos privados, y por tanto las elecciones no requeri- rían de mayor discusión.

fenómenos sociales no pueden ser explicados por modelos causales.

La diferencia entre las dos construcciones de pensamiento está clara- mente asociada con los estudios de los futuros: si creemos que debe

haber una explicación causal para cada fenómeno social y evento de cambio, sería más bien inútil tratar de afectar el futuro dado y el supuesto curso de su desarrollo por ningún otro medio que no fuese lo que el modelo teórico permite. Ello inevitablemente conduce a un comportamiento fatalista.

Sin duda los lectores de esta obra están ya familiarizados con las ideas subyacentes a la prospectiva de los tiempos modernos, donde la ambición no es predecir el porvenir sino permitirnos, al menos en parte, ser sus artesanos.

guir cotidianamente entre los fenómenos de naturaleza puramente coyuntural y aquellos que, más allá de la espuma de los días, consi deremos —salvo error de nuestra parte— como verdaderas tenden cias, más o menos pesadas o emergentes, y por tanto como raíces de los gérmenes de futuros posibles.

Esto nos reenvía esta vez ya no al porvenir como un territorio por explorar, a la imaginación y a la prospectiva exploratoria, sino al porvenir como territorio por construir, y por tanto como dominio del poder. Un poder sinónimo de oportunidades, ya que todos los acto res están igualmente sometidos a restricciones, incluidas aquellas vinculadas con la multiplicidad de actores, los objetivos convergen tes o divergentes que persiguen, los terrenos sobre los que operan y los respectivos medios de los que disponen.

unos y otros con respecto a lo deseable y, por tanto, los proyectos que pueden asignarse. No es indiferente a este respecto detenerse un ins tante sobre esta noción de proyecto, que viene del latín “pro-yectar” (lanzar hacia delante), en un tiempo por venir, la imagen de un futu ro deseable, por esencia extraída del registro de los valores, por no decir que de una parte de los sueños, si bien algunos de ellos, consi derados como irrealizables, apuntan más hacia la utopía, mientras que otros constituyen los verdaderos vectores de las acciones huma nas y sirven, o en todo caso deberían servir, de hilo rojo para las deci siones y las acciones de seres humanos y grupos sociales, para más o menos garantizar el sentido y la coherencia.

trar un buen equilibrio entre, por una parte, el respeto mutuo nece sario para el diálogo entre civilizaciones y, por otra, la promoción de valores universales (que, tratándose de las manipulaciones gené ticas, desde mi punto de vista, se imponen), forma parte del trabajo que deben realizar, como siempre lo ha hecho Eleonora Masini, los prospectivistas.

ción: la de establecer un diálogo entre las culturas que esté impreg nado de respeto mutuo, sin que ello nos impida en lo absoluto tratar de promover las ideas de libertad, tal como lo hizo la Federación Mundial de Estudios de los Futuros al buscar un diálogo entre los países del bloque soviético y los de Occidente. Es también en este sen tido que yo evoco a la ética de la acción, en la medida en que, lejos de detentar la verdad, la prospectiva debe dejar constancia de tolerancia y, en particular porque se inscribe en un contexto internacional, de ser respetuosa de las diferentes representaciones y las visiones de los actores presentes.

deber moral: el futuro es demasiado importante como para dejarlo en manos de tecnócratas, oligarcas o intereses sectoriales. Pero “deber moral” suena más bien rígidamente prescriptivo, mientras que resul ta evidente que su enfoque está marcado por su gentileza y generosi dad, más que por el autoritarismo y la moralización.

ser transdisciplinarios, ella ha argumentado, para incorporar muchos puntos de vista sobre problemas y oportunidades compartidos

trabajo de apoyo a los marginados —sean éstos mujeres en lugares de trabajo y arenas políticas dominados por los hombres, o las par tes más pobres del mundo en desarrollo—, en la creación de nuevos órdenes mundiales.La Federación Mundial de Estudios de los Futuros fue estable cida a principios de la década de los setenta al menos en parte por la necesidad de contar con un espacio para elaborar las opciones de “terceros futuros”, para hacer una analogía con el “tercer camino” político europeo y el Tercer Mundo de los países en desarrollo en la economía política mundial. Éste sería un lugar para articular enfo ques alternativos a aquellos dominados (principalmente) por las visiones del futuro con base en Estados Unidos mayoritariamente...311

muchos colegas con menor acceso a fondos y contactos que noso tros que teníamos lugares más o menos cómodos en universidades occidentales.

legado: abogar por el derecho moral de realizar estudios de los futu ros y el imperativo de construirlos sobre perspectivas humanas y sociales. El mejor tributo para ella será seguir su ejemplo y hacer el futuro de los estudios de los futuros más social (involucrando a más personas) y más humano (recordando siempre los valores sobre los que está basado nuestro trabajo).

sugiero consultar, ¿Por qué estudios de los futuros? (Why Futures Studies?), y en particular el capítulo de Eleonora, “Estudios de los futuros desde una perspectiva humana y social” (“Futures Studies from a Human and Social Perspective”), en Patrick A. Duin (ed.), Knowing Tomorrow?: How Science Deals with the Future, Ebu ron Uitgeverij B.V., Delft, 2007.

internacional al pensamiento disciplinado sobre los futuros, al estu dio y educación de los futuros, a la construcción comunitaria y su aceptación de responsabilidades de liderazgo son incomparables. Sus trabajos sobre los futuros de las mujeres, los futuros de la cultura y los prospectos del mundo en desarrollo, especialmente, son altamen te reconocidos, así como el tiempo y experiencia que ha dedicado a actividades sobre los futuros en diferentes países. La dulce mentali dad mediterránea de Eleonora Masini facilita acercarse y colaborar con ella.

los escenarios de Los límites del crecimiento (The limits to Growth7). Pero, por supuesto, un vasto número de personas alrededor del mun do reconoció al Club de Roma real de manera diferente desde el prin cipio, como todavía lo hacen hoy. El Club ha sido reconocido como un foro de discusión global —el primero de su clase en la década de los setenta— donde grupos de investigación científica expresan sus preocupaciones y presentan hallazgos sobre la problemática mun dial, y hacen llamados a que se acepte la responsabilidad planetaria por el ambiente y el futuro.

vo es no concluir la discusión con el análisis sino más bien moverse siempre hacia la posibilidad. ¿Cómo se vería un mundo más iguali tario? ¿Cómo se vería un mundo más pacífico? ¿Cómo se vería una equidad de género? El futuro está enfocado sobre posibilidades plu rales y sobre “deseabilidades”.

—más allá de mi doctorado— tres elementos que han estructurado el resto de mi vida profesional: una reflexión sobre la ética, la noción de los valores y la necesidad de un corpus comprehensivo de los estudios de los futuros. El diálogo escaso y sin embargo continuo que hemos tenido a lo largo de todos estos años que han seguido me ha ayuda do mucho a profundizar en estos temas y a forjar mi propia visión y voluntad, desde la chispa hasta la antorcha.

jar en muchos países diferentes durante la última década. Hoy pue do afirmar que no habría tenido el mismo éxito si hubiese fallado en tomar en cuenta el asunto de los valores y la cultura tal como lo hago al trabajar en el exterior. Pocas personas saben que Gaston Ber ger, el francés inventor de la prospectiva, era una persona mestiza con alguna sangre africana. Aunque no asoció de manera explícita la prospectiva a la cultura, muchos de los artículos que escribió están relacionados con los valores, la ética y la cultura. La imagen macro que emerge de su propia visión del mundo empata profundamente con las necesidades y expectativas actuales en este campo, haciendo a la prospectiva francesa más relevante que nunca para enfrentar asun tos orientados a los futuros en cualquier parte del mundo. Eleonora tenía esta intuición cuando discutimos el tema de mi doctorado y tra bajó duramente para convencerme de la necesidad de trabajar sobre las especificidades de la prospectiva francesa.

ética y la cultura como un componente comprehensivo del enfoque de Gaston Berger sobre el futuro. Estaba escondido detrás de su gran noción de ser humano y humanidad, y merece ser redescubierto.

finalmente, nuestro acuerdo de caballeros fue que yo trabajaría sobre la prospectiva territorial pero también sobre la contribución de Gas tón Berger al campo. Con todo, yo tenía que atar ambos temas en una problemática coherente… Me tomó meses encontrar una solución y muchas veces estuve tentada a abandonar el intento. Yo no que ría trabajar sólo sobre la historia y, a su vez, Eleonora se mantenía inflexible. El tiempo probó que ella tenía razón: finalmente reconci lié esos dos enfoques diferentes creando el concepto de “prospectiva operacional” (prospective opérationnelle) que ahora es ampliamente empleado en Francia.

más que ganar que perder trabajando juntas; y que su administra ción debería demostrar su habilidad como futuristas para aplicar su conocimiento en ellas mismas: la competencia es obsoleta conforme ingresamos a una era de cooperación.

las organizaciones locales y nacionales orientadas a los futuros, así como a los individuos, para permitir que la voz de la prospectiva se escuche más fuerte. Con todo, volverse más influyente no es sufi ciente en la actualidad: la comunidad internacional tiene también la obligación de facilitar el surgimiento de nuevas generaciones de futu ristas. Ello requiere de dos actividades principales: la diseminación de recursos educativos (tales como los antiguos cursos de la Fede ración Mundial de Estudios de los Futuros) y el establecimiento de estándares profesionales.


políticas y sociales a una creciente demanda de la población.

taller del futuro? ¿cuál es su finalidad?




EnciclopediaRelacionalDinamica: EleonoraBarbieriMasini (última edición 2023-07-02 13:52:21 efectuada por MercedesJones)