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Murió nuestro ex-presidente -Dr Saúl Menen- creo que resulta conveniente tomar en cuenta nuestra temible falta de memoria. También preguntarnos MENEMATO Y NO MENEMISMO. EL RESPETO-entiendo y respeto el dolor de la familia como cualquier otra muerte de un ser humano. Les damos el pésame. Pero, junto al respeto por el dolor de esa familia TENDRÍAMOS QUE DAR MUCHOS OTROS PÉSAMES. Fragmento de Elsa Drucaroff: |
¿QUIÉN ES ELSA DRUCAROFF? * * Elsa Drucaroff. Doctora en Ciencias Sociales. Escritora, crítica literaria, investigadora y profesora de literatura argentina contemporánea y teoría y crítica literarias en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. El 90% de las veces Elsa piensa que prefiere escribir ficción, pero de pronto está escribiendo un ensayo o un trabajo crítico y siente una euforia desenfrenada. Elsa tiene un gran compromiso político pero entiende que la literatura está para hacer preguntas no para dar respuestas. Otro tema, es una socióloga y una arqueóloga de las generaciones literarias. Habla de las dos generaciones post- dictadura y se comprometió con darles visibilidad. Soy testigo de su generosidad y su dedicación. Gracias Elsa por estar aquí. * En el momento actual hay una situación tremenda con las mujeres. Los hombres son lo más importante. * que la panadera en Palermo hay levantado el teléfono y llamado a la policía. * 2 de marzo, 2022 La violación grupal de una chica en Palermo. * VIOLACIÓN EN GRUPO EN PALERMO: HABLÓ LA PANADERA QUE LLAMÓ AL 911 * https://www.facebook.com/clarincom/posts/5608200725881654/?locale=ms_MY * La mujer que rescató y auxilió a la chica víctima de un abuso sexual grupal en un auto, en el barrio de Palermo, contó detalles de lo ocurrido. * "Tenemos una panadería y desde adentro veíamos lo que pasaba en el auto. * Primero pensábamos que era una pareja que estaba teniendo sexo, pero luego vimos que en el vehículo había otros tres jóvenes", recordó. * También contó que ya habían visto a esos hombres "tomando alcohol, fumando marihuana y tocando la guitarra" junto a la puerta de su local, les pidieron que se fueran pero se negaron. Por eso estaban observando lo que hacían con especial atención. * Natalia y su marido fueron los que descubrieron que una chica estaba siendo abusada dentro de un auto por al menos cuatro hombres y llamaron al 911 para pedir ayuda. * Cuando lograron sacar a la chica del auto, la notaron en estado de shock, con la ropa interior baja y golpeada. "No escuché gritos, la chica no gritaba, no tenía ni fuerzas para gritar", dijo la comerciante. * La joven se encuentra en buen estado de salud, ya fue dada de alta y permanece junto a sus familiares. En tanto, los detenidos fueron trasladados a una seccional policial y se aguardaba para las próximas horas que sean llevados a Tribunales. ---------------- * Elsa Drucaroff. Doctora en Ciencias Sociales. Escritora, crítica literaria, investigadora y profesora de literatura argentina contemporánea y teoría y crítica literarias en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. El 90% de las veces Elsa piensa que prefiere escribir ficción, pero de pronto está escribiendo un ensayo o un trabajo crítico y le agarra una euforia desenfrenada y se dice: “esto me gusta, esto también me gusta mucho”. * Elsa tiene un gran compromiso político pero entiende que la literatura está para hacer preguntas no para dar respuestas. * Otro tema, es una socióloga y una arqueóloga de las generaciones literarias. * Habla de las dos generaciones post- dictadura y se comprometió con darles visibilidad. Soy testigo de su generosidad y su dedicación. Ella presentó el libro de cuentos de Agus, "Después del encuentro feroz". Lo presentó en un bar de la plaza San Telmo, que fue memorable, porque a su ductilidad literaria y a su gran cultura, le suma ser una gran oradora. * https://ubauba-my.sharepoint.com/personal/edrucaroffa_uba_ar/_layouts/15/onedrive.aspx?id=%2Fpersonal%2Fedrucaroffa%5Fuba%5Far%2FDocuments%2FRecordings%2FSeminario%5F%20Narrativas%20de%20aprendizaje%20en%20la%20literatura%20argentina%20actual%2D20210328%5F125623%2DGrabaci%C3%B3n%20de%20la%20reuni%C3%B3n%2Emp4&parent=%2Fpersonal%2Fedrucaroffa%5Fuba%5Far%2FDocuments%2FRecordings&originalPath=aHR0cHM6Ly91YmF1YmEtbXkuc2hhcmVwb2ludC5jb20vOnY6L2cvcGVyc29uYWwvZWRydWNhcm9mZmFfdWJhX2FyL0VVVmtYcW9ZWW9KTXU3bVF3STYwRnRJQnhCWmJ6Z2RWQ05FZERuWDJDUUdnenc_cnRpbWU9WnV1X3dDdnkyRWc * PROGRAMA DE RADIO 30.03.2021 ¿EXISTE UNA LITERATURA FEMENINA? * Sí y no. Bueno, coincido con Elsa en negar la existencia de una literatura femenina si se usa para ubicar la literatura femenina en una categoría literaria menor, como cuando se habla de cultura popular para diferenciarla de la gran cultura, o de las pinturas o esculturas que no se consideran arte sino artesanías cuando los autores son integrantes de los pueblos indígenas. * Ahora, si la pregunta es si existe una perspectiva femenina en aquello que escriben las mujeres. Decía Alejandra Pisarnik, una mirada desde la alcantarilla puede ser una visión del mundo. En ese sentido, ¿cómo es ver el mundo desde una posición subordinada? En ese sentido si, hay una perspectiva estético política asociada a la mujer, a sus diversas circunstancias, que es enormemente rica. * Una cosa es la literatura femenina, y otra los temas de la mujer y otra lo que escriben las mujeres. Pero, no olvidemos que las mujeres tenían que escribir con seudónimos masculinos para poder ser publicadas. * LA NUEVA LITERATURA: Samanta Schweblin https://www.youtube.com/watch?v=TkH9UkZPJaE Entrevista por Ana Da Costa y Gastón Francese (departamento de Prensa y Comunicación de la BNMM). Nació en 1978 en Buenos Aires, donde estudió cine y televisión. Sus libros de cuentos El núcleo del disturbio, Pájaros en la boca y Siete casas vacías obtuvieron, entre otros, los premios Internacionales Casa de las Américas, Juan Rulfo y Narrativa breve Rivera del Duero. Distancia de rescate. Samanta Schweblin, cita a Rebecca Solnit. * RebeccaSolnit '''Un libro es un corazón que late en el pecho de otro.''' Escritora autora de Los hombres me explican cosas (y yo Mercedes estoy segura que no le hace falta) quien dice que: "Un libro es un corazón que late en el pecho de otro" Rebecca Solnit (nacida el 24 de junio de 1961) es una escritora estadounidense. Ha escrito sobre gran variedad de temas, incluidos el medio ambiente, el feminismo, la política y el arte.1 Solnit es editora colaboradora de Harper's Magazine, donde bimensualmente escribe el ensayo "Easy Chair" de la revista. * MarianaEnriquez * EL VÍNCULO CON EL LECTOR. Escribir con el lector. No hay un control de la cabeza del lector. Pero es necesario escribir con precisión y uno se da cuenta porque entre la línea 14 y la 17 los lectores pensaron: es ella, o más adelante en un párrafo específico dijeron: se va a morir. Hay precisión. * Final abierto no quiere decir que el final está dejado al azar, que no esté escrito permite dejarlo implicado, sugerido. La literatura es muy visual y juega con el poder de invocación de las palabras. Las palabras invocan con mucha precisión. * '''NO EXISTE EDAD PARA INICIAR LA ESCRITURA- Nunca es demasiado tarde para ser quien querrías haber sido – George Eliot. Les pregunto a las dos ¿qué orientación mínima le darían a una persona que quiere comenzar a escribir un libro y no se anima por la edad?''' * Escritores famosísimos como Charles Perrault (creador de tantas fábulas y cuentos infantiles clásicos) o Raymond Chandler no empezaron a escribir hasta tener más de 50 años. Y hay autores cuyas primeras novelas, éxitos absolutos, fueron publicadas con ellos ya en la sesentena: Las cenizas de Ángela o la saga Millenium. Hasta hay tiempo para ganar el premio Nobel: José Saramago, aunque publicó una novela de joven, no comenzó su carrera literaria en serio hasta los 58. * ¿Sabías que la primera autora conocida de la historia fue una mujer? Se trata de la sacerdotisa acadia Enheduanna, hija del Rey Sargón I de Acad, que vivió en la región de Sumeria en el siglo 3 a.C. aproximadamente. ¿Y que la primera gran novela fue publicada por la japonesa Murasaki Shikibu en el siglo XI? Son sólo dos ejemplos que colocan a la mujer en una posición de peso en la historia de las letras demostrando que, pese a la creencia popular, tenían sobrada capacidad para el trabajo intelectual. Entonces, ¿por qué han aparecido escritoras con seudónimo masculino a lo largo de la historia? https://www.educaciontrespuntocero.com/recursos/escritoras-con-seudonimo-masculino/ * El primer borrador tiene que ser considerado como una fatalidad a la que es necesario recurrir para llegar a la versión final. ------- Domingo 14 de febrero, 2021 Buenos Aires. Muere Carlos Menem, el excéntrico presidente argentino que llegó al poder como caudillo populista y gobernó como capitalista Daniel Pardo BBC News Mundo 14 febrero 2021 Carlos Menem, quien fuera presidente de Argentina durante gran parte de la década de 1990, murió este domingo a los 90 años. TEXTO DE ELSA DRUCAROFF Murió nuestro ex-presidente -Dr Saúl Menen- y creo que resulta conveniente tomar en cuenta nuestra temible falta de memoria. Podemos recordar al MENEMATO – en un ejercicio de memoria activa – como un período nefasto para los intereses colectivos. Pero debemos asumir el riesgo latente de que el MENEMISMO, el roba pero hace, sigue vivo y al acecho. Entiendo el duelo, el dolor de la familia como cualquier otra muerte de un ser humano. Les damos el pésame. * Pero, junto al respeto por el dolor de la familia Menen HAY UN LISTADO DE PÉSAMES QUE NOS CONVENDRÍA ENUMERAR. Voy a leer unos Fragmentos del Texto de Elsa Drucaroff: '''Mi pésame a lxs familiares de las víctimas de la explosión de Río Tercero, ordenada para tapar las pruebas de su negociado con armas a Ecuador. * Mi pésame a lxs familiares de las víctimas de los atentados a la Embajada del Estado de Israel y a la AMIA, masacres que quedaron impunes con la activa y económicamente interesada participación de Menem. * Mi pésame a la Educación Pública argentina, que fue ejemplo para el mundo y Menem destruyó con toda intención y consciencia, con una reforma educativa que hasta hoy nadie revirtió. * Mi pésame a lxs víctimas y muertxs de la crisis del 2001. No a sus beneficiarios, fervientes defensores de una política económica menemista con la que hicieron fortunas y que derivó en la crisis más asesina de la historia del país. Una crisis de la que nunca realmente nos recuperamos. * Mi pésame a todas estas, sus víctimas, porque Carlos Menem murió libre, millonario, impune pese a sus condenas, y en su cama. * Denuncio al Poder Judicial y al establishment político argentino en su totalidad porque son responsables de que uno de los peores delincuentes de la Argentina haya muerto así. Los denuncio porque ahora van a hacerle homenajes. * Acaba de terminar su vida un hombre astuto, capaz de manipular en su beneficio la mierda más oscura del alma de millones que lo votaron, lo admiraron, lo imitaron, dijeron "roba pero hace". Y lo hicieron ganar tres veces las elecciones. * Argentina debería estar de luto pero no por Menem. Debería estar de luto por ella misma. Y mirarse un poco. Y avergonzarse. Sobre todo, avergonzarse.''' * De acuerdo con Elsa hágamos luto por nosotros mismos. Podemos recordar al MENEMATO – en un ejercicio de memoria activa – como un período nefasto para los intereses colectivos. Pero debemos asumir el riesgo latente de que el MENEMISMO, el roba pero hace, sigue vivo y al acecho entre nosotros. ----- |
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* De acuerdo con Elsa hágamos luto por nosotros mismos. QUIÉN ES ELSA DRUCAROFF- Elsa Drucaroff. Doctora en Ciencias Sociales. Escritora, crítica literaria, investigadora y profesora de literatura argentina contemporánea y teoría y crítica literarias en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos. | * MENEN, MENEMATO, MENEMISMO-Ernesto Espeche- http://la5tapatanet.blogspot.com/2009/07/menem-menemato-menemismo.html Si el expresidente Carlos Saúl Menem tuvo algún mérito personal, fue el de haber inspirado la incorporación de dos nuevos términos al complejo diccionario político nacional: '''Menemato y Menemismo.''' '''Menemato''' remite al período de gobierno 1989-1999. Fue una especie de totalitarismo de la ridiculez y la impudicia política. En ese lapso, los especuladores financieros - quienes realmente conducían el proyecto – lograron desplegar al máximo las premisas fundantes del '''modelo excluyente desde lo social y concentrador desde lo económico inaugurado por la dictadura'''. Los tres poderes del Estado cumplieron esa función de modo unívoco, sin fisuras. '''El menemato (1989-1999) murió por causas naturales, cuando la misma desigualdad que había generado lo tornó insustentable, ingobernable.''' * MENEMISMO '''El Menemismo, en cambio, es un concepto peligrosamente vigente.''' Refiere más bien a un fenómeno cultural e ideológico que se erigió en sentido común dominante. Caído el menemato, el menemismo supo preservarse en los discursos de un puñado de obstinados dirigentes. '''Su esencia es la celebración del interés privado, la despolitización de la política y la adoración incondicional del sistema financiero internacional.''' Sus cultores responden a una estética que puede hacerse visible tanto en un dirigente, un empresario o un periodista. * '''Podemos recordar al menemato – en un ejercicio de memoria activa – como un período nefasto para los intereses colectivos. Pero debemos asumir el riesgo latente de que el menemismo sigue vivo y al acecho.''' ------ 09.09.2022 PROGRAMA DE RADIO Elsa Drucaroff * Escritora, Doctora en Ciencias Sociales, profesora universitaria y crítica literaria. Dio cursos y conferencias en universidades de América Latina, Europa y Estados Unidos. * Publicó las novelas “La patria de las mujeres”, “Conspiración contra Güemes”, “El infierno prometido”, “El último caso de Rodolfo Walsh”, * el libro de cuentos “Checkpoint”, * numerosos ensayos de crítica literaria y relatos de ficción. * Publicó en paralelo obras académicas como * “Mijail Bajtin, la guerra de las culturas”, * “Arlt, el profeta del miedo”, * “Los prisioneros de la torre” , * y “Otro logos. Signos, política, discursos”. * Dirigió La narración gana la partida, Historia Crítica de la Literatura Argentina, vol. XI (2000). * “El infierno prometido”: vista previa en https://books.google.com.ar/books/about/El_infierno_prometido.html?id=bIB5EAAAQBAJ&printsec=frontcover&source=kp_read_button&hl=es-419&redir_esc=y#v=onepage&q&f=false * Críticas: https://www.lanacion.com.ar/cultura/estampa-de-epoca-nid793641/ * Muy buena nota de diciembre 2021 en Infobae sobre cómo cambió la literatura desde 2001: https://www.infobae.com/cultura/2021/12/18/nuevas-tramas-boom-de-editoriales-y-el-sentido-de-la-politica-como-cambio-la-literatura-a-partir-de-2001/ * Nota de junio 2022, entrevista durante su presencia en la Feria del Libro de Praga: https://espanol.radio.cz/una-defensa-a-la-libertad-del-arte-contra-los-excesos-de-la-correccion-politica-8753996 * Nota en Revista Ñ de Clarín de noviembre 2021, sobre Los prisioneros de la torre: https://www.clarin.com/rn/literatura/resenas/Elsa-Drucaroff-prisioneros-torre_0_SJQl2cnDXx.html?gclid=Cj0KCQjw_7KXBhCoARIsAPdPTfgJhg7IG5TlgPQauAqrsV7ocsB8RXWuTTKS1FqKJiqxhfTYaGKtdAsaAiP3EALw_wcB * Curadora y coordinadora del ciclo Diálogo de escritoras y escritores de la Argentina, Fundación El libro, Feria del Libro 2022 https://www.radionacional.com.ar/la-literatura-a-traves-de-la-mirada-de-elsa-drucaroff/ * Entrevista a María Elena Walsh (1999) publicada ahora en: https://socompa.info/cultural/entrevista-a-maria-elena-walsh/ * “Otro logos”, contratapa: En este ensayo deslumbrante, Elsa Drucaroff desmonta esa encerrona del pensamiento, cruzando de modo personal y audaz grandes concepciones de la modernidad y la postmodernidad: de Marx a Freud y Lacan, de las teorias feministas a Foucault o Butler, de Bajtin a Saussure, de Kristeva al argentino Rozitchner. Pero tambien '''detecta los intentos voluntaristas que creen que para ensanchar la libertad basta enunciar discursos revolucionarios. El camino genuino es mas arduo y tambien mas apasionante.''' * https://ideasdeizquierda.laizquierdadiario.com/wp-content/uploads/2016/12/46_47_gruner.pdf entrevista junto a su director de tesis ------ * Estampa de época EL INFIERNO PROMETIDO Por Elsa Drucaroff-(Sudamericana)-334 páginas-2 de abril de 2006 La nacion * Las redes de prostitución en la Argentina de comienzos del siglo XX han alimentado no sólo muchas obras literarias, letras de tango e investigaciones históricas, sino también una serie de lugares comunes. Uno de ellos abona la idea de que todas las mujeres que eran traídas desde Europa del este para ejercer aquí la prostitución venían engañadas por falsos maridos e ignorando su futuro destino. Con la voluntad de mitigar estas "inocentes" suposiciones , la escritora, docente e investigadora Elsa Drucaroff construye en su tercera novela histórica, El infierno prometido. Una prostituta de la Zwi Migdal, la historia de una joven judía polaca que sopesa las ventajas de abandonar su paupérrima aldea en pos de "perderse" o quizá salvarse en la cosmopolita Buenos Aires. * Drucaroff elige centrarse en la fecunda década del veinte para armar una trama donde prostitutas, cafishos, anarquistas, periodistas y miembros de la Liga Patriótica circulan como claras estampas de época. El interés de la autora por legitimar la ficción apoyándose en la puntual investigación histórica que realizó sobre la Zwi Migdal se hace evidente en los epígrafes de cada capítulo, extraídos en su mayoría de libros sobre trata de blancas. * Este vínculo con la historia produce tanto el hallazgo de un tema fructífero como ciertos obstáculos para la innovación narrativa, dado que en muchos momentos es la voluntad de recreación más que de invención literaria lo que parece predominar. * La novela se centra en la historia de Dina, una joven que fue violada en su tierra por un polaco cristiano y que, con la vista gorda de su familia, es entregada a un dudoso marido con contactos en la aduana; éste finalmente la traslada a Buenos Aires para que ejerza la prostitución en un burdel de la Mutual Judía Varsovia, luego rebautizada Zwi Migdal. * Si bien el tema de la muchachita engañada aparece mitigado en la novela, dado que Dina proyecta convertirse en regenta de burdel y ve las ventajas de una ciudad sin pogroms, esto no evita, empero, cierto privilegio del tono melodramático no sólo para narrar la historia sino sobre todo para reflejar la subjetividad de la protagonista. * El estilo indirecto libre es una de las técnicas que predominan, lo que permite no sólo abordar a Dina, sino también bucear en las vivencias y pensamientos de otros personajes: Vittorio, un linotipista del diario Crítica, anarquista revolucionario de 19 años, futuro salvador de la protagonista; el Juez Tolosa, miembro de la Liga Patriótica, contacto clave de la Mutual aunque sádico antisemita; y finalmente, el Loco Godofredo, periodista de policiales de Crítica, especie de mixtura entre el perfil biográfico de Arlt y los personajes de sus novelas. El notable protagonismo que va adquiriendo este personaje genera, acaso, uno de los puntos más débiles de la novela: si bien, en términos argumentales, su irrupción es funcional, resulta previsible y por momentos rústico el uso que Drucaroff hace del universo arltiano. En este sentido, resultan mucho más interesantes los perfiles del anarquista y del juez, incluso cuando los matices ceden, por momentos, a cierta construcción maniquea del malo y el bueno. * Con todo, la apuesta más fuerte de El infierno prometido es, sin dudas, ofrecer una ensoñación reparadora hacia atrás. Tomando la turbia historia de la Zwi Migdal como referencia, Drucaroff vuelca toda su empatía en la relación amorosa entre la prostituta y el anarquista, adolescentes ambos, e imagina un final feliz donde no es tanto el imaginario político o el histórico los que son interpelados, sino más bien la capacidad soñadora del presente cuando alguien se pregunta: "¿cómo hubiera sido hermoso que fuera?" ---- * Nuevas tramas, boom de editoriales y el sentido de la política: cómo cambió la literatura a partir de 2001 La escritora y crítica argentina Elsa Drucaroff dialogó con Infobae Cultura sobre las transformaciones que produjo la gran crisis económica y política —y su consiguiente rebelión popular— en la narrativa del nuevo siglo Por Luciano Sáliche- 18 de Diciembre de 2021 lsaliche@infobae.com * '''¿Qué es esa cosa que llamamos 2001?''' Un número pesado —molesto y a la vez necesario— que nadie puede sacar de la mochila. Una piedra extraña, llena de barro pero con un brillo colorido, que seduce y asquea. Un estigma pero también una posibilidad, pero ¿posibilidad de qué? Fue una crisis, las más grande nuestra historia. También una rebelión, ¿La más grande nuestra historia? ¿Qué pasó después, en qué devino, qué caminos abrió? * “2001 es un basta, un corte, un final”, dice Elsa Drucaroff del otro lado del teléfono. Es escritora de ensayos como Los prisioneros de la torre, de novelas como El último caso de Rodolfo Walsh y de libros de cuentos como Checkpoint. También crítica literaria y profesora universitaria. * El 19 de diciembre de 2001 estuvo en Plaza de Mayo entre gases lacrimógenos y corridas. “Era muy impresionante porque había gente con bebés y los gasearon igual. El 20 no me animé a ir”, cuenta. Vio como una bomba estallaba contra el Ministerio de Economía y sintió una pequeña felicidad incendiaria en medio de tantas ruinas, de tanta sangre. * “La gente estaba en la calle por múltiples razones: los que defendían sus ahorros, los chetos que defendían sus fortunas, los que no tenían absolutamente nada, los saqueos que decían ‘basta, necesito comer’. * Estalla todo, incluso el sistema financiero que venía facilitando con toda conciencia e intención la fuga de capitales”, dice y agrega: “Es el estallido de un programa que se aplica indiscriminadamente y continuamente desde 1975, el Rodrigazo, después Martínez de Hoz y hasta diciembre de 2001. * Hay cosas estructurales de ese programa económico que no cambian nunca, que pasan por la apuesta al capital financiero, la estructura macroeconómica para construir deuda, deuda, deuda, para que todas las grandes fortunas se vayan... en fin, todo esto se quiebra en diciembre de 2001. * Es un quiebre desde muchísimos lugares pero fundamentalmente desde la política. Es el retorno de la política como conflicto social y no como una carrera para hacer negocios de unos pocos. Ese estallido, esa rebelión, ese decir basta, tiene a la generaciones jóvenes como protagonistas y como víctimas. Como siempre, los que mueren son los jóvenes”. * '''La generación autoconsciente''' * '''En su libro publicado en 2011, '''Los prisioneros de la torre, Drucaroff abordó el cruce entre literatura y política y encontró una serie de elementos fundamentales para pensar ambos campos, quizás más amalgamados que nunca.''' “2001 es una efemérides central de lo que yo llamo la segunda generación de postdictadura”, cuenta y explica que “en el 2001 se está constituyendo una generación. '''Una generación no es un hecho biológico sino un hecho social, cultural.''' * '''Un changuito de la Puna que nunca vio una ciudad y yo habremos nacido en el mismo día pero no somos claramente de la misma generación; somos dos generaciones diferentes. Una generación se construye y se constituye socialmente cuando cierto grupo de gente, atravesada por ciertas experiencias históricas similares que le provocaron evaluaciones y valoraciones de la situación, que tienen diálogo entre sí, se asume como una generación que tiene que tomar la posta para hacer algo en el mundo. Así se autoconstituye con autoconciencia de sí y plantea una agenda de cosas... bueno, ahí hay una generación.''' * '''Los autores que publicaron en los noventa forman, en palabras de Drucaroff, la primera generación postdictadura. La segunda es la que vive en carne propia el 2001 y, en ese sentido, es la “primera generación autoconcsiente de sí, que empieza a pensarse desde muchas cosas, no sólo la literatura.''' Es una fecha que los marca pero sin que se terminen de dar cuenta, porque la constitución de esta generación como un fenómeno autoconsciente ya se va a dar a partir de 2005, 2006. * Y la otra efemérides fuerte para esta generación es 2008: el conflicto con el campo. No es que en el 2001 los jóvenes se miraron y dijeron ‘ay, somos una generación’; lo que digo es que ahí hay una efemérides que marca, que atraviesa, que deja una huella muy importante y que los años siguientes son de una lenta toma de conciencia”. De este modo, lo que que los diferencia de los autores de los noventa, la primera generación de postdictadura, es “una fuerte conciencia de ser una generación” dado que son quienes “van a proclamar que hay una nueva narrativa argentina y que hay una movida de editoriales no mainstream”. * '''Tramas y géneros''' ¿Qué cosas cambian profundamente? Antes del 2001, dice Drucaroff, “la trama estaba como detenida”. Pone tres ejemplos. Por un lado, una trama que “giraba como una especie de máquina loca sin sentido, como podés ver en algunas cosas de Patricia Suárez y en Martín Rejtman. Hay una cosa de no causalidad, de no confiar en la causa y el efecto, una apuesta a una especie de trama loca sin un hilo claro, con mucha influencia de Aira, pero diferente de Aira: Rejtman es mucho más apático, mucho más apago”. En segundo lugar, “la fiesta de la trama fantasiosa, enloquecida, disparatada, gratuita”; un ejemplo es Marcelo Figueiras. Y por último, una “literatura del no acontecimiento, que no confiaba en que hubiera una historia que valía la pena contar, que se quedaba en minimalismos, una literatura con mucho clima, súper interesante, que miraba el mundo con una ajenidad muy grande”. * “Estas líneas se continúan después de 2001 pero nace también una confianza en que puede haber tramas más realistas, en que pueden haber historias con más sentido, con más significación. Es como si algo de lo histórico y de lo político volviera a tener sentido”, sostiene Drucaroff y se posa sobre los géneros, mientras aclara que “estamos hablando de literatura, nada es matemático”. El gran ejemplo es el policial, que “se desarrolló mucho a partir del 2001. Había policial argentino y era relativamente importante pero a partir del 2001 empezó a escribirse más policial con características propias. * Es un género muy atravesado por las situaciones políticas y económicas. Estoy hablando del policial negro, del thriller, porque el inglés es otra historia. El policial negro es muy apto para pensar la policía corrupta, el estado de las fuerzas represivas hasta ahora, el narcotráfico”. En ese sentido, sostiene, “no es casualidad que un libro que le da la patada inicial a lo que yo llamaría una forma nueva de postdictadura de policial negro sea Las islas de Carlos Gamerro, es decir, que un libro que inicia la nueva narrativa sea un thriller”. * También menciona Entre hombres de Germán Maggiori (“otro libro extraordinario”), Un publicista en apuros de Natalia Moret (“es descomunal porque trabaja con una voz muy graciosa y muy cínica de un publicista merquero”), los libros de Marcos Herrero y “lo que armó Beatriz Vignoli con Reality inventando una ciudad corrupta que se llama Topía, una ciudad que tiene que ver con Rosario y metiendo tramas muy locas que tienen que ver con la crisis económica, la corrupción, lo gore, lo sanguinario. También hay que hablar de Claudia Piñeiro y específicamente de Las viudas de los jueves”. * “El policial negro después del 2001 se volvió como excesivo, un sesgo casi delirante pero pegado también a las referencias de la realidad social. Tiene, por un lado, el exceso y el delirio, la irracionalidad, donde las tramas cierran pero tienen algo de máquina loca, pero, por otro lado, no pierde su enraizamiento en realidades concretas de la Argentina”, y agrega otro género que reaparece: el terror. Un ejemplo de esto es Todos los demonios están aquí de Marcelo Figueras —publicada este año—, “una de Stephen King en el 2001. Terror con un cruce maravillo con lo político”. * Transmisión generacional y posición política * “No hay muerte de las utopías, hay muerte de las certezas”, escribe el Los prisioneros de la torre y ahora explica que, por entonces, “era un lugar común acusar a todas las personas que escribían literatura de indiferentes hacia la política”. Drucaroff cita Memoria falsa de Ignacio Apolo, una novela de 1996 que muestra “un enorme dolor por la política, una enorme desazón y desconcierto”. “Son autores que están absolutamente marcados por preguntas políticas. No es que les es indiferente el mundo, no es que no tienen conciencia de lo mal que están las cosas. En todo caso no tienen ningún tipo de certeza sobre cómo pensar la historia”. * '''El punto clave del razonamiento de Drucaroff es el puente intergeneracional. Existe y es necesario que así sea. Es una suerte de “tomar la posta”, de continuar un legado.''' Pero, ¿qué pasó con la dictadura? “El trauma que produjo la represión cortó el puente histórico de la continuidad antes de 1976″ y lo explica así: “Si vos estabas en 1975 y le preguntabas a alguien de 30 años qué había pasado en 1950, 25 años atrás, podía hablar de eso sin que un montón de tabúes y terrores se le cayeron encima. La relación de los jóvenes de los sesenta y setenta con el fenómeno peronista del 45 era una relación de discusión, de diálogo, había un puente de transmisión, se podía estar a favor, en contra, se podían decir muchas cosas pero era un pasado que se podía mencionar. En cambio, si vos te parabas en 1995 y le preguntabas a quien tuviera 30 años por 1970, no por el 76, no por la picana eléctrica, de eso se acordaba todo el mundo, los campos de concentración no se olvidan, el tema no es ese, el tema es tratar de entender lo que pasó antes”. * “Hablar de la lucha armada —continúa—, de la radicalización política, de las luchas sindicales, sin caer en la demonización completa de la guerrilla ni en la negación de la guerrilla y frases como ‘los desaparecidos eran todos chicos y chicas idealistas que iban a curar gente a las villas y les enseñaban cosas a los niños’... No se podía ni mencionar que alguien que hubiera desaparecido podía haber empuñado una ametralladora porque lo que seguía vigente era el ‘por algo será’. Son dos reversos de la misma moneda que justifican la dictadura. ¿Acaso ese guerrillero se merece que lo torturen, lo corten en pedacitos, secuestren a sus hijos? Con ese tabú no se podía pensar críticamente la historia que había conducido al horror de la dictadura; se podía hablar solo del horror. * Estaba cortado el puente de transmisión generacional, una característica inédita”. Luego, con la estabilidad política que se genera a partir del kirchnerismo, “más allá de todas las evaluaciones que podamos hacer, positivas, negativas, críticas”, dice Drucaroff, “los jóvenes se encuentran tomando posición; por eso yo pongo el 2008 como otro hito”. * La confianza de que la literatura es un espacio para pensar la nación, sostiene el escritor Carlos Gamerro, se corta completamente en 83. Drucaroff subraya esta idea y agrega que “eso se vuelve a retomar con fuerza a partir del 2001. Hoy nadie de duda eso. Por ejemplo, que Distancia de rescate de Samantha Schweblin está atravesada por los agroquímicos y la explotación de la soja. Nadie duda que las ficciones terroríficas de Mariana Enríquez son formas de pensar la Argentina. * Sin embargo, esta confianza no se le ocurría a nadie en 1990, al contrario, había surgido gente de mi generación, de la generación joven de militantes como Alan Pauls, Martín Caparrós, Daniel Guebel, que levantaban como un estandarte que la literatura no tenía nada que ver con pensar la política. Y hablaban de China, de Taiwan, de la Malasia. Escribían ficciones intencionalmente irónicas sobre alguna posibilidad de pensar nuestra sociedad. En 2001 toda esa cosita que todavía tiene un aura cool... cae. Fijate que después del 2001 estos mismos escritores dejan de hacer estas cosas”. * Editoriales autogestivas y un mercado de lectores * Para muchos críticos, sobre todo para Drucaroff, es imposible pensar la literatura argentina actual sin el auge, el boom, la explosión, o como se le quiera llamar, de las editoriales autogestivas. O editoriales independientes, como se las define frecuentemente, aunque ese término —como dicen Víctor Malumián y Hernán López Winne: “¿independientes de qué?”— sea problemático. “Me molesta la palabra independientes. Prefiero autogestivas. ¿Por qué me molesta? Porque me parece hipócrita. En el capitalismo cualquier mercancía cultural necesita, para poder circular, del intercambio de dinero”, argumenta Drucaroff. Estas editoriales son muy importantes para la época por varias cuestiones. La primera, proliferan a partir de los avances tecnológicos: “La posibilidad de hacer una tirada de 200 ejemplares que permiten vender rápido, recuperar el dinero y volver a editar”. * “Hay dos posibilidades en el mercado. O conseguís un público lector, en ese caso hay una literatura que llega y que importa. O no hay mercado de lectores y lo que hacés es cobrarle a quien escribe. En cuyo caso a quien edita le importa un pepino vender: el negocio ya está hecho con el pago que le hace el escritor, ¿para qué lo va a hacer circular? El libro duerme en un depósito o el propio escritor se lo carga al hombro y busca venderlo. Lo que pasa a partir del 2001 es que la generación se propone construir un mercado de lectores. Y lo consigue con estas ediciones del off que son muy pequeñas, armando reuniones, fiestas, lecturas donde se venden. Eso arma una circulación diferente de la literatura”, dice y alumbra una suerte de federalización porque las movidas no sólo estaban y están en Capital, también en Córdoba, Rosario, Bahía Blanca, el Litoral, Chaco... * Dentro de ese boom están las editoriales cartoneras, “además de Eloísa Cartonera, de Washington Cucurto, también varias en las diferentes provincias”, dice Drucaroff. “Todo esto empieza a generar vasos comunicantes y se arma una movida, una movida chica, pero muy significativa. Algunos de esos vasos comunicantes empiezan a ser chupados por los sellos importantes. Mariano Quirós, por ejemplo, un autor del Chaco que empieza publicando en editoriales del off, ganando concursos y termina en editoriales mainsteam. Lo mismo Felix Bruzzone, que empezó con Tamarisco autopublicándose. Me acuerdo que lo escuché por primera vez en el Pachamama, que ya no existe más. Estas editoriales son las que le dieron dinamismo y lo siguen haciendo, siguen generando pequeños éxitos como Cometierra de Dolores Reyes”. * La crisis y la rebelión * ¿El 2001 como crisis? ¿El 2001 como rebelión? “Fue las dos cosas. Fue una crisis que produjo una rebelión, una rebelión real y concreta. Produjo pensamiento, posibilidades de mirarse a sí mismo. Ahora hay crisis pero no hay rebelión”, y agrega: “Es muy triste lo que te voy a decir pero yo creo que el 2001 fue derrotado. Fue la posibilidad de reconstruir y hacer renacer la política, es decir, la discusión sobre el destino de una nación, o de un planeta, porque hablar de nación hoy es casi absurdo. Eso fue reemplazado por lobbys, por negocios espurios, por descomposición completa. Durante bastante tiempo fue una moneda dando vuelta en el aire: si iba a ganar la política o si iba a ganar la descomposición. En este momento estamos en una situación horrorosamente parecida, igual no, porque nunca son iguales los momentos, y la política ha llegado a un nivel de descomposición escalofriante”. * “El 2001 fue un momento donde el tren de la historia se puso en marcha, yo me subí muy contenta, el tren paró, está parado; señor, hay que arrancar”, concluye la escritora y crítica argentina del otro lado del teléfono. * Una defensa a la libertad del arte contra los excesos de la corrección política 25/06/2022 * La escritora y crítica argentina Elsa Drucaroff fue una de las invitadas internacionales de la Feria del Libro de Praga. En esta entrevista, revela la truculenta historia que la une a Karlovy Vary y su convicción de que la literatura no debería ceder a ninguna bajada de línea. * La escritora argentina Elsa Drucaroff, una de las visitas internacionales a la Feria del Libro de Praga, es reconocida por leer, en modo sistemático, la literatura escrita por las generaciones más jóvenes de su país. * El resultado de ese trabajo lo plasmó en el libro Los prisioneros de la torre que publicó hace exactamente diez años. Pero gracias a su propia novela El infierno prometido, sobre la red de trata de personas Zwi Migdal, pudo viajar en 2007 a Polonia, donde participó del Festival de Cultura Judía de Cracovia. Del mismo modo, su contacto con República Checa surgiría a partir de un proyecto de novela de terror sobre Julia Pastrana, una mujer barbuda del siglo XIX que se convirtió en atracción de feria al ser explotada por su marido, el empresario estadounidense Theodore Lent, quien además tuvo directa responsabilidad en su muerte y hasta realizó un show exhibiendo su cadáver. * “La cosa es que el marido de Julia Pastrana, su explotador, cuando se queda sin ella, termina comprando otra mujer deforme, peluda, una Julia Pastrana dos, digamos, en Karlovy Vary, entonces yo tenía la obsesión como quería escribir esa novela, proyecto al que todavía no renuncié, de ir a Karlovy Vary. En realidad, quería pasar por todos los lugares por los que esta segunda Pastrana había pasado que no eran Cracovia sino Praga y Karlovy Vary, y así fue que me vine a Praga”. * Cuenta Drucaroff que los padres de Marie Bartel, esa segunda mujer cuyo síndrome se consideraba algo monstruoso, la tenían encerrada y el viudo de Julia Pastrana decidió comprarla. Lo interesante es que, a diferencia de lo que había sucedido antes, esta segunda mujer logró rebelarse y sobrevivir a ese inescrupuloso empresario que terminó volviéndose loco y muriendo en Rusia. Pero la historia, según cuenta Drucaroff, también tiene como escenario la gran ciudad balnearia checa. * “Es interesantísimo el asunto porque Karlovy Vary era un centro de veraneo y relax de la nobleza europea y de gente de muchísimo dinero y de la aristocracia, y era un lugar donde ser un deforme no era lo mejor que te podía pasar”. * Motivada entonces por ese clima tan enrarecido y truculento, tras visitar Cracovia, Drucaroff pudo avanzar en su investigación en Karlovy Vary, aunque por supuesto también estuvo algunos días en Praga, lo cual significó para ella una especie de viaje en el tiempo. “Tuve la sensación de estar en los libros de cuentos que yo leía cuando era niña, esos cuentos medievales del zapatero que se queda dormido y vienen los duendes y le hacen los zapatos mientras él duerme, había ilustraciones de callecitas así, con casitas así, tuve la sensación de estar adentro de un cuento de hadas”. * Sin embargo, el de los cuentos infantiles no era el único recuerdo de niña que la unía a Praga, ya que también había visto el tradicional teatro negro en una de sus giras por Argentina. Más adelante, una película de 1963 vinculada también a esa misma estética, y filmada en la ciudad de Telč, marcaría su adolescencia: Un día, un gato (Až přijde kocour) de Vojtěch Jasný, sobre un gato con lentes que, cuando se los saca y mira a las personas, desnuda su esencia a partir de los colores que aparecen. Ese film, que cuenta con la actuación estelar de Jan Werich y ella considera absolutamente mágico, comienza con la imagen de un hombre barbudo en medio de un gran reloj. * “Un hombre grande que, con mucha picardía, dice: ‘¿sucedió o no sucedió?’ Y empieza la historia, y es la historia de un gato mágico, en realidad es una alegoría contra la burocracia soviética, una alegoría contra la mediocridad de la vida y del estado totalitario”. LA CENSURA * Drucaroff regresó a Chequia en 2010 como turista, y otra vez visitó Karlovy Vary, una ciudad en su opinión muy romántica e ideal para hacer excursiones. Más de diez años después vino a Praga para dar una charla junto a la hispanista Carla Mizzau titulada '''“La irresistible tentación de la censura”, sobre los intentos cada vez más frecuentes por restringir la libertad literaria.''' * Drucaroff expresa que fue muy interesante abordar ese tema en el contexto de la guerra, aunque entiende que algunas de esas censuras sucedieron en Europa, '''justamente a raíz de la invasión a Ucrania, la censura contra la lectura de los clásicos rusos como Dostoievski.''' También cuenta que hasta hubo intentos de prohibir Harry Potter por la angustia que puede generar en los niños y luego están las '''censuras de lo que ella llama un “realismo feminista”,''' aunque enseguida deja en claro que ella misma se considera feminista.“No estoy hablando desde una crítica al feminismo, pero sí estoy hablando desde una crítica a '''perder de vista la libertad de imaginar del arte y a juzgar a las obras de arte por su mensaje explícito cuando una obra de arte siempre es mucho más que su mensaje explícito”.''' * Drucaroff entiende que no se puede juzgar un libro por lo que piensan sus personajes ni tampoco imponer lo que deben decir, ya que eso atenta contra una de las características más básicas del arte: su naturaleza desestabilizadora contra cualquier tipo de certeza religiosa, política o de género. La tentación tan actual de cancelar obras de arte proviene, según Drucaroff, de que existen relaciones muy contradictorias entre el arte y la sociedad. * '''“Ahora parece que cualquier tipo de obra de arte donde haya cosificación de las mujeres, violencia o abusos sexuales... se identifica inmediatamente a la obra con una especie de manual de instrucciones para la vida, o imaginate si empezamos a prohibir obras antisemitas, prohibimos El mercader de Venecia que es antisemita, pero es una obra genial. Además, cuando una obra es genial de alguna manera hasta cuestiona incluso lo que está diciendo”.''' * Autora de ensayos, novelas y cuentos (su libro de relatos Checkpoint fue publicado por la editorial Páginas de Espuma), '''Elsa Drucaroff advierte, en definitiva, contra el exceso de corrección política''' que, en su opinión, surge del miedo a sacudir certezas, cuando, en realidad, esa misma agitación es la que posibilita la coartada de pensar '''la ficción agita e implica nada menos que la posiblidad de pensar.''' ------ * Las fisuras de la nueva narrativa- Elsa Drucaroff, en “Los prisioneros de la torre”, analiza algunos autores de la postdictadura, critica a la Academia y termina siendo, a veces, reduccionista. 14/11/2011 Actualizado al 08/12/2016 21:07 • Clarín.com • Revista Ñ • Literatura • Reseñas * Los prisioneros de la torre. Política, relatos y jóvenes en la postdictadura propone una discusión sobre la nueva narrativa argentina surgida después de la “generación de militancia”. El ensayo toma autores que empezaron a publicar en 1990, establece delimitaciones históricas que considera claves y presenta un concepto literario generacional que traza una primera generación postdictadura a partir de Malvinas, y otra que surge en el 2001. Ese es, a grandes rasgos, el territorio de lectura: con la generación precedente, “militante”, que cuenta con un proyecto político fracasado y treinta mil desaparecidos, en su mayoría jóvenes, y la generación siguiente, signada por el trauma del vacío político heredado y la falta de proyecto vertebrador, además del genocidio, del que aún penden muchas deudas y ocultamientos. * Esta fisura en la historia que marcó el crimen del régimen iniciado en 1976 parece ser también una rajadura en el estilo. La generación de los mayores (de militancia) no ha mirado de frente las cosas. Drucaroff critica a esta generación, dueña del capital simbólico, de una lectura de la historia, que sin hacerse cargo de sus errores postergó e inferiorizó a la generación siguiente. Este es el sentido de su rechazo a la actitud de los principales actores de la Academia (pertenecientes a la vieja generación de militancia), identificada con el nombre de “crítica patovica”. La figura que utiliza es elocuente y afortunada, dado que recoge parte del sentido gráfico esperpéntico propio de la generación a la que este libro intenta reconocer: tenés que mostrar un lucimiento modal que te permita el acceso al boliche donde se hace la literatura nacional. Aunque menor, la crítica también está dirigida a los sectores de las nuevas generaciones que buscaron un sustento en sus mayores a pesar del rechazo. * A través de la disidencia con Beatriz Sarlo, Alan Pauls, Noé Jitrik y bastante menos con David Viñas –de quien toma importantes conceptos para clasificar las diferentes apariciones del trauma político en la nueva literatura– Drucaroff intenta ir sobre los criterios que se manipulan para garantizar legitimidad o exclusividad, en una especie de danza de la intelligentzia. Se pregunta, entonces, sobre las causas de un panorama atomizado que contribuye a que no se vean todas las obras que están ahí, como riqueza abandonada. Entre los integrantes de esta generación ubica a Marcelo Figueras, Martín Rejtman, Rodrigo Fresán, Ignacio Apolo, Mariana Enríquez, Lucía Puenzo, Shila Vilker y Pola Oloixarac, entre muchos otros.Sumergirse en los libros * La idea fuerte radica en que la vieja generación del fracaso y de la muerte, en posición dominante, ha ejercido una presión de desconocimiento insana, lo que provocó el problema de visibilidad, integración y reconocimiento general para las generaciones de postdictadura. Esto condujo a la creencia de que en narrativa argentina nueva no pasa nada. Drucaroff, desde una visión en principio autocrítica, recorre los ámbitos, en muchos casos underground, de la nueva literatura para decir que pasan muchas cosas. Uno de los méritos principales de Los prisioneros de la torre consiste en que refiere abiertamente que buena parte de la crítica literaria no cumple con la debida función de leer, al deformar conceptos teóricos o emitir juicios que denotan falta de conocimiento del autor u obra en cuestión. * Si bien la autora describe con detalle y precisión los procesos sobre los que discute, ocasionalmente incurre en situaciones dicotómicas que habiendo sido evaluadas con rigor se resuelven con sentencias reiteradas y abruptas, cuyo efecto resulta algo reduccionista. Es el caso de la fatal imagen de los treinta mil desaparecidos, o bien, la relación entre literatura y mercado que, en uno de los encontronazos que tiene con Sarlo, concluye limitada al prejuicio que hay sobre el hecho de vender. En cuanto a la crítica que hace de César Aira, se ha dicho que Drucaroff le reprocha su “banalidad”, por lo que cometería el mismo error que pretende criticar a sus colegas: el de no saber y no querer hacer una lectura de la relación política en la nueva narrativa. * No considero que esa crítica sea pertinente, porque Drucaroff pone en contexto el gesto de Aira y en ese “culto a la banalidad” lee una literatura, por decirlo así, sin volumen histórico. Además, señala que las nuevas generaciones toman de Aira cierta libertad de la trama y el divague específicamente lexical que utilizan a su modo. * La plataforma de análisis incluye a 150 autores, por lo que, además de ser única, resulta adecuadamente amplia. El ensayo adhiere a una renovación para romper así la cristalería de sentidos que el campo intelectual ha generado con los años, elabora un mapa de autores como respuesta a la falta de encuentro entre la narrativa argentina y el lector, reflexiona sobre los modos en que aparecen el horror, la ausencia y el tabú, derriba mitos y confirma que los emergentes elaboraban símbolos mientras otros solo dormían. ---- * La literatura a través de la mirada de Elsa Drucaroff 04/05/2022 Radio Nacional * La curadora y coordinadora del ciclo Diálogo de escritoras y escritores de la Argentina, organizado por la Fundación El libro, Elsa Drucaroff, dio detalles del conversatorio que se estará llevando a cabo en la Sala Victoria Ocampo en la Feria del Libro de 18,30 a 19,30 horas. El ciclo será inaugurado por Mariana Enríquez que conversará con Elsa. * Asimismo, la docente destacó el rol de las escritoras femeninas, las cuales “no éramos tomadas en serio. Escribíamos, teníamos a veces mucho éxito comercial, pero enseguida éramos empujada al nicho de lo comercial o directamente éramos completamente ignoradas”. * Sumado a eso, Elsa habló de la relación entre escritura y militancia, a lo que manifestó: '''"Me parece que la militancia es una actividad voluntaria y comprometida con una causa colectiva, el problema es cómo se usa, ya que (como ejemplo) el periodismo militante puede llevar al periodista a no informar noticias que periodísticamente deban ser informadas”.''' ---- * el pasadizo secreto de elsa drucaroff * Tener una vulva no te caracteriza ---- * 14.07.2024 * https://www.pagina12.com.ar/751049-el-pasadizo-secreto-la-autobiografia-de-elsa-drucaroff * "El pasadizo secreto", la autobiografía de Elsa Drucaroff * En El pasadizo secreto, Elsa Drucaroff aborda un viaje literario y personal hacia su formación como feminista, como intelectual y militante: mediante recuerdos y una memoria tan atenta al detalle como al fragmento, reconstruye las escenas que van fundando cierto modo de ser mujer. Desde el contacto fundacional con la escritora feminista italiana Luisa Muraro, las relaciones de pareja, el manejo del dinero y hasta la tentación de la prostitución, en esta entrevista Elsa Drucaroff vuelve sobre sus propios pasos de un periplo vital. * El pasadizo secreto: escenas de una autobiografía feminista es la última obra de Elsa Drucaroff, autora de una gran cantidad de textos críticos y ficcionales. En este libro, emprende un viaje personal y literario hacia la “conciencia” feminista, desde un enfoque que abona la intersección entre la experiencia autobiográfica y la dimensión teórica. El título "El pasadizo secreto" redobla la apuesta semántica e ideológica, en tanto sugiere la existencia de un camino oculto, que la autora decide tomar en algún momento pero para redirigirlo y sacarlo de la oscuridad en situaciones cruciales de su vida. Una de ellas es el encuentro presencial y fundamental con la pensadora feminista italiana Luisa Muraro. * Desde sus primeras interrogaciones sobre la condición femenina hasta su encuentro formal con el feminismo en Italia a los 24 años, Drucaroff destaca cómo el impacto de figuras femeninas, en particular la de su madre, han intervenido en su visión del mundo y su obra literaria. * Ella elige un método fragmentario de composición, que desafía los órdenes narrativos convencionales y, así, puede leerse como correlato formal de la complejidad que implica abordar con rigurosidad y en el tono justo las existencias femeninas. Una apuesta que invita a los lectores a preguntarse por problemáticas centrales como la autonomía simbólica y la autoridad femenina. * Drucaroff recuerda cómo se convirtió en feminista en Milán mientras observaba desde afuera la Librería delle Donne, donde trabajaba Muraro, quien ahí mismo la instó a descubrir "el pasadizo secreto que une los dos viajes". Una metáfora que alude a esa zona escondida que cuando se manifiesta sale a la luz como una verdad que, aunque conocida, es difícil de expresar. * La apertura del pasadizo secreto es una experiencia poderosa como la de abrir un cofre y encontrar el tesoro, abrir una puerta y dar con el camino, es decir enfrentarse a nuevas formas de la percepción, personales e intelectuales de estar en el mundo. La autora ejemplifica con una escena propia muy potente y conocida para muchas mujeres: la falta de autonomía simbólica que en cierto momento tuvo frente a su pareja, quien controlaba aspectos cotidianos como el manejo del dinero. Esta situación la llevó a confrontarse con su propia autonomía y a redefinir su dignidad, lo que marcó un punto decisivo en su desarrollo personal y feminista. * ¿Por qué decidiste estructurar el libro en escenas o fragmentos? ¿Hay una apuesta feminista en esta forma de organizarlo? -Tal vez sí. Hay un linaje de obras feministas con escritura relativa o derivativa donde una mujer se va pensando a sí misma mientras repasa sucesos de su propia vida, o de las vidas de otras mujeres, y a partir de eso hace teoría feminista, historiza, organiza argumentos políticos. Libros tan diferentes como Memorias de una joven formal, de Simone de Beauvoir, Tres guineas y Un cuarto propio, de Virginia Woolf, el “Stabat Mater” de Julia Kristeva o Teoría King Kong, de Virginie Despentes, muestran estructuras atípicas. Maglia o uncinetto, un clásico de Muraro que acá no se conoce pero que me partió la cabeza a los 30 y me la sigue partiendo, también tiene por momentos esa estructura de ir y venir de la biografía personal a la reflexión, de la exposición más sistemática y abstracta que cruza semiótica, filosofía, psicoanálisis, a la asociación libre. Las formulaciones cartesianas, sostenidas en una forma legítima del encadenamiento lógico, que suelen articular los ensayos, suponen la fantasía de que es posible captar una totalidad. El razonamiento “total”, cerrado con moño, se lleva mejor con la fantasía masculina del uno total, de lo pleno y homogéneo, que con las preguntas femeninas por la autonomía simbólica. * Para El pasadizo secreto empecé a escribir “tanteando teclas para ver qué se abría” y sentía que esas escritoras abuelas, madres o hermanas que mencioné, y claro Luisa, me autorizaban a explorar así, en un libro que no se parecía a nada de lo que había escrito. Hubo un momento en que entendí que lo fragmentario y derivativo podía armar no obstante una estructura y que era en definitiva un artificio literario, un procedimiento que también podría manejar fríamente, pero esa parte la dejé para las numerosas correcciones posteriores, donde pulí y reorganicé y sobre todo taché. No es que el libro actual es resultado de un espontaneísmo salvaje, pero sí hay un sentido político y vital en ese armado. * ¿Tu contacto con el mundo literario estuvo marcado por el feminismo, incluso quizá sin saberlo? * -Más que por el feminismo, por ser mujer en un mundo patriarcal. Nos pasa a todas, le pasa a una señora coya en La Quiaca, a una mujer talibana y a Kristalina Giorgieva. Mi contacto con el mundo literario estuvo condicionado primero y fundamentalmente porque soy mujer. En los 80, cuando empecé, no era fácil que a una mujer la tomaran en serio como escritora y me costó muchísimo abrirme camino. Tenía más de 40 cuando apareció mi primera novela, La patria de las mujeres, en una colección sin el menor prestigio, una de “literatura para mujeres” que ningún suplemento cultural reseñaba, la crítica académica jamás la leía y se reía de ella. * Estoy muy agradecida a la colección Narrativas Históricas de Sudamericana, y a mi maravillosa editora de entonces, Paula Viale. Sin ese agujerito que me abrió el mercado aquella vez, y me lo abrió por ser mujer, nunca hubiera logrado publicar. Juan Forn me confesó que habían descartado sin leerlo un original mío a la basura que había presentado para Biblioteca del Sur. No era nada contra mí, era el modo de hacer orden ante muchos anillados en el escritorio. Es un error tomarlo como algo personal, por ofensivo que sea. Responde a ese micromachismo por el que si hay originales de desconocidos y hay demasiados y hay que elegir, el destino de una obra desconocida puede ser la basura. El machismo no es necesariamente consciente y lo tienen varones y mujeres. A lo mejor a ese original lo descartó una secretaria. Me alegra que hoy haya tanta buena literatura escrita por mujeres y que hayan logrado ser reconocidas tanto por la multitud lectora como por la crítica. * AMOR Y LIBERTAD * Drucaroff comenta que su madre se proclamaba feminista, un acto de valentía en los años 50 y 60. Aunque critica algunos aspectos del feminismo de su madre, le reconoce la transmisión de conciencia política sobre su condición de género y el derecho a cuestionarla. Según la autora, el feminismo es una pulsión de libertad y las diferentes corrientes feministas son exploraciones político-intelectuales de esa pulsión. * A pesar de tener una madre autoproclamada feminista y de practicar un feminismo intuitivo con amigas, solo se identificó plenamente a los 24 años en Italia, durante una etapa de transición personal, cuando conoció a otras mujeres que le presentaron un feminismo masivo. Ya no era una excentricidad de su madre. Estas mujeres la conectaron con verdades nuevas y modos distintos de encarar la vida. Drucaroff explica que su feminismo está visceral e intelectualmente enraizado en su obra. Sus ficciones no buscan demostrar teorías feministas ni usar un modo didáctico sino que exploran contradicciones, ironías y paradojas. Sus historias surgen de su imaginación libre y de sus personajes, y las palabras están en función de objetivos estéticos y no políticos. Sin embargo, su feminismo, al igual que su clase social y su biografía, son parte constitutiva de su cuerpo y mente, influyendo inevitablemente en sus ficciones. En su producción académica, asume un proyecto intelectual feminista desde el comienzo. Comprometida políticamente, utiliza herramientas teóricas para analizar las variables de género y clase, proponiendo la lectura de la literatura y discursos sociales a través de las categorías de Orden de Géneros y Orden de Clases. * ¿Cómo articulás el concepto del amor, en sus formas románticas, posesivas, con el de la libertad desde una perspectiva feminista? * -El amor falo-logocéntrico está intoxicado por la fantasía de la homogeneidad, por algo que descubrió otra gran filósofa feminista, Luce Irigaray, y que llama “terror a la diferencia”. La fantasía es que el amor borra la diferencia y dos distintos se hacen uno, se vuelven totalidad. En la práctica, amar así se vuelve una pesadilla donde cada amante ansía el control y la posesión del objeto amado para que se integre, y sean uno. Pequeño detalle: ese “objeto” es una persona otra. Amar a “nuestra media naranja” sería amarnos a nosotros mismos, no tiene la menor gracia, salvo para el narcisismo. No hablo necesariamente de amor heterosexual, el amor cae en las trampas de la posesión en todos los géneros porque así como ser mujer no nos vuelve feministas, ser gay o trans no nos libra de la mezquindad que nos propone el patriarcado. El amor real es un constante trabajo de construcción que empieza después del enamoramiento y es mucho más interesante y poderoso y es el que puede durar. Lacan lo llamó amor-sin-fin pero salvo decir que tenía que estar más allá de la ley del falo, lo cual está muy bien, lo dejó en una nebulosa mística. En mi experiencia, es un trabajo complejo, gratificante y de por vida, en un vínculo entre dos sujetos activos que trabajan constantemente para renunciar a la fantasía de completud y se eligen desde su diferencia. * Es muy difícil, supongo, sostenerlo en la vida cotidiana. * -Es todo un desafío que da felicidad y también sufrimiento, pero mucho más se sufre si se concibe el amor como el encadenamiento de dos almas y dos cuerpos que se comprometen a ser para siempre un sola cosa homogénea y sin grietas, donde cada integrante de la relación tiene derecho a exigirle a la otra persona que no sienta ni viva nada importante si no es con él (o con ella), que no desee afuera, que no le interese ninguna otra cosa y que si algo de eso pasa, sea prueba de que traicionó el compromiso de que dos serían uno. Nunca me cerró la fidelidad, ni siquiera cuando era adolescente y con 16 tuve mi primer novio, locamente enamorada. El deseo se me declaró en asamblea permanente con él, y conocí y conozco la posesividad y los celos. Pero nunca me convenció que esos sentimientos fueran razonables, aunque no los pudiera manejar. Me preguntaba a mí misma: ¿vos te vas a acostar con un solo hombre en toda tu vida?, ¿el máximo logro de una mujer es llegar a un amor tan pero tan pleno que el mundo entero desaparece?, ¿el cuerpo jamás tendrá la posibilidad de darse a otra persona? La fidelidad sexual como exigencia es sádica y mezquina. La lealtad no, la lealtad es un valor fundante para cualquier vínculo que valga la pena, qué decir para el amor de pareja. Pero exigir a alguien que su rico mundo deseante empiece y termine en mis caderas y prometerle que durante toda mi vida me va a pasar lo mismo con las suyas es automutilarse. Incluso si no tengo ganas de estar con otra persona, lo que por largos momentos me ocurrió con algunos hombres y claro con el Hor, mi pareja desde hace décadas, seguir mi deseo no es lo mismo que hipotecárselo a otro con promesas eternas. Hoy sé que se puede amar a dos personas a la vez y que son amores distintos; como con cada hijo o hija. Me pasó, le pasó al hombre que elegí y sigo eligiendo. Hoy el amor y el deseo siguen siendo una inagotable sorpresa para mí. Decidí escribir esto porque ayuda a la felicidad, a lograr eso tan difícil que es sostener una pareja, aunque soy consciente del riesgo que lleva. * De qué manera creés que los feminismos han transformado las nociones de amor y las relaciones sexuales y afectivas? * -Distintas corrientes feministas cuestionaron que los hombres tengan el derecho de apropiarse de las mujeres y controlarlas, que circulen como golosinas para que el tipo que quiere estire la mano y las tome. O cuestionaron que aquel hipócrita “no” de las mujeres que quería decir sí, esa treta de débil que enseña el patriarcado, fuera el único NO que una mujer podía decir, y reivindicaron nuestro derecho irrenunciable al NO y me (nos) ayudaron a escucharlo en nosotras y a hacerlo valer tanto como el “sí”. Y, sobre todo, ciertas corrientes feministas denunciaron, tras la fantasía del amor como encuentro donde dos se vuelven uno, el odio/terror a la diferencia que funda a la cultura patriarcal. Se hicieron investigaciones filosóficas e históricas, como las pioneras de Luce Irigaray. Además todo esto aparece muy trabajado en un hermoso libro de Muraro titulado El Dios de las mujeres. * ¿Creés que el patriarcado se cayó con las conquistas y adquisición de derechos o simplemente se ha transformado? * -El patriarcado, que tiene miles de años, no es un gobierno que puede “caer”, es un modo de producción de subjetividades, produce varones, mujeres, gays, lesbianas, trans. Si hubo alguna cultura no signada por la opresión a las mujeres, no han quedado registros fehacientes. La lucha no empezó en 2015 con Ni una menos o la ola verde. Nuestro inconsciente es patriarcal y si para algo las feministas debemos usar a Freud y Lacan es para tomar sus descripciones como la denuncia de hasta dónde los inconscientes humanos están signados por el patriarcado. Sé que lo que la especie humana viene haciendo es horroroso y que el patriarcado es cómplice fundante de todas las injusticias humanas, también la de clase. Como muestro en Otro Logos el capitalismo surgió tomando del patriarcado elementos clave: el fetichismo, el deseo fálico. Y toda la desigualdad de clases está atravesada por la determinación a “tener”, parece que esta obsesión por “tener” y construir gente que “no tiene” se rastrea en algo tan ancestral como absurdo: el “sentido común” que divide la humanidad en hombres que “tienen” y mujeres que “no” porque “les falta”, como si tener una genitalidad que se despliega hacia adentro en lugar de colgar entre las piernas fuera tener vacío y la mujer fuera “castrada”. El capitalismo no es un modo de producción de personas sino de riquezas, tiene cuatro siglos apenas y no es tan difícil de hacer caer. Imaginate hacer caer el patriarcado. “Se va a caer” es una consigna que yo también puedo corear en un arrebato de euforia, pero esa no es la posibilidad política de transformar que puede aportar el feminismo. El patriarcado se tiene que ir cayendo dentro de cada una y entre nosotras, siempre en tiempo presente, porque si lo dejamos suelto es seguro que regrese. * Mencionás que consideraste ser prostituta por una semana. ¿Qué te llevó a esta posibilidad y qué conclusiones sacaste de esa experiencia? * -Cuento en detalle esta experiencia en el libro. Estaba sola y lejos en Italia, necesitaba trabajo, no quería seguir limpiando casas y cuidando bebés. La posibilidad se me presentó de modo encubierto: un tipo me entrevistó para trabajar en una agencia de acompañantes para convenciones empresariales y me dijo que incluía servicios sexuales. Lo escuché, lo evalué y dije que no. Lo importante fue qué cosas escuché, qué cosas evalué y por qué finalmente dije que no. Y sí, cada uno de esos pasos fue una gran experiencia: haber realmente escuchado la propuesta, haberla evaluado con toda la honestidad, profundidad y coraje que fui capaz de tener pese al miedo y la adrenalina, y haberla desechado no por mandatos morales, sino por reconocer finalmente dónde estaba mi deseo. Fue un ejercicio de libertad muy sartreano. Aquella semana repensé toda mi vida hasta ese momento, fue un checkpoint, para usar una metáfora que titula un libro mío de cuentos. Lo esencial no fue que decidí no prostituirme, lo esencial fue que la decisión se volvió un método vital. * En su libro y en sus declaraciones, Drucaroff sugiere a las jóvenes, declaradas o no feministas, que busquen su propia voz y no se dejen encerrar artísticamente por mensajes previos, incluso feministas. Las anima a valorar sus experiencias como mujeres más que por cualquier discurso ajeno, por prestigioso que sea porque el arte se crea buceando pulsionalmente en las contradicciones. Recomienda leer a Virginia Woolf para apreciar la extraordinaria vigencia artística y política de su pensamiento. A las escritoras las alienta a leerse entre ellas, a elegirse como referencias para pensar teoría y política. De este modo es posible armar un linaje de pensadoras, que no significa dejar de leer a los hombres ni renunciar al pensamiento consagrado y a la literatura canónica, mayoritariamente masculina. Pero como ellos ya tienen autoridad, el trabajo hay que hacerlo sobre el pensamiento de las mujeres que aún carga con desautorización. En este sentido, da el ejemplo de Luisa Muraro: aunque ella no se ha conocido en muchos lugares, bastó la voz de Toni Negri para autorizarla. Negri afirmó que, junto con Tronti, es el principal aporte al marxismo del siglo XX que hizo Italia. Drucaroff reflexiona que si es un hombre quien la legitima, el patriarcado sigue prevaleciendo, entonces son las mujeres quienes pueden transformarlo, autorizándose y apoyándose en el pensamiento original de sus maestras. De esas formas, los pasadizos secretos se irán revelando y rebelando, y abriendo espacio para una comunidad desigual, cuyas fortalezas y agencias si bien han estallado en los últimos años cuentan con raíces más profundas, complejas y antiguas. ---- * https://www.facebook.com/reel/1702420670562354 ---- * Elsa Drucaroff: «la amistad entre mujeres es un hecho político» * Claudia Quiroga 28 junio, 2024 * Con Fervor entrevistó a Elsa Drucaroff. Reciente ganadora del Premio Konex 2024 por el ensayo literario Fémina infame. Género y clase en Roberto Arlt (2022). * Este premio llega junto al lanzamiento de su nuevo libro El pasadizo secreto. Escenas de una autobiografía feminista, de Editorial Marea. Este libro fue escrito en un 80-90% en pandemia, por lo menos, en su primera versión, donde el material se encaminó hacia un diálogo presente-pasado con una estructura derivativa de asociación libre y de trabajo con lo personal. Un viaje previo, un reencuentro con la filósofa italiana Luisa Muraro y el grupo Diotima* aventuraron la escritura. En esta charla, Elsa se expresa como feminista, desde su hacer socio político, comprometida con temas complejos y muy concretos de género. * Con Fervor: ¿Qué diferencia encontrás con tus producciones anteriores? ¿Es la primera vez que te expresás con una escritura autobiográfica? * Elsa Drucaroff: Es absolutamente la primera vez. Siempre trabajé, particularmente en los ensayos, no tanto en la ficción, muy pegada a mis pulsiones, a mis preocupaciones viscerales, a mis experiencias. Analizar literatura, reflexionar sobre la cultura, sobre el estado de la producción de discursos y significados en la sociedad argentina, siempre, estuvo totalmente atravesado no por un interés puramente académico y de paper, sino, por algo que ponía en juego mi experiencia, mis preocupaciones reales, existenciales con mis análisis. De hecho, en Los prisioneros de la torre me acuerdo que, cuando lo terminé, escribí que me había dado cuenta de que hacer crítica podía ser una actividad de alto riesgo, en el sentido de cómo te transforma personalmente y de todo lo que vos jugás en lo que estás leyendo y el diálogo vivo que se produce entre tu objeto de estudio y vos misma. * Pero, nunca jamás había cruzado lo autobiográfico con la escritura de ficción. La escritura de ficción, como cualquier actividad artística, se hace siempre desde algún lugar donde entran los afectos y entra lo personal, pero, en el esfuerzo de construir un mundo ajeno y de construir personajes y de imaginar historias que no son las tuyas. En cambio, este libro es un libro jugado para mí, es un libro personal, es un libro hecho con mi vida, en escenas. * CF: ¿En qué momento comenzó a gestarse? ¿Hubo algún ideario para ponerte a escribir este libro? * ED: Creo que ya estaba la idea de trabajar sobre estas escenas autobiográficas. Empecé cuando volví del viaje a Italia, entre octubre y noviembre de 2019. Más allá de que hice muchas otras cosas en ese viaje, lo siento, un viaje a Luisa Muraro. * Vuelvo con todas las horas y horas de charla con ella grabadas, con materiales bibliográficos nuevos, con libros de Diotima y, como le digo a Luisa y está en el libro, sin tener la menor idea de qué tipo de libro iba a hacer. Lo dejé en reposo y en enero empecé despacito a escribir intuitivamente la escena inicial del tren y me encontré con una tercera persona para hablar de mí en el pasado. * CF: ¿Cómo asumiste ese momento? * ED: Me asustó un poco, porque no era mi estilo exponer así las cosas y ahí fue cuando tuve algunas charlas de gente que agradezco. Uno de esos colegas, fue un gran escritor, Andrés Neuman, con quien tuvimos una larga charla virtual, donde me alentó fuertemente a que viera qué pasaba si iba por ese camino. Y bueno, se fue armando medio sobre la marcha, hubo un momento donde tuve claro lo que estaba haciendo: una estructura derivativa de asociación de ideas, donde se pasaba de la teoría al testimonio periodístico, del encuentro con ella y, de eso, a mi propia vida y a la narración. El libro tuvo su primera versión terminada, que era mucho más larga, más o menos, en marzo del año siguiente, del 2021. * CF: ¿Cómo encontraste ese equilibrio que vemos condensado en el libro? * ED: Me costó mucho hacerlo, ahí tuve, también, muchas ayudas que están detalladas en los agradecimientos, que fueron fundamentales. Mucha gente querida, a quienes les gustaba el libro y leyeron tramos, eso ayudó. Y, sobre el final, en la última edición, mi editora, Constanza Brunet (directora de Marea Editorial), fue central. Están mencionadas/os todas/os, porque era un libro tan personal que había momentos donde me costaba mucho entender cuánto era interesante y cuánto era mi propio ombligo. * CF: ¿En qué momento de tu vida asumiste el compromiso feminista? * ED: En mi viaje de juventud a Italia lo habité, volví de Italia siendo feminista. Ya tenía una madre que se autodenominaba feminista, lo que me pasaba era que no estaba de acuerdo con el modo en que ella encaraba eso, pero, ese permiso lo tenía. * CF: Algo de esto se refleja en el libro, ¿por qué no estabas de acuerdo con sus modos? * ED: Porque no lo encaraba de una manera solidaria y hermanada con las demás mujeres, lo encaraba desde un lugar donde ella era una mujer especial, que de algún modo se diferenciaba de las demás y no caía en las trampas de todas las demás. Había desprecio por las demás mujeres, había un sentimiento de superioridad, no la encaraba preguntándose por sus propias contradicciones. Por más feminista que fuera, a mi hermano le enseñó a manejar a los 13 años y a mí no. A mí me persiguió en mi libertad sexual como cualquier mujer de esa época y peor. O sea, hubo cosas que sí transmitió, pero muchas que no. * CF: ¿Cómo transitás el feminismo? * ED: Yo considero que el feminismo es un desafío muy fuerte para una mujer. La primera tarea que tiene que hacer una feminista es entender cuánto sexismo, cuánto machismo, cuánta desjerarquización tiene incorporada adentro de su alma, cuánto permite a los demás que actúen según esa desjerarquía y cuánto actúa una misma según esa desjerarquía. Para mí, el feminismo es un compromiso de autocrítica también. * CF: ¿Cómo observás a los feminismos en la Argentina a partir del 10 de diciembre, qué riesgos estamos corriendo con esta emplazada de la derecha? * ED: La Argentina tuvo una absoluta ausencia de perspectivas feministas. La radicalización de la izquierda argentina en la década del 60-70 fue profundamente machista y las mujeres no se plegaron para nada a perspectivas feministas, al contrario. Primero el partido, primero papá partido. Ni siquiera pensando que había problemas específicos de nosotras como mujeres. La ola feminista nuestra, real, empieza con Ni Una Menos en 2015, sigue con La Ola Verde. El feminismo es una posición política que tiene que ver con cuestionar la desjerarquización, la opresión de más de la mitad de la humanidad y la convicción milenaria, de la cual no hay memoria hacia atrás, de que los hombres tienen que mandar y tener el poder. Esa convicción atravesó clases sociales y construyó cultura. * Dado que las mujeres somos más de la mitad de la humanidad y dado que hay infinitas mujeres de diferentes características, es muy difícil decir qué nos junta. Qué me junta a mí con una mujer que apoya a los talibanes en Irán o con una colla del Altiplano, es muy difícil pensar todo esto en un bloque, hay un montón de problemas teóricos y un montón de problemas políticos. * Además, están las que se perciben mujeres y quieren ser mujeres. A esta diversidad la podemos nombrar como distintos feminismos. Yo no estoy tan de acuerdo en que todos los feminismos en el fondo sean plurales, necesarios y podamos convivir en paz, para nada. * Me parece que buena parte de los problemas que se están teniendo, cierto retroceso de esta última ola feminista en el mundo y, particularmente, de esta primera y tan poderosa ola feminista en la Argentina, digo, primera como ola masiva, porque el feminismo tenía historia en la Argentina, en buena parte es responsabilidad de errores muy grandes que se cometieron en medio de la euforia y con mucha falta de reflexión y de lectura. * Vos me preguntás cómo veo la situación ahora y la veo muy mal. Por un lado, las discusiones que dividieron salvajemente al feminismo y los niveles de violencia en los enfrentamientos entre feministas, que a mí me horroriza. Por el otro lado, creo que la reacción de la derecha es feroz. La derecha ha traído y ha vuelto a poner blanco sobre negro el machismo, pero, de ninguna manera es verdad que el machismo está solamente en la derecha, para nada, como se vio cada vez que hubo problemas parlamentarios importantes para decidir. Tanto la lucha por el cupo del 30% en los noventa, como la lucha por la legalización del aborto, como la lucha por el divorcio fueron luchas que mostraron que atravesaban transversalmente todos los partidos políticos. * CF: ¿Cuáles fueron, particularmente, los errores del feminismo? * ED: La cultura de la cancelación gozosa y exagerada, la victimización. Una cosa es reconocer que somos la parte de la humanidad oprimida y que estamos construidas desde la opresión y denunciar esa injusticia y otra cosa es plantear que lo único que somos es víctimas pasivas. A ver, a los hombres los crían mujeres, ¿sí? A los energúmenos que hablan por televisión contra el feminismo hubo mujeres que les fregaron el piso, les lavaron los calzones y los acostumbraron a ciertas cosas, los dejaron tener el poder. Esto no significa que yo crea que esas mujeres son mis enemigas, ni que yo crea que esas mujeres no pueden ser feministas. Tendríamos muchas cosas para mirarnos a los ojos y para decirnos, pero, desde un lugar de autoexigencia, de rehacernos y pensarnos. * CF: Muchas de las personas que venían militando a instancias feministas en los últimos años son mujeres que han arribado, en esta última década, a lugares de toma de decisiones, a tal punto que hemos llegado a tener un Ministerio de las Mujeres, Género y Diversidad, recientemente desmantelado como subsecretaría, también. * ED: Hoy, no tenemos un montón de cosas. A mí no me parece mal que haya un Ministerio de la Mujer y, por supuesto, que me parece horroroso lo que han hecho. Pero, creo que el fondo de la transformación del feminismo no pasa por tener un Ministerio de la Mujer. * CF: Volviendo al libro y tu encuentro con Luisa Muraro, ¿cómo incidió en tu pensamiento? * ED: Yo encontré la palabra de Luisa cuando tenía apenas treinta y pocos y una amiga, Moira Fradinger, me pasó unas fotocopias y leerla me voló la cabeza. La seguí leyendo y gran parte de mi producción teórica está muy influida por ella, no porque esté 100% de acuerdo con ella, tengo algunas diferencias, pero, aún no estando de acuerdo, es un pensamiento de una riqueza, una pregnancia, una profundidad, un valor político impresionante. * En 2019, pude conocerla y pasar diez días conversando con ella y las filósofas de Diotima. Una frase fundamental de este grupo: entre una mujer y yo el mundo, entre el mundo y yo otra mujer, para indicar que la transformación feminista no se hace una sola mirándose al espejo, se hace en un intercambio comunitario con otras mujeres. Mediamos entre nosotras nuestro conocimiento y nuestro manejo sobre el mundo. * CF: Esto estuvo muy presente desde 2015 con el trabajo en colectivas. * ED: Por supuesto. El encuentro en las calles era eso. * CF: Fue una diplomatura urgente de saberes, socializando maneras de hablar y símbolos, como el pañuelo verde ¿Fue coherente el encuentro humano con las mujeres de Diotima? * ED: Si, lo encontré y espero haber podido contarlo en el libro. Una enorme coherencia y un contacto muy vital. El saber surge entre ese contacto entre mujeres, siempre experiencial y siempre de discusión e intercambio. El saber surge de temas que te atañen. Luisa Muraro, en ese sentido, fue muy transparente conmigo. Las charlas que mantuve con ella, por momentos eran casi mayéuticas, casi socráticas y me preguntaba: ¿Por qué te importa esto? ¿Por qué me traés este problema? ¿Qué te atañe a vos? Ella se manejaba como si yo tuviera verdades internas que ella me tenía que ayudar a descubrir, mucho más que te ilumino y te hablo. Eso me parece es super coherente con las formas de acción. También, el cariño y la generosidad con la que me recibieron y el apoyo que me dieron en sentido afectivo. Las mujeres de Diotima dicen: nosotras somos una comunidad afectada por algunos problemas que nos atraviesan y otros que son muy diferentes y tenemos mucho para hacer entre nosotras y pensar el mundo de una manera original y propia, es hacerlo entre nosotras. Pero, eso no significa que no podamos tener más o menos simpatía con unas y con otras. No somos un grupo de la manera masculina, de un ellos homogéneo que va para el mismo lado y vota en bloque. Tienen otro planteo de hacer política muy interesante: diálogo y aceptación de las diferencias, de las simpatías y antipatías. Dicen, no somos un grupo, somos una comunidad y esto tiene consecuencias muy coherentes con las formas de tratarse, relacionarse y, también, la idea muy fuerte de que la amistad entre mujeres es un hecho político. Luisa Muraro y Elsa Drucaroff. CF: Luisa habla de dar visibilidad a otras mujeres posibilitadoras de otros movimientos. ED: Visibilizarlas y darles autoridad. Es decir, volverlas referentes para nosotras como palabra confiable y con cosas para enseñarnos. CF: El concepto de Marcela Lagarde de “liderazgos entrañables” parecería que se hermana. ED: Sí, se hermana. CF: Y traes al libro lo que Luisa dice: “confiar en esas mujeres que le pusieron el coraje”. ED: La confianza es central. Y a mí también me asustaron cosas que pasaron durante a ola feminista. Situaciones, de pronto, donde una mujer referente decía algo que no le gustaba a un grupo político (al margen de que pudiera ser discutible) y salían a cancelar, a insultar, a desprestigiar todo lo que esa mujer representaba. Eso es un disparate. CF: ¿A quiénes te gustaría que llegara El pasadizo secreto, más allá de quienes frecuentamos las librerías y el feminismo? ED: Qué buena pregunta. Me gustaría que llegara a mujeres de todas las edades que, en distintos momentos de la vida, se hayan hecho alguna pregunta. Me gustaría que contagiara, como dice Luisa. Que fuera contagioso, como el lema que está repetido en el libro: la gente es mucho más libre de lo que cree que es. Que llegue a dos mujeres que quieran mirarse una a la otra para pensarse de un modo libre y producir una palabra propia, ver cómo transforman su lugar en el mundo y se juntan con otras que se están mirando. No hay derecha ni izquierda que las pueda derrotar. *DIOTIMA: Comunidad de filósofas italianas de la Universidad de Verona. Han adoptado este nombre para pregonar sus saberes. Dina Sartori, Sara Bigardi, Chiara Zamboni, Luisa Muraro, Wanda Tommasi, Federica Giardini y muchas más reúnen distintos trabajos abocados a la filosofía feminista. Claudia Quiroga es directora, actriz, dramaturga, artivista, docente y fotógrafa. Co-Fundadora de la Colectiva Feminista Artivista, MAT – Mujeres de Artes Tomar. Integrante Asociada y docente en el CELCIT (Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral). Integra la Colectiva de Autoras. Vive en Villa Sarmiento, Morón, Provincia de Buenos Aires. |
¿QUIÉN ES ELSA DRUCAROFF?
- * Elsa Drucaroff. Doctora en Ciencias Sociales. Escritora, crítica literaria, investigadora y profesora de literatura argentina contemporánea y teoría y crítica literarias en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. El 90% de las veces Elsa piensa que prefiere escribir ficción, pero de pronto está escribiendo un ensayo o un trabajo crítico y siente una euforia desenfrenada. Elsa tiene un gran compromiso político pero entiende que la literatura está para hacer preguntas no para dar respuestas. Otro tema, es una socióloga y una arqueóloga de las generaciones literarias. Habla de las dos generaciones post- dictadura y se comprometió con darles visibilidad. Soy testigo de su generosidad y su dedicación. Gracias Elsa por estar aquí.
- En el momento actual hay una situación tremenda con las mujeres. Los hombres son lo más importante.
- que la panadera en Palermo hay levantado el teléfono y llamado a la policía.
- 2 de marzo, 2022 La violación grupal de una chica en Palermo.
- VIOLACIÓN EN GRUPO EN PALERMO: HABLÓ LA PANADERA QUE LLAMÓ AL 911
https://www.facebook.com/clarincom/posts/5608200725881654/?locale=ms_MY
- La mujer que rescató y auxilió a la chica víctima de un abuso sexual grupal en un auto, en el barrio de Palermo, contó detalles de lo ocurrido.
- "Tenemos una panadería y desde adentro veíamos lo que pasaba en el auto.
- Primero pensábamos que era una pareja que estaba teniendo sexo, pero luego vimos que en el vehículo había otros tres jóvenes", recordó.
- También contó que ya habían visto a esos hombres "tomando alcohol, fumando marihuana y tocando la guitarra" junto a la puerta de su local, les pidieron que se fueran pero se negaron. Por eso estaban observando lo que hacían con especial atención.
- Natalia y su marido fueron los que descubrieron que una chica estaba siendo abusada dentro de un auto por al menos cuatro hombres y llamaron al 911 para pedir ayuda.
- Cuando lograron sacar a la chica del auto, la notaron en estado de shock, con la ropa interior baja y golpeada. "No escuché gritos, la chica no gritaba, no tenía ni fuerzas para gritar", dijo la comerciante.
- La joven se encuentra en buen estado de salud, ya fue dada de alta y permanece junto a sus familiares. En tanto, los detenidos fueron trasladados a una seccional policial y se aguardaba para las próximas horas que sean llevados a Tribunales.
- Elsa Drucaroff. Doctora en Ciencias Sociales. Escritora, crítica literaria, investigadora y profesora de literatura argentina contemporánea y teoría y crítica literarias en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. El 90% de las veces Elsa piensa que prefiere escribir ficción, pero de pronto está escribiendo un ensayo o un trabajo crítico y le agarra una euforia desenfrenada y se dice: “esto me gusta, esto también me gusta mucho”.
- Elsa tiene un gran compromiso político pero entiende que la literatura está para hacer preguntas no para dar respuestas.
- Otro tema, es una socióloga y una arqueóloga de las generaciones literarias.
- Habla de las dos generaciones post- dictadura y se comprometió con darles visibilidad. Soy testigo de su generosidad y su dedicación. Ella presentó el libro de cuentos de Agus, "Después del encuentro feroz". Lo presentó en un bar de la plaza San Telmo, que fue memorable, porque a su ductilidad literaria y a su gran cultura, le suma ser una gran oradora.
- PROGRAMA DE RADIO 30.03.2021 ¿EXISTE UNA LITERATURA FEMENINA?
- Sí y no. Bueno, coincido con Elsa en negar la existencia de una literatura femenina si se usa para ubicar la literatura femenina en una categoría literaria menor, como cuando se habla de cultura popular para diferenciarla de la gran cultura, o de las pinturas o esculturas que no se consideran arte sino artesanías cuando los autores son integrantes de los pueblos indígenas.
- Ahora, si la pregunta es si existe una perspectiva femenina en aquello que escriben las mujeres. Decía Alejandra Pisarnik, una mirada desde la alcantarilla puede ser una visión del mundo. En ese sentido, ¿cómo es ver el mundo desde una posición subordinada? En ese sentido si, hay una perspectiva estético política asociada a la mujer, a sus diversas circunstancias, que es enormemente rica.
- Una cosa es la literatura femenina, y otra los temas de la mujer y otra lo que escriben las mujeres. Pero, no olvidemos que las mujeres tenían que escribir con seudónimos masculinos para poder ser publicadas.
LA NUEVA LITERATURA: Samanta Schweblin https://www.youtube.com/watch?v=TkH9UkZPJaE Entrevista por Ana Da Costa y Gastón Francese (departamento de Prensa y Comunicación de la BNMM). Nació en 1978 en Buenos Aires, donde estudió cine y televisión. Sus libros de cuentos El núcleo del disturbio, Pájaros en la boca y Siete casas vacías obtuvieron, entre otros, los premios Internacionales Casa de las Américas, Juan Rulfo y Narrativa breve Rivera del Duero. Distancia de rescate. Samanta Schweblin, cita a Rebecca Solnit.
RebeccaSolnit Un libro es un corazón que late en el pecho de otro. Escritora autora de Los hombres me explican cosas (y yo Mercedes estoy segura que no le hace falta) quien dice que: "Un libro es un corazón que late en el pecho de otro" Rebecca Solnit (nacida el 24 de junio de 1961) es una escritora estadounidense. Ha escrito sobre gran variedad de temas, incluidos el medio ambiente, el feminismo, la política y el arte.1 Solnit es editora colaboradora de Harper's Magazine, donde bimensualmente escribe el ensayo "Easy Chair" de la revista.
- EL VÍNCULO CON EL LECTOR. Escribir con el lector. No hay un control de la cabeza del lector. Pero es necesario escribir con precisión y uno se da cuenta porque entre la línea 14 y la 17 los lectores pensaron: es ella, o más adelante en un párrafo específico dijeron: se va a morir. Hay precisión.
- Final abierto no quiere decir que el final está dejado al azar, que no esté escrito permite dejarlo implicado, sugerido. La literatura es muy visual y juega con el poder de invocación de las palabras. Las palabras invocan con mucha precisión.
NO EXISTE EDAD PARA INICIAR LA ESCRITURA- Nunca es demasiado tarde para ser quien querrías haber sido – George Eliot. Les pregunto a las dos ¿qué orientación mínima le darían a una persona que quiere comenzar a escribir un libro y no se anima por la edad?
- Escritores famosísimos como Charles Perrault (creador de tantas fábulas y cuentos infantiles clásicos) o Raymond Chandler no empezaron a escribir hasta tener más de 50 años. Y hay autores cuyas primeras novelas, éxitos absolutos, fueron publicadas con ellos ya en la sesentena: Las cenizas de Ángela o la saga Millenium. Hasta hay tiempo para ganar el premio Nobel: José Saramago, aunque publicó una novela de joven, no comenzó su carrera literaria en serio hasta los 58.
¿Sabías que la primera autora conocida de la historia fue una mujer? Se trata de la sacerdotisa acadia Enheduanna, hija del Rey Sargón I de Acad, que vivió en la región de Sumeria en el siglo 3 a.C. aproximadamente. ¿Y que la primera gran novela fue publicada por la japonesa Murasaki Shikibu en el siglo XI? Son sólo dos ejemplos que colocan a la mujer en una posición de peso en la historia de las letras demostrando que, pese a la creencia popular, tenían sobrada capacidad para el trabajo intelectual. Entonces, ¿por qué han aparecido escritoras con seudónimo masculino a lo largo de la historia? https://www.educaciontrespuntocero.com/recursos/escritoras-con-seudonimo-masculino/
- El primer borrador tiene que ser considerado como una fatalidad a la que es necesario recurrir para llegar a la versión final.
Domingo 14 de febrero, 2021 Buenos Aires.
Muere Carlos Menem, el excéntrico presidente argentino que llegó al poder como caudillo populista y gobernó como capitalista Daniel Pardo BBC News Mundo 14 febrero 2021 Carlos Menem, quien fuera presidente de Argentina durante gran parte de la década de 1990, murió este domingo a los 90 años.
TEXTO DE ELSA DRUCAROFF
Murió nuestro ex-presidente -Dr Saúl Menen- y creo que resulta conveniente tomar en cuenta nuestra temible falta de memoria. Podemos recordar al MENEMATO – en un ejercicio de memoria activa – como un período nefasto para los intereses colectivos. Pero debemos asumir el riesgo latente de que el MENEMISMO, el roba pero hace, sigue vivo y al acecho.
Entiendo el duelo, el dolor de la familia como cualquier otra muerte de un ser humano. Les damos el pésame.
- Pero, junto al respeto por el dolor de la familia Menen HAY UN LISTADO DE PÉSAMES QUE NOS CONVENDRÍA ENUMERAR.
Voy a leer unos Fragmentos del Texto de Elsa Drucaroff:
Mi pésame a lxs familiares de las víctimas de la explosión de Río Tercero, ordenada para tapar las pruebas de su negociado con armas a Ecuador. Sobre todo, avergonzarse.
* De acuerdo con Elsa hágamos luto por nosotros mismos. Podemos recordar al MENEMATO – en un ejercicio de memoria activa – como un período nefasto para los intereses colectivos. Pero debemos asumir el riesgo latente de que el MENEMISMO, el roba pero hace, sigue vivo y al acecho entre nosotros.
- Mi pésame a lxs familiares de las víctimas de la explosión de Río Tercero, que ordenó Carlos Menem para tapar las pruebas de su negociado con armas a Ecuador.
- Mi pésame a lxs familiares de las víctimas de los atentados a la Embajada del Estado de Israel y a la AMIA, masacres que quedaron impunes con la activa y económicamente interesada participación de Menem.
- Mi pésame a la Educación Pública argentina, que fue ejemplo para el mundo y Menem destruyó con toda intención y consciencia (...)
- Mi pésame a quienes fueron víctimas de su prepotencia de varón: mujeres abusadas que jamás se atrevieron a denunciarlo, hijos e hijas que él desconoció y mujeres a las que tan verosímilmente ordenó que abortaran (¡y se dio el lujo de votar contra la legalización!).
- Mi pésame (...) porque Carlos Menem murió libre, millonario, impune pese a sus condenas, y en su cama. (...)
- Acaba de terminar su vida un hombre astuto, capaz de manipular en su beneficio la mierda más oscura del alma de millones que lo votaron, lo admiraron, lo imitaron, dijeron "roba pero hace". Y lo hicieron ganar tres veces las elecciones.
- La mayoría de quienes hoy se llenan la boca hablando contra la corrupción y se escandalizan por Cristina aman o amaron (y ya "no se acuerdan") su glamour para robar, sus exhibiciones de macho alfa, su insolencia para cagarse en el amor, la sensibilidad, la cultura, el arte, la verdad, la bondad, la honradez y cualquier forma de lo que entendamos por Justicia.
- Argentina debería estar de luto pero no por Menem. Debería estar de luto por ella misma. Y mirarse un poco. (...)
MENEN, MENEMATO, MENEMISMO-Ernesto Espeche- http://la5tapatanet.blogspot.com/2009/07/menem-menemato-menemismo.html Si el expresidente Carlos Saúl Menem tuvo algún mérito personal, fue el de haber inspirado la incorporación de dos nuevos términos al complejo diccionario político nacional: Menemato y Menemismo. Menemato remite al período de gobierno 1989-1999. Fue una especie de totalitarismo de la ridiculez y la impudicia política. En ese lapso, los especuladores financieros - quienes realmente conducían el proyecto – lograron desplegar al máximo las premisas fundantes del modelo excluyente desde lo social y concentrador desde lo económico inaugurado por la dictadura. Los tres poderes del Estado cumplieron esa función de modo unívoco, sin fisuras. El menemato (1989-1999) murió por causas naturales, cuando la misma desigualdad que había generado lo tornó insustentable, ingobernable.
MENEMISMO El Menemismo, en cambio, es un concepto peligrosamente vigente. Refiere más bien a un fenómeno cultural e ideológico que se erigió en sentido común dominante. Caído el menemato, el menemismo supo preservarse en los discursos de un puñado de obstinados dirigentes. Su esencia es la celebración del interés privado, la despolitización de la política y la adoración incondicional del sistema financiero internacional. Sus cultores responden a una estética que puede hacerse visible tanto en un dirigente, un empresario o un periodista.
Podemos recordar al menemato – en un ejercicio de memoria activa – como un período nefasto para los intereses colectivos. Pero debemos asumir el riesgo latente de que el menemismo sigue vivo y al acecho.
09.09.2022 PROGRAMA DE RADIO
Elsa Drucaroff
- Escritora, Doctora en Ciencias Sociales, profesora universitaria y crítica literaria. Dio cursos y conferencias en universidades de América Latina, Europa y Estados Unidos.
- Publicó las novelas “La patria de las mujeres”, “Conspiración contra Güemes”, “El infierno prometido”, “El último caso de Rodolfo Walsh”,
- el libro de cuentos “Checkpoint”,
- numerosos ensayos de crítica literaria y relatos de ficción.
- Publicó en paralelo obras académicas como
- “Mijail Bajtin, la guerra de las culturas”,
- “Arlt, el profeta del miedo”,
- “Los prisioneros de la torre” ,
- y “Otro logos. Signos, política, discursos”.
- Dirigió La narración gana la partida, Historia Crítica de la Literatura Argentina, vol. XI (2000).
“El infierno prometido”: vista previa en https://books.google.com.ar/books/about/El_infierno_prometido.html?id=bIB5EAAAQBAJ&printsec=frontcover&source=kp_read_button&hl=es-419&redir_esc=y#v=onepage&q&f=false
Críticas: https://www.lanacion.com.ar/cultura/estampa-de-epoca-nid793641/
Muy buena nota de diciembre 2021 en Infobae sobre cómo cambió la literatura desde 2001: https://www.infobae.com/cultura/2021/12/18/nuevas-tramas-boom-de-editoriales-y-el-sentido-de-la-politica-como-cambio-la-literatura-a-partir-de-2001/
Nota de junio 2022, entrevista durante su presencia en la Feria del Libro de Praga: https://espanol.radio.cz/una-defensa-a-la-libertad-del-arte-contra-los-excesos-de-la-correccion-politica-8753996
Nota en Revista Ñ de Clarín de noviembre 2021, sobre Los prisioneros de la torre: https://www.clarin.com/rn/literatura/resenas/Elsa-Drucaroff-prisioneros-torre_0_SJQl2cnDXx.html?gclid=Cj0KCQjw_7KXBhCoARIsAPdPTfgJhg7IG5TlgPQauAqrsV7ocsB8RXWuTTKS1FqKJiqxhfTYaGKtdAsaAiP3EALw_wcB
Curadora y coordinadora del ciclo Diálogo de escritoras y escritores de la Argentina, Fundación El libro, Feria del Libro 2022 https://www.radionacional.com.ar/la-literatura-a-traves-de-la-mirada-de-elsa-drucaroff/
Entrevista a María Elena Walsh (1999) publicada ahora en: https://socompa.info/cultural/entrevista-a-maria-elena-walsh/
“Otro logos”, contratapa: En este ensayo deslumbrante, Elsa Drucaroff desmonta esa encerrona del pensamiento, cruzando de modo personal y audaz grandes concepciones de la modernidad y la postmodernidad: de Marx a Freud y Lacan, de las teorias feministas a Foucault o Butler, de Bajtin a Saussure, de Kristeva al argentino Rozitchner. Pero tambien detecta los intentos voluntaristas que creen que para ensanchar la libertad basta enunciar discursos revolucionarios. El camino genuino es mas arduo y tambien mas apasionante.
https://ideasdeizquierda.laizquierdadiario.com/wp-content/uploads/2016/12/46_47_gruner.pdf entrevista junto a su director de tesis
- Estampa de época EL INFIERNO PROMETIDO Por Elsa Drucaroff-(Sudamericana)-334 páginas-2 de abril de 2006 La nacion
- Las redes de prostitución en la Argentina de comienzos del siglo XX han alimentado no sólo muchas obras literarias, letras de tango e investigaciones históricas, sino también una serie de lugares comunes. Uno de ellos abona la idea de que todas las mujeres que eran traídas desde Europa del este para ejercer aquí la prostitución venían engañadas por falsos maridos e ignorando su futuro destino. Con la voluntad de mitigar estas "inocentes" suposiciones , la escritora, docente e investigadora Elsa Drucaroff construye en su tercera novela histórica, El infierno prometido. Una prostituta de la Zwi Migdal, la historia de una joven judía polaca que sopesa las ventajas de abandonar su paupérrima aldea en pos de "perderse" o quizá salvarse en la cosmopolita Buenos Aires.
- Drucaroff elige centrarse en la fecunda década del veinte para armar una trama donde prostitutas, cafishos, anarquistas, periodistas y miembros de la Liga Patriótica circulan como claras estampas de época. El interés de la autora por legitimar la ficción apoyándose en la puntual investigación histórica que realizó sobre la Zwi Migdal se hace evidente en los epígrafes de cada capítulo, extraídos en su mayoría de libros sobre trata de blancas.
- Este vínculo con la historia produce tanto el hallazgo de un tema fructífero como ciertos obstáculos para la innovación narrativa, dado que en muchos momentos es la voluntad de recreación más que de invención literaria lo que parece predominar.
- La novela se centra en la historia de Dina, una joven que fue violada en su tierra por un polaco cristiano y que, con la vista gorda de su familia, es entregada a un dudoso marido con contactos en la aduana; éste finalmente la traslada a Buenos Aires para que ejerza la prostitución en un burdel de la Mutual Judía Varsovia, luego rebautizada Zwi Migdal.
- Si bien el tema de la muchachita engañada aparece mitigado en la novela, dado que Dina proyecta convertirse en regenta de burdel y ve las ventajas de una ciudad sin pogroms, esto no evita, empero, cierto privilegio del tono melodramático no sólo para narrar la historia sino sobre todo para reflejar la subjetividad de la protagonista.
- El estilo indirecto libre es una de las técnicas que predominan, lo que permite no sólo abordar a Dina, sino también bucear en las vivencias y pensamientos de otros personajes: Vittorio, un linotipista del diario Crítica, anarquista revolucionario de 19 años, futuro salvador de la protagonista; el Juez Tolosa, miembro de la Liga Patriótica, contacto clave de la Mutual aunque sádico antisemita; y finalmente, el Loco Godofredo, periodista de policiales de Crítica, especie de mixtura entre el perfil biográfico de Arlt y los personajes de sus novelas. El notable protagonismo que va adquiriendo este personaje genera, acaso, uno de los puntos más débiles de la novela: si bien, en términos argumentales, su irrupción es funcional, resulta previsible y por momentos rústico el uso que Drucaroff hace del universo arltiano. En este sentido, resultan mucho más interesantes los perfiles del anarquista y del juez, incluso cuando los matices ceden, por momentos, a cierta construcción maniquea del malo y el bueno.
- Con todo, la apuesta más fuerte de El infierno prometido es, sin dudas, ofrecer una ensoñación reparadora hacia atrás. Tomando la turbia historia de la Zwi Migdal como referencia, Drucaroff vuelca toda su empatía en la relación amorosa entre la prostituta y el anarquista, adolescentes ambos, e imagina un final feliz donde no es tanto el imaginario político o el histórico los que son interpelados, sino más bien la capacidad soñadora del presente cuando alguien se pregunta: "¿cómo hubiera sido hermoso que fuera?"
Nuevas tramas, boom de editoriales y el sentido de la política: cómo cambió la literatura a partir de 2001 La escritora y crítica argentina Elsa Drucaroff dialogó con Infobae Cultura sobre las transformaciones que produjo la gran crisis económica y política —y su consiguiente rebelión popular— en la narrativa del nuevo siglo Por Luciano Sáliche- 18 de Diciembre de 2021 lsaliche@infobae.com
¿Qué es esa cosa que llamamos 2001? Un número pesado —molesto y a la vez necesario— que nadie puede sacar de la mochila. Una piedra extraña, llena de barro pero con un brillo colorido, que seduce y asquea. Un estigma pero también una posibilidad, pero ¿posibilidad de qué? Fue una crisis, las más grande nuestra historia. También una rebelión, ¿La más grande nuestra historia? ¿Qué pasó después, en qué devino, qué caminos abrió?
- “2001 es un basta, un corte, un final”, dice Elsa Drucaroff del otro lado del teléfono. Es escritora de ensayos como Los prisioneros de la torre, de novelas como El último caso de Rodolfo Walsh y de libros de cuentos como Checkpoint. También crítica literaria y profesora universitaria.
- El 19 de diciembre de 2001 estuvo en Plaza de Mayo entre gases lacrimógenos y corridas. “Era muy impresionante porque había gente con bebés y los gasearon igual. El 20 no me animé a ir”, cuenta. Vio como una bomba estallaba contra el Ministerio de Economía y sintió una pequeña felicidad incendiaria en medio de tantas ruinas, de tanta sangre.
- “La gente estaba en la calle por múltiples razones: los que defendían sus ahorros, los chetos que defendían sus fortunas, los que no tenían absolutamente nada, los saqueos que decían ‘basta, necesito comer’.
- Estalla todo, incluso el sistema financiero que venía facilitando con toda conciencia e intención la fuga de capitales”, dice y agrega: “Es el estallido de un programa que se aplica indiscriminadamente y continuamente desde 1975, el Rodrigazo, después Martínez de Hoz y hasta diciembre de 2001.
- Hay cosas estructurales de ese programa económico que no cambian nunca, que pasan por la apuesta al capital financiero, la estructura macroeconómica para construir deuda, deuda, deuda, para que todas las grandes fortunas se vayan... en fin, todo esto se quiebra en diciembre de 2001.
- Es un quiebre desde muchísimos lugares pero fundamentalmente desde la política. Es el retorno de la política como conflicto social y no como una carrera para hacer negocios de unos pocos. Ese estallido, esa rebelión, ese decir basta, tiene a la generaciones jóvenes como protagonistas y como víctimas. Como siempre, los que mueren son los jóvenes”.
La generación autoconsciente
En su libro publicado en 2011, Los prisioneros de la torre, Drucaroff abordó el cruce entre literatura y política y encontró una serie de elementos fundamentales para pensar ambos campos, quizás más amalgamados que nunca. “2001 es una efemérides central de lo que yo llamo la segunda generación de postdictadura”, cuenta y explica que “en el 2001 se está constituyendo una generación. Una generación no es un hecho biológico sino un hecho social, cultural.
Un changuito de la Puna que nunca vio una ciudad y yo habremos nacido en el mismo día pero no somos claramente de la misma generación; somos dos generaciones diferentes. Una generación se construye y se constituye socialmente cuando cierto grupo de gente, atravesada por ciertas experiencias históricas similares que le provocaron evaluaciones y valoraciones de la situación, que tienen diálogo entre sí, se asume como una generación que tiene que tomar la posta para hacer algo en el mundo. Así se autoconstituye con autoconciencia de sí y plantea una agenda de cosas... bueno, ahí hay una generación.
Los autores que publicaron en los noventa forman, en palabras de Drucaroff, la primera generación postdictadura. La segunda es la que vive en carne propia el 2001 y, en ese sentido, es la “primera generación autoconcsiente de sí, que empieza a pensarse desde muchas cosas, no sólo la literatura. Es una fecha que los marca pero sin que se terminen de dar cuenta, porque la constitución de esta generación como un fenómeno autoconsciente ya se va a dar a partir de 2005, 2006.
- Y la otra efemérides fuerte para esta generación es 2008: el conflicto con el campo. No es que en el 2001 los jóvenes se miraron y dijeron ‘ay, somos una generación’; lo que digo es que ahí hay una efemérides que marca, que atraviesa, que deja una huella muy importante y que los años siguientes son de una lenta toma de conciencia”. De este modo, lo que que los diferencia de los autores de los noventa, la primera generación de postdictadura, es “una fuerte conciencia de ser una generación” dado que son quienes “van a proclamar que hay una nueva narrativa argentina y que hay una movida de editoriales no mainstream”.
Tramas y géneros ¿Qué cosas cambian profundamente? Antes del 2001, dice Drucaroff, “la trama estaba como detenida”. Pone tres ejemplos. Por un lado, una trama que “giraba como una especie de máquina loca sin sentido, como podés ver en algunas cosas de Patricia Suárez y en Martín Rejtman. Hay una cosa de no causalidad, de no confiar en la causa y el efecto, una apuesta a una especie de trama loca sin un hilo claro, con mucha influencia de Aira, pero diferente de Aira: Rejtman es mucho más apático, mucho más apago”. En segundo lugar, “la fiesta de la trama fantasiosa, enloquecida, disparatada, gratuita”; un ejemplo es Marcelo Figueiras. Y por último, una “literatura del no acontecimiento, que no confiaba en que hubiera una historia que valía la pena contar, que se quedaba en minimalismos, una literatura con mucho clima, súper interesante, que miraba el mundo con una ajenidad muy grande”.
- “Estas líneas se continúan después de 2001 pero nace también una confianza en que puede haber tramas más realistas, en que pueden haber historias con más sentido, con más significación. Es como si algo de lo histórico y de lo político volviera a tener sentido”, sostiene Drucaroff y se posa sobre los géneros, mientras aclara que “estamos hablando de literatura, nada es matemático”. El gran ejemplo es el policial, que “se desarrolló mucho a partir del 2001. Había policial argentino y era relativamente importante pero a partir del 2001 empezó a escribirse más policial con características propias.
- Es un género muy atravesado por las situaciones políticas y económicas. Estoy hablando del policial negro, del thriller, porque el inglés es otra historia. El policial negro es muy apto para pensar la policía corrupta, el estado de las fuerzas represivas hasta ahora, el narcotráfico”.
En ese sentido, sostiene, “no es casualidad que un libro que le da la patada inicial a lo que yo llamaría una forma nueva de postdictadura de policial negro sea Las islas de Carlos Gamerro, es decir, que un libro que inicia la nueva narrativa sea un thriller”.
- También menciona Entre hombres de Germán Maggiori (“otro libro extraordinario”), Un publicista en apuros de Natalia Moret (“es descomunal porque trabaja con una voz muy graciosa y muy cínica de un publicista merquero”), los libros de Marcos Herrero y “lo que armó Beatriz Vignoli con Reality inventando una ciudad corrupta que se llama Topía, una ciudad que tiene que ver con Rosario y metiendo tramas muy locas que tienen que ver con la crisis económica, la corrupción, lo gore, lo sanguinario. También hay que hablar de Claudia Piñeiro y específicamente de Las viudas de los jueves”.
- “El policial negro después del 2001 se volvió como excesivo, un sesgo casi delirante pero pegado también a las referencias de la realidad social. Tiene, por un lado, el exceso y el delirio, la irracionalidad, donde las tramas cierran pero tienen algo de máquina loca, pero, por otro lado, no pierde su enraizamiento en realidades concretas de la Argentina”, y agrega otro género que reaparece: el terror. Un ejemplo de esto es Todos los demonios están aquí de Marcelo Figueras —publicada este año—, “una de Stephen King en el 2001. Terror con un cruce maravillo con lo político”.
- Transmisión generacional y posición política
- “No hay muerte de las utopías, hay muerte de las certezas”, escribe el Los prisioneros de la torre y ahora explica que, por entonces, “era un lugar común acusar a todas las personas que escribían literatura de indiferentes hacia la política”. Drucaroff cita Memoria falsa de Ignacio Apolo, una novela de 1996 que muestra “un enorme dolor por la política, una enorme desazón y desconcierto”. “Son autores que están absolutamente marcados por preguntas políticas. No es que les es indiferente el mundo, no es que no tienen conciencia de lo mal que están las cosas. En todo caso no tienen ningún tipo de certeza sobre cómo pensar la historia”.
El punto clave del razonamiento de Drucaroff es el puente intergeneracional. Existe y es necesario que así sea. Es una suerte de “tomar la posta”, de continuar un legado. Pero, ¿qué pasó con la dictadura? “El trauma que produjo la represión cortó el puente histórico de la continuidad antes de 1976″ y lo explica así: “Si vos estabas en 1975 y le preguntabas a alguien de 30 años qué había pasado en 1950, 25 años atrás, podía hablar de eso sin que un montón de tabúes y terrores se le cayeron encima. La relación de los jóvenes de los sesenta y setenta con el fenómeno peronista del 45 era una relación de discusión, de diálogo, había un puente de transmisión, se podía estar a favor, en contra, se podían decir muchas cosas pero era un pasado que se podía mencionar. En cambio, si vos te parabas en 1995 y le preguntabas a quien tuviera 30 años por 1970, no por el 76, no por la picana eléctrica, de eso se acordaba todo el mundo, los campos de concentración no se olvidan, el tema no es ese, el tema es tratar de entender lo que pasó antes”.
- “Hablar de la lucha armada —continúa—, de la radicalización política, de las luchas sindicales, sin caer en la demonización completa de la guerrilla ni en la negación de la guerrilla y frases como ‘los desaparecidos eran todos chicos y chicas idealistas que iban a curar gente a las villas y les enseñaban cosas a los niños’... No se podía ni mencionar que alguien que hubiera desaparecido podía haber empuñado una ametralladora porque lo que seguía vigente era el ‘por algo será’. Son dos reversos de la misma moneda que justifican la dictadura. ¿Acaso ese guerrillero se merece que lo torturen, lo corten en pedacitos, secuestren a sus hijos? Con ese tabú no se podía pensar críticamente la historia que había conducido al horror de la dictadura; se podía hablar solo del horror.
- Estaba cortado el puente de transmisión generacional, una característica inédita”. Luego, con la estabilidad política que se genera a partir del kirchnerismo, “más allá de todas las evaluaciones que podamos hacer, positivas, negativas, críticas”, dice Drucaroff, “los jóvenes se encuentran tomando posición; por eso yo pongo el 2008 como otro hito”.
- La confianza de que la literatura es un espacio para pensar la nación, sostiene el escritor Carlos Gamerro, se corta completamente en 83. Drucaroff subraya esta idea y agrega que “eso se vuelve a retomar con fuerza a partir del 2001. Hoy nadie de duda eso. Por ejemplo, que Distancia de rescate de Samantha Schweblin está atravesada por los agroquímicos y la explotación de la soja. Nadie duda que las ficciones terroríficas de Mariana Enríquez son formas de pensar la Argentina.
- Sin embargo, esta confianza no se le ocurría a nadie en 1990, al contrario, había surgido gente de mi generación, de la generación joven de militantes como Alan Pauls, Martín Caparrós, Daniel Guebel, que levantaban como un estandarte que la literatura no tenía nada que ver con pensar la política. Y hablaban de China, de Taiwan, de la Malasia. Escribían ficciones intencionalmente irónicas sobre alguna posibilidad de pensar nuestra sociedad. En 2001 toda esa cosita que todavía tiene un aura cool... cae. Fijate que después del 2001 estos mismos escritores dejan de hacer estas cosas”.
- Editoriales autogestivas y un mercado de lectores
- Para muchos críticos, sobre todo para Drucaroff, es imposible pensar la literatura argentina actual sin el auge, el boom, la explosión, o como se le quiera llamar, de las editoriales autogestivas. O editoriales independientes, como se las define frecuentemente, aunque ese término —como dicen Víctor Malumián y Hernán López Winne: “¿independientes de qué?”— sea problemático. “Me molesta la palabra independientes. Prefiero autogestivas. ¿Por qué me molesta? Porque me parece hipócrita. En el capitalismo cualquier mercancía cultural necesita, para poder circular, del intercambio de dinero”, argumenta Drucaroff. Estas editoriales son muy importantes para la época por varias cuestiones. La primera, proliferan a partir de los avances tecnológicos: “La posibilidad de hacer una tirada de 200 ejemplares que permiten vender rápido, recuperar el dinero y volver a editar”.
- “Hay dos posibilidades en el mercado. O conseguís un público lector, en ese caso hay una literatura que llega y que importa. O no hay mercado de lectores y lo que hacés es cobrarle a quien escribe. En cuyo caso a quien edita le importa un pepino vender: el negocio ya está hecho con el pago que le hace el escritor, ¿para qué lo va a hacer circular? El libro duerme en un depósito o el propio escritor se lo carga al hombro y busca venderlo. Lo que pasa a partir del 2001 es que la generación se propone construir un mercado de lectores. Y lo consigue con estas ediciones del off que son muy pequeñas, armando reuniones, fiestas, lecturas donde se venden. Eso arma una circulación diferente de la literatura”, dice y alumbra una suerte de federalización porque las movidas no sólo estaban y están en Capital, también en Córdoba, Rosario, Bahía Blanca, el Litoral, Chaco...
- Dentro de ese boom están las editoriales cartoneras, “además de Eloísa Cartonera, de Washington Cucurto, también varias en las diferentes provincias”, dice Drucaroff. “Todo esto empieza a generar vasos comunicantes y se arma una movida, una movida chica, pero muy significativa. Algunos de esos vasos comunicantes empiezan a ser chupados por los sellos importantes. Mariano Quirós, por ejemplo, un autor del Chaco que empieza publicando en editoriales del off, ganando concursos y termina en editoriales mainsteam. Lo mismo Felix Bruzzone, que empezó con Tamarisco autopublicándose. Me acuerdo que lo escuché por primera vez en el Pachamama, que ya no existe más. Estas editoriales son las que le dieron dinamismo y lo siguen haciendo, siguen generando pequeños éxitos como Cometierra de Dolores Reyes”.
- La crisis y la rebelión
- ¿El 2001 como crisis? ¿El 2001 como rebelión? “Fue las dos cosas. Fue una crisis que produjo una rebelión, una rebelión real y concreta. Produjo pensamiento, posibilidades de mirarse a sí mismo. Ahora hay crisis pero no hay rebelión”, y agrega: “Es muy triste lo que te voy a decir pero yo creo que el 2001 fue derrotado. Fue la posibilidad de reconstruir y hacer renacer la política, es decir, la discusión sobre el destino de una nación, o de un planeta, porque hablar de nación hoy es casi absurdo. Eso fue reemplazado por lobbys, por negocios espurios, por descomposición completa. Durante bastante tiempo fue una moneda dando vuelta en el aire: si iba a ganar la política o si iba a ganar la descomposición. En este momento estamos en una situación horrorosamente parecida, igual no, porque nunca son iguales los momentos, y la política ha llegado a un nivel de descomposición escalofriante”.
- “El 2001 fue un momento donde el tren de la historia se puso en marcha, yo me subí muy contenta, el tren paró, está parado; señor, hay que arrancar”, concluye la escritora y crítica argentina del otro lado del teléfono.
- Una defensa a la libertad del arte contra los excesos de la corrección política 25/06/2022
- La escritora y crítica argentina Elsa Drucaroff fue una de las invitadas internacionales de la Feria del Libro de Praga. En esta entrevista, revela la truculenta historia que la une a Karlovy Vary y su convicción de que la literatura no debería ceder a ninguna bajada de línea.
- La escritora argentina Elsa Drucaroff, una de las visitas internacionales a la Feria del Libro de Praga, es reconocida por leer, en modo sistemático, la literatura escrita por las generaciones más jóvenes de su país.
- El resultado de ese trabajo lo plasmó en el libro Los prisioneros de la torre que publicó hace exactamente diez años. Pero gracias a su propia novela El infierno prometido, sobre la red de trata de personas Zwi Migdal, pudo viajar en 2007 a Polonia, donde participó del Festival de Cultura Judía de Cracovia. Del mismo modo, su contacto con República Checa surgiría a partir de un proyecto de novela de terror sobre Julia Pastrana, una mujer barbuda del siglo XIX que se convirtió en atracción de feria al ser explotada por su marido, el empresario estadounidense Theodore Lent, quien además tuvo directa responsabilidad en su muerte y hasta realizó un show exhibiendo su cadáver.
- “La cosa es que el marido de Julia Pastrana, su explotador, cuando se queda sin ella, termina comprando otra mujer deforme, peluda, una Julia Pastrana dos, digamos, en Karlovy Vary, entonces yo tenía la obsesión como quería escribir esa novela, proyecto al que todavía no renuncié, de ir a Karlovy Vary. En realidad, quería pasar por todos los lugares por los que esta segunda Pastrana había pasado que no eran Cracovia sino Praga y Karlovy Vary, y así fue que me vine a Praga”.
- Cuenta Drucaroff que los padres de Marie Bartel, esa segunda mujer cuyo síndrome se consideraba algo monstruoso, la tenían encerrada y el viudo de Julia Pastrana decidió comprarla. Lo interesante es que, a diferencia de lo que había sucedido antes, esta segunda mujer logró rebelarse y sobrevivir a ese inescrupuloso empresario que terminó volviéndose loco y muriendo en Rusia. Pero la historia, según cuenta Drucaroff, también tiene como escenario la gran ciudad balnearia checa.
- “Es interesantísimo el asunto porque Karlovy Vary era un centro de veraneo y relax de la nobleza europea y de gente de muchísimo dinero y de la aristocracia, y era un lugar donde ser un deforme no era lo mejor que te podía pasar”.
- Motivada entonces por ese clima tan enrarecido y truculento, tras visitar Cracovia, Drucaroff pudo avanzar en su investigación en Karlovy Vary, aunque por supuesto también estuvo algunos días en Praga, lo cual significó para ella una especie de viaje en el tiempo. “Tuve la sensación de estar en los libros de cuentos que yo leía cuando era niña, esos cuentos medievales del zapatero que se queda dormido y vienen los duendes y le hacen los zapatos mientras él duerme, había ilustraciones de callecitas así, con casitas así, tuve la sensación de estar adentro de un cuento de hadas”.
- Sin embargo, el de los cuentos infantiles no era el único recuerdo de niña que la unía a Praga, ya que también había visto el tradicional teatro negro en una de sus giras por Argentina. Más adelante, una película de 1963 vinculada también a esa misma estética, y filmada en la ciudad de Telč, marcaría su adolescencia: Un día, un gato (Až přijde kocour) de Vojtěch Jasný, sobre un gato con lentes que, cuando se los saca y mira a las personas, desnuda su esencia a partir de los colores que aparecen. Ese film, que cuenta con la actuación estelar de Jan Werich y ella considera absolutamente mágico, comienza con la imagen de un hombre barbudo en medio de un gran reloj.
- “Un hombre grande que, con mucha picardía, dice: ‘¿sucedió o no sucedió?’ Y empieza la historia, y es la historia de un gato mágico, en realidad es una alegoría contra la burocracia soviética, una alegoría contra la mediocridad de la vida y del estado totalitario”.
LA CENSURA
Drucaroff regresó a Chequia en 2010 como turista, y otra vez visitó Karlovy Vary, una ciudad en su opinión muy romántica e ideal para hacer excursiones. Más de diez años después vino a Praga para dar una charla junto a la hispanista Carla Mizzau titulada “La irresistible tentación de la censura”, sobre los intentos cada vez más frecuentes por restringir la libertad literaria.
Drucaroff expresa que fue muy interesante abordar ese tema en el contexto de la guerra, aunque entiende que algunas de esas censuras sucedieron en Europa, justamente a raíz de la invasión a Ucrania, la censura contra la lectura de los clásicos rusos como Dostoievski. También cuenta que hasta hubo intentos de prohibir Harry Potter por la angustia que puede generar en los niños y luego están las censuras de lo que ella llama un “realismo feminista”, aunque enseguida deja en claro que ella misma se considera feminista.“No estoy hablando desde una crítica al feminismo, pero sí estoy hablando desde una crítica a perder de vista la libertad de imaginar del arte y a juzgar a las obras de arte por su mensaje explícito cuando una obra de arte siempre es mucho más que su mensaje explícito”.
- Drucaroff entiende que no se puede juzgar un libro por lo que piensan sus personajes ni tampoco imponer lo que deben decir, ya que eso atenta contra una de las características más básicas del arte: su naturaleza desestabilizadora contra cualquier tipo de certeza religiosa, política o de género. La tentación tan actual de cancelar obras de arte proviene, según Drucaroff, de que existen relaciones muy contradictorias entre el arte y la sociedad.
“Ahora parece que cualquier tipo de obra de arte donde haya cosificación de las mujeres, violencia o abusos sexuales... se identifica inmediatamente a la obra con una especie de manual de instrucciones para la vida, o imaginate si empezamos a prohibir obras antisemitas, prohibimos El mercader de Venecia que es antisemita, pero es una obra genial. Además, cuando una obra es genial de alguna manera hasta cuestiona incluso lo que está diciendo”.
Autora de ensayos, novelas y cuentos (su libro de relatos Checkpoint fue publicado por la editorial Páginas de Espuma), Elsa Drucaroff advierte, en definitiva, contra el exceso de corrección política que, en su opinión, surge del miedo a sacudir certezas, cuando, en realidad, esa misma agitación es la que posibilita la coartada de pensar la ficción agita e implica nada menos que la posiblidad de pensar.
- Las fisuras de la nueva narrativa- Elsa Drucaroff, en “Los prisioneros de la torre”, analiza algunos autores de la postdictadura, critica a la Academia y termina siendo, a veces, reduccionista. 14/11/2011 Actualizado al 08/12/2016 21:07
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- Los prisioneros de la torre. Política, relatos y jóvenes en la postdictadura propone una discusión sobre la nueva narrativa argentina surgida después de la “generación de militancia”. El ensayo toma autores que empezaron a publicar en 1990, establece delimitaciones históricas que considera claves y presenta un concepto literario generacional que traza una primera generación postdictadura a partir de Malvinas, y otra que surge en el 2001. Ese es, a grandes rasgos, el territorio de lectura: con la generación precedente, “militante”, que cuenta con un proyecto político fracasado y treinta mil desaparecidos, en su mayoría jóvenes, y la generación siguiente, signada por el trauma del vacío político heredado y la falta de proyecto vertebrador, además del genocidio, del que aún penden muchas deudas y ocultamientos.
- Esta fisura en la historia que marcó el crimen del régimen iniciado en 1976 parece ser también una rajadura en el estilo. La generación de los mayores (de militancia) no ha mirado de frente las cosas. Drucaroff critica a esta generación, dueña del capital simbólico, de una lectura de la historia, que sin hacerse cargo de sus errores postergó e inferiorizó a la generación siguiente. Este es el sentido de su rechazo a la actitud de los principales actores de la Academia (pertenecientes a la vieja generación de militancia), identificada con el nombre de “crítica patovica”. La figura que utiliza es elocuente y afortunada, dado que recoge parte del sentido gráfico esperpéntico propio de la generación a la que este libro intenta reconocer: tenés que mostrar un lucimiento modal que te permita el acceso al boliche donde se hace la literatura nacional. Aunque menor, la crítica también está dirigida a los sectores de las nuevas generaciones que buscaron un sustento en sus mayores a pesar del rechazo.
- A través de la disidencia con Beatriz Sarlo, Alan Pauls, Noé Jitrik y bastante menos con David Viñas –de quien toma importantes conceptos para clasificar las diferentes apariciones del trauma político en la nueva literatura– Drucaroff intenta ir sobre los criterios que se manipulan para garantizar legitimidad o exclusividad, en una especie de danza de la intelligentzia. Se pregunta, entonces, sobre las causas de un panorama atomizado que contribuye a que no se vean todas las obras que están ahí, como riqueza abandonada. Entre los integrantes de esta generación ubica a Marcelo Figueras, Martín Rejtman, Rodrigo Fresán, Ignacio Apolo, Mariana Enríquez, Lucía Puenzo, Shila Vilker y Pola Oloixarac, entre muchos otros.Sumergirse en los libros
- La idea fuerte radica en que la vieja generación del fracaso y de la muerte, en posición dominante, ha ejercido una presión de desconocimiento insana, lo que provocó el problema de visibilidad, integración y reconocimiento general para las generaciones de postdictadura. Esto condujo a la creencia de que en narrativa argentina nueva no pasa nada. Drucaroff, desde una visión en principio autocrítica, recorre los ámbitos, en muchos casos underground, de la nueva literatura para decir que pasan muchas cosas. Uno de los méritos principales de Los prisioneros de la torre consiste en que refiere abiertamente que buena parte de la crítica literaria no cumple con la debida función de leer, al deformar conceptos teóricos o emitir juicios que denotan falta de conocimiento del autor u obra en cuestión.
- Si bien la autora describe con detalle y precisión los procesos sobre los que discute, ocasionalmente incurre en situaciones dicotómicas que habiendo sido evaluadas con rigor se resuelven con sentencias reiteradas y abruptas, cuyo efecto resulta algo reduccionista. Es el caso de la fatal imagen de los treinta mil desaparecidos, o bien, la relación entre literatura y mercado que, en uno de los encontronazos que tiene con Sarlo, concluye limitada al prejuicio que hay sobre el hecho de vender. En cuanto a la crítica que hace de César Aira, se ha dicho que Drucaroff le reprocha su “banalidad”, por lo que cometería el mismo error que pretende criticar a sus colegas: el de no saber y no querer hacer una lectura de la relación política en la nueva narrativa.
- No considero que esa crítica sea pertinente, porque Drucaroff pone en contexto el gesto de Aira y en ese “culto a la banalidad” lee una literatura, por decirlo así, sin volumen histórico. Además, señala que las nuevas generaciones toman de Aira cierta libertad de la trama y el divague específicamente lexical que utilizan a su modo.
- La plataforma de análisis incluye a 150 autores, por lo que, además de ser única, resulta adecuadamente amplia. El ensayo adhiere a una renovación para romper así la cristalería de sentidos que el campo intelectual ha generado con los años, elabora un mapa de autores como respuesta a la falta de encuentro entre la narrativa argentina y el lector, reflexiona sobre los modos en que aparecen el horror, la ausencia y el tabú, derriba mitos y confirma que los emergentes elaboraban símbolos mientras otros solo dormían.
- La literatura a través de la mirada de Elsa Drucaroff 04/05/2022 Radio Nacional
- La curadora y coordinadora del ciclo Diálogo de escritoras y escritores de la Argentina, organizado por la Fundación El libro, Elsa Drucaroff, dio detalles del conversatorio que se estará llevando a cabo en la Sala Victoria Ocampo en la Feria del Libro de 18,30 a 19,30 horas. El ciclo será inaugurado por Mariana Enríquez que conversará con Elsa.
- Asimismo, la docente destacó el rol de las escritoras femeninas, las cuales “no éramos tomadas en serio. Escribíamos, teníamos a veces mucho éxito comercial, pero enseguida éramos empujada al nicho de lo comercial o directamente éramos completamente ignoradas”.
Sumado a eso, Elsa habló de la relación entre escritura y militancia, a lo que manifestó: "Me parece que la militancia es una actividad voluntaria y comprometida con una causa colectiva, el problema es cómo se usa, ya que (como ejemplo) el periodismo militante puede llevar al periodista a no informar noticias que periodísticamente deban ser informadas”.
- el pasadizo secreto de elsa drucaroff
- Tener una vulva no te caracteriza
- 14.07.2024
https://www.pagina12.com.ar/751049-el-pasadizo-secreto-la-autobiografia-de-elsa-drucaroff
- "El pasadizo secreto", la autobiografía de Elsa Drucaroff
- En El pasadizo secreto, Elsa Drucaroff aborda un viaje literario y personal hacia su formación como feminista, como intelectual y militante: mediante recuerdos y una memoria tan atenta al detalle como al fragmento, reconstruye las escenas que van fundando cierto modo de ser mujer. Desde el contacto fundacional con la escritora feminista italiana Luisa Muraro, las relaciones de pareja, el manejo del dinero y hasta la tentación de la prostitución, en esta entrevista Elsa Drucaroff vuelve sobre sus propios pasos de un periplo vital.
- El pasadizo secreto: escenas de una autobiografía feminista es la última obra de Elsa Drucaroff, autora de una gran cantidad de textos críticos y ficcionales. En este libro, emprende un viaje personal y literario hacia la “conciencia” feminista, desde un enfoque que abona la intersección entre la experiencia autobiográfica y la dimensión teórica. El título "El pasadizo secreto" redobla la apuesta semántica e ideológica, en tanto sugiere la existencia de un camino oculto, que la autora decide tomar en algún momento pero para redirigirlo y sacarlo de la oscuridad en situaciones cruciales de su vida. Una de ellas es el encuentro presencial y fundamental con la pensadora feminista italiana Luisa Muraro.
- Desde sus primeras interrogaciones sobre la condición femenina hasta su encuentro formal con el feminismo en Italia a los 24 años, Drucaroff destaca cómo el impacto de figuras femeninas, en particular la de su madre, han intervenido en su visión del mundo y su obra literaria.
- Ella elige un método fragmentario de composición, que desafía los órdenes narrativos convencionales y, así, puede leerse como correlato formal de la complejidad que implica abordar con rigurosidad y en el tono justo las existencias femeninas. Una apuesta que invita a los lectores a preguntarse por problemáticas centrales como la autonomía simbólica y la autoridad femenina.
- Drucaroff recuerda cómo se convirtió en feminista en Milán mientras observaba desde afuera la Librería delle Donne, donde trabajaba Muraro, quien ahí mismo la instó a descubrir "el pasadizo secreto que une los dos viajes". Una metáfora que alude a esa zona escondida que cuando se manifiesta sale a la luz como una verdad que, aunque conocida, es difícil de expresar.
- La apertura del pasadizo secreto es una experiencia poderosa como la de abrir un cofre y encontrar el tesoro, abrir una puerta y dar con el camino, es decir enfrentarse a nuevas formas de la percepción, personales e intelectuales de estar en el mundo. La autora ejemplifica con una escena propia muy potente y conocida para muchas mujeres: la falta de autonomía simbólica que en cierto momento tuvo frente a su pareja, quien controlaba aspectos cotidianos como el manejo del dinero. Esta situación la llevó a confrontarse con su propia autonomía y a redefinir su dignidad, lo que marcó un punto decisivo en su desarrollo personal y feminista.
- ¿Por qué decidiste estructurar el libro en escenas o fragmentos? ¿Hay una apuesta feminista en esta forma de organizarlo?
-Tal vez sí. Hay un linaje de obras feministas con escritura relativa o derivativa donde una mujer se va pensando a sí misma mientras repasa sucesos de su propia vida, o de las vidas de otras mujeres, y a partir de eso hace teoría feminista, historiza, organiza argumentos políticos. Libros tan diferentes como Memorias de una joven formal, de Simone de Beauvoir, Tres guineas y Un cuarto propio, de Virginia Woolf, el “Stabat Mater” de Julia Kristeva o Teoría King Kong, de Virginie Despentes, muestran estructuras atípicas. Maglia o uncinetto, un clásico de Muraro que acá no se conoce pero que me partió la cabeza a los 30 y me la sigue partiendo, también tiene por momentos esa estructura de ir y venir de la biografía personal a la reflexión, de la exposición más sistemática y abstracta que cruza semiótica, filosofía, psicoanálisis, a la asociación libre. Las formulaciones cartesianas, sostenidas en una forma legítima del encadenamiento lógico, que suelen articular los ensayos, suponen la fantasía de que es posible captar una totalidad. El razonamiento “total”, cerrado con moño, se lleva mejor con la fantasía masculina del uno total, de lo pleno y homogéneo, que con las preguntas femeninas por la autonomía simbólica.
- Para El pasadizo secreto empecé a escribir “tanteando teclas para ver qué se abría” y sentía que esas escritoras abuelas, madres o hermanas que mencioné, y claro Luisa, me autorizaban a explorar así, en un libro que no se parecía a nada de lo que había escrito. Hubo un momento en que entendí que lo fragmentario y derivativo podía armar no obstante una estructura y que era en definitiva un artificio literario, un procedimiento que también podría manejar fríamente, pero esa parte la dejé para las numerosas correcciones posteriores, donde pulí y reorganicé y sobre todo taché. No es que el libro actual es resultado de un espontaneísmo salvaje, pero sí hay un sentido político y vital en ese armado.
- ¿Tu contacto con el mundo literario estuvo marcado por el feminismo, incluso quizá sin saberlo?
- -Más que por el feminismo, por ser mujer en un mundo patriarcal. Nos pasa a todas, le pasa a una señora coya en La Quiaca, a una mujer talibana y a Kristalina Giorgieva. Mi contacto con el mundo literario estuvo condicionado primero y fundamentalmente porque soy mujer. En los 80, cuando empecé, no era fácil que a una mujer la tomaran en serio como escritora y me costó muchísimo abrirme camino. Tenía más de 40 cuando apareció mi primera novela, La patria de las mujeres, en una colección sin el menor prestigio, una de “literatura para mujeres” que ningún suplemento cultural reseñaba, la crítica académica jamás la leía y se reía de ella.
- Estoy muy agradecida a la colección Narrativas Históricas de Sudamericana, y a mi maravillosa editora de entonces, Paula Viale. Sin ese agujerito que me abrió el mercado aquella vez, y me lo abrió por ser mujer, nunca hubiera logrado publicar. Juan Forn me confesó que habían descartado sin leerlo un original mío a la basura que había presentado para Biblioteca del Sur. No era nada contra mí, era el modo de hacer orden ante muchos anillados en el escritorio. Es un error tomarlo como algo personal, por ofensivo que sea. Responde a ese micromachismo por el que si hay originales de desconocidos y hay demasiados y hay que elegir, el destino de una obra desconocida puede ser la basura. El machismo no es necesariamente consciente y lo tienen varones y mujeres. A lo mejor a ese original lo descartó una secretaria. Me alegra que hoy haya tanta buena literatura escrita por mujeres y que hayan logrado ser reconocidas tanto por la multitud lectora como por la crítica.
- AMOR Y LIBERTAD
- Drucaroff comenta que su madre se proclamaba feminista, un acto de valentía en los años 50 y 60. Aunque critica algunos aspectos del feminismo de su madre, le reconoce la transmisión de conciencia política sobre su condición de género y el derecho a cuestionarla. Según la autora, el feminismo es una pulsión de libertad y las diferentes corrientes feministas son exploraciones político-intelectuales de esa pulsión.
- A pesar de tener una madre autoproclamada feminista y de practicar un feminismo intuitivo con amigas, solo se identificó plenamente a los 24 años en Italia, durante una etapa de transición personal, cuando conoció a otras mujeres que le presentaron un feminismo masivo. Ya no era una excentricidad de su madre. Estas mujeres la conectaron con verdades nuevas y modos distintos de encarar la vida. Drucaroff explica que su feminismo está visceral e intelectualmente enraizado en su obra. Sus ficciones no buscan demostrar teorías feministas ni usar un modo didáctico sino que exploran contradicciones, ironías y paradojas. Sus historias surgen de su imaginación libre y de sus personajes, y las palabras están en función de objetivos estéticos y no políticos. Sin embargo, su feminismo, al igual que su clase social y su biografía, son parte constitutiva de su cuerpo y mente, influyendo inevitablemente en sus ficciones. En su producción académica, asume un proyecto intelectual feminista desde el comienzo. Comprometida políticamente, utiliza herramientas teóricas para analizar las variables de género y clase, proponiendo la lectura de la literatura y discursos sociales a través de las categorías de Orden de Géneros y Orden de Clases.
- ¿Cómo articulás el concepto del amor, en sus formas románticas, posesivas, con el de la libertad desde una perspectiva feminista?
- -El amor falo-logocéntrico está intoxicado por la fantasía de la homogeneidad, por algo que descubrió otra gran filósofa feminista, Luce Irigaray, y que llama “terror a la diferencia”. La fantasía es que el amor borra la diferencia y dos distintos se hacen uno, se vuelven totalidad. En la práctica, amar así se vuelve una pesadilla donde cada amante ansía el control y la posesión del objeto amado para que se integre, y sean uno. Pequeño detalle: ese “objeto” es una persona otra. Amar a “nuestra media naranja” sería amarnos a nosotros mismos, no tiene la menor gracia, salvo para el narcisismo. No hablo necesariamente de amor heterosexual, el amor cae en las trampas de la posesión en todos los géneros porque así como ser mujer no nos vuelve feministas, ser gay o trans no nos libra de la mezquindad que nos propone el patriarcado. El amor real es un constante trabajo de construcción que empieza después del enamoramiento y es mucho más interesante y poderoso y es el que puede durar. Lacan lo llamó amor-sin-fin pero salvo decir que tenía que estar más allá de la ley del falo, lo cual está muy bien, lo dejó en una nebulosa mística. En mi experiencia, es un trabajo complejo, gratificante y de por vida, en un vínculo entre dos sujetos activos que trabajan constantemente para renunciar a la fantasía de completud y se eligen desde su diferencia.
- Es muy difícil, supongo, sostenerlo en la vida cotidiana.
- -Es todo un desafío que da felicidad y también sufrimiento, pero mucho más se sufre si se concibe el amor como el encadenamiento de dos almas y dos cuerpos que se comprometen a ser para siempre un sola cosa homogénea y sin grietas, donde cada integrante de la relación tiene derecho a exigirle a la otra persona que no sienta ni viva nada importante si no es con él (o con ella), que no desee afuera, que no le interese ninguna otra cosa y que si algo de eso pasa, sea prueba de que traicionó el compromiso de que dos serían uno. Nunca me cerró la fidelidad, ni siquiera cuando era adolescente y con 16 tuve mi primer novio, locamente enamorada. El deseo se me declaró en asamblea permanente con él, y conocí y conozco la posesividad y los celos. Pero nunca me convenció que esos sentimientos fueran razonables, aunque no los pudiera manejar. Me preguntaba a mí misma: ¿vos te vas a acostar con un solo hombre en toda tu vida?, ¿el máximo logro de una mujer es llegar a un amor tan pero tan pleno que el mundo entero desaparece?, ¿el cuerpo jamás tendrá la posibilidad de darse a otra persona? La fidelidad sexual como exigencia es sádica y mezquina. La lealtad no, la lealtad es un valor fundante para cualquier vínculo que valga la pena, qué decir para el amor de pareja. Pero exigir a alguien que su rico mundo deseante empiece y termine en mis caderas y prometerle que durante toda mi vida me va a pasar lo mismo con las suyas es automutilarse. Incluso si no tengo ganas de estar con otra persona, lo que por largos momentos me ocurrió con algunos hombres y claro con el Hor, mi pareja desde hace décadas, seguir mi deseo no es lo mismo que hipotecárselo a otro con promesas eternas. Hoy sé que se puede amar a dos personas a la vez y que son amores distintos; como con cada hijo o hija. Me pasó, le pasó al hombre que elegí y sigo eligiendo. Hoy el amor y el deseo siguen siendo una inagotable sorpresa para mí. Decidí escribir esto porque ayuda a la felicidad, a lograr eso tan difícil que es sostener una pareja, aunque soy consciente del riesgo que lleva.
- De qué manera creés que los feminismos han transformado las nociones de amor y las relaciones sexuales y afectivas?
- -Distintas corrientes feministas cuestionaron que los hombres tengan el derecho de apropiarse de las mujeres y controlarlas, que circulen como golosinas para que el tipo que quiere estire la mano y las tome. O cuestionaron que aquel hipócrita “no” de las mujeres que quería decir sí, esa treta de débil que enseña el patriarcado, fuera el único NO que una mujer podía decir, y reivindicaron nuestro derecho irrenunciable al NO y me (nos) ayudaron a escucharlo en nosotras y a hacerlo valer tanto como el “sí”. Y, sobre todo, ciertas corrientes feministas denunciaron, tras la fantasía del amor como encuentro donde dos se vuelven uno, el odio/terror a la diferencia que funda a la cultura patriarcal. Se hicieron investigaciones filosóficas e históricas, como las pioneras de Luce Irigaray. Además todo esto aparece muy trabajado en un hermoso libro de Muraro titulado El Dios de las mujeres.
- ¿Creés que el patriarcado se cayó con las conquistas y adquisición de derechos o simplemente se ha transformado?
- -El patriarcado, que tiene miles de años, no es un gobierno que puede “caer”, es un modo de producción de subjetividades, produce varones, mujeres, gays, lesbianas, trans. Si hubo alguna cultura no signada por la opresión a las mujeres, no han quedado registros fehacientes. La lucha no empezó en 2015 con Ni una menos o la ola verde. Nuestro inconsciente es patriarcal y si para algo las feministas debemos usar a Freud y Lacan es para tomar sus descripciones como la denuncia de hasta dónde los inconscientes humanos están signados por el patriarcado. Sé que lo que la especie humana viene haciendo es horroroso y que el patriarcado es cómplice fundante de todas las injusticias humanas, también la de clase. Como muestro en Otro Logos el capitalismo surgió tomando del patriarcado elementos clave: el fetichismo, el deseo fálico. Y toda la desigualdad de clases está atravesada por la determinación a “tener”, parece que esta obsesión por “tener” y construir gente que “no tiene” se rastrea en algo tan ancestral como absurdo: el “sentido común” que divide la humanidad en hombres que “tienen” y mujeres que “no” porque “les falta”, como si tener una genitalidad que se despliega hacia adentro en lugar de colgar entre las piernas fuera tener vacío y la mujer fuera “castrada”. El capitalismo no es un modo de producción de personas sino de riquezas, tiene cuatro siglos apenas y no es tan difícil de hacer caer. Imaginate hacer caer el patriarcado. “Se va a caer” es una consigna que yo también puedo corear en un arrebato de euforia, pero esa no es la posibilidad política de transformar que puede aportar el feminismo. El patriarcado se tiene que ir cayendo dentro de cada una y entre nosotras, siempre en tiempo presente, porque si lo dejamos suelto es seguro que regrese.
- Mencionás que consideraste ser prostituta por una semana. ¿Qué te llevó a esta posibilidad y qué conclusiones sacaste de esa experiencia?
- -Cuento en detalle esta experiencia en el libro. Estaba sola y lejos en Italia, necesitaba trabajo, no quería seguir limpiando casas y cuidando bebés. La posibilidad se me presentó de modo encubierto: un tipo me entrevistó para trabajar en una agencia de acompañantes para convenciones empresariales y me dijo que incluía servicios sexuales. Lo escuché, lo evalué y dije que no. Lo importante fue qué cosas escuché, qué cosas evalué y por qué finalmente dije que no. Y sí, cada uno de esos pasos fue una gran experiencia: haber realmente escuchado la propuesta, haberla evaluado con toda la honestidad, profundidad y coraje que fui capaz de tener pese al miedo y la adrenalina, y haberla desechado no por mandatos morales, sino por reconocer finalmente dónde estaba mi deseo. Fue un ejercicio de libertad muy sartreano. Aquella semana repensé toda mi vida hasta ese momento, fue un checkpoint, para usar una metáfora que titula un libro mío de cuentos. Lo esencial no fue que decidí no prostituirme, lo esencial fue que la decisión se volvió un método vital.
- En su libro y en sus declaraciones, Drucaroff sugiere a las jóvenes, declaradas o no feministas, que busquen su propia voz y no se dejen encerrar artísticamente por mensajes previos, incluso feministas. Las anima a valorar sus experiencias como mujeres más que por cualquier discurso ajeno, por prestigioso que sea porque el arte se crea buceando pulsionalmente en las contradicciones. Recomienda leer a Virginia Woolf para apreciar la extraordinaria vigencia artística y política de su pensamiento. A las escritoras las alienta a leerse entre ellas, a elegirse como referencias para pensar teoría y política. De este modo es posible armar un linaje de pensadoras, que no significa dejar de leer a los hombres ni renunciar al pensamiento consagrado y a la literatura canónica, mayoritariamente masculina. Pero como ellos ya tienen autoridad, el trabajo hay que hacerlo sobre el pensamiento de las mujeres que aún carga con desautorización. En este sentido, da el ejemplo de Luisa Muraro: aunque ella no se ha conocido en muchos lugares, bastó la voz de Toni Negri para autorizarla. Negri afirmó que, junto con Tronti, es el principal aporte al marxismo del siglo XX que hizo Italia. Drucaroff reflexiona que si es un hombre quien la legitima, el patriarcado sigue prevaleciendo, entonces son las mujeres quienes pueden transformarlo, autorizándose y apoyándose en el pensamiento original de sus maestras. De esas formas, los pasadizos secretos se irán revelando y rebelando, y abriendo espacio para una comunidad desigual, cuyas fortalezas y agencias si bien han estallado en los últimos años cuentan con raíces más profundas, complejas y antiguas.
- Elsa Drucaroff: «la amistad entre mujeres es un hecho político»
- Claudia Quiroga 28 junio, 2024
- Con Fervor entrevistó a Elsa Drucaroff. Reciente ganadora del Premio Konex 2024 por el ensayo literario Fémina infame. Género y clase en Roberto Arlt (2022).
- Este premio llega junto al lanzamiento de su nuevo libro El pasadizo secreto. Escenas de una autobiografía feminista, de Editorial Marea. Este libro fue escrito en un 80-90% en pandemia, por lo menos, en su primera versión, donde el material se encaminó hacia un diálogo presente-pasado con una estructura derivativa de asociación libre y de trabajo con lo personal. Un viaje previo, un reencuentro con la filósofa italiana Luisa Muraro y el grupo Diotima* aventuraron la escritura. En esta charla, Elsa se expresa como feminista, desde su hacer socio político, comprometida con temas complejos y muy concretos de género.
- Con Fervor: ¿Qué diferencia encontrás con tus producciones anteriores? ¿Es la primera vez que te expresás con una escritura autobiográfica?
- Elsa Drucaroff: Es absolutamente la primera vez. Siempre trabajé, particularmente en los ensayos, no tanto en la ficción, muy pegada a mis pulsiones, a mis preocupaciones viscerales, a mis experiencias. Analizar literatura, reflexionar sobre la cultura, sobre el estado de la producción de discursos y significados en la sociedad argentina, siempre, estuvo totalmente atravesado no por un interés puramente académico y de paper, sino, por algo que ponía en juego mi experiencia, mis preocupaciones reales, existenciales con mis análisis. De hecho, en Los prisioneros de la torre me acuerdo que, cuando lo terminé, escribí que me había dado cuenta de que hacer crítica podía ser una actividad de alto riesgo, en el sentido de cómo te transforma personalmente y de todo lo que vos jugás en lo que estás leyendo y el diálogo vivo que se produce entre tu objeto de estudio y vos misma.
- Pero, nunca jamás había cruzado lo autobiográfico con la escritura de ficción. La escritura de ficción, como cualquier actividad artística, se hace siempre desde algún lugar donde entran los afectos y entra lo personal, pero, en el esfuerzo de construir un mundo ajeno y de construir personajes y de imaginar historias que no son las tuyas. En cambio, este libro es un libro jugado para mí, es un libro personal, es un libro hecho con mi vida, en escenas.
- CF: ¿En qué momento comenzó a gestarse? ¿Hubo algún ideario para ponerte a escribir este libro?
- ED: Creo que ya estaba la idea de trabajar sobre estas escenas autobiográficas. Empecé cuando volví del viaje a Italia, entre octubre y noviembre de 2019. Más allá de que hice muchas otras cosas en ese viaje, lo siento, un viaje a Luisa Muraro.
- Vuelvo con todas las horas y horas de charla con ella grabadas, con materiales bibliográficos nuevos, con libros de Diotima y, como le digo a Luisa y está en el libro, sin tener la menor idea de qué tipo de libro iba a hacer. Lo dejé en reposo y en enero empecé despacito a escribir intuitivamente la escena inicial del tren y me encontré con una tercera persona para hablar de mí en el pasado.
- CF: ¿Cómo asumiste ese momento?
- ED: Me asustó un poco, porque no era mi estilo exponer así las cosas y ahí fue cuando tuve algunas charlas de gente que agradezco. Uno de esos colegas, fue un gran escritor, Andrés Neuman, con quien tuvimos una larga charla virtual, donde me alentó fuertemente a que viera qué pasaba si iba por ese camino. Y bueno, se fue armando medio sobre la marcha, hubo un momento donde tuve claro lo que estaba haciendo: una estructura derivativa de asociación de ideas, donde se pasaba de la teoría al testimonio periodístico, del encuentro con ella y, de eso, a mi propia vida y a la narración. El libro tuvo su primera versión terminada, que era mucho más larga, más o menos, en marzo del año siguiente, del 2021.
- CF: ¿Cómo encontraste ese equilibrio que vemos condensado en el libro?
- ED: Me costó mucho hacerlo, ahí tuve, también, muchas ayudas que están detalladas en los agradecimientos, que fueron fundamentales. Mucha gente querida, a quienes les gustaba el libro y leyeron tramos, eso ayudó. Y, sobre el final, en la última edición, mi editora, Constanza Brunet (directora de Marea Editorial), fue central. Están mencionadas/os todas/os, porque era un libro tan personal que había momentos donde me costaba mucho entender cuánto era interesante y cuánto era mi propio ombligo.
- CF: ¿En qué momento de tu vida asumiste el compromiso feminista?
- ED: En mi viaje de juventud a Italia lo habité, volví de Italia siendo feminista. Ya tenía una madre que se autodenominaba feminista, lo que me pasaba era que no estaba de acuerdo con el modo en que ella encaraba eso, pero, ese permiso lo tenía.
- CF: Algo de esto se refleja en el libro, ¿por qué no estabas de acuerdo con sus modos?
- ED: Porque no lo encaraba de una manera solidaria y hermanada con las demás mujeres, lo encaraba desde un lugar donde ella era una mujer especial, que de algún modo se diferenciaba de las demás y no caía en las trampas de todas las demás. Había desprecio por las demás mujeres, había un sentimiento de superioridad, no la encaraba preguntándose por sus propias contradicciones. Por más feminista que fuera, a mi hermano le enseñó a manejar a los 13 años y a mí no. A mí me persiguió en mi libertad sexual como cualquier mujer de esa época y peor. O sea, hubo cosas que sí transmitió, pero muchas que no.
- CF: ¿Cómo transitás el feminismo?
- ED: Yo considero que el feminismo es un desafío muy fuerte para una mujer. La primera tarea que tiene que hacer una feminista es entender cuánto sexismo, cuánto machismo, cuánta desjerarquización tiene incorporada adentro de su alma, cuánto permite a los demás que actúen según esa desjerarquía y cuánto actúa una misma según esa desjerarquía. Para mí, el feminismo es un compromiso de autocrítica también.
- CF: ¿Cómo observás a los feminismos en la Argentina a partir del 10 de diciembre, qué riesgos estamos corriendo con esta emplazada de la derecha?
- ED: La Argentina tuvo una absoluta ausencia de perspectivas feministas. La radicalización de la izquierda argentina en la década del 60-70 fue profundamente machista y las mujeres no se plegaron para nada a perspectivas feministas, al contrario. Primero el partido, primero papá partido. Ni siquiera pensando que había problemas específicos de nosotras como mujeres. La ola feminista nuestra, real, empieza con Ni Una Menos en 2015, sigue con La Ola Verde. El feminismo es una posición política que tiene que ver con cuestionar la desjerarquización, la opresión de más de la mitad de la humanidad y la convicción milenaria, de la cual no hay memoria hacia atrás, de que los hombres tienen que mandar y tener el poder. Esa convicción atravesó clases sociales y construyó cultura.
- Dado que las mujeres somos más de la mitad de la humanidad y dado que hay infinitas mujeres de diferentes características, es muy difícil decir qué nos junta. Qué me junta a mí con una mujer que apoya a los talibanes en Irán o con una colla del Altiplano, es muy difícil pensar todo esto en un bloque, hay un montón de problemas teóricos y un montón de problemas políticos.
- Además, están las que se perciben mujeres y quieren ser mujeres. A esta diversidad la podemos nombrar como distintos feminismos. Yo no estoy tan de acuerdo en que todos los feminismos en el fondo sean plurales, necesarios y podamos convivir en paz, para nada.
- Me parece que buena parte de los problemas que se están teniendo, cierto retroceso de esta última ola feminista en el mundo y, particularmente, de esta primera y tan poderosa ola feminista en la Argentina, digo, primera como ola masiva, porque el feminismo tenía historia en la Argentina, en buena parte es responsabilidad de errores muy grandes que se cometieron en medio de la euforia y con mucha falta de reflexión y de lectura.
- Vos me preguntás cómo veo la situación ahora y la veo muy mal. Por un lado, las discusiones que dividieron salvajemente al feminismo y los niveles de violencia en los enfrentamientos entre feministas, que a mí me horroriza. Por el otro lado, creo que la reacción de la derecha es feroz. La derecha ha traído y ha vuelto a poner blanco sobre negro el machismo, pero, de ninguna manera es verdad que el machismo está solamente en la derecha, para nada, como se vio cada vez que hubo problemas parlamentarios importantes para decidir. Tanto la lucha por el cupo del 30% en los noventa, como la lucha por la legalización del aborto, como la lucha por el divorcio fueron luchas que mostraron que atravesaban transversalmente todos los partidos políticos.
- CF: ¿Cuáles fueron, particularmente, los errores del feminismo?
- ED: La cultura de la cancelación gozosa y exagerada, la victimización. Una cosa es reconocer que somos la parte de la humanidad oprimida y que estamos construidas desde la opresión y denunciar esa injusticia y otra cosa es plantear que lo único que somos es víctimas pasivas. A ver, a los hombres los crían mujeres, ¿sí? A los energúmenos que hablan por televisión contra el feminismo hubo mujeres que les fregaron el piso, les lavaron los calzones y los acostumbraron a ciertas cosas, los dejaron tener el poder. Esto no significa que yo crea que esas mujeres son mis enemigas, ni que yo crea que esas mujeres no pueden ser feministas. Tendríamos muchas cosas para mirarnos a los ojos y para decirnos, pero, desde un lugar de autoexigencia, de rehacernos y pensarnos.
- CF: Muchas de las personas que venían militando a instancias feministas en los últimos años son mujeres que han arribado, en esta última década, a lugares de toma de decisiones, a tal punto que hemos llegado a tener un Ministerio de las Mujeres, Género y Diversidad, recientemente desmantelado como subsecretaría, también.
- ED: Hoy, no tenemos un montón de cosas. A mí no me parece mal que haya un Ministerio de la Mujer y, por supuesto, que me parece horroroso lo que han hecho. Pero, creo que el fondo de la transformación del feminismo no pasa por tener un Ministerio de la Mujer.
- CF: Volviendo al libro y tu encuentro con Luisa Muraro, ¿cómo incidió en tu pensamiento?
- ED: Yo encontré la palabra de Luisa cuando tenía apenas treinta y pocos y una amiga, Moira Fradinger, me pasó unas fotocopias y leerla me voló la cabeza. La seguí leyendo y gran parte de mi producción teórica está muy influida por ella, no porque esté 100% de acuerdo con ella, tengo algunas diferencias, pero, aún no estando de acuerdo, es un pensamiento de una riqueza, una pregnancia, una profundidad, un valor político impresionante.
- En 2019, pude conocerla y pasar diez días conversando con ella y las filósofas de Diotima. Una frase fundamental de este grupo: entre una mujer y yo el mundo, entre el mundo y yo otra mujer, para indicar que la transformación feminista no se hace una sola mirándose al espejo, se hace en un intercambio comunitario con otras mujeres. Mediamos entre nosotras nuestro conocimiento y nuestro manejo sobre el mundo.
- CF: Esto estuvo muy presente desde 2015 con el trabajo en colectivas.
- ED: Por supuesto. El encuentro en las calles era eso.
- CF: Fue una diplomatura urgente de saberes, socializando maneras de hablar y símbolos, como el pañuelo verde ¿Fue coherente el encuentro humano con las mujeres de Diotima?
- ED: Si, lo encontré y espero haber podido contarlo en el libro. Una enorme coherencia y un contacto muy vital. El saber surge entre ese contacto entre mujeres, siempre experiencial y siempre de discusión e intercambio. El saber surge de temas que te atañen. Luisa Muraro, en ese sentido, fue muy transparente conmigo. Las charlas que mantuve con ella, por momentos eran casi mayéuticas, casi socráticas y me preguntaba: ¿Por qué te importa esto? ¿Por qué me traés este problema? ¿Qué te atañe a vos? Ella se manejaba como si yo tuviera verdades internas que ella me tenía que ayudar a descubrir, mucho más que te ilumino y te hablo. Eso me parece es super coherente con las formas de acción. También, el cariño y la generosidad con la que me recibieron y el apoyo que me dieron en sentido afectivo. Las mujeres de Diotima dicen: nosotras somos una comunidad afectada por algunos problemas que nos atraviesan y otros que son muy diferentes y tenemos mucho para hacer entre nosotras y pensar el mundo de una manera original y propia, es hacerlo entre nosotras. Pero, eso no significa que no podamos tener más o menos simpatía con unas y con otras. No somos un grupo de la manera masculina, de un ellos homogéneo que va para el mismo lado y vota en bloque. Tienen otro planteo de hacer política muy interesante: diálogo y aceptación de las diferencias, de las simpatías y antipatías. Dicen, no somos un grupo, somos una comunidad y esto tiene consecuencias muy coherentes con las formas de tratarse, relacionarse y, también, la idea muy fuerte de que la amistad entre mujeres es un hecho político.
Luisa Muraro y Elsa Drucaroff. CF: Luisa habla de dar visibilidad a otras mujeres posibilitadoras de otros movimientos.
ED: Visibilizarlas y darles autoridad. Es decir, volverlas referentes para nosotras como palabra confiable y con cosas para enseñarnos.
CF: El concepto de Marcela Lagarde de “liderazgos entrañables” parecería que se hermana.
ED: Sí, se hermana.
CF: Y traes al libro lo que Luisa dice: “confiar en esas mujeres que le pusieron el coraje”.
ED: La confianza es central. Y a mí también me asustaron cosas que pasaron durante a ola feminista. Situaciones, de pronto, donde una mujer referente decía algo que no le gustaba a un grupo político (al margen de que pudiera ser discutible) y salían a cancelar, a insultar, a desprestigiar todo lo que esa mujer representaba. Eso es un disparate.
CF: ¿A quiénes te gustaría que llegara El pasadizo secreto, más allá de quienes frecuentamos las librerías y el feminismo?
ED: Qué buena pregunta. Me gustaría que llegara a mujeres de todas las edades que, en distintos momentos de la vida, se hayan hecho alguna pregunta. Me gustaría que contagiara, como dice Luisa. Que fuera contagioso, como el lema que está repetido en el libro: la gente es mucho más libre de lo que cree que es. Que llegue a dos mujeres que quieran mirarse una a la otra para pensarse de un modo libre y producir una palabra propia, ver cómo transforman su lugar en el mundo y se juntan con otras que se están mirando. No hay derecha ni izquierda que las pueda derrotar.
*DIOTIMA: Comunidad de filósofas italianas de la Universidad de Verona. Han adoptado este nombre para pregonar sus saberes. Dina Sartori, Sara Bigardi, Chiara Zamboni, Luisa Muraro, Wanda Tommasi, Federica Giardini y muchas más reúnen distintos trabajos abocados a la filosofía feminista.
Claudia Quiroga es directora, actriz, dramaturga, artivista, docente y fotógrafa. Co-Fundadora de la Colectiva Feminista Artivista, MAT – Mujeres de Artes Tomar. Integrante Asociada y docente en el CELCIT (Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral). Integra la Colectiva de Autoras. Vive en Villa Sarmiento, Morón, Provincia de Buenos Aires.