Sociologia De La Muerte


CONVERSACIONES SOBRE EL BUEN VIVIR Y EL BUEN MORIR

EN LA ERA DE LA LONGEVIDAD EvaGiberti y MercedesJones

ÍNDICE DE TEMAS A DESARROLLAR







CREMACIÓN





UNA DISCUSIÓN SOBRE EL ESTUDIO DEL RITUAL COMO “ESPEJO” PRIVILEGIADO DE LA CULTURA1 A discussion about the study of ritual as a special cultural “mirror”

condensa metonímicamente el conjunto de la sociedad o de la cultura, y que por ello supone una vía privilegiada para abordarlas.

del ritual -Edmund Leach, Max Gluckman, Victor Turner y Clifford Geertz-, el texto desarrolla un argumento que explora los presupuestos y categorías subyacentes que han condicionado este tipo de enfoque ligado a un particular acercamiento teórico al estudio del “Otro” en antropología- Mail: David_lorente_fernandez@hotmai.com



NOTAS REUNIÓN EvaGiberti

REFLEXIONES SOBRE LA MUERTE

RITUALES DE LA MUERTE




“gran vejez”.Un estudio comparativo. Paula Pochintesta.




EXPERIENCIAS CERCANAS A LA MUERTE- Experiencias despúes de la muerte






DEL LIBRO DE FLORA PROVERBIO


ÍNDICE DE TEMAS A DESARROLLAR


LAS DOULAS DEL FINAL DE LA VIDA O DOULAS DE LA MUERTE

NOMBRES QUE RECIBEN

DEFINICIÓN Y FUNCIONES

PAÍSES QUE RECONOCEN SOCIALMENTE EL ROL DE LA DOULA DE LA MUERTE

EN LATINOAMÉRICA

* Chile: En Chile, la presencia de las doulas del final de la vida está comenzando a ser reconocida. Algunas organizaciones y grupos de apoyo ofrecen capacitación y recursos para las doulas del final de la vida, y colaboran con instituciones de salud y cuidados paliativos para brindar acompañamiento y apoyo a las personas en su proceso de morir.

UNIÓN EUROPEA Y CULTURAS ORIENTALES COMO CHINA Y JAPÓN

Unión Europea:






Es psicóloga clínica especializada en psicooncología y cuidados paliativos y su experiencia acompañando a pacientes diagnosticados con enfermedades terminales y a sus familias le demostró cómo el final de la vida, más allá de la tristeza y el dolor, puede ser también una etapa de gran luminosidad y trascendencia.


www.frontiersin.org/articles/10.3389/fnagi.2022.813531/full

www.commonwealmagazine.org/end-life-dreams


LA EUTANASIA Y EL SUICIDIO ASISTIDO






The Politics of Loneliness- https://noreena.com/the-politics-of-loneliness/ Listen to the Talking Politics podcast here.

David Runciman talks to economist and author Noreena Hertz about loneliness and its impact on all our lives, the themes around her new book The Lonely Century.

How does the experience of loneliness shape contemporary democracy? What kind of politics could make us feel more connected? Can technology bring us together or is it driving us further apart?

Plus they discuss the consequences of the pandemic for the future of work and the possibility of building a better world.


OLIVIA LAING

― Olivia Laing, The Lonely City: Adventures in the Art of Being Alone


Un estudio del papel de la muerte en los cambios y eventos biográficos. Revista de Ciencias Sociales, 30(40), 129-150. http://www.scielo.edu.uy/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0797- 55382017000100007&lng=es&tlng=es


Eben Alexander pasó siete días en coma profundo y al despertar contó cómo fue su "experiencia en el cielo". ¿Cómo es la vida después de la muerte?


Eutanasia, el nuevo gran test para Occidente

Seis meses después, destrozada por el sufrimiento, la madre decidió en secreto administrarle un fuerte barbitúrico que volvió a sumergir al joven en coma profundo y obligó a internarlo en un servicio de reanimación. El 26 de septiembre de 2003, después de una reunión colegial y con acuerdo de la madre, el médico suspendió todas las medidas de reanimación: invocando los principios de “compasión y humanidad” aceptó inyectarle una dosis de cloruro de potasio para provocar la muerte del paciente, un gesto que abrió un proceso que duró hasta abril de 2005.

Ese dramático episodio, que generó enardecidas polémicas y mantuvo a Francia en suspenso durante cinco años, produjo el electroshock social que permitió al diputado Jean Leonetti hacer aprobar en abril de 2005 una primera ley púdicamente denominada “sobre el derecho de los enfermos al final de vida”. Un segundo texto fue aprobado en 2016. Sin admitir la eutanasia ni la ayuda al suicidio, la ley Leonetti define un marco para que los pacientes puedan solicitar la suspensión de ciertos tratamientos y prohíbe la “obstinación irrazonable” o “encarnizamiento terapéutico”, una práctica que –con cierta hipocresía– en español se denomina “atención médica inútil” y en inglés “futile medical care”.

Desde ese momento, ese debate crucial se desarrolla en una nube semántica de ambigüedades por las reminiscencias nazis que envuelve el término eutanasia, y de intransigencias originadas en principios religiosos e ideológicos ancestrales que tocan la esencia misma del ser humano. A pesar de las reservas, esa discusión se convirtió –por varias razones– en el problema científico, legal, ético y moral más importante que deberá resolver el mundo en los próximos años para abordar razonablemente la forma de muerte que desea cada ser humano en pleno siglo XXI. Para entrar en esta nueva fase de modernidad, que de todos modos será cuestionada dentro de algunos años por nuevas convulsiones, Occidente debió superar otras tormentas igualmente desgarradoras cuando abolió la pena de muerte, legalizó el divorcio, despenalizó el aborto o aceptó el matrimonio homosexual. Pero ahora se trata de elegir la forma más inteligente de abordar esa cuestión existencial que Vladimir Nabokov definió como “un destello de luz entre dos eternidades de tinieblas”.

El final de la vida –y la posibilidad de controlar los contornos de la propia muerte– no suscita en pleno siglo XXI los mismos pavores, tormentos y supersticiones que existían en la Edad Media. Con la ventaja de que los progresos de la ciencia y la madurez de los médicos ahora permiten sortear la amenaza de entrar en un túnel de suplicios y sufrimientos intolerables. “La muerte no debe ser considerada como una interrupción traumática de la existencia, sino como parte natural de la vida”, decía la británica Cicely Saunders, que con su práctica en el hospicio Saint Christopher de Londres definió a partir de 1967 los criterios de la medicina paliativa para que el paciente desahuciado tuviera una “buena muerte”. Otro gran precursor del cambio fue el sacerdote francés Patrick Verspieren, profesor de ética biomédica en el Centro Oncológico de Bicetre. En un célebre artículo publicado en 1984 en la revista jesuita Etudes, desgarró el velo que ocultaba la “eutanasia clandestina” practicada por algunos médicos para mitigar los atroces sufrimientos que padecen en particular los enfermos de cáncer en la fase terminal. Ese texto de ética científica abrió el camino para que la medicina francesa pudiera prescindir de la morfina y recurrir sin remordimientos a los cócteles líticos, como el DLP, que mezcla tres drogas sedativas: dolosal (petidina), largactil (clorhidrato de clorpromazina) y fenergan (prometazina).

Por respeto de la voluntad divina, las tres grandes religiones monoteístas condenan toda forma de ayuda a la muerte por considerar que se trata de una intervención humana en el proceso natural de vida y de muerte, lo que contradice la voluntad de Dios. El budismo, si bien valora la compasión y la disminución del sufrimiento, acuerda especial importancia al proceso de vida y de muerte, que interpreta como partes de un ciclo kármico. “Un Estado laico no tiene por qué someterse a una interdicción religiosa sobre la muerte”, argumenta el filósofo André Comte-Sponville. El abismo que separa la sociedad moderna de las iglesias domina el debate que abrió el presidente francés, Emmanuel Macron, cuando reunió a 650 personalidades en una Convención Ciudadana encargada de preparar un texto de recomendaciones que será examinado en los próximos meses por el Parlamento.

El actual debate en Francia sobre la “ayuda activa a morir” se inspira en el modelo de “suicidio asistido” vigente desde 1997 en Oregon. Existen otros nueve estados que aceptan la eutanasia, pero la práctica es marginal en comparación con los 390 casos anuales de Oregon. El caso de ese Estado, que desde 2016 admite pacientes de otras regiones, es emblemático porque es tan liberal como Bélgica, pero excluye de oficio los enfermos de patologías neurodegenerativas como Alzheimer, que destruyen memoria y reflexión, y son incapaces de decidir en forma coherente.

La práctica terapéutica de fin de vida también es legal ahora en España, Holanda, Luxemburgo, así como en Canadá, Nueva Zelanda y en el estado norteamericano de Oregon. Bélgica, que aprobó la eutanasia hace 20 años, es el país con la reglamentación más avanzada de Europa, y se especializa incluso en recibir pacientes de otros países europeos menos tolerantes. Durante el violento debate que precedió la adopción de la ley, entre 2000 y 2002, el rey Alberto II pensó en reeditar la astucia empleada por su hermano Balduino, que, en 1988, se hizo declarar “incapaz de reinar” durante 36 horas para no verse obligado a firmar la ley despenalizando el aborto. Pero, en el caso de la eutanasia, el Parlamento rehusó actuar como cómplice de las reservas morales del monarca. Con el tiempo, el campo de aplicación de la ley se extendió en 2014 a los menores sin ninguna restricción de edad, siempre que se trate de afecciones físicas. Desde 2020 también se aceptan las “directivas anticipadas” y ahora el Parlamento debate la posibilidad de aceptar incluso ese régimen para los enfermos de demencia. A pesar de ese liberalismo, la eutanasia solo representa 2,5% de los decesos totales del país, es decir 2500 muertos por año, cifra mucho menor que los 8000 casos de suicidio que –con frecuencia– provocan enormes daños colaterales (explosiones de gas, accidentes ferroviarios, gestos que dañan a inocentes o dramas psiquiátricos múltiples).

Suiza tiene un régimen similar, pero adoptó una actitud más cautelosa con pacientes de otros países europeos para evitar el llamado “turismo de la muerte”.

Cualquiera que sea la definición legal elegida, es imprudente confundir suicidio asistido con eutanasia. La gran diferencia reside en que en la eutanasia el gesto final –una inyección o una bebida– es practicado por un médico, mientras que en el suicidio asistido es el paciente quien absorbe la sustancia, acto que por lo general se realiza en presencia de un médico que “observa, pero no actúa”. Hasta los clínicos más liberales –y con más razón los enfermeros– se rehúsan a “apretar el gatillo”, salvo en casos excepcionales. El juramento hipocrático, que admite varias interpretaciones, no es un obstáculo difícil de superar para los médicos educados en los preceptos humanistas. Pero ningún profesional que estudió entre 7 y 10 años para “curar” se resigna a realizar sin pesar un gesto de fin de vida, aunque también sea en nombre del humanismo.

Especialista en inteligencia económica y periodista

Carlos A. Mutto


El hombre ante la muerte

En este monumental ensayo Philippe Ariès ‘El hombre ante la muerte’, originalmente publicado en 1977 y con edición castellana desde 1983, fue reeditado por Taurus en 2011. Este es uno de los pocos ensayos a los que podemos calificar con la ‘triple I’: inteligente, imprescindible, e imperecedero. En consecuencia, el trabajo de Philippe Ariès recoge y encapsula el imaginario sobre la muerte, y su cambio a lo largo del tiempo des de la perspectiva de la antropología, la historia, la filosofia y como esta queda inmersa en un proceso de cambio vertiginoso que tiende a borrar las huellas de su pasado especialmente en nuestra época moderna en la que se pretende que la muerte no exista.

‘El hombre ante la muerte’ comienza en la Edad Media. En este período la Religión Católica estaba todavía construyendo su estructura organizativa, desprovista de la plena legitimidad y reconocimiento del que gozaría; el poder político se encontraba disperso alrededor de una miríada heterogénea y dinámica de nobleza terrateniente, con luchas constantes como parte del proceso de definición de la monarquía; y la estructura social era esencialmente agraria, en una época de penurias y hambrunas que situaba la esperanza de vida por debajo de los treinta años.

En este contexto, escaseces y guerras, miserias propias y disputas ajenas, hacían de la muerte una experiencia común. La actitud de las gentes de aquel entonces se próxima a lo que hoy por hoy entenderíamos como resignación: la aceptación de una vida corta y poco confortable, la recepción habituada a la muerte desprovista en gran parte del drama y la tragedia que iría adquiriendo con el paso del tiempo.

Philippe Ariès analiza como la cultura de la muerte ha querido dejar su huella en la construcción de los cementerios como lugares de culto y la personalización de las tumbas antaño anónimas –desembocando en el culto a la persona muerta, el crecimiento de la esperanza/calidad de vida y el distanciamiento de la muerte como experiencia vital, la transición del protagonismo del alma (que con la muerte alcanza un lugar mejor) al cuerpo (que se corrompe y embrutece, dramatizándose y promoviendo actividades dirigidas a ocultar, mejorar o impedir este proceso)… han supuesto las bases principales de la transición desde entonces.

El autor también afronta con sistematicidad y didáctica las prácticas funerarias, desde el ataúd hasta el duelo por los difuntos, pasando por la construcción de cementerios o la individualización de los nichos; la definición del más allá, donde se mezcla el cielo como lugar de reposo para el alma, con la presencia real del ser fantasmagórico por los espacios y lugares conocidos en vida (¿una vulgarización del purgatorio?); o la adaptación del culto religioso a estas transformaciones, en cultos y ritos… Y las bases de este cambio Philippe Ariès las pone/expone a través una ingente y diversísima documentación: escritos privados e inscripciones, poemas u cánticos populares.

Ya en los tiempos contemporáneos, Ariès nos habla, con cierto tono de preocupación, sobre cómo hemos pasado de naturalizar la muerte a externalizarla, de aceptarla como parte inherente de nuestra existencia a rechazarla a través del combate contra ‘los síntomas del envejecimiento’. El culto al cuerpo y el culto a la juventud, la dictadura de la estética y de la salud, buscan negar la muerte, superarla, controlarla, someterla al dictado del volens personal. El individuo contemporáneo vive el envejecimiento como un trauma, y la muerte como una vergüenza. Hemos pasado de querer ampliar y superar la calidad de vida, a querer someterla a nuestro control.

‘El hombre ante la muerte’ nos regala un análisis serio y hondo sobre el camino que estamos tomando. Ariès nos obliga a mirarnos al espejo y vernos como somos: seres acomplejados, renuentes a aceptar que nos guste o no, y como sabemos también desde hace siglos, toda existencia abriga en su ser un principio y un fin.


FUNDACIÓN COLUMBIA



EL FARO- ASOCIACIÓN CIVIL




LA CREMACIÓN

Argumentos a favor de la cremación: Aspectos Económicos:

Ahorro de Costos: Algunos defensores de la cremación argumentan que es una opción más económica en comparación con los métodos tradicionales de sepultura, como la inhumación en un ataúd. Consideraciones Medioambientales:

Menor Impacto Ambiental: La cremación puede percibirse como una opción más respetuosa con el medio ambiente, ya que ocupa menos espacio de tierra y puede generar menos contaminación del suelo. Flexibilidad Geográfica:

Movilidad Geográfica: La cremación permite que los restos cremados sean fácilmente transportados o esparcidos en diversos lugares, lo cual puede ser importante para personas que han vivido en diferentes regiones o países. Cambio en las Preferencias Culturales:

Evolución Cultural: En algunas sociedades, las preferencias culturales han cambiado con el tiempo, y la cremación se ha vuelto más aceptada como una opción válida. Argumentos en contra de la cremación: Consideraciones Religiosas:

Creencias Religiosas: En algunas religiones, la cremación puede ser vista como una violación de creencias sobre la integridad del cuerpo después de la muerte. Algunas religiones consideran que el cuerpo debe permanecer intacto para la resurrección. Impacto Ambiental de la Cremación:

Emisiones y Consumo de Energía: La cremación puede generar emisiones de gases y partículas, así como consumir una cantidad significativa de energía, lo que algunos críticos consideran un impacto ambiental negativo. Falta de un Lugar Físico para el Recuerdo:

Necesidad de un Lugar de Conmemoración: Algunas personas argumentan que la cremación puede eliminar la necesidad de un lugar físico donde las personas puedan conmemorar y recordar a sus seres queridos. Aspectos Éticos:

Ética del Manejo de los Restos: Algunos críticos argumentan que la cremación puede plantear preguntas éticas sobre el manejo de los restos y la posibilidad de abusos en el proceso. Emociones y Ritualidad:

Pérdida de Rituales Tradicionales: La cremación puede percibirse como la pérdida de rituales tradicionales asociados con la inhumación, lo cual puede ser importante en términos de proceso de duelo para algunas personas. Es importante destacar que las opiniones sobre la cremación varían ampliamente y están influenciadas por factores culturales, religiosos, éticos y personales. Además, las prácticas y actitudes hacia la cremación pueden evolucionar con el tiempo a medida que cambian las normas culturales y sociales.

User Dar detalles en 200o palabras sobre esta temática ChatGPT La cremación, como método de disposición final de los restos humanos, ha sido objeto de debate y reflexión desde diversas perspectivas académicas, culturales y religiosas. Entre los argumentos a favor de la cremación, se destaca su aspecto económico, ya que muchos consideran que es una alternativa más accesible económicamente en comparación con los métodos tradicionales de sepultura. Además, algunos defensores resaltan su menor impacto ambiental, ya que ocupa menos espacio de tierra y, en teoría, podría generar menos contaminación del suelo. La cremación también ofrece flexibilidad geográfica, permitiendo que los restos cremados sean transportados o esparcidos en diferentes lugares, lo cual puede ser relevante para aquellos que han vivido en distintas regiones.

Sin embargo, quienes se oponen a la cremación basan sus argumentos en diversas consideraciones. Desde un punto de vista religioso, la cremación puede entrar en conflicto con creencias sobre la integridad del cuerpo después de la muerte, siendo algunas religiones particularmente insistentes en la preservación del cuerpo para la resurrección. Además, la cremación ha sido objeto de críticas ambientales, ya que el proceso puede generar emisiones de gases y consumir una cantidad significativa de energía, planteando preocupaciones sobre su sostenibilidad y su impacto ecológico.

La falta de un lugar físico para el recuerdo también es una crítica común, ya que algunos argumentan que la cremación elimina la necesidad de un espacio conmemorativo tradicional. Desde una perspectiva ética, se plantean preguntas sobre el manejo de los restos cremados y la posibilidad de abusos en el proceso. Asimismo, se destaca la pérdida de rituales tradicionales asociados con la inhumación, lo que puede afectar el proceso de duelo y la conexión emocional con el fallecido.

En conclusión, la cremación se encuentra en el centro de un debate complejo que abarca cuestiones económicas, ambientales, religiosas y éticas, reflejando la diversidad de opiniones y valores en la sociedad en relación con la muerte y el manejo de los restos humanos.






EL TEMA DEL BUEN MORIR


ASOCIACIONES DE EMPRESAS FUNERARIAS, SEGUROS DE VIDA, ETC


pueden ser tratados sino bajo estos tres aspectos. Son temas que tocan lo profundamente humano: su ser, su identidad, y su realizarse. Son lo propio.

problema se podría plantear de la siguiente manera: la muerte, entendida como el fin de la conciencia, no es, por tanto, experimentable por dicha conciencia. Lévinas dirá, por ejemplo, que “la muerte es el fenómeno del fin al mismo tiempo que es el final del fenómeno” (Lévinas,2008: 64).





/ Actualizado al 31/03/2022 18:10 Hace unos 20 años, mIRC, ICQ o MSN exploraban qué se podía hacer en un chat. Todos permitían charlar, claro. Habían sido inventados para eso. Algunos empezaban a dejar que mandemos fotos. Otros, emoticones, los proto-emojis. Y más adelante, videos.

Pero había una función en común que a ninguno se le escapaba: la posibilidad de estar offline. Algo que Whatsapp, en 2021, no permite: una vez instalado, estamos en línea. Para siempre. LA TECNOLOGÍA Y LA MUERTE


HABLAR CON LOS MUERTOS

Hablar con los muertos mediante IA: los posibles riesgos



Algunas personas utilizan chatbots de IA para crear avatares de sus seres queridos fallecidos. Para algunos es un consuelo, pero otros sienten incomodidad.


EnciclopediaRelacionalDinamica: SociologiaDeLaMuerte (última edición 2024-02-17 22:55:12 efectuada por MercedesJones)