Acercando y compartiendo el conocimiento científico de temas relacionados con la especialidad.

Solo aquellos productos que pasen nuestros estrictos criterios de calidad podrán solicitar el aval de SACLE.






El sector social es intrínsecamente complejo porque está formado por una multitud de actores en diferentes contextos, agendas y realidades políticas. Cualquier enfoque que pretenda resolver fácilmente dicha complejidad tiene muchas probabilidades de ser reduccionista y, por lo tanto, ineficaz. El design thinking tiende a la simplificación excesiva en, al menos, tres formas.

El design thinking es formulista. | El design thinking se presenta generalmente como un conjunto de herramientas singular que proporciona un conjunto de pasos, plantillas estandarizadas y procesos que pueden seguirse, replicarse y convertirse en modelos de consultoría. El número y los nombres de los pasos en cada enfoque varían, pero el objetivo sigue siendo el mismo: proporcionar a diseñadores y no diseñadores una fórmula paso a paso, fácil de seguir, para resolver un problema. El proceso suele incluir una serie de actividades para investigar y definir el problema, seguidas de la generación de ideas, que luego se convierten en prototipos y se prueban repetidamente antes de su implementación. El design thinking recomienda cultivar actitudes como la curiosidad, la positividad y una mentalidad de principiante para estas actividades.

La naturaleza formulista del design thinking sugiere que su aplicación es sencilla. En nuestra experiencia como investigadores, diseñadores y educadores que trabajamos en el sector social desde hace 12 años, hemos observado que las organizaciones tienden a acoger con satisfacción la aparente simplicidad del design thinking, con la esperanza de que les dará soluciones rápidas a sus problemas complejos. Por ejemplo, algunas organizaciones participan en proyectos de design thinking para abordar desafíos multigeneracionales como el acceso a la salud o la discriminación de género, y suponen que pueden desarrollar soluciones en el lapso de unos pocos meses. Empaquetar el design thinking como una fórmula también minimiza la importancia de tener tanto la cultura organizacional como las capacidades adecuadas para practicar el design thinking. Las organizaciones cuyas culturas evitan asumir riesgos, mantienen jerarquías sólidas o asignan la responsabilidad de las nuevas ideas a consultores tienden a tener dificultades con la experimentación, la colaboración y un enfoque centrado en el ser humano que sitúe a los beneficiarios en el centro del proceso de generación de ideas, todos estos componentes esenciales de un enfoque de design thinking.

El design thinking está descontextualizado. | A pesar de afirmar ser sensibles al contexto, los defensores del design thinking no siempre desarrollan una comprensión sistémica y estructural de cómo los problemas que buscan abordar se arraigan en comunidades más grandes y en sus historias. Este enfoque descontextualizado para la resolución de problemas puede perjudicar involuntariamente a las comunidades y al medio ambiente al interpretar los problemas como fallas individuales, en lugar de sistémicas.

Esta descontextualización también perpetúa el mito de que el design thinking es un enfoque objetivo y apolítico. Dentro de esta ficción, los diseñadores se perciben a sí mismos como agentes imparciales en los proyectos de diseño. Sin embargo, los diseñadores no son neutrales y sus prejuicios y creencias influyen en sus percepciones e interpretaciones del mundo y, por tanto, en su trabajo. En un artículo para la edición especial sobre vigilancia policial de la Design Museum Magazine (Revista Museo del Diseño)1, Sarah Fathallah (coautora de este artículo) ilustra los límites de este enfoque descontextualizado mediante un análisis de varios proyectos recientes de design thinking en los que diseñadores colaboraron con agencias encargadas del orden público. Estos proyectos tenían como objetivo aumentar la confianza de la comunidad en la policía mediante la convocatoria de reuniones comunitarias, oportunidades de “acompañamiento” o el uso de herramientas de realidad virtual para desmitificar el trabajo de los agentes de policía. Todas las soluciones propuestas, afirma Fathallah, suponían que la desconfianza de las comunidades hacia la policía se debía a una falta de empatía o al desconocimiento sobre su campo de trabajo. En cambio, un análisis más exhaustivo habría incluido las fallas sistémicas de la labor policial, como explica Fathallah, que muestran cómo el fondo de la desconfianza de la comunidad radica en “las realidades actuales e históricas de la actuación policial, incluida la violencia rutinaria, la discriminación, la criminalización de la pobreza y el acoso y la violencia sexual”.

La Makeright Initiative (Iniciativa Makeright), un proyecto de investigación que se desarrolló entre 2015 y 2017 en el Reino Unido y la India, demuestra las limitaciones del design thinking cuando no se considera el contexto. En esta iniciativa, 85 reclusos del Reino Unido y 25 de la India participaron en talleres donde aprendieron a fabricar bolsas antirrobo como parte de un proyecto de design thinking. Según Lorraine Gamman y Adam Thorpe, ambos profesores de diseño en Central Saint Martins en Londres e investigadores principales del proyecto, el curso pretendía dar a los presos la oportunidad de desarrollar empatía, colaboración y habilidades de resolución de problemas. En un artículo de 2018 de She Ji: The Journal of Design, Economics, and Innovation (She Ji: la revista de diseño, economía e innovación) sobre la Iniciativa Makeright, Gamman y Thorpe afirman que aprender estas habilidades "podría respaldar las ambiciones [de los presos] hacia un futuro autoempleo", así como puede mejorar su "compromiso social y facilitar su reinserción en la sociedad”.2 Al enmarcar la “integración social” y la “abstinencia de la delincuencia” como cuestiones de desarrollo personal, Gamman y Thorpe pasan por alto las causas profundas que, en primer lugar, contribuyeron al encarcelamiento de las personas y no reconocen los obstáculos estructurales para su reintegración, incluida la forma en que sus antecedentes penales dificultan el acceso al empleo, a la vivienda y a otras necesidades básicas. También describen la delincuencia como una cuestión de malas decisiones individuales, en lugar de considerarla como un conjunto de decisiones políticas dirigidas a atacar y castigar a determinados subconjuntos de la población.

El design thinking es cortoplacista. | Los proyectos de design thinking suelen ser trabajos de consultoría concebidos en plazos cortos, con propuestas como resultados, en lugar de implementaciones. El uso de un modelo de consultoría, junto con los ciclos de plazo fijo de la financiación basada en proyectos en los sectores social y de desarrollo internacional, premian la eficiencia y la brevedad. En Design for Social Innovation (Diseño para la innovación social), los diseñadores y educadores Mariana Amatullo, Bryan Boyer, Jennifer May y Andrew Shea estudiaron 45 proyectos de diseño en múltiples sectores a lo largo de seis continentes para determinar qué dimensiones culturales, económicas y organizativas se necesitan para implementar con éxito el diseño para la innovación social. Descubrieron que el impacto a largo plazo del design thinking depende de múltiples factores, entre ellos un enfoque centrado en la velocidad y una comprensión limitada de los sistemas complejos. Por ejemplo, el proyecto Diva Centres de IDEO.org, en el que los adolescentes aprendían sobre salud reproductiva y acceso a métodos anticonceptivos en salones de uñas en Zambia, no consiguió ampliarse debido a las complejidades del financiamiento de la salud pública y los canales de distribución. Los líderes de IDEO e IDEO.org, Jocelyn Wyatt, Tim Brown y Shauna Carey, reflexionaron sobre este proyecto en un artículo de Stanford Social Innovation Review de 2021 con el fin de especular sobre la evolución del design thinking para la innovación social.3 Admitieron que el proyecto Diva Centers no tuvo en cuenta a los múltiples proveedores de servicios públicos y privados, así como los complejos niveles de financiamiento de la salud pública que hicieron que la ampliación del proyecto fuera “prohibitivamente cara y complicada”.





OTROS PAÍSES





PERSONAS


ECOSISTEMA DE LA LONGEVIDAD POSITIVA

HASTA LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL TIENE SESGOS The longevity ecosystem is a multidisciplinary field that develops solutions to the root causes of aging. It includes a variety of factors, such as:

Environments: Physical environments, social and cultural contexts, digital spaces, and built environments that are safe and accessible

Health systems: Preventing and managing age-related chronic conditions

Work, retirement, volunteerism, and education: Investigating the role of these factors in generating a longevity dividend

Lifestyle: Factors such as not smoking, maintaining a healthy weight, getting up and moving, and making healthy food choices

Supplements: Targeted supplements such as senolytics, autophagy inducers, sirtuin activators, antioxidants, and NAD+ enhancers

The longevity market is attracting funding from investors, academic institutions, and governments. Some startups in the longevity economy include Waterlily, which uses an AI platform to help families compare and select long-term care policies.

Healthy longevity can have significant economic benefits. It can save 150 million lives in low- and middle-income countries and extend millions more lives by 2050.


EVENTOS PLATEADOS



The longevity industry is made up of businesses and services that target aging at the cellular or molecular level. The goal is to promote healthy aging and improve quality of life.




EnciclopediaRelacionalDinamica: EcosistemaSilver (última edición 2024-12-16 03:06:40 efectuada por MercedesJones)