Pobreza- ¿Qué es la pobreza?
Trabajemos sobre la pobreza. Pero,tengamos presente que la meta es la equidad
En el diccionario hay algunas descripciones que podrían responder la pregunta. ¿Qué es la pobreza? Pero, antes podríamos hacer el ejercicio de pensar en la equidad.
Mientras tanto copio abajo algunas definiciones de pobreza. Quiero enfatizar que pareciera que no es tan simple definir qué es la pobreza. Hay pobrezas y convendría no simplificar.
DEFINICIÓN DE POBREZA:
- 1. Escasez o carencia de lo necesario para vivir.
- "Una familia tipo necesitó en mayo 2015 ingresos por $ 6.154 para no ser considerada pobre"
- 2. Escasez de una cosa determinada.
- "pobreza de medios; pobreza de vocabulario; pobreza de ingenio"
Ver Definicion ABC http://www.definicionabc.com/social/pobreza.php
Además que la definición del diccionario, querría compartir con ustedes una respuesta posible a la pregunta ¿Qué es la pobreza?
Hay un nivel de respuesta que nos la brinda DanielCerezo (DANIEL CEREZO): https://www.youtube.com/watch?v=rmEGBKXrxNs
Mezclado con lo que dice Daniel sobre la pobreza hay algo que él también contesta: ¿Para que sirven las organizaciones de la sociedad civil? ¿Para qué sirve ser voluntarix? La Fundación Crear Vale la Pena y la profesora de piano de las que habla Daniel son una buena respuesta.
* Ver imágenes pobreza y riqueza: http://www.upsocl.com/comunidad/16-imagenes-que-describen-el-contraste-entre-la-pobreza-y-la-riqueza-en-el-mundo/
PINCELADAS SOBRE LA POBREZA
La pobreza es una situación social y económica caracterizada por una carencia marcada en la satisfacción de las necesidades básicas. Las circunstancias para especificar la calidad de vida y determinar a si un grupo en particular se cataloga como empobrecido suelen ser el acceso a recursos como la educación, la vivienda, el agua potable, la asistencia médica, etc.; asimismo, suelen considerarse como importantes para efectuar esta clasificación las circunstancias laborales y el nivel de ingresos.
La variedad de elementos citada hace que la tarea de medir la pobreza se rija por diversos parámetros. En concreto, existen dos criterios: el llamado “pobreza absoluta” que pone énfasis en las dificultades para alcanzar niveles mínimos de calidad de vida (nutrición, salud, etc.); y el llamado “pobreza relativa”, que pone el acento en la ausencia de los ingresos para la satisfacción de las necesidades básicas, ya sea en parte o en su totalidad.
Las zonas que se registran como más comprometidos con este fenómeno son sin duda las del tercer mundo, destacándose marcadamente las de África, en donde el porcentaje de población por debajo de la línea de pobreza llega a superar al setenta por ciento en algunos países. Les siguen países de Latinoamérica, siendo Honduras la nación en donde las cifras de pobres son más abultadas en relación al total de la población.
A pesar de este predominio de pobres en las naciones subdesarrolladas, aquellos estados del primer mundo también debieron hacer frente a esta problemática, principalmente debido a las olas inmigratorias de personas que buscan mejoras en sus estándares de vida. Así quedó en evidencia que permanecer impávido ante los problemas económicos y sociales del tercer mundo no solo podía entenderse como una postura objetable desde un punto de vista ético, sino como una política contraproducente.
En la actualidad, las personas más afectadas por el flagelo de la pobreza corresponden al sexo femenino, registrándose en este grupo el mayor numero de muertes por hambre.
Recomiendo leer sobre economía civil y explorar a StefanoZamagni
El Dr. Daniel Cassola hace la siguiente reflexión: PolemicoMetodoHolandesParaTerminarConLaPobreza
CÓMO CRECE UN PAÍS?
Akamasoa Argentina- https://www.instagram.com/p/Cshy7JONyDL/?igshid=MTc4MmM1YmI2Ng==
Cuando mirás a escala global, lo que ves es que hay menos pobreza que hace 250 años. Un 10% de la población mundial es pobre y es un número que debe avergonzarnos porque por primera vez en la historia de la humanidad contamos con los medios para erradicarla. Pero también hay 6.000 millones de seres humanos que salieron de la pobreza. ¿Cómo hicieron? Acumularon cuatro capitales. El primero, es el institucional: lo que digo se hace. El segundo, es el financiero: que pueda ingresar dinero y que pueda circular. El capital, nos guste o no, va a ir hacia donde el binomio rentabilidad y seguridad es más alto. La tercera cuestión es el capital físico, la infraestructura. En la Argentina, el 50% de las personas no tienen cloacas y en algunos lugares todavía hay dificultades para acceder al agua potable. El último capital, que son las personas, es el más importante. El 70% del crecimiento económico de un país depende de contar con un recurso humano educado y saludable. Si analizás los datos detenidamente, comprobarás que aniquilamos lo más valioso que debíamos cuidar.
- ¿Cómo se vence entonces a la pobreza?
Lo primero, es respetar la dignidad de las personas. Si yo lo asisto y le regalo cosas, lo estoy convirtiendo en un esclavo. El padre Opeka tiene una frase que es muy contundente: “te quiero tanto que no te voy a regalar nada”, pero acto seguido, trabaja a la par de él. Es muy fácil decir: “trabajá y esforzate"; y no estás dispuesto a construir su casa junto con él, su escuela y el jardín para sus hijos.
- La otra parte fundamental es abordar cada una de las etapas de la vida. Cuando se quiere resolver el tema de la pobreza, el que ejecuta una política suele olvidar que es un problema multicausal y que el abordaje debe ser integral. Lo que hace Pedro en Madagascar es planificar un sitio desde cero y se imagina todo: desde la maternidad al cementerio, el hospital y la vivienda, los centros deportivos y culturales, los lugares de trabajo y para aprender oficios.
- ¿Cuánto tarda en cambiar una persona?
- No lo sé, pero comienza con chispazos de dignidad hasta que se enciende el motor que deberá mantener encendido si desea ser libre.
PADRE PEDRO PABLO OPEKA-
Junto con el amor, el respeto y la oración, mi propuesta tiene tres pilares que son la educación, el trabajo y la disciplina https://es.wikipedia.org/wiki/Pedro_Opeka
- Vulnerabilidad sociodemográfica y dinámica poblacional en Argentina,
1997-2016. González, Leandro M.
- González, Leandro M. (2019). Vulnerabilidad sociodemográfica y dinámica poblacional en Argentina, 1997-2016. V Congreso Internacional "Las caras invisibles de la pobreza. Una mirada integral de la vulnerabilidad?. Instituto de Ciencias para la Familia, Universidad Austral, Buenos Aires
- Conconi, A. y Viollaz, M., "Pobreza, desigualdad y desarrollo: discusión desde el enfoque de la capacidad", en La Era de la Perplejidad. Repensar el Mundo que conocíamos, Madrid, BBVA, 2017.
- El desarrollo, la pobreza y la desigualdad son conceptos diferentes aunque se encuentren intrínsecamente relacionados. Están en el centro del enfoque de capacidad de Amartya Sen y del Enfoque de Desarrollo Humano del Programa de la Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), y todos tienen un notable impacto en el bienestar de las personas.
«Desarrollo» es un término tradicionalmente asociado al crecimiento económico. Esta visión fue puesta en tela de juicio por el enfoque de capacidad de Sen, que introdujo un cambio de paradigma en la forma en que entendemos el desarrollo (Sen 1979a, 1985a, 1985b, 1987, 1989). Su paradigma de desarrollo se apoyaba en dos cambios fundamentales con respecto al enfoque anterior. El desarrollo se centra ahora en la persona como unidad de análisis, en lugar de la economía, y la evaluación del progreso se hace en función de las capacidades y libertades de la gente, en lugar de los ingresos. Por tanto, la pregunta esencial que se plantea al comparar diferentes sociedades es: «¿Qué es lo que cada persona puede hacer y ser?», es decir, el enfoque de Sen va más allá de la media de bienestar en una sociedad y se centra en las oportunidades disponibles para cada individuo. Como señala Nussbaum (2011), el enfoque «se centra en la elección o la libertad de elección, sosteniendo que las sociedades deben promover […] un conjunto de oportunidades en bienes fundamentales, o libertades sustanciales, que la gente puede ejercer, o no». A partir de este cambio de paradigma, surgieron diversas consecuencias prácticas. El enfoque en el individuo significó el paso del concepto de desarrollo al concepto de «desarrollo humano». La comprensión y medición del desarrollo cambió de una única dimensión, es decir, los ingresos, a múltiples dimensiones, esto es, capacidades y libertades. Las múltiples dimensiones del desarrollo humano son flexibles, lo cual implica que cada contexto cultural y nacional puede tener un conjunto diferente de dimensiones relevantes (Sen, 2004). Por último, la formulación de políticas cambió drásticamente, ya que ahora está orientada a mejorar diferentes variables para promover el desarrollo humano, como por ejemplo la educación, la salud y las condiciones de vida, y no solo aumentar el nivel de ingresos de la economía.
El desarrollo humano se describe hoy en día como la expansión de las libertades de la gente, donde el concepto de libertad tiene en cuenta las capacidades que las personas valoran y el empoderamiento del individuo para participar activamente en los procesos de desarrollo en un planeta compartido (Alkire, 2010). Por capacidades se entiende la posibilidad real de lograr algo. Por ejemplo, la capacidad de disfrutar de la atención médica requiere una clínica de salud con personal sanitario y suministros médicos, y que los pacientes no sean rechazados por razones de género, raza, edad o religión.
La ampliación de las libertades y el empoderamiento de las personas no bastan para conceptualizar el desarrollo humano en sí mismo. El desarrollo humano avanzado y duradero tiene lugar dentro de un contexto limitado por: recursos, tiempo, información, tecnología, voluntad política, incertidumbre y capacidad institucional. Por consiguiente, también es necesario introducir algunos principios de procedimiento (Sen, 1979b, 1992, 1996). Por ejemplo, un auge del crecimiento que genere grandes ganancias para los más ricos y mantenga estables los resultados de las clases bajas y medias sería, estrictamente, una expansión del desarrollo humano, porque se ampliarían las capacidades de algunas personas sin afectar negativamente a la libertad de cualquier otro. Sin embargo, si se encontrara una política capaz de generar ganancias para los muy pobres, mientras mantiene los resultados de los más ricos sin cambios, dicha política sería preferible sin duda alguna. Por tanto, los principios de procedimiento ayudan a establecer prioridades y descartar resultados indeseables (Alkire, 2002; Sen, 2009). Ejemplos de estos principios son la reducción de la pobreza, la eficiencia, la equidad, la sostenibilidad, el respeto de los derechos humanos y la responsabilidad.
¿Cuáles son las políticas apropiadas para mejorar el desarrollo humano? El crecimiento económico no es estrictamente necesario y no es, en absoluto, suficiente (Bourguignon et al., 2008). Se han sugerido políticas complementarias para conseguir avances duraderos en materia de desarrollo humano. Estas incluyen instituciones más fuertes, la formación de redes de desarrollo sostenible, una sociedad civil fuerte y participativa, una mayor rendición de cuentas nacional a través de poderes que ejerzan como contrapeso y un aumento del la gobernanza y la responsabilidad globales, con mayor participación internacional en ciertos contextos (PNUD, 1992, 1999, 2002, 2005).
El concepto de pobreza se ha definido tradicionalmente en función de solo una variable monetaria: por lo general, el nivel de ingresos o el consumo. En este enfoque unidimensional, la pobreza se define y se mide como el porcentaje de la población cuyo nivel de ingresos (por ejemplo, el ingreso familiar per cápita o el ingreso familiar ajustado por equivalencia) está por debajo de una línea llamada umbral de pobreza, que se define en términos monetarios.1 El concepto de pobreza también tuvo su impacto en la aproximación de Sen. Según esta, la pobreza es un concepto complejo y multidimensional y, para comprenderlo, se necesita considerar las diversas características y circunstancias individuales. Los pobres suelen carecer no solo de ingresos, sino de educación, salud, justicia, crédito y otros recursos productivos y oportunidades. En este sentido, la pobreza debe ser entendida como la privación de capacidades, todo lo que limite las libertades para lograr algo, y no fijarse tanto en los bajos ingresos. Sen sostiene que la evaluación social debe basarse en el alcance de las libertades que las personas tienen para perseguir los objetivos que ellas mismas valoran. Así, la pobreza se convierte en un «fallo de capacidades»: la falta de capacidad de las personas para disfrutar de los «seres y haceres» esenciales para la vida humana. Este concepto es, inherentemente, multidimensional.
Dos consecuencias inmediatas surgen de la conceptualización de la pobreza, en tanto que privación de capacidades. La primera es el reconocimiento de la asociación negativa entre la pobreza y el desarrollo humano y, en última instancia, entre la pobreza y el bienestar de las personas. La segunda es práctica y entraña problemas de medición. Concebir la pobreza como un fenómeno multidimensional implica varios retos, tanto en términos de requerimientos de información (se necesitan datos sobre las múltiples dimensiones para calcular una medida de pobreza multidimensional) como de juicios de valor (hay que definir la importancia relativa de las diversas dimensiones). Esto es particularmente relevante en el Programa 2030, ya que los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) lanzados en 2015 requieren que los países reduzcan la pobreza en «todas sus formas y dimensiones». Dichos aspectos se tratarán más adelante.
Por último, pero no menos importante, está el concepto de desigualdad que se refiere a cómo ciertas variables se distribuyen entre individuos, grupos de personas o países. La desigualdad se ha centrado desde siempre en medir la distribución de las variables de resultados, como el nivel de ingresos, los logros educativos o el estado de salud de la población, utilizando medidas bien conocidas como el coeficiente de Gini, el índice de Atkinson, el índice de Theil y los ratios de percentiles. El enfoque de capacidad de Sen abordó asimismo el concepto de desigualdad. En el marco de Sen, igualar los resultados no debe ser el objetivo, porque no todas las personas convierten los resultados en bienestar de la misma manera. La relación entre los resultados y el bienestar de las personas depende de circunstancias ajenas al control de los individuos, como la edad, el género, los antecedentes familiares y la discapacidad. También depende de las condiciones sociales, como los sistemas de atención de la salud, los sistemas educativos, la prevalencia de la delincuencia y las relaciones comunitarias, entre otros factores. Por tanto, el objetivo debe ser igualar las oportunidades que las personas tienen para ejercer sus libertades, y no los resultados que obtienen. En este marco, la desigualdad de oportunidades se considera una limitación para las opciones y libertades de los individuos, lo cual repercute de forma negativa en su desarrollo y bienestar (PNUD, 2005).
En resumen, el desarrollo humano, la pobreza y la desigualdad son básicamente conceptos multidimensionales y centrados en el individuo. Todos ellos se fundamentan, aunque de diferente forma, en las capacidades individuales que tienen un impacto final en el bienestar de las personas. El desarrollo humano implica ampliar el conjunto de capacidades; la pobreza se refiere a la privación de capacidades, mientras que la desigualdad implica a personas que deberán elegir entre diferentes habilidades y diferentes libertades. Todos estos conceptos han sido moldeados por el enfoque de capacidad de Sen, que produjo cambios drásticos en la formulación de políticas y desafíos de medición importantes. ASPECTOS DE MEDICIÓN: ADICIÓN DE LAS DIFERENTES DIMENSIONES La aparición del enfoque de capacidad de Sen como un nuevo paradigma para entender el desarrollo humano, la pobreza y la desigualdad significó un cambio en las medidas utilizadas para captar estos conceptos. El desarrollo ya no se concibe ni se mide como PIB o renta per cápita, las medidas monetarias de pobreza ya no son suficientes y la desigualdad se está extendiendo a otras dimensiones (Drèze y Sen, 2013).
Desde principios de los 90 se han introducido medidas innovadoras. La mayoría comparten características que permiten comparar entre países e incluir múltiples dimensiones en su cálculo. Algunas de ellas son el Índice de Desarrollo Humano (IDH)2, el Coeficiente de Desigualdad Humana3 y el Índice de Pobreza Multidimensional (IPM)4.
Todas estas medidas difieren en dos aspectos importantes. En primer lugar, se diferencian en la población concreta que pretenden medir, es decir, la población de un estado, país, región o un subgrupo particular. Algunos indicadores se centran en el tamaño o el nivel general de logros entre la población analizada. Por ejemplo, podemos calcular el total de ingresos o el total de años de escolarización de cada individuo de la población. Normalmente, se calcula la media para permitir la comparación entre grupos. Siguiendo el ejemplo, calcularíamos los ingresos per cápita o el promedio de años de escolarización de la población. Otras medidas se centran en la difusión o alcance de la distribución de los logros. Este tipo de medidas reflejan la igualdad o desigualdad en la distribución de logros para una población concreta. Finalmente, otras medidas captan la base de la distribución o la proporción de la población que presenta un nivel inaceptablemente bajo de logros, con relación a unos patrones prestablecidos.
El IDH es un ejemplo de medida de tamaño. El IDH actual se basa en la RNB (renta nacional bruta) per cápita, el promedio de años de escolarización, la esperanza media de vida académica y la esperanza de vida media. Cada una de estas dimensiones señala el promedio de logros en una población. Los índices, como el de Gini, el de Atkinson, el de Theil, o la proporción de 90:10, son las medidas de tipo de distribución que ofrecen información sobre la desigualdad de los logros en una sociedad. Un ejemplo reciente de índice de propagación es el Coeficiente de Desigualdad Humana, que se ha incluido en los Informes de Desarrollo Humano junto con el IDH desde 2014. Este índice se calcula como el promedio no ponderado de desigualdad observada en las tres dimensiones que componen el IDH (educación, salud e ingresos), en la que dicha desigualdad se mide según el índice de Atkinson. Por último, el IPM es una medida de base que capta la naturaleza y magnitud de las privaciones en salud, educación y nivel de vida de cada hogar. La distinción entre tamaño, distribución y medidas de tipo base es importante. En la práctica, proporcionan información sobre diferentes aspectos de los logros de una población y, lo que es más importante, no hay necesidad de elegir entre unas y otras. Por el contrario, se complementan entre sí (PNUD, 2010, Alkire y Santos, 2014).
En segundo lugar, estas nuevas medidas difieren también en su estructura principal, e incluyen cuatro características metodológicas: análisis dimensional, descomposición, enlaces entre dimensiones y esquemas de ponderación. En cuanto al análisis dimensional, el IDH, lanzado en 1990, fue la primera medida que empleó múltiples dimensiones en sus cálculos. Además de los ingresos, incluía información sobre educación y salud. Con el tiempo, las variables utilizadas para describir el desarrollo humano se extendieron hasta incluir otros elementos de interés como los derechos políticos, la libertad de acción, la productividad, la paridad de género y la sostenibilidad, entre otros (Alkire, 2010).
La «descomposición» de una medida se refiere a la posibilidad de desglosarla por variables relevantes, tales como género, grupo de edad, etnia, área rural o urbana y discapacidad, entre otros (Alkire y Foster, 2016). Este ejercicio es notablemente valorado por quienes formulan políticas; la información sobre las variaciones que tienen lugar dentro de un país, puede dar forma a sus respuestas políticas. Asimismo, la variable de descomposición es necesaria para definir quiénes son los más pobres entre los pobres y cómo su situación va cambiando. Esto es esencial para cumplir con los ODS, y su premisa de “no dejar a nadie atrás”. El IPM es un ejemplo de medida que satisface la variable de descomposición, ya que puede desagregarse por cualquier subgrupo para el que los datos sean representativos. En la sección 4 se presenta el IPM por regiones, grupos de países clasificados por nivel de ingresos, grupos de edad y discapacidades.
La variable metodológica de los vínculos, entre las dimensiones que también analiza cuáles son los logros alcanzados simultáneamente por individuos. Esta característica está presente en las medidas multidimensionales basadas en el recuento, como el IPM. Este índice es una medida multidimensional agregada y global que se puede desglosar para mostrar qué personas están experimentando la misma privación al mismo tiempo. Esto es posible porque la construcción del IPM comienza a nivel de individuo o de hogares, y construye un perfil de sus privaciones para cada dimensión e individuo. A partir de este perfil, una persona se identifica como pobre/no pobre. Por el contrario, las medidas compuestas solo ofrecen una comprensión indirecta de los vínculos entre dimensiones porque combinan diferentes indicadores agregados que pueden provenir de diferentes encuestas. El IDH es un ejemplo de medida compuesta.
La última variable metodológica se refiere al vector de ponderación aplicado con el fin de agrupar diferentes dimensiones. En la práctica, la gente puede estar en desacuerdo sobre qué pesos utilizar. La gente es muy diversa, y los valores pueden diferir entre personas y también en la misma persona con el paso del tiempo (Sen, 2009). Sin embargo, no es necesario que la gente se ponga de acuerdo sobre un conjunto de pesos. Lo importante es que cualquier recomendación política debe resistir una serie de pesos plausibles, y el vector de ponderación utilizado debe ser explícito y fácil de entender (Alkire et al., 2011).
Las siguientes secciones toman el IPM como ejemplo de medida que sigue el nuevo paradigma de desarrollo. Este índice se apoya en el reconocimiento de que la pobreza tiene muchas formas y que se necesitan medidas que complementen los índices tradicionales de pobreza. ÍNDICE DE POBREZA MULTIDIMENSIONAL: LA TEORÍA Hasta hace poco, muchos países solo entendían la pobreza como la falta de ingresos o el bajo consumo. Pero ningún indicador puede captar los múltiples aspectos de la pobreza. El IPM Global es una medida internacionalmente comparable de pobreza aguda desarrollada por la OPHI y la Oficina de Información sobre Desarrollo Humano de Naciones Unidas. El IPM Global complementa la medición monetaria de la pobreza al reflejar las privaciones simultáneas y agudas que enfrentan a los individuos en otros campos que también son esenciales para garantizar una vida digna. Siguiendo el IDH, el IPM comparte los mismos tres ámbitos: educación, salud y nivel de vida. El IPM Global fue lanzado en 2010, y ha sido actualizado regularmente y publicado en cada Informe de Desarrollo Humano posterior.
El IPM Global es una adaptación particular de la ratio de recuento ajustada (M0) propuesta en Alkire y Foster (2011) y elaborada en Alkire et al. (2015). La metodología Alkire-Foster (AF) establece un marco general para medir la pobreza multidimensional, aunque también se adecúa para medir otros fenómenos (Alkire y Santos, 2013). Con el método AF, muchas decisiones clave se dejan en manos del usuario, como la selección de la unidad de análisis, las dimensiones, los límites de privación (para determinar cuándo una persona está privada en un ámbito), la ponderación (para indicar la importancia relativa de las diferentes privaciones) y el límite de la pobreza (para determinar cuándo una persona tiene suficientes privaciones para ser considerada pobre). Esta flexibilidad permite que la metodología presente muchas aplicaciones diversas, aunque se ha utilizado principalmente para medir la pobreza multidimensional.
Método Alkire-Foster. Alkire y Foster (2011) proponen una metodología basada en el método de recuento, que hace ajustes en la familia tradicional de indicadores FGT para llevarla a un espacio multidimensional. Esta metodología introduce dos puntos de corte en la etapa de identificación de la pobreza.5
En primer lugar, se selecciona el conjunto de indicadores que se consideran en la medida multidimensional. Los datos de todos los indicadores deben estar disponibles para el mismo hogar. La matriz de logros contiene entonces el nivel de logro de cada hogar, en cada indicador incluido en la medida. Luego, es necesario establecer los límites de privación para cada indicador, es decir, el nivel de logro considerado suficiente (normativamente) para no ser desfavorecido en cada indicador. Después de aplicar estos puntos de corte, cada hogar se identifica como privado o no privado en cada indicador. Más formalmente, donde Xij es el valor de logro del hogar i en el indicador j; zj es el umbral de corte de privación para el indicador j, y image_extract1_96 es una variable dicotómica con valor = 1 (si el hogar i está desfavorecido en el indicador j, y valor = 0 de lo contrario). La matriz de logros se transforma a continuación en la matriz de privación, que contiene las variablesimage_extract1_96 para cada indicador/hogar.
En esta etapa, se aplica la ponderación o valor relativo que tiene cada indicador, de modo que estos sumen a uno o 100%. De esta manera, las variables dicotómicas que toman los valores 0 o 1 se multiplican por el peso de cada indicador para obtener la matriz de privación ponderada.
Como indican Alkire y Foster (2011), «los puntos de corte específicos de dimensión no bastan para identificar quién es pobre; debemos considerar criterios adicionales que miren a través de las dimensiones para llegar a una especificación completa del método de identificación»6. Para ello, una vez establecida la privación en cada indicador, este método cuenta el número de atributos en los que el hogar i se ve privado: el vector de conteo, Ci, representa entonces la suma de las privaciones ponderadas a que se enfrenta cada hogar.
Aquí se establece el segundo umbral k. Define quién es multidimensionalmente pobre y quién no. En otras palabras, k representa el número mínimo de indicadores ponderados de los que un hogar debe ser privado para ser considerado como multidimensionalmente pobre. Así, tenemos: donde Xij es el valor de logro del hogar i en el indicador j; zj es el umbral de corte de privación para el indicador j, y image_extract1_96 es una variable dicotómica con valor = 1 (si el hogar i está desfavorecido en el indicador j, y valor = 0 de lo contrario). La matriz de logros se transforma a continuación en la matriz de privación, que contiene las variablesimage_extract1_96 para cada indicador/hogar.
En esta etapa, se aplica la ponderación o valor relativo que tiene cada indicador, de modo que estos sumen a uno o 100%. De esta manera, las variables dicotómicas que toman los valores 0 o 1 se multiplican por el peso de cada indicador para obtener la matriz de privación ponderada.
Como indican Alkire y Foster (2011), «los puntos de corte específicos de dimensión no bastan para identificar quién es pobre; debemos considerar criterios adicionales que miren a través de las dimensiones para llegar a una especificación completa del método de identificación»6. Para ello, una vez establecida la privación en cada indicador, este método cuenta el número de atributos en los que el hogar i se ve privado: el vector de conteo, Ci, representa entonces la suma de las privaciones ponderadas a que se enfrenta cada hogar.
Aquí se establece el segundo umbral k. Define quién es multidimensionalmente pobre y quién no. En otras palabras, k representa el número mínimo de indicadores ponderados de los que un hogar debe ser privado para ser considerado como multidimensionalmente pobre. Así, tenemos:
- Cinco medidas para alcanzar la equidad
https://fen.uahurtado.cl/2010/noticias/cinco-medidas-para-alcanzar-la-equidad/
- ¿Qué es la equidad de la que tanto se habla en tiempos de campaña? Según el Banco Mundial, el concepto tiene dos características: igualdad de oportunidades y no-privación absoluta. Es decir: nivelar el campo de juego a través de políticas públicas necesarias para asegurar que las personas no dependan, en lo que se refiere a nivel educacional y salarios, de sus condiciones o circunstancias iniciales, sino del esfuerzo. No-privación absoluta, por otra parte, es generar un piso mínimo social, sin consideraciones de esfuerzo, que evite que las personas estén en situación de privación absoluta.
Equidad no es sinónimo de igualdad. Tener como objetivo social mejores indicadores de igualdad (un coeficiente de Gini más bajo, por ejemplo), es diferente a lo explicado en el párrafo anterior. Ambos objetivos se cumplen con estrategas diferentes. Sin embargo, es cierto que una sociedad con mayor equidad será una sociedad más igualitaria.
Las encuestas de percepción indican que en Chile, como en el resto de América Latina, la pobreza y la desigualdad no son deseables. De hecho, la encuesta Latinobarómetro 2001 indica que en Chile el 88.5% cree que vive en una sociedad injusta o muy injusta. A su vez, el 84.9% de las personas en América Latina cree que la sociedad en la que vive es injusta o muy injusta.
Más aún: las encuestas de percepciones sugieren, valga la redundancia, que las percepciones promedio sobre justicia y equidad son parecidas entre América Latina y Europa, pero contrastan con las de Estados Unidos. En este sentido (ver cuadro siguiente), Chile se encuentra levemente alejado de Europa y más lejos de las percepciones en Estados Unidos.
En particular, en Chile el 55.6% de los encuestados cree que los más pobres están en esta situación por vivir en una sociedad injusta, y en menor medida piensan que esa condición es resultado de un menor esfuerzo. En Europa, el 63.3% cree que la situación de pobreza se debe a que la sociedad es injusta, mientras que en América Latina el 65.8% cree en esta situación. En Estados Unidos, sin embargo, el 38.8% cree que la situación de pobreza se debe a que la sociedad da un trato injusto, y el 61.2% cree que se debe al bajo esfuerzo.
Además, tanto en Chile como en América Latina la mayoría de los encuestados cree que los pobres están atrapados en su condición: el 58.5% cree los pobres tienen pocas oportunidades para escapar de la pobreza. En América Latina este porcentaje es 62%, en Europa es 60.2% y en Estados Unidos es 29.5%.
Finalmente, 58.7% de los chilenos cree que la respuesta del Gobierno es inadecuada, comparado a un 41.8% en Estados Unidos.
- Día del Niño: la cruda realidad que atraviesan los chicos en la Argentina
- Para Ambito.com | Por Candela Morena-18 de agosto 2024
- Existen varios desafíos críticos que afrontan los niños que viven en sectores de vulnerabilidad. Cuáles son los principales y qué decisiones deben tomarse para hacerle frente a la problemática.
- Por el Día del Niño -fecha que se celebra cada tercer domingo de agosto- muchos chicos recibirán regalos. Sin embargo, muchos otros viven una dura realidad en una Argentina, donde el recibir un obsequio para conmemorar la importancia de la niñez y el juego parece muy lejano.
- De acuerdo a un informe realizado por el Observatorio del Desarrollo Humano y la Vulnerabilidad de la Universidad Austral, liderado por la investigadora María Sol González, más del 60% de los niños menores de 4 años crecen en condiciones habitacionales precarias, con escaso acceso a la educación y la salud.
- En el marco de la fecha conmemorativa, es importante hacer foco en los desafíos que afrontan los niños que viven en sectores de vulnerabilidad y en la necesidad de políticas públicas que apunten a mitigar la problemática.
- Los principales puntos críticos se encuentran en la educación, la salud y el hábitat, aunque también son importantes la estimulación que reciben durante los primeros años y los métodos de disciplina con los que crecen.
- La realidad que viven los chicos en relación con la educación
Según el informe titulado "Primera Infancia en Argentina: Un análisis multidimensional de desafíos y oportunidades”, más de un tercio de los niños entre 3 y 4 años nunca asistió a un establecimiento educativo formal.
Para comprender más sobre el problema que implica este número, Ámbito consultó con la licenciada en Psicopedagogía. María Gimena Chelini, quien trabaja en el Equipo de Orientación Escolar (E.O.E) de dos escuelas, como Orientadora de los Aprendizajes (O.A).
Según la especialista, la ausencia de los niños en los establecimientos de educación inicial es una realidad. “Muchas veces algunas familias no le dan la importancia que deberían darle a la educación de los niños. Olvidando que es obligatorio realizar nivel inicial y garantizarles el derecho a la educación". Sobre los motivos de esto explicó que las familias inscriben a los niños en establecimientos educativos, pero luego no pueden sostener la regularidad, convirtiendo al chico en un estudiante ausentista o con asistencia discontinua a clases. Las razones de esta situación son el no poder solventar los gastos en útiles y materiales necesarios o porque sus padres no están alfabetizados o no han finalizado sus estudios.
En esa misma línea, la especialista puntualizó en los desafíos que deben enfrentar los niños que no transitan el nivel inicial y sostuvo que las dificultades por lo general se encuentran “a la hora de adquirir nuevos contenidos pedagógicos o realizar las actividades propuestas”.
Chelini mencionó el rol de las familias como algo fundamental para garantizar el derecho a la educación de sus hijos. Generalmente, el círculo cercano suele naturalizar la ausencia a clases de los niños y luego se convierte en una situación difícil de revertir. De esta manera: "Aquel niño o niña que tuvo una asistencia discontinua en el nivel inicial, es probable que también lo tenga en los demás niveles". Por estos motivos, la psicopedagoga recalca la importancia de trabajar con las familias con el fin de poder identificar y abordar la situación de la deserción o ausentismo escolar. Además, es fundamental brindarles "recursos y propuestas que favorezcan el vínculo en pos de favorecer, acompañar y garantizar la trayectoria educativa de los estudiantes".
El acceso a servicios de salud, otro de los desafíos que enfrentan los niños en Argentina Para atender las necesidades básicas de la primera infancia, existe un sistema de salud insuficiente. El informe indica que la mitad de los niños de entre 0 y 4 años depende exclusivamente del sector público para su atención médica y que casi 1 de cada 10 no asistió a una consulta médica.
Además, entre los motivos se destaca que el 61,1% de los padres no llevaron a sus hijos a los controles porque no lo consideran necesario. María Clara Malacalza, perito psicóloga que trabaja en el equipo técnico del Juzgado de Familia N°2 del Departamento Judicial de Zárate Campana, dialogó con este medio y explicó que en la actualidad "las personas a cargo de niños no poseen acceso eficiente a la salud tampoco para sí mismos como usuarios del sistema". Al mismo tiempo, señaló que, por parte de los padres, también "hay poca instrucción para utilizar los espacios de salud", algo que resulta un requisito obligatorio y que se convierte en una "vulneración de un derecho" al no tener los controles necesarios.
En cuanto a las políticas públicas necesarias para empezar a cambiar esta problemática, Malacalza sostuvo que "hay escasos recursos puestos en acceso a terapias de salud mental como psicología, psiquiatría infantil como otras terapias de estimulación temprana y en el desarrollo del niño". Por esa razón, es necesario una psicoeducación en pautas de crianza y orientación a los padres tanto a nivel nacional como provincial y municipal.
Las preocupantes condiciones habitacionales en las que crecen los niños Las condiciones de vivienda en las que crecen los niños cumplen un papel fundamental en el desarrollo integral de la primera infancia. Tal y como indica el informe de la Universidad Austral, "casi 3 de cada 10 niños viven en hogares con materiales precarios en techos o pisos, y 2 de cada 10 lo hacen en condiciones de hacinamiento". Además, más del 60% de los niños no tienen acceso a alguno de los servicios básicos como agua, gas o desagües cloacales, lo que compromete su salud y desarrollo integral. Paula Porrez, licenciada en Psicología, explicó a Ámbito cómo influye esto en la calidad de vida de los chicos.
"Vivir en hogares con materiales precarios influye en la calidad de vida y puede ocasionar problemas de salud, por ejemplo, observo que viviendas con paredes sin revocar que producen humedad generan broncoespasmos y problemas respiratorios en niños con predisposición; en cambio, vivir en condiciones de hacinamiento afecta a la salud mental y disminuye las oportunidades de estimulación". Estimulación y métodos de disciplina Las condiciones de vivienda se relacionan con la estimulación y métodos de disciplina que reciben los niños durante sus primeros años de vida. Porrez hizo referencia a esto y explicó que el hacinamiento influye en la estimulación por múltiples razones: "Desde afectar la privacidad de los mayores exponiendo a los menores a ver y escuchar cosas que no deberían, hasta no tener el espacio necesario para su desarrollo psicomotor".
En tanto, María Clara Malacalza indicó que, en situación de aglutinamiento y hacinamiento, se puede observar que los niños resultan "víctimas de manera directa o indirecta de problemas de violencia de sus familiares convivientes". Según el estudio, las formas de disciplinar a los niños y niñas se evalúan mediante cuatro indicadores: métodos no violentos, agresiones verbales, castigo físico y castigo físico severo.
Los datos obtenidos de la investigación, revelaron lo siguiente: Casi 8 de cada 10 niños (79,1%) entre 1 y 4 años experimenta disciplina no violenta. 4 de cada 10 niños (43,2%) recibieron alguna vez agresiones verbales. 3 de cada 10 (34,4%) experimentaron castigos físicos. Casi 1 de cada 10 (7,4%) sufrió castigo físico severo. Los resultados reflejan que la mayoría de los niños reciben formas positivas de disciplina, aunque aún existe una proporción que atraviesan métodos que pueden ser dañinos. Sobre esto, Paula Porrez sostiene que es de suma importancia "educar desde la palabra" y establecer reglas que, al transgredirlas, no impliquen castigos físicos ni agresión verbal. Llevar a cabo estas prácticas "crea las condiciones para el desarrollo de un individuo sano, con valoración propia y capacidad de resolver los problemas o desacuerdos de manera pacífica, dialogando. De lo contrario, estamos generando niños con problemas emocionales varios como puede ser baja autoestima, miedos o mucha ansiedad, con dificultad para confiar en el otro, que reaccionan con agresividad e impulsividad ante cualquier situación conflictiva".
Como una de las posibles soluciones a esta problemática, la psicóloga mencionó como punto de partida que los progenitores puedan acceder a contención e información acerca de las etapas del desarrollo, tanto para comprenderlas como para tener herramientas para estimular a sus hijos. "Esto se puede hacer desde las salitas en los barrios brindando charlas a las familias, a través del pediatra y las maestras de inicial, abarcando desde la nutrición hasta el desarrollo físico y emocional", afirmó.
Y agregó que otro punto importante es extender la licencia por maternidad que favorece la creación del vínculo entre madre e hijo. Desarrollo infantil: la necesidad de implementar políticas públicas integrales Teniendo en cuenta lo aportado por las expertas y los resultados que arrojó la investigación del Observatorio del Desarrollo Humano y la Vulnerabilidad de la universidad, queda expuesta la necesidad de implementar políticas públicas integrales para mejorar las condiciones en las que crecen los niños en Argentina.
"Mejorar las condiciones de vivienda, ampliar el acceso a la educación temprana, fortalecer los servicios de salud preventiva, promover la estimulación y la lectura en el hogar, y educar a las familias sobre métodos de crianza positivos", son los puntos que se mencionan en el informe como fundamentales para garantizar un desarrollo óptimo en la primera infancia. Discapacidad, otro tema a abordar: la escasa oferta de juguetes didácticos y adaptados Otra realidad que atraviesan los niños durante su infancia y de la que poco se habla es sobre la escasa oferta en el mercado de los juguetes didácticos y adaptados dirigidos especialmente para estimular a aquellos niños con discapacidad. Si bien, actualmente existen más propuestas y actividades lúdicas, todavía se dificulta que todos tengan acceso a las mismas.
El juego es de suma importancia en el desarrollo de todas las personas. Con el paso del tiempo, ayuda a desarrollar habilidades sociales, usar la imaginación, explorar el medio ambiente, expresar su visión del mundo, desarrollar su creatividad e interactuar con sus pares y los adultos.
Para los niños con discapacidad, los juguetes que buscan la inclusión son los que pueden ser utilizados por todos los niños sin importar las características físicas, psíquicas, cognitivas, afectivo emocionales, sociales, sexuales, culturales o raciales. Sin embargo, todavía hay poca oferta y no todos pueden acceder a ellos. El juego es de suma importancia en el desarrollo de todas las personas. Con el paso del tiempo, ayuda a desarrollar habilidades sociales, usar la imaginación, explorar el medio ambiente, expresar su visión del mundo, desarrollar su creatividad e interactuar con sus pares y los adultos.
Para los niños con discapacidad, los juguetes que buscan la inclusión son los que pueden ser utilizados por todos los niños sin importar las características físicas, psíquicas, cognitivas, afectivo emocionales, sociales, sexuales, culturales o raciales. Sin embargo, todavía hay poca oferta y no todos pueden acceder a ellos.
Daniela Aza, comunicadora e influencer de la discapacidad, nació con Artrogriposis Múltiple Congénita, una condición que afecta a las articulaciones generando contracturas. Según contó, su discapacidad nunca fue un límite para disfrutar de su niñez ya que siempre encontraba un lugar para el juego, para que se "percibiera capaz y autosuficiente".
En esa misma línea, se refirió a la importancia de los juguetes y expresó: “Muchas veces los niños con discapacidad quedan relegados a terapias, rehabilitación o cirugías olvidándonos que también son niños”.
Ante la consulta sobre la importancia de los juguetes inclusivos para los niños con discapacidad, Paola Porraz sostuvo que, siempre dependiendo del tipo de condición y cómo afecta a cada individuo y su familia, "la mejor opción es realizar cualquier actividad que sepamos que disfrute nuestro hijo, brindarle tiempo de calidad y atención plena; que sienta que estamos disponibles para él".
- AGOSTO, 2024
- AUMENTÓ LA INDIGENCIA EN LA INFANCIA: CADA VEZ MÁS CHICAS Y CHICOS VIVEN EN LA POBREZA EXTREMA
- Buenos Aires, 12 de marzo de 2024.- La indigencia en niñas y niños en Argentina aumentó al 14,3% en el primer semestre de 2023, lo que equivale a 1,8 millones de chicas y chicos, 250 mil más en comparación a 2022, según un informe de UNICEF publicado hoy. Más aún, de acuerdo con estimaciones del organismo, el escenario se habría agudizado hacia finales del año pasado hasta alcanzar al 19,4% de la población infantil. Son 630 mil chicas y chicos más que viven en hogares que no cubren la canasta básica de alimentos.
En tanto, la pobreza monetaria afecta al 57,0% de niñas y niños, lo que equivale a 7,1 millones de chicas y chicos. Algunos de ellos se encuentran incluso en situaciones de mayor vulnerabilidad: la pobreza se eleva cuando los referentes del hogar tienen muy bajo clima educativo (83%), en los casos de hogares monomarentales (68%) o cuando residen en barrios populares (84%).
En este contexto, el presupuesto nacional destinado a niñez muestra, al día de hoy, una caída del 75% en términos reales, según tres nuevos informes de UNICEF basados en cifras oficiales que abordan la pobreza monetaria y las privaciones vinculadas a derechos en niñas y niños; el presupuesto destinado a la infancia; y la suficiencia de las políticas de protección de ingresos. "El presupuesto constituye una herramienta clave para aportar elementos desde la política fiscal que garanticen el cumplimiento de los derechos de la infancia y la adolescencia”, explicó Luisa Brumana, Representante de UNICEF Argentina, al presentar los informes enmarcados en los monitoreos sobre la situación de la niñez y la adolescencia que realiza la organización de forma continua desde 2016. “Con esta información, buscamos contribuir a la toma de decisiones de los gobiernos, en cumplimiento con los planes de trabajo acordados con el Estado nacional, y a partir del mandato establecido en la Convención de los Derechos del Niño", señaló.
La implementación de políticas nacionales claves para la infancia presenta signos de alerta en lo que va de 2024. Por un lado, se registra un número importante de iniciativas que muestran niveles de ejecución nulos o casi nulos (fortalecimiento edilicio de jardines de infantes, Plan Nacional de Primera Infancia, entre otros). Por el otro, la Asignación Universal por Hijo –AUH- y la Prestación Alimentar muestran niveles de ejecución elevados para el momento del año debido a que los montos previstos en el presupuesto actual –prorrogado de 2023- no son suficientes para hacer frente a las necesidades de financiamiento que se requieren para dar cobertura a las familias a lo largo de todo el año.
Las políticas de protección de ingresos resultan centrales para mitigar los niveles de pobreza: sin estos programas alrededor de 270 mil niñas y niños más vivirían en la pobreza y más de 1 millón pasarían a ser indigentes. “De mantenerse las tendencias actuales, la prevalencia de la pobreza monetaria en la niñez y la adolescencia para el primer trimestre de 2024 alcanzaría valores en torno al 70%, mientras que la indigencia llegaría al 34%, con repercusiones en el bienestar actual y de largo plazo”, sostuvo Sebastián Waisgrais, Especialista en Inclusión Social y Monitoreo de UNICEF Argentina. “En un contexto de vulnerabilidad social y elevados niveles de pobreza infantil, es importante sostener las partidas presupuestarias destinadas a las políticas de protección de ingresos a los hogares. Si bien hubo señales positivas en este sentido, es clave maximizar los esfuerzos para mejorar la cobertura y suficiencia de las prestaciones”, subrayó.
Los aumentos establecidos a principios del año del 100% en los montos de la AUH y la Prestación Alimentar contribuyeron a mitigar el impacto de los incrementos de precios en los hogares en situación de pobreza. Sin embargo, durante los últimos años, la capacidad de compra de ambas prestaciones evidencia una significativa caída. En la actualidad, la AUH representa el 45% de la Canasta Básica Alimentaria y el 21% de la Canasta Básica Total, y la Tarjeta Alimentar enfrenta una situación similar. Los informes presentados hoy mencionan la necesidad de un nuevo mecanismo de actualización de las prestaciones que integre la variación de precios y replantee el esquema de las condicionalidades vigente para acceder a estos programas. Los análisis publicados hoy forman parte de una serie de informes generados por UNICEF: en los últimos siete años, presentó a las autoridades nacionales, provinciales, locales y al público en general, siete análisis sobre los niveles y determinantes de la pobreza infantil en Argentina; cinco documentos sobre la inversión social dirigida a la infancia realizada por el Estado argentino y cinco informes de análisis del presupuesto nacional con foco en niños, niñas y adolescentes para el debate parlamentario; cuatro estudios sobre las políticas de protección de ingresos a los hogares con niños con foco en la cobertura y suficiencia de estas políticas; siete encuestas rápidas sobre las condiciones de vida de niñas y niños, entre otros esfuerzos de generación de evidencia robusta y representativa.
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En UNICEF trabajamos en algunos de los lugares más difíciles para llegar a los niños y las niñas más desfavorecidos del mundo. Para salvar sus vidas. Para defender sus derechos. Para ayudarles a alcanzar su máximo potencial. En 190 países y territorios, trabajamos para cada niño y niña, en todas partes, cada día, para construir un mundo mejor para todos y todas. Y nunca nos rendimos. Para obtener más información sobre UNICEF y su labor en favor de los niños y las niñas, visite https://www.unicef.org/argentina/.
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