Edgard Morin nació en París en 1921. Actor político independiente, sociólogo de la contemporaneidad, creador del denominado «pensamiento complejo», es director de investigación emérito en el Centro nacional de investigación científica, donde preside el comité Ciencias y ciudadanos. Su obra publicada en español abarca numerosas vías de exploración: El cine, o el hombre imaginario (Seix Barral, 1961; 1975), El espíritu del tiempo (1966), Autocrítica (1976), La ecología de la civilización técnica (1981), Para salir del siglo XX (1982), Ciencia con consciencia (1984), Qué es el totalitarismo (1985), El método (1992), El paradigma perdido (1992), Tierra-patria (1993), El hombre y la muerte (1994), Introducción al pensamiento complejo (1994), Sobre la interdisciplinaridad (1995), Sociología (1995), Pensar Europa (1998).

' ' Me sorprendió la pandemia pero en mi vida, acostumbro a ver llegar lo inesperado. La llegada de Hitler fue inesperada para todos. El pacto germano-soviético fue inesperado e increíble. El comienzo de la guerra de Argelia ha sido inesperado. Solo viví por lo inesperado y costumbre de las crisis. En este sentido, estoy viviendo una nueva crisis enorme pero que tiene todas las características de la crisis. Es decir, por un lado, suscita imaginación creativa y suscita miedos y regresiones mentales. Todos buscamos la salvación providencial, pero no sabemos cómo.

Hay que aprender que en la historia lo inesperado sucede y se repetirá. Pensábamos que vivíamos certezas, estadísticas, predicciones y la idea de que todo era estable, cuando todo ya estaba empezando a entrar en crisis. No nos dimos cuenta. Debemos aprender a vivir con la incertidumbre, es decir, tener el valor de enfrentar, estar preparados para resistir las fuerzas negativas.

La crisis nos vuelve más locos y más sabios. Una cosa y otra. La mayoría de la gente pierde la cabeza y otras se vuelven más lúcidas. La crisis favorece a las fuerzas más contrarias. Deseo que sean las fuerzas creativas, las fuerzas lúcidas y las que buscan un nuevo camino, las que se imponen, aunque todavía estén muy dispersas y débiles. Podemos indignarnos con razón, pero no debemos encerrarnos en la indignación.

Hay algo que olvidamos: hace veinte años comenzó un proceso de degradación en el mundo. La crisis de la democracia no es sólo en América Latina, sino también en los países europeos. El dominio del beneficio ilimitado que controla todo es en todos los países. Igual que la crisis ecológica. La mente debe enfrentar las crisis para dominarlos y superarlos. Si no, somos sus víctimas.

Hoy vemos instalarse elementos de totalitarismo. Este ya no tiene nada que ver con el del siglo pasado. Pero tenemos todos los medios de vigilancia de drones, celulares, reconocimiento facial. Hay todos los medios para surgir un totalitarismo de vigilancia. El problema es evitar que estos elementos se reúnan para crear una sociedad totalitaria e invivible para nosotros.

En vísperas de mis 100 años, ¿qué puedo desear? Deseo fuerza, valentía y lucidez. Necesitamos vivir en pequeños oasis de vida y hermandad."


Reencuentro, núm. 65, diciembre, 2012, pp. 38-51 Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco Distrito Federal, México https://www.redalyc.org/pdf/340/34024824006.pdf