Defenderla del pasmo y de las anestesias De los pocos neutrales y los muchos neutrones De los graves diagnósticos y de las escopetas Defender la alegría como un estandarte Defenderla del rayo y la melancolía De los males endémicos y de los académicos Del rufián caballero y del oportunista Defender la alegría Defender la alegría Defender la alegría Defender la alegría como una certidumbre Defenderla a pesar de Dios y de la muerte De los parcos suicidas y de los homicidas Y del dolor de estar absurdamente alegres Defender la alegría como algo inevitable Defenderla del mar y las lágrimas tibias De las buenas costumbres y de los apellidos Del azar y también También de la alegría


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